domingo, 15 de diciembre de 2013

AJUSTE SALARIAL SAQUEOS Y ALGO MÁS

AJUSTE SALARIAL SAQUEOS Y ALGO MÁS

Cuando comenzaron los acuartelamientos de la policía de Córdoba, nadie pensaba que podía llegar tan lejos la demanda de unos cuantos uniformados  en su legítimo reclamo salarial. A decir verdad, no es la primera vez que esto ocurre y que no pasa de ser, luego de algunas conversaciones y cálculos numéricos, una simple anécdota más de la compleja forma de efectuar reclamos salariales de quienes no tienen una agremiación  tradicional como el resto de los trabajadores argentinos (hecho similar sucedió con los gendarmes recientemente)

El episodio comienza a tomar dimensiones desconocidas cuando aprovechando las zonas liberadas por los uniformados acuartelados, grupos de saqueadores comienzan a abalanzarse sobre cuanto botín sin custodia se encuentra en su camino; allí había de todo, necesitados, delincuentes comunes y delincuentes interesados dicen, estimulados por la policía en conflicto.  

Es sabido que en los últimos años de deterioro institucional  (desde diciembre de 2001) en nuestro país, grandes segmentos de gente carenciada, busca más allá de la ayuda que significan los planes que entrega el gobierno nacional, un plus que les permita pasar las fiestas de fin de año con algún nivel de dignidad posible; pero la generalización del conflicto comenzó su despliegue total cuando el gobernador De La Sota apremiado por los desmanes producidos en su propio territorio llegaron a un pico de violencia que dejo diezmada a la provincia en medio de un caos generalizado; apremiado por la situación y de regreso de un viaje con retorno anticipado, el gobernador acepto sin objeciones el reclamo de los “sublevados” con altos porcentajes de actualización salarial. Este hecho fue el que disparó el reclamo generalizado (salarios igualitarios ni contagio ni paperas) en casi todas las provincias argentinas constituyéndose así, en un riesgo  eventual para la institucionalidad de la democracia argentina.

La sorpresa de la violencia que generó un número indeterminado de negocios saqueados en enfrentamientos producidos entre saqueadores y comerciantes que protegían sus pertenencias, generó en las distintas provincias argentinas, cerca de 13 muertos y cientos de heridos con altas pérdidas materiales privadas y del estado nacional, que como de costumbre llegó tarde una vez más cuando los hechos ya se habían desbordado.
Debemos señalar aquí con énfasis, que sorprende el nivel de violencia que subyace en el ceno de nuestra comunidad que supera largamente a anteriores conflictos de similar naturaleza, mientras que el gobierno nacional como es su costumbre, pone toda la responsabilidad afuera de su ámbito de competencias, culpando a instigadores que planean esta clase de episodios para producir un desgaste prematuro del escaso poder  que dispone Cristina y su gobierno para afrontar el difícil tránsito hasta el 2015 fecha de la finalización de su mandato.

En este espiral de violencia que viene durando más de lo aconsejado (desde el 06/12/2013) y que todavía no tiene fecha de finalización, se produce el inusual festejo de la hinchada de boca que visto casi en cadena nacional por los canales de aire, dejan la sensación de que la sociedad argentina vive en un estado de indefensión propio de un país escindido en donde la realidad de los argentinos sufre las inclemencias de la violencia instalada en nuestra sociedad por un lado y por otro el gobierno nacional con el jefe de ministros a la cabeza (que abruma con cifras y estadísticas incomprensibles) se hace el  distraído de lo que ocurre escondiendo bajo la alfombra presidencial los muertos en su propia provincia; junto a toda esta tragedia nacional, no es justo que la presidenta Cristina baile al son de la batucada aunque la democracia sea el logro político más importante de los últimos 30 años de la vida política nacional, ya que los muertos por la reciente crisis institucional  pertenecen a nuestro país y no a otra nación extraña del cual, la presidenta y su gobierno deben hacerse cargo ya que son los máximos responsables de la división que instalaron en nuestra sociedad exacerbando diferencias ideológicas y alimentando el desencuentro entre los argentinos.    

Mientras todo esto sucede, es justo decirlo, la oposición se encuentra ausente en medio de este drama nacional, no se sabe si esperando que el gobierno se siga desangrando o porque no tiene solución alguna para resolver el conflicto; la falta de liderazgo en el conglomerado opositor los mantiene en un peligroso silencio que de seguir en este estado expectante, se corre el riesgo de perder aceleradamente la poca credibilidad existente entre la política y la sociedad que tanto costó restituir luego de la debacle del 2001.

En esta realidad lacerante en que los argentinos se flagelan a sí mismo, es preocupante observar la desintegración que se vive dentro y fuera del gobierno nacional, pareciera que se perdió toda capacidad de reacción aunque mas no fuera para convocar a la unidad nacional con el objetivo de resolver los problemas que nos son comunes; claro que en todo episodio de convulsión nacional  va haber sectores que se cuelgan de la crisis para sacar provecho propio con inconfesables intereses de facción o sector, de lo que se trata entonces es que la democracia movilice todos los controles de los que dispone la constitución argentina para sobrellevar esta y otras crisis que sobrevengan con el vil objetivo de llevarse puesto al sistema democrático y con ello la ilusión de todos los argentinos que queremos vivir en un sistema de derecho y libertad.

El desgaste acelerado que sufre el gobierno nacional preocupa sobre manera; pero más preocupa el desgaste de los poderes del estado nacional.
La sociedad entera comienza a mirarse a sí misma y desconfía entre sí. Los controles de la democracia se desvalorizan con el correr de los acontecimientos; el poder ejecutivo desconfía del poder Judicial, el poder Judicial desconfía del poder legislativo y la sociedad entera desconfía de todos ellos; complicada situación la de argentina que comienza a transitar de nuevo por senderos peligrosos de desgobierno y anarquía generalizada.

Cuenta una historia fantástica que un día el padre tuvo que depositar la confianza en su hijo mayor (de tres hermanos) para que cuide de sus bienes familiares, el padre confiando en la ley de los controles, hizo lo mismo en el otro hijo intermedio segundo en edad, así hasta llegar al hijo menor quien, preocupado porque se trataba del último hijo en la sucesión, este interrogó a su padre, _pero padre aquí se termina la ley de los controles ya que yo soy el último en la sucesión _a mi ¿Quién me cuidará?_ preguntó alarmado el hijo, a lo que el padre respondió con firmeza.
 _A ti hijo mío, te cuidara tu conciencia ya que allí empiezan y terminan todas las cosas inherentes a la moral de los hombres y sus necesidades_

                                               Vicente Scordamaglia

lunes, 25 de noviembre de 2013

ESTABAN EVALUANDO LA LEY DE ACEFALÍA

ESTABAN EVALUANDO LA LEY DE ACEFALÍA
 CUANDO OCURRIÓ LO INESPERADO

Las especulaciones que se hicieron dentro y fuera del gobierno nacional ante la posibilidad  que la Presidenta no pudiera asumir en plenitud los dos años que faltan hasta el final de su mandato constitucional, quedaron sepultadas con su aparición pública sorprendiendo a todos, (propios y extraños) fue entonces cuando los acontecimientos tomaron un rumbo inesperado para la totalidad de la dirigencia nacional; dirigentes de ambos segmentos del escenario político argentino (oficialistas y opositores) habían comenzado a evaluar la posibilidad de aplicar la ley 20972, ley de Acefalía.  Pero ¿porque se evaluaba esta ley con tanta intensidad cuando existía todavía la sucesión presidencial en manos del vicepresidente?. Es que en este caso la línea sucesoria presidencial era tanta o más preocupante que la salud de la misma Cristina Fernández ya que la cartera principal de la presidencia de la nación, caería en manos de Amado Boudou quien está procesado en varias causas de corrupción y goza de la peor imagen dentro y fuera del gobierno nacional. 

