viernes, 18 de diciembre de 2015

UN PASITO PA´ DELANTE, UN PASITO PARA ATRÁS

UN PASITO PA´ DELANTE, UN PASITO PARA ATRÁS

Entre la plaza del 9/12 en la que un país despidió a su Presidenta y la otra, la del 10/12 en la que recibió a su Presidente, se encuentra un pueblo alerta, expectante. Mucho se puede decir de ambos mandatarios, su impronta personal los diferencia notablemente. No solo dos estilos diferentes para expresarse y comunicar sino que además, poseen dos representaciones del mundo que la política se encarga de confrontar, así,  ambas concepciones vivieron la corta transición enfrentadas e irreconciliables entre sí, como si el destino de La Nación jugara en este acto, su última oportunidad existencial.

Cristina se retira al más puro estilo Kirchnerista, aquel que marcó su ciclo de gobierno y que en sus discursos construyó un relato épico colmado de simbolismos, exaltando continuamente ideales de igualdad y justicia que movilizaron a miles de argentinos en especial jóvenes que descreídos de la política tradicional ingresaron a ella constituyéndose así, el Kichnerismo, en una trinchera para los más jóvenes desde donde desplegaron su “rebeldía” encubriendo con su sano entusiasmo, intolerancias de su jefa,  trapisondas internas y focos de corrupción creados al amparo de un poder omnipresente. 
Por su parte, Macri, llega al poder con una impronta personal forjada en organizaciones empresarias, constituyéndose con menos discursos grandilocuentes, en el management de un país atravesado por conflictos que radican mucho más allá de cuestiones financieras que, en gran parte, son quienes producen las  injusticias de nuestro tiempo.

Los que se van, gobernaron el país por 12 años con látigo y chequera para disciplinar a propios y extraños; los que entran, quieren hacerlo concibiendo a la Nación como un gigantesco equipo para conducirlo, en un marco de unidad, al logro de sus objetivos; veremos pues, en un tiempo prudencial, la valía de ambas propuestas.      

No se trata aquí de juzgar valores personales del nuevo gobernante, pero sí considerar su gestión, ya que Macri marcó la cancha para jugar este partido con tres valores que la sociedad reclama con insistencia: honestidad, transparencia y apego a las leyes vigentes. Estos elementos son pilares esenciales a la hora de renovar la confianza del pueblo en las instituciones fundamentales de La Democracia, por ello, sorprende la decisión que tomó el Presidente al nombrar a los jueces de la Corte Suprema por decreto. Hechos como este, que se podrían haber evitado, no contribuyen a la construcción de consensos que requiere el país ni a la consolidación de la confianza aludida.

Finalmente, cualquier plan económico que se intente imponer deberá tener en cuenta los intereses de los trabajadores y no concebirlos como variable de ajuste, caso contrario, graves conflictos sacudirán el camino de la gobernabilidad tan preciada.  

VICENTE SCORDAMAGLIA


miércoles, 9 de diciembre de 2015

RESISTENCIA EN DESARROLLO

RESISTENCIA EN DESARROLLO
Una consigna recorre los grupos más radicalizados  de Argentina: “Que asuma el gobierno pero que no tome el poder”, de ahora en mas esto es una resistencia en desarrollo se dicen a sí mismos.
La Ciencia Política define al concepto de resistencia como una operación política o militar para oponerse al avance de un enemigo con intenciones de dominación política o militar.  En este sentido, la resistencia, conlleva un componente de desobediencia civil, sin que ello signifique que sean lo mismo. Si esto es así, convengamos entonces que la resistencia no excluye la violencia civil. En el caso que nos ocupa, y nos preocupa, la psicología también hace su aporte al definirlo como la lucha entre dos campos, entre quienes avanzan hacia el cambio y quienes resisten ese cambio. Esta situación se profundiza por la paridad que hubo en las recientes elecciones, dado que, si los números hubieran dado una diferencia más abultada de la que fue, estaríamos hablando de otra cosa.

Todos los discursos de la jefa política del Kirchnerismo tienen un mismo objetivo, desde lo ideológico hasta lo simbólico apuntan a dejar sentado que su decisión a partir del momento que baje al llano, será transformarse en la voz cantante de la oposición y la encargada de conducir un proceso de desgaste del próximo gobierno; las señales emitidas desde el discurso de Cristina son claras arengas para incitar a su núcleo más cercano y leal para transformar su retirada en una nueva épica nacional manteniendo así cohesionado a todo su frente interno. 
Los apuros que tiene el gobierno del ingeniero Macri son orientados a tomar algunas medidas económicas favorables que den alivio al bolsillo de los trabajadores hasta equilibrar el curso de la economía y llegar a las próximas paritarias (quita de impuesto a las ganancias al medio aguinaldo y el aumento del monto no imponible para el pago del impuesto) con algunas certezas posibles. Esas medidas le darían el oxigeno suficiente para transitar los primeros tramos de su gobierno. Pero a las promesas de campaña las diluye la cruel realidad; lo cierto es que sus voceros ya comenzaron a desalentar ambas medidas arguyendo el quebranto económico de las arcas del estado nacional y produciendo un primer fallido comunicacional de cara a una sociedad sensible y aprensiva al engaño de su clase política.