45 días sin presidenta desnudó a un gobierno que solo se mantenía a flote con un relato producido por Cristina que argumentaba a favor de un “modelo”, falas en su contenido e ineficiente en su ejecución. No obstante a ello, debemos adjudicarle al oficialismo un significativo grado de imaginación para resolver problemas que ellos mismos generan con suficiente irresponsabilidad. En este sentido, el gobierno argentino no tomó en este impase (enfermedad de Cristina) ninguna decisión trascendental para el país desde que la presidenta se encuentra ausente por enfermedad; si lo han hecho otros poderes o sectores como la justicia que saco el fallo de la ley de medios o la iglesia que disparó en la sociedad argentina acerca del peligro que significa el flagelo de la droga en nuestro país; salvo estos dos temas que de por si son de suma trascendencia para los argentinos, la nación toda aguardó  con suma expectativa la presencia de la presidenta para saber con inquietud si finalmente se tomarán las medidas indispensables para emprender con orden institucional el desafío de la transición hasta el próximo mandato presidencial.

Su reintegro a las funciones institucionales, estuvo rodeado todo el tiempo por un hermético secreto de estado;  en este sentido, se destacaron dos líneas muy claras que definen la cultura Kirchnerista: la primera tiene que ver con el montaje de una producción casi cinematográfica; se la ve a una Cristina relajada, alegre y desenfadada con relación a la gravedad de sus dolencias, minimizando casi hasta la exageración, cualquier atisbo de perturbación con lo que hace a la continuidad de su mandato.
En segundo lugar, un rotundo esfuerzo por oxigenar a su gobierno produciendo una serie de cambios en su gabinete y equipo de trabajo, con la clara intención de cerrar las grietas por donde se ha comenzado a filtrar el ultimo porcentaje de poder disponible (perdido en las últimas elecciones) necesario para la transición y la continuidad institucional de nuestro país.

En un orden de necesidad, se desplegaron dos líneas de trabajo fundamentales; esto es, la política por un lado y la economía por otro que tienen que converger en un mismo objetivo.
En la política se privilegió a un hombre (Jorge Capitanich) del interior con excelente relación con los gobernadores y buen dialogo con los empresarios, pero que además tiene experiencia en el cargo como jefe de ministros con el valor agregado de tener perfil político propio. En este sentido se intentará suplantar la instalación de la agenda diaria presidencial hasta ayer en manos de Cristina con sus acostumbrados monólogos de su relato y argumentaciones en favor de su “modelo”.       

Finalmente en economía, se decidió ocupar la cartera económica (Axel Kicillof) no con un equipo descentralizado por cinco funcionarios sin decisión de gestión y compitiendo entre sí como lo fue el caso de Moreno, Kicillof, Lorenzino, Echegaray y Marco del Pont, sino con un funcionario estrella de Cristina centralizando todas las decisiones y subordinando al resto de los organismos que operaban en disparatado tandeen.   

Este nuevo esquema para el Kirchnerismo, le permite a la presidenta replegarse hasta el límite de lo tolerable por ella misma (tal fue el caso del día en que tomo juramento a los funcionarios) con el claro objetivo de tener la mínima exposición pública tal es la recomendación médica y mediática ya que con la ausencia forzada le permitió subir su imagen positiva unos puntitos más. 

Ahora bien, ¿Cuáles son las perspectivas de éxito de este esquema de trabajo?
Este plan se propone por lo menos tres objetivos centrales a saber: el primero desde la jefatura de gabinete, descomprimir la política generando ámbitos de discusión sobre la previsibilidad institucional y un estado de gobernabilidad que permita llegar al 2015 sin sobresaltos. En este sentido deberá conceder a los gobernadores provinciales por lo menos los fondos indispensables para que sus provincias no tengan sobresaltos y como consecuencia de ello, no acudan a otro espacio de poder en formación.

El segundo desde el ministerio de economía, evitar por todos los mecanismos técnicos la fuga de divisas que amenaza con demoler en el mediano plazo aquella virtud de Néstor Kirchner de cuidar las reservas económicas a ultranza; todavía recuerdo su comentario al respecto (seré desprolijo para vestirme pero soy prolijo para administrar los fondos del pueblo).

Y el tercero, coqui ¿será el delfín de Cristina?. Por lo pronto no les queda mucho margen, por ello creo que intentarán instalarlo desde la jefatura de gobierno con altas cuotas de poder, algo así como un primer ministro; ¿resultara el experimento?   

No soy economista pero presumo que dos frentes de tormenta se pliegan peligrosamente a la fuga de divisas, el alto índice de inflación y el deterioro del salario de los trabajadores que comienzan a impacientarse porque ven con impotencia como se les licua su salario hasta que se actualice en las próximas paritarias.  

Más allá de estos hechos puntuales, se desprenden un sin fin de problemas irresueltos por la necedad de este gobierno tales como la inseguridad, los carteles de la droga que actúan con total impunidad, la falta de inversión en energía, la corrupción instalada en los estamentos del poder y mientras todo esto sucede en nuestro derredor algunos viejos dirigentes juguetean con su prédica falas presumiendo ser revolucionarios (cuando la realidad indica que son lo contrario) atacados por el síndrome del infantilismo senil engañando una vez más con su maldita diatriba a miles de jóvenes que creen y luchan por un cambio verdadero. 

El maquillaje oficial se parece tanto más a si mismo que a una corrección a su gestión producto de haber perdido en las recientes elecciones algo más 1.000.000 de votos. ¿Cuál es la expresión que define claramente lo que intenta hacer el gobierno? A ya me acordé ¡¡¡gatopardismo!!! Si queremos que todo siga igual es necesario que todo cambie.

Vicente Scordamaglia

lunes, 11 de noviembre de 2013

EN DEMOCRACIA ES EL PUEBLO QUIEN GOBIERNA

EN DEMOCRACIA ES EL PUEBLO QUIEN GOBIERNA
PERO TAMBIEN ES QUIEN VIGILA

Dicen algunos intelectuales de la política (y no se equivocan) que el acontecimiento más importante del siglo XX, ha sido el enfrentamiento entre regímenes democráticos y regímenes autoritarios; este conflicto, junto a cuestiones de economía internacional y estrategia militar quizás hayan sido  los responsables de la segunda guerra mundial, que dejó como saldo más de sesenta millones de muertos e infinitos sufrimientos a la especie humana, dejando sin resolver con criminal decisión los motivos que la ocasionaron, agregando nuevos y complejos problemas que aun hoy, siguen oprimiendo al conjunto de la humanidad; pese a esta insensata conflagración internacional, finalmente, dejó como saldo doloroso la “victoria” de la democracia, aportando nuevos derechos para los ciudadanos del mundo que a partir de allí fueron un poco más libres “reconstruyendo el mundo” que va desde  1945 con la derrota del Nazismo hasta  1989 con la caída del muro de Berlín, el fin del comunismo y el mundo bipolar.

Desde el final de la segunda guerra mundial y con ese nuevo orden mundial, las naciones comenzaron un lento pero seguro rumbo hacia las democracias como modelo político y social en casi todos los países del mundo que quedaron bajo la hegemonía de los EEUU,  consolidando un estado de bienestar que proporcionó “paz y prosperidad” a gran parte de los países de Europa (con excepción de unos pocos que todavía se hallan bajo regímenes autoritarios: China. Corea del Norte, Cuba y algunos otros países blindados de África y Medio Oriente del cual poco se conoce acerca de su sistema político).
Este fenómeno que hace al nuevo orden internacional, tiene en el vértice como único “liderazgo” a los EE.UU devaluado en la actualidad por su creciente deterioro económico y el avance de otros países que comienzan a disputar su hegemonía internacional (por lo menos en la economía) como son Brasil, Rusia, India y China (BRIC) con la pretensión de construir en el futuro, un mundo multipolar.

Contra todos los pronósticos, se avanzó en la posguerra, hacia un orden mundial con dos caras de una misma moneda, estado de bienestar para algunos, y sistemas injustos para otros; esta desigualdad obligó a estos pueblos a transitar un largo camino de luchas libertarias y reivindicativas en todos los casos, en situaciones adversas y condiciones desiguales, lo que hizo que con el correr de los acontecimientos se llegara a sistemas democráticos poco creíbles y sin representaciones políticas, sociales y espirituales, configurando un mundo que poco a poco concluyó expresándose por fuera de los sistemas políticos tradicionales que exhibieron su desgaste a la hora de contener a la población y sus reclamos; y pese a algunos significativos avances, los ciudadanos del mundo se vieron afectados por este creciente descreimiento de su clase dirigente y sus instituciones (los partidos políticos), generando un vaciamiento de contenido de sus valores indispensables que se habían desarrollado con el estado de bienestar para el delicado funcionamiento  de la democracia en el mundo; pese a que hoy asistimos a democracias “vigiladas” según aparecen las denuncias de escuchas telefónicas de los principales líderes del mundo por parte de los servicios de inteligencia de EEUU, las sociedades del mundo seguirán persistiendo en mejorar la calidad institucional y consolidar la democracia en todo el planeta como único sistema valido para resolver los grandes interrogantes que persisten en el mundo. 

Si es cierto como se declama desde la política habitualmente que: en democracia es el pueblo quien gobierna y decide, no es menos cierto que también es quién vigila; la crisis de confianza que viene afectando a todo el sistema de representación política se manifiesta, como contracara en los distintos movimientos sociales, con multitudinarias marchas que se dan cita a través  de las redes sociales. Estos movimientos sociales articulados por internet, no fueron concebidos para tomar el poder sino para influenciarlo a través de hacer visibles los reclamos y expectativas de los ciudadanos, logrado su objetivo, carecen de representatividad para armonizar los diversos intereses que subyacen en el trasfondo de nuestra sociedad. 

Es importante tener en claro esta idea, porque de lo contrario estaríamos pensando en que sería posible remplazar a los partidos políticos y su dirigencia dentro del sistema democrático por mensajes de texto que circulan por Internet; Internet reproduce en este caso una fuerza común en la cual cada uno participa desde el anonimato sin que nadie pueda adueñarse de ella amplificando las problemáticas sociales para que la política la incorpore a la agenda de gobierno.

Pero este análisis quedaría incompleto si no nos preguntamos al menos este  interrogante: ¿cómo mejoramos la calidad de la democracia sin tener que recurrir a la violencia como es habitual en casi la totalidad del planeta? ¿Es necesario tener poder para cambiar las condiciones de vida de los pueblos?
En este sentido podríamos afirmar que el poder sólo puede percibirse para quien lo tiene cuando es reconocido y temido por los pueblos, “pero cuando hay ausencia de terror en quienes no tienen poder es exasperante para los que lo tienen”; porque precisamente en ese momento se dan cuenta que lo perdieron (como es el caso de nuestro gobierno)