Los cien días de gracia que tiene todo gobierno para quien recién asume, llamado días de luna de miel, a mi juicio, se están transformando con el correr de los días  en un verdadero calvario para llegar a la consolidación del poder que requiere todo gobierno para realizar las reformas necesarias. La  judializacion  del entuerto de los atributos por parte del Macrísmo le dio a Cristina la escusa necesaria para no concurrir a la entrega del mando (foto mediante) y el correlato seguido por Oscar Parrilli Director General de la Agencia Federal de Inteligencia  (AFI) afirmando que Macri quiere sacar a Cristina con los tanques y dar un golpe de estado son de una verdadera irresponsabilidad que impacta directamente en el 
corazón institucional de la Nación alentando fantasmas del pasado. 
La democracia argentina se debate en estos días, entre ser el instrumento político institucional para realizar las expectativas de nuestro pueblo o en su defecto seguiremos dominados por  mentes perversas que nos quieren llevar a la anarquía institucional indefinida. 
“estamos sentados arriba de un polvorín fumadores abstenerse”

VICENTE SCORDAMAGLIA

PSICOLOGO SOCIAL, POLITICO Y ESCRITOR

martes, 8 de diciembre de 2015

TIERRA ARRASADA

TIERRA ARRASADA

“un pueblo embrutecido por el dogma de la antirrazón puede ser más fácilmente inducido a perpetrar actos irracionales que un pueblo puesto en guardia por la crítica”
Mario Bunge

El fútbol, como siempre, muestra descarnadamente la realidad de una sociedad, tanto en la tribuna como así también lo hace en su clase dirigencial. El escándalo producido por la dirigencia de la AFA en su proceso eleccionario es un ejemplo de ello y muestra a las claras cómo los argentinos dirimimos nuestras diferencias. Este aspecto de nuestra idiosincrasia no solo nos expone como  país que atraviesa una crisis de representatividad, como sucedió recientemente con las elecciones presidenciales, sino que además esta realidad se ve proyectada nuevamente en todas las disciplinas de nuestra sociedad en su conjunto. 

Un país escindido por nuestras diferencias históricas no saldadas hasta la fecha, nos proyecta hacia el futuro como una sociedad intolerante para convivir con otros que no piensan igual y que tiene una manifiesta incapacidad de origen para construir un destino común entre sus ciudadanos. Mucho deberán hacer las nuevas generaciones de dirigentes de todos los ámbitos sociales y políticos para revertir una tendencia que se encamina mucho más a la destrucción de sus logros que a la explotación de sus conquistas en beneficio de toda la comunidad. La tarea principal será relevar definitivamente a una clase política desquiciada, que no se resigna a dejar el poder argumentando logros revolucionarios que en verdad solo han sido para mejorar su patrimonio personal.

Los escandalosos focos de corrupción que anidan en todos los estamentos de nuestra sociedad (político, social, judicial y empresarial) impiden el normal desarrollo de un proyecto político de crecimiento de alcance nacional que dé cuenta de la adversa condición de vida en la que viven millones de argentinos que no llegan a recibir la ayuda del Estado Nacional, Provincial o Municipal. Gran parte de lo que el Estado Argentino planifica y provee para los sectores más vulnerables de nuestra sociedad se lo apropian las bandas de delincuentes que operan con total impunidad en verdaderas asociaciones ilícitas entre políticos, fuerzas del orden y barras con total control territorial del cual el Estado en el mejor de los casos hace la vista gorda.  Las mafias de  narcos internacionales asociados a la mafia local y el tráfico ilegal de personas completan el cuadro de un descontrol de años en donde los únicos beneficiados son los delincuentes de todo tipo y pelaje.

El concepto de tierra arrasada que manejan los kirchneristas, dejando en el quebranto absoluto todas las cajas del estado argentino, con el cual pretenden “resistir” el normal desarrollo de la democracia que se acaba de expresar eligiendo nuevas autoridades para el próximo período presidencial, manifiesta en cierto sentido, los verdaderos intereses que tiene el grupo de poder saliente. Obstruir todo lo que se pueda para golpear todas las veces posibles, para erosionar el poder del nuevo gobierno entrante combinando dos objetivos simultáneos, el primero mantener los privilegios adquiridos de sector o facción y el segundo preparar la vuelta al poder.

Finalmente me quiero referir a un tema que apenas unos pocos lo expresan con claridad; no es verdad que el peronismo gobernó los últimos 12 años, es el kirchnerismo quien lo hizo, pero es justo decirlo, el kirchnerismo gobernó con el apoyo de grandes sectores del peronismo, que no es lo mismo, ya que, la inmensa mayoría de esa fuerza política  se organizó como espacio opositor al gobierno saliente. Quiero dejar bien claro este tema porque creo que este sector que está en un proceso de renovación dirigencial deberá cumplir un rol fundamental en la consolidación de la democracia, transformándose en garantía de gobernabilidad del futuro gobierno si es que pretende ser alternativa de poder proyectándose al futuro democrático de la Nación Argentina.