“Poder” es una expresión condensada para manifestar la capacidad de hacer cosas, esto es, “poder hacer”; “política”, por otra parte, representa la capacidad de decidir qué es preciso hacer, es decir con qué fines debería usarse el poder disponible.  
El mundo actual (según Zygmunt Bauman) se caracteriza por haber globalizado tanto la economía como el poder, en cambio la política se mantiene anclada (y no podría ser de otra manera) en las problemáticas territoriales. Este hecho significativo, presupone  que los líderes políticos no cuenten con los instrumentos necesarios para gestionar eficientemente sobre  las distintas demandas de sus gobernados. Esta problemática actual es la que afecta cada vez más a las democracias del mundo y por consiguiente sobre el desarrollo de los pueblos que aspiran a seguir fortaleciendo su sistema institucional y su calidad de vida en el mundo.  
Si extrapolamos esta situación literalmente a lo que sucede en nuestro país, veremos cómo se reproduce el mismo proceso una y otra vez causando sucesivos fracasos de todos los modelos políticos hasta la fecha; estos se agotan por lo menos cada diez años; la política pierde el control de la economía y como consecuencia de ello los políticos dejan de tener poder.
El estado de bienestar como se lo conoció en los países europeos, fueron procesos más duraderos que en el resto del mundo, como por ejemplo en Sudamérica que apenas duran como en nuestro caso, una década, pero si observamos con un poco de atención veremos que la crisis económica que atraviesa Europa ha hecho tambalear los cimientos de su unidad monetaria: el euro. Ya son  muchos los analistas que dudan de la viabilidad de la divisa; pero la tormenta económica no sólo ha sembrado las dudas sobre la moneda, sino que ha acelerado el debate sobre la viabilidad de uno de los pilares sociales del Viejo Continente: su Estado de bienestar, es decir, el modelo de organización económico-social, que pretende un reparto más equitativo de los beneficios y de la riqueza entre toda la población, mediante la amplificación de servicios o garantías sociales a todos los ciudadanos, que también en el viejo mundo ha entrado en crisis. Y esto es así, porque el capital financiero despegó definitivamente (llevándose consigo el poder) de los estados nación para convertirlos en estado global.
Comparemos una vez más con lo que sucedió en nuestro país. El modelo Kirchnerista gozó de buena salud, luego de que el capital disponible en Argentina se “reconstruyó” después de la debacle del 2001 que arrasó con todo el sistema vigente hasta la fecha, partidos, instituciones, sistema financiero y factores de poder fueron incapaces de gobernar en medio de esta crisis; el presidente Néstor Kirchner, consigue articular en un “nuevo orden”, la política como eje central y la economía al servicio de un “modelo” que le permitió contener a los distintos factores de poder con un fuerte liderazgo político por un lado, y un relato sesgado de la realidad por otro, que se sintetizó en una perversa práctica política de amigo/enemigo.  Mientras los empresarios reconstruían sus bienes financieros aportaron con sus aplausos y sus inversiones, obviando cualquier escándalo o desacierto del gobierno, al tiempo que el país crecía y se reactivaba la economía de Argentina.  Pero la caja del estado comenzó a sentir la fatiga de un reparto desordenado y clientelar, lo que hizo que el gobierno comenzara a disponer discrecionalmente de otras cajas para que ese modelo no sucumba: ANSES, AFJP, altas retenciones al campo, Banco Central y restricciones de la libre economía como forma de controlar divisas extranjeras (aquí el empresariado sintió la asfixia del corset de los controles de precios y la libertad de disponer de sus divisas) al tiempo que intentó controlar desde el Estado el resto de los poderes institucionales con el único fin de permanecer en el poder de forma indefinida.
Si esto es así, la conclusión de este escueto análisis es que estos “modelos” solo funcionan en tanto haya caja que permita la tan ansiada distribución, en tanto queda en la nebulosa cómo se comporta el “modelo” para generar riqueza genuina y posterior reparto.   
Finalmente cuando nuestra sociedad se dispone a construir un modelo diferente del actual para los próximos veinte años, deberíamos reflexionar sobre los conceptos de Daniel Zovatto Director Regional de IDEA Internacional en América Latina en un diálogo para el diario La Nación:
Coexisten dos conceptos de democracia que está unido al concepto de república, es decir, una democracia estructurada en la división de poderes, el respeto de la independencia de esos poderes, de la libertad de expresión, que va más allá del concepto electoral. La otra noción considera la democracia como construcción de mayorías, un sistema en el cual el acceso al poder está definido por unas elecciones “democráticas, más o menos competitivas, pero después de las cuales, si se obtiene el respaldo de las mayoría, se puede lograr hasta la reelección indefinida y el gobierno inicia así un proceso de acumulación de poder, de “ir por todo” y de intentar controlar a todos los poderes. No solo el acceso al poder debe ser democrático, sino también debe serlo su ejercicio.
El oficialismo ha comenzado a perder el poder y como consecuencia de ello, la oposición  en este caso es la encargada de asumir el protagonismo en la construcción de una mejor alternativa de cara a las próximas elecciones.
En este sentido el oficialismo debería fijarse no tanto en la cantidad de legisladores que posee para afrontar la transición de estos dos años faltantes sino en la cantidad de ciudadanos que no los votó ya que este fenómeno es una tendencia imparable de cara a las elecciones presidenciales de 2015.
Vicente Scordamaglia

martes, 8 de octubre de 2013

CUANDO LA REALIDAD SUPERA A LA FICCIÓN

CUANDO LA REALIDAD SUPERA A LA FICCIÓN DEL RELATO

Argentina es un país que coexistió los últimos años de gobierno democrático entre la realidad y la ficción del relato. Es natural entonces que ante episodios de tamaña trascendencia como la salud de la Presidenta de la Nación, los argentinos conserven por lo menos una cautelosa desconfianza a priori acerca de lo que acontece en derredor del entorno presidencial, sospechando si ésta es una vil maniobra (desesperada) de sus “estrategas” frente a la segura derrota electoral del próximo 27 de octubre o en su defecto se trata de una verdadera afección de la Presidenta con la que debemos solidarizarnos, como corresponde en una Argentina madura que reacciona positivamente frente a las contingencias que le toca vivir. Este último es el caso, obremos en consecuencia.

Ha sido el gobierno y no la oposición quien nacionalizó la campaña electoral a sabiendas del  déficit dirigencial en sus fuerzas y para que, con la intervención de la Presidenta, realce la oferta electoral de sus candidatos. Ante tamaña equivocación el oficialismo reaccionó demasiado tarde,  la decisión  sumergió a la Presidenta en una vorágine imparable de episodios confusos (políticos y económicos) y en una excesiva  exposición que terminó por convertir a Cristina Fernández en el sujeto constructor de una preocupante realidad para todos los argentinos; ya nada podrá cambiar la realidad porque ésta siempre es superior a la ficción de un relato; sin embargo obligada por las circunstancias, es bueno que la Presidenta se aleje de la campaña.  

La falta de un equipo presidencial creíble, producto del pragmatismo político ejercido hasta el límite de lo recomendable, han hecho mella en el rumbo presidencial y su hoy inconsistente estructura de gobierno, que no sólo no resuelve los problemas de nuestro país, sino que por el contrario los agrava; estos son algunos de los elementos, junto a otros, por donde comienza a filtrarse el poder que el Kirchnerismo supo construir a lo largo de los últimos diez años.

Frente al hecho consumado producto de la enfermedad real de Cristina Fernández (que en otro caso se resolvería normal y tranquilamente por la vía institucional) la Nación toda, comienza a desasnarse de que, salvo la Presidenta en su figura institucional, no cuenta con dirigentes preparados para asimilar una derrota electoral de medio tiempo, sin que ésta produzca en la Nación una poderosa sensación de vacío político con efectos por lo menos preocupantes para el normal desarrollo democrático argentino.  

Más allá de  que la enfermedad  de la Presidenta no revistiera riesgo alguno según la información disponible, los mecanismos de preservación político y económico de los poderes de la  Nación han comenzado a posicionarse frente a la perspectiva del armado de un nuevo gobierno de cara a las próximas elecciones del 2015, debilitando aun más la posición del Kirchnerismo y la futura gobernabilidad en los dos años que restan de su mandato.
Los movimientos de la liga de gobernadores e intendentes así lo demuestran; que rápido de reflejos comienzan a visualizar ahora sí, que el próximo gobierno no será Kirchnerista y como consecuencia de ello emprenden una retirada silenciosa pero segura.

Solo resta decir en estas horas de vigilia sobre la salud de la presidenta Cristina Fernández, que los argentinos de verdad somos un país de buena gente y por el bien de ella misma como persona y por la investidura que representa para todos los argentinos, deseamos su pronta recuperación. 

VICENTE SCORDAMAGLIA

miércoles, 25 de septiembre de 2013

LAS PASO DECIDIERON EL FIN DE CICLO

LAS PASO DECIDIERON EL FIN DE CICLO
ENTRE EL BARQUERO Y EL GRAMÁTICO
Muy pocas veces se puede ser objetivo sobre un hecho tan reciente como las elecciones celebradas el pasado 11 de agosto del corriente año, mucho menos se puede realizar un análisis más o menos adecuado para sacar algún elemento relevante del mismo. Para poder ser objetivo se debe mirar en perspectiva y aprovechar las enseñanzas que nos brindan los acontecimientos en su transcurso; por ello, es preferible tomar distancia de los hechos y dejar pasar al menos el tiempo suficiente para que éste sea capaz de revelar sus verdaderos secretos de los episodios, despojando a los hombres de pasiones y dejándonos la verdad liberada de crueldades.
Con absoluta legitimidad usted se preguntará ¿pero si apenas pasaron unos cuantos días de las elecciones? Es que en nuestro país los tiempos de la política se aceleraron de tal manera que, lo que debería ser una elección de medio término como se dice habitualmente para elegir Diputados y Senadores, se transforme eventualmente en una primaria presidencial a tiempo completo.
La política es quien acapara todas las expectativas de los argentinos. Esta afirmación contrasta decididamente con la de aquellos que quieren hacer creer que al común denominador de las personas no les interesa lo que suceda en el país, otra cosa es que no crean en su representación partidaria, diezmada por años de corrosión y maltrato dirigencial. Si nos fijamos con atención lo que ocurrió con la convocatoria hecha por las redes sociales tres días antes de las internas abiertas (la cual fue un rotundo fracaso de concurrencia) nos daremos cuenta que la gente utiliza todos los mecanismos a su alcance para hacer visible su reclamo y sus expectativas, siempre y cuando éstos no se constituyan en un factor de condicionamiento a la hora de tomar decisiones en democracia; es decir que a pesar del desgaste que ostenta la dirigencia política a la hora de decidir en las urnas, el pueblo exhibe con su voto, una alta conciencia democrática.   
Más allá de las distintas elucubraciones realizadas sobre la salud de la Presidenta (psico- físico- mental o cualquier otro juicio de valor personal que disminuiría el valor de las ideas) y la ineficacia de su entorno camporista, se hace necesario comprender la derrota del gobierno en las primarias abiertas (PASO) previas a la elección de Octubre, como una verdadera encuesta nacional de carácter plebiscitario, esto es, la gente se expresó sin condicionamientos para marcar una tendencia que se orienta decididamente a establecer los límites institucionales al actual gobierno y autorizar en este mismo orden la conformación de alternativas de gobierno a otro(s) grupo de poder.
La magnitud del desgaste sufrido por el gobierno de Cristina Fernández desde el 54% de votos alcanzado que significó la renovación de su mandato por otros cuatro años, pasó al  26% a nivel nacional en la mitad del mismo período, producto de los desaciertos en los  temas estratégicos de la Nación (educación, trabajo, salud, crecimiento, producción, política exterior etc…) que llevó al país a perder en cada uno de ellos la oportunidad de resolver de una vez y para siempre, problemas estructurales que nuestro país arrastra como lastre de una nación sin rumbo ni estrategia para el logro de sus objetivos, desde hace por lo menos medio siglo. 
Los intentos desesperados (luego del aviso sin retorno enviado por el pueblo el 11 de agosto) por parte de Cristina de enderezar su fracaso político y económico durante estos dos años de su mandato, indican a las claras el rigor de la política cumplido su ciclo vital; este hace estéril el esfuerzo cuando no se fue capaz de utilizar el poder que otorgó el pueblo con su voto y emplearlo para el bien común en vez de perseguir enemigos y sospechosos detrás de las cortinas.  
Es indudable que la Presidenta le está poniendo el cuerpo ella sola al desgaste de su gobierno, tratando de desviar la atención de la opinión pública hacia otro lado (con calzas incluidas) con tal de que no se hable de la posible derrota de octubre y sus dificultades que conllevan profundas dudas acerca de la gobernabilidad si la economía del país empieza a desbarrancarse;  en este sentido dos tendencias comienzan a configurarse en el horizonte democrático: una con características de vendetta, esto es forzar una salida apresurada del gobierno actual utilizando los mecanismos institucionales de acefalía, y la otra contener y acompañar al gobierno democrático para que este concluya su mandato en los tiempos electorales como fija la ley.
Finalmente nos queda por definir el posible escenario y los actores que van a dirimir sus propuestas para formar gobierno en el 2015. Sin duda que el sujeto político más importante de nuestro sistema de poder es la figura presidencial, en este caso es la Presidenta Cristina y eventualmente quien emerja como potencial rival, pero debemos destacar aquí que no son los partidos tradicionales quienes van a confrontar (y llevar a sus figuras más relevantes) sino frentes electorales como nunca se ha visto en nuestra joven democracia; frentes que son un conglomerado de prominentes personajes de distintas ideas políticas y filosóficas que decidieron amucharse con el fin de ofrecer a los argentinos una oferta electoral un poco más segmentada en posiciones ideológicas que programáticas; de manera que tenemos una izquierda moderada conformada por socialistas, radicales y  la alianza de Lilita-Pino; una derecha también moderada con sectores del PRO, Peronistas y fundamentalmente intendentes que basan su propuesta en la gestión y un centro fuerte (que está en el poder) hegemonizado por el Frente para la Victoria (FPV) conformado mayoritariamente por sectores peronistas, organizaciones sociales y progresistas porteños, y sostenido por una buena parte de gobernadores de todo el país.  Nos queda entonces un centro emergente desde el frente Renovador conformado mayoritariamente por Peronistas disidentes, intendentes que privilegian la gestión, sectores laborales y adhesiones como la de Reutemann y sectores del campo, Lavagna y sectores de la economía nacional, espacio éste que se viene configurando como potencial ganador de las próximas elecciones legislativas que le conferiría la autoridad política necesaria para (como una pelea de fondo por el título mayor) condicionar primero  al oficialismo y disputar después el poder en las elecciones presidenciales del 2015.
Como se ve en este análisis político en general, en todos los frentes hay un poco de todas las ideas que produjo el sistema democrático hasta la fecha, salvo matices, todos piensan más o menos igual; faltaría entonces por resolver quien construye el liderazgo suficiente para convocar a todos los argentinos a formar el próximo gobierno nacional.
Con relación a recientes discusiones sobre la década “ganada” o en su defecto “perdida” los primeros sostienen que en nuestro país se operó una revolución y que por consiguiente quienes no estuvieron con este gobierno se perdieron una parte de la historia, discusión esta que seguirá por mucho tiempo más, hasta que la historia la ubique en el lugar que corresponda por el grado de importancia que nuestro pueblo le asigne; al respecto quisiera recordar una vieja leyenda.
Cuenta la leyenda que un Gramático era trasladado por un barquero hasta una ciudad a orillas del río, cuando este le preguntó al barquero: ¿sabes algo de gramática? A lo que este respondió, ¡no! entonces te has perdido la mitad de tu vida le dijo éste; unas horas más tarde por una turbulencia de las aguas la barcaza naufragó, entonces el barquero interpeló al Gramático mientras luchaba por sobrevivir: ¿Sabes nadar? El Gramático angustiado respondió ¡no! entonces te has perdido toda tu vida.
¿Aprenderemos alguna vez  la lección entre el barquero y el gramático?
VICENTE SCORDAMAGLIA


domingo, 21 de julio de 2013

UNA GENERACIÓN POLITICA DE IDEALISTAS

UNA GENERACIÓN POLITICA DE IDEALISTAS
¿Estamos a tiempo de cambiar el derrotero de nuestras pasiones pasadas?
¿Cómo borrarlas de nuestra memoria?
Hoy asistimos a un peronismo tardío y fiscalizador. Es curioso ver como en la práctica política de hoy en día se produce un fenómeno inédito que no deja de asombrar; se refiere a una confrontación que se da por lo bajo entre aquellos que tuvimos una intensa participación política en los años de fuego y aquellos que siendo de la misma generación no estuvieron ni tan siquiera para darnos un consejo; pero eso sí, hoy siendo kirchneristas (hecho absolutamente legítimo) creen tener el derecho a juzgar a aquellos que no lo son y no comulgan con el proyecto político que intentan imponer de cualquier modo a través de un relato sesgado y mezquino de la historia argentina que deja afuera lo más rico y trascendente de la lucha de nuestro pueblo, a los trabajadores y a sus legítimos representantes que en la construcción permanente de una sociedad más justa y equilibrada, no dudaron en hacerse a la lucha por sus convicciones y derechos dentro de este  prolifero movimiento popular.     
Para abarcar sólo unas décadas de nuestra historia (casi los últimos 70 años) en el que se da este fenómeno, podríamos decir que el movimiento peronista pasó por distintas facetas. La falta de otras coaliciones que hubieron podido representar las distintas expectativas de nuestra sociedad, terminó por otorgar al peronismo la representatividad necesaria, transfiriendo la responsabilidad de conformar gobierno ante las repetidas crisis que se fueron sucediendo a lo largo de esta parte de nuestra historia política. El peronismo fue quizás, el único partido que se hizo cargo de las grandes problemáticas y expectativas de la gente; en este contexto excepcional, a un líder (Perón) y a un pueblo encarnado en los trabajadores, les cupo el rol de ser constructores de políticas sociales destinadas a incluir y mejorar la condición social de su pueblo. 
Luego de treinta años de democracia ininterrumpida y diez de Kirchnerismo continuo,  es justo decirlo, mucho es lo que se pudo lograr en cuanto a los derechos de las minorías que carecían de representación institucional, como así también el elemental derecho de todos los habitantes que conviven en nuestra tierra, tengan estos las preferencias partidarias, credos que invocan e ideologías  que profesan, sin embargo y pese a todos estos logros, la sociedad se siente  defraudada por la manipulación de los poderes del Estado (en favor de intereses propios) que son los únicos que pueden garantizar la libertad plena para todos los argentinos por igual.  
En este sentido, y luego de la debacle del 2001,  donde colapsaron todas las representaciones político-partidarias e institucionales, un nuevo sujeto político emerge con fuerza, para renovar aquellos instrumentos y valores de nuestra Constitución que simbolizaron la libertad y justicia para los argentinos,  estos son las nuevas generaciones de argentinos que perciben como tantas otras veces sucedió en nuestra historia, que el futuro de la patria comienza a transitar un pasaje peligroso de su historia y demanda con urgencia su participación. 
Para nosotros, los que somos de aquella generación pasada, que creyó profundamente que era posible construir una sociedad más justa (con nuestros errores y aciertos), es nuestro deber contribuir a cerrar las viejas heridas, para que los más jóvenes desplieguen en nuestra sociedad sus saberes con confianza y solidaridad, liberados de tener que cargar en sus mochilas las nefastas antinomias que impidieron el desarrollo y crecimiento de nuestro país por los últimos setenta años.   
Hay una dimensión política que la dirigencia argentina todavía no se animó a explorar; es el sentido común  que utilizan otros pueblos para resolver los conflictos e interrogantes que les son comunes; nuestra generación no pudo, no supo o no la dejaron, pero, para los que todavía creemos que es posible, nos queda el compromiso moral de seguir construyendo el puente que permita el paso de los nuevos líderes que completen nuestros sueños de libertad y justicia.
 Si los jóvenes son los que traen lo nuevo y la generación intermedia es la que está en mejores condiciones para ocupar y gestionar desde los lugares de decisión, debemos asumir entonces que la generación mayor es la portadora de la historia; de lo que hagamos con ella, lo que relatemos de ella y lo que interpretemos de nuestra historia, dependerá la conquista del futuro de nuestra patria.
Por ello creo profundamente que lo que hoy haga mi generación (utilizando el sentido común) para resolver los interrogantes actuales no sólo va a tener implicancias en el  presente inmediato, sino que resonará con fuerza a lo largo de toda la historia de nuestro país. 
La síntesis que podamos hacer por haber vivido intensamente estos tres períodos de nuestras vidas, nos coloca en  la disyuntiva de convertirnos en:
¡Una generación política que será recordada por sus miserias y mezquindades o bien permanecerá en el recuerdo de nuestro pueblo por sus ideales!
VICENTE SCORDAMAGLIA
  

lunes, 3 de junio de 2013

DÉCADA

 DÉCADA
“Nada se pierde todo se transforma”

El creciente sentimiento anti-oficialista que se percibe en el ámbito nacional, preocupa más, por la terquedad de la Presidenta en insistir gobernando sólo para el país del relato, que por las aisladas manifestaciones destituyentes  que puedan hacer peligrar la institucionalidad de nuestro golpeado sistema de convivencia. Las medidas que sigue tomando el Poder Ejecutivo, orientadas a diseñar un país a medida de sus intereses, irritan a la sociedad argentina, tanto más por los episodios que Lanata pusiera al descubierto con las graves trapisondas del grupo gobernante, que por la falta de un rumbo cierto que organice a toda la sociedad argentina en la búsqueda común de un futuro mejor.

El desconcierto del poder ejecutivo tras la sucesión de traspiés en la gestión de gobierno, amenaza abrir la caja de Pandora para desatar desde este momento todos los males juntos sobre nuestro país, que requiere como nunca, de una dirigencia templada y responsable para operar en situaciones complejas como éstas, conteniendo las pasiones y  los espíritus más exaltados de nuestra sociedad, para construir una alternativa de poder en el corto plazo.

La confianza es uno de los valores fundamentales para cualquier empresa humana que pretenda ser exitosa. Por el contrario, la pérdida de ella asegura un fracaso seguro.
El gobierno de Cristina, luego de haber ganado las últimas elecciones por un margen de adhesión considerable, (que con una buena gestión hubiera garantizado ser un gobierno exitoso) en poco menos de dos años, se dedicó a dinamitar la confianza otorgada por el pueblo sometiendo a toda la sociedad argentina a una tensión permanente (e innecesaria) de estériles enfrentamientos ideológicos, que terminó por desbordar la escasa tolerancia a la frustración de los argentinos, configurándose de esta manera, una sociedad  fragmentada con el agravante de tener un escenario intrincado por la falta de salidas inmediatas que ofrecen los tiempos electorales de la democracia.   

Las elecciones legislativas del año en curso, ofrecen una oportunidad para la sociedad y un problema para el normal desarrollo de la democracia.
La oportunidad está dada en función de que en el corto plazo la ciudadanía tiene la opción de elegir nuevos representantes en las dos cámaras legislativas, esto es la mitad de los Senadores y la otra mitad en Diputados; en este caso, si la oposición consigue arrebatarle la mayoría al Gobierno Nacional estará en condiciones de proponer una alternativa de gobierno para el 2015, en este caso la democracia retomará el poder de control preservando la independencia de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) para evitar que el Gobierno avasalle La Constitución Nacional y pergeñe cualquier maniobra que habilite a un tercer mandato de la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Por el contrario, la continuidad de este Gobierno por los procedimientos ilegales que ya se exponen sin tapujos, dejará a La República secuelas tan profundas que costará, como sucedió en el pasado, el tránsito de una generación de argentinos para subsanar las heridas que dejará cualquier intento de arrebatarle a nuestro pueblo, el instrumento imprescindible para vivir en libertad.

Pero si ustedes creen que esto es todo lo que puede dar de sí el Kirchnerismo en su afán de persistir, todavía no vieron lo mejor.
Si todos los caminos legales terminan por acorralar al Gobierno Nacional en su propósito medular, pocas chances le quedan entonces para reinstalar algún tipo de reforma electoral; en ese caso algunos brujos de las alquimias gubernamentales se preparan (al tener la justicia bajo el control político) para diseñar un plan electoral a medida, que promueva un pronunciamiento masivo en las dos próximas elecciones a favor de los candidatos del gobierno y en especial el de Cristina Fernández de Kirchner; pero usted se preguntará ¿cómo podrían hacerlo si tienen la adhesión más baja de toda la década de gestión desde que Néstor asumiera como Presidente?: con la manipulación de los votos, lo que  comúnmente se conoce como fraude electoral. Este mecanismo permitiría mostrar, no ya sólo a los argentinos sino al mundo entero, que las mayorías en nuestro país siguen apoyando a La Presidenta; y, a la falta de alternativas claras al oficialismo por parte de la oposición y antes del fin de mandato de los legisladores actuales (recuerde que el oficialismo tiene mayorías en las dos cámaras y una justicia servil al poder) el Gobierno podría lanzarse a la temeraria aventura del asalto final sobre la Constitución Nacional con apoyo de algunos Diputados salientes.

Poco margen de maniobra le va quedando al Gobierno para revertir la anemia que padece con relación a figuras capaces de representar al Kirchnerismo en el poder, la diputada Diana Conti así se lo hace saber a toda la sociedad proponiendo al desgastado vicepresidente Amado Boudou; más que una operación de prensa o globo de ensayo para testear a la opinión pública, parece una acción desesperada tiempo antes de resignarse y aceptar lo que está establecido en La Constitución Nacional y en la conciencia de los argentinos.

Sin embargo en todos los corrillos políticos comenzó a deslizarse una pregunta crucial ¿Y así sin más el Kirchnerismo se iría del poder?

Busquemos respuestas en los comienzos de este ciclo de nuestro país encarnado en Néstor Kirchner.
El kirchnerismo como movimiento reformador se encuentra en la última fase  de su expansión; es posible que sin el Chavismo hubiera sido  un gobierno apenas mejor que La Alianza; el movimiento venezolano necesitaba a la Argentina dentro de su política exterior para consolidar un liderazgo dentro de la región, con un eje ideológico antiimperialista que baja desde Cuba, logra hegemonizarse en Venezuela y pasa por Ecuador, Bolivia, Nicaragua y finaliza en Argentina, convengamos aquí que el aporte de Brasil, Chile de Bachelet, Uruguay y Paraguay hacen su aporte (a este movimiento de “centro izquierda” de la región) como países independientes de este núcleo de países anteriormente mencionados que sí lo son de esta movida regional.
En lo que respecta a nuestro país, Chávez asistió a Néstor con la economía  nacional (comprando bonos o préstamos a tasas de usura y enviando fuel oil por la falta de inversión en energía) que por ese entonces se hallaba devaluada por efecto de la debacle del 2001.
A esta ayuda decisiva para la economía de nuestro país, Néstor le correspondió a Chávez siendo funcional para consolidar su liderazgo en la región y éste influyó sobre la política argentina introduciendo en nuestro país un contenido “ideológico revolucionario” que había quedado perdido en el tiempo de nuestra historia y que el Kirchnerismo sobre todo, no tenía antes de asumir el poder. A esta simbiosis del matrimonio Kirchner, que aceptó con entera satisfacción, le siguieron los distintos acuerdos  realizados (con planes y subsidios) con sectores muy activos de nuestra sociedad que venían ganando la calle desde los episodios del 2001, desarrollando a partir de allí un relato sesgado de la realidad nacional creando sus propios héroes y símbolos que hábilmente transformaron en banderas de lucha.   

Este breve y útil comentario servirá para responder el interrogante planteado.
Estamos frente a un episodio que sólo se puede comprender política y económicamente, analizándolo en el marco de toda la región; desde lo político, así como en el ascenso de Chavez, La Argentina era fundamental para sostener este proyecto regional, también lo puede ser para su caída. Si el Chavismo sumamente debilitado tras la muerte de su mentor y producto de ello el avance de Capriles, su principal opositor (en donde prácticamente empató las elecciones recientes) le sumáramos la pérdida de Argentina como principal aliado, el proyecto inspirado en Cuba por los hermanos Castro y liderado por Chavez en toda la región, comenzaría su ocaso final. Es en este sentido donde se puede encuadrar el enorme flujo de dinero (denunciado por Lanata) transferido a manos de amigos o testaferros de los Kirchner, con el único fin de sostenerse, aún desde el llano, en caso que sea necesario, y con el propósito de volver a ocupar el poder antes de que se consolide en la región y en nuestro país, otro modelo como podría ser alguna versión neoliberal con características nacionales. 
Quisiera destacar aquí que, en otros tiempos políticos y con un contexto diferente, se estaría planteando a esta hora una permanencia en el poder por métodos violentos (también de otros tiempos) que las sociedades de nuestro continente, como así también los argentinos, vienen desterrando definitivamente. (Por más que algunos grupos aun tengan esta hipótesis de conflicto y se organicen en función de ello)
Sin embargo sería posible un pronto retorno al poder del Kirchnerismo sin apelar a métodos violentos desde un despliegue económico de envergadura con apoyo de Venezuela, primero “hostigando al nuevo gobierno” para debilitarlo, y luego arrinconado derrotarlo en elecciones sucesivas.    

Como vemos y nos recuerda el estribillo de una canción que hizo furor en su tiempo: “Nada se pierde todo se transforma”
Entonces creo que cabe preguntarse con total legitimidad, ¿En qué se transformará el Kirchnerismo una vez que deje de estar en el Gobierno?
 
VICENTE SCORDAMAGLIA

lunes, 22 de abril de 2013

EN BUSCA DE LA REPRESENTACIÓN PERDIDA

EN BUSCA DE LA REPRESENTACIÓN PERDIDA
Una vez más los argentinos nos destacamos por nuestra originalidad del resto de las protestas que se realizan en el mundo. Fíjese que argentino, significa entre otras cosas, el sonido que produce el roce de dos metales, como en el caso de la plata, pues bien, nuestros indignados no poseerán ollas de plata, pero aunque más no sean de aluminio o teflón para el caso da lo mismo, ya que cuando son manipulados por cientos de miles de manifestantes tienen un brillo particular al igual que un sonido peculiar; este señores, es el sonido argentino de la protesta.

Una nueva movilización auto convocada por obra y gracia de las redes sociales, volvió a desfilar por las calles porteñas y ciudades del interior del país. Como tantas veces, un día después, en vez de analizar el episodio como fenómeno político muchos nabos se prestan a la tan trillada disputa de las cantidades movilizadas para ver cómo influye en el proceso político argentino.  (Cuando el filósofo señala La Luna, el tonto se fija en el dedo)
Tanto da el número cuando la conciencia de un pueblo se fortalece a través de una constante, hacer visible sus reclamos a través de expresar en la calle lo que por otros medios la clase política verticalista (oficialista) le viene mezquinando realizar. A la larga lista de reclamos ahora se le suma La Reforma Judicial, a esta nueva arbitrariedad que presupone un nuevo avasallamiento a los poderes republicanos, la sociedad respondió masivamente en las calles que no está dispuesta a tolerar que un gobierno se siga llevando por delante los derechos elementales de un pueblo para vivir en democracia.

Una masa crítica irrumpe en la vida política nacional, cada vez que pierde la confianza en sus representantes o cuando percibe que  son manipulados por ellos. Si la sociedad es una masa indistinta de “reaccionadores” inertes en espera de ser alterados de manera predeterminada por manipuladores todopoderosos a través de la publicidad y la persuasión oculta, también no es menos cierto de la tremenda capacidad que tiene el organismo humano para seleccionar, ampliar y bloquear las señales que acometen contra sus sentidos.

Con esto quiero afirmar la capacidad que tiene un pueblo para crear propuestas a partir de sus necesidades políticas, económicas, culturales, humanas y sociales, cuando sabe leer hechos y no palabras para defender su identidad (cuando esta se vea amenazada) aún bajo las condiciones más adversas. Esto sucede por lo general, cuando carece de dirigencia política genuina que la represente.

Así como las cosas de la vida no aparecen por sí solas (ni son propiciadas por algún prestidigitador) y sólo son duraderas cuando se construyen con tiempo y esfuerzo, lo mismo sucede con una representación política que construya una alternativa al actual modelo que gobierna nuestro país; los tres vienen juntos, son parte de una misma cosa, dirigentes políticos renovados, nuevas representaciones políticas y un proyecto de país son todavía la deuda que los argentinos tenemos con la nación.  

Decía en anteriores artículos que seguramente tendríamos muchas movilizaciones de este estilo, y que ninguna de ellas significaría un punto de inflexión que haga peligrar el desarrollo de los tiempos electorales, ya que en cada una de ellas el pueblo dará un paso adelante en la reconstrucción de su sistema de valores democráticos severamente dañado por años de (des) manejo arbitrario y discrecional. Sin embargo la falta de un liderazgo que aglutine a la oposición y dé curso a las demandas que se van expresando con mayor continuidad, pueden producir una mayor ruptura entre la gente y la política, retrocediendo una vez más en la conquista de los valores democráticos participativos necesarios para construir el bien común.
Por ahora el pueblo solo tiene el tiempo que es: “la esperanza de lo que está por venir” 

VICENTE SCORDAMAGLIA

martes, 16 de abril de 2013

CUANDO LAS AGUAS BAJAN TURBIAS

CUANDO LAS AGUAS BAJAN TURBIAS

Montesquieu
“Ningún poder sin límites podría ser legítimo”
“En cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes, y el ejecutivo de las que pertenecen al civil”

Mientras los inundados se recuperan de la adversidad que los condena, la dirigencia política volvió a sus prácticas mezquinas. No se demoró ni una semana después de haberse bañado en las aguas de la solidaridad (como los baños hindúes de purificación en el río sagrado Ganges) disputándose la autoría de ese gesto humano de quienes participaron en forma anónima y aquellos que quisieron sacar algún beneficio de tal noble tarea.

Como de costumbre, la política llegó tarde, esto es, llegaron después de que la sociedad civil ya se había abocado a las tareas de salvataje con los pocos recursos disponibles a su alcance. ¿Se preguntará nuestra clase política alguna vez cuál es el orden de prioridades para gobernar un país, una provincia o un municipio?.
La falta de planes estratégicos hace inviable una planificación, aunque más no sea de corto alcance. La pregunta de rigor que haría cualquier lego en materia de planificación sería ¿cuáles son las prioridades? para luego ver con qué recursos se cuenta. Por lo visto este procedimiento no es propio de nuestros gobernantes, ya que de haber establecido prioridades todo el dinero gastado por los gobiernos Nacional, Provincial y el de la Ciudad (que fueron afectados por las inundaciones con víctimas fatales y pérdidas materiales millonarias) entre publicidades y festivales inútiles hubiera alcanzado para realizar las obras correspondientes que evitarían estas lamentables tragedias.  

Entre tanto, en vez de planificar alguna forma de método que se anticipe a las futuras “catástrofes”, en conjunto con las autoridades de las zonas afectadas por el temporal, la estrategia oficial no se detuvo ni un momento en seguir delineando los trazos finos de su objetivo central, esto es, ocupar los últimos territorios de independencia real que le quedan a la República. 
El proyecto presentado por el poder ejecutivo llamado  “Democratización de la Justicia” apunta (mas allá de poseer algunos fundamentos genuinos para su análisis) fundamentalmente a alinear a los tres poderes que deben ser independientes (ejecutivo, judicial y legislativo) en función  de intervenir a discreción en los tres poderes de la Nación a favor de sus estrategias en el poder.

La democracia argentina, resentida hasta el límite como consecuencia de la manipulación de su Carta Magna, se ve afectada en este caso por el avasallamiento de uno de los tres poderes indispensables para garantizar el equilibrio de una verdadera República.   
Si a partir de esta reforma no hubiera más división de poderes, y en su lugar  quedara el unicato del poder legitimado por el voto de las mayorías como pretende el gobierno de turno ¿Quién garantizará la libertad de los individuos frente a un Estado todopoderoso? ¿A quién podremos recurrir cuando no estemos de acuerdo con los designios emanados desde la cúpula de una facción política encaramada en el poder? Y lo que es más importante con esta reforma ¿Intentará el Ejecutivo avanzar sobre alguna innovación de la Constitución antes del  recambio legislativo de las próximas elecciones para habilitar a la Presidenta a un nuevo mandato?

Todos estos son interrogantes que merecen ser evaluados antes de avanzar sobre una reforma profunda que modificará las reglas de juego del sistema de vida tal cual la conocemos. Si así fuera, como vemos, los tiempos que maneja el gobierno son escasos con relación a las transformaciones más importantes que requieren el estudio y la participación del conjunto de los argentinos de buena voluntad para mejorar la vida institucional de nuestro país.  
Para finalizar, no puedo soslayar el fuerte impacto que tuvo en la sociedad  la denuncia del periodista Jorge Lanata que involucra  a parte del gobierno nacional en general y al matrimonio Kirchner en particular; a la luz de estos acontecimientos cabe preguntarse con legítimo derecho si el gobierno, a sabiendas de lo que iba a ocurrir con este episodio, apresuró ex profeso el tratamiento del controvertido proyecto, esperando una catarata de denuncias en las puertas mismas de las elecciones legislativas nacionales.

Si por alguna razón perciben que este escueto análisis está influenciado con un poco de imaginación sobre nuestra realidad, recordemos que: “nuestra imaginación construye simulacros de la realidad que a veces terminan por ser ciertos”.

Vicente Scordamaglia