VICENTE SCORDAMAGLIA


jueves, 3 de diciembre de 2015

UN CAMBIO POR VENIR

UN CAMBIO POR VENIR

Qué curiosa síntesis de la historia hacen los Kirchneristas, cuando Néstor asumió (en 2003) por primera vez el gobierno nacional, le achaco todos los males que sufría el país a los gobiernos que lo precedieron, hasta allí, probablemente tuviera buenas razones, ahora que Cristina está por dejar el gobierno después de doce años de mandato ininterrumpidos y habiendo gobernado con la totalidad de sus facultades todavía le sigue achacando todos los males que sufre la nación argentina al gobierno que está por sucederlo el próximo 10 de diciembre.

En la búsqueda de encontrar alguna interpretación posible me tome el trabajo de buscar alguna definición para encontrar explicaciones que me orienten un poco más en este fenómeno que, proyectado a grandes segmentos de nuestra población siguen creyendo (con lealtad y devoción) que solo este gobierno encarnado en la figura de Cristina Fernández de Kirchner es posible encontrar todas las respuestas para resolver los problemas que a pesar de los 12 años Kirchneristas, aún persisten en nuestra sociedad.
Carl Schmitt sostenía algo que resulta significativo, dice así:
Las relaciones de enemistad definen no solo el combate que libran un campo contra otro, sino también los vínculos aparentemente amistosos;  “dentro” de cada campo, quien me define, no es mi amigo sino mi enemigo porque al oponerse a mí, marca mi estrategia y mi destino.

Con esta definición que da el Jurista Alemán de lectura predilecta del matrimonio que gobernó los destinos de los argentinos por más de una década y sus intelectuales como Laclau y sus seguidores, podemos inferir porque no les es posible pacificar al país, porque si al Kirchnerismo le sacamos su fachada confrontativa (que hace que un buen número de personajes consagrados a la cuestión ideológica se encuentren más cómodos y contenidos en el ceno de un espacio beligerante) no le queda contenido alguno que lo destaque mas allá de un gobierno apenas mediocre.
Cabe preguntarse entonces, ¿qué hicieron estos años  con todo el poder que acumularon?.

Es evidente  que al término de su mandato el Kirchnerismo sienta la fatiga del poder y sus ideas comiencen a sufrir los efectos del paso del tiempo (que suele no perdonar a quienes no se resignan a entender cómo funcionan los procesos de la evolución natural de las personas y los pueblos) que también sufren los procesos políticos que en su evolución, tienen como principio fundamental la actualización de sus ideas y sus prácticas de gobierno acordes con los tiempos políticos que les toca vivir; este fenómeno se da indefectiblemente con el recambio de nuevos dirigentes que son portadores de la renovación natural que debe darse en el ceno de toda fuerza política que pretenda seguir teniendo importantes cuotas de representatividad.

El liderazgo ejercido por los Kirchner no dejo lugar para que en esa fuerza, se produzca un recambio dirigencial salvo el absurdo recambio entre parientes, (él y ella) mostrando con ese gesto que es mucho más importante su proyecto personal de mantener el poder que el servicio que le pudieran ofrendar a su patria; la grandeza moral con la que se debe respaldar cualquier político, es la de servir a su país sin beneficios personales, de grupo o de facción y velar por el patrimonio de su nación sin importar si en esa defensa le va su prestigio, su honor o su vida misma. _Pero que digo_  ¿estos valores pertenecen a otro mundo, a otro periodo de la humanidad o simplemente estoy delirando?

Posiblemente no sea un delirio, sino más bien una necesidad de que nuestro pueblo comience a transitar por un camino de purgación de su clase política y encuentre en ello el rumbo de la  recuperación ética y moral que nos lleve a un destino menos beligerante entre compatriotas que compartimos un mismo destino.  
A nadie se le escapa que el resultado de las recientes elecciones arrojó casi una paridad entre dos proyectos de país de cara al futuro (continuidad o cambio) Esta realidad profundizó las contradicciones existentes tanto en el Kirchnerismo como en el amplio arco opositor que no paran de reacomodarse (pases de factura) frente a la nueva realidad. Los episodios de confrontación que estamos viviendo los argentinos en esta corta transición entre un mandato y otro no auspician buenos tiempos por venir a pesar de que el nuevo gobierno aporte buenos modales a la política argentina; creo que hace falta mucho más que unos cuantos gestos de civilidad  para convocar a todos los argentinos en la gigantesca tarea de  construir un país mejor para todos.

Los argentinos decidieron que una nueva generación de dirigentes políticos con menos historia, eso es cierto pero con menos lastre que los dos partidos tradicionales, (Peronismo Radicalismo) asuma la responsabilidad de conducir los destinos del país; los recursos humanos (equipos) que exhibe el próximo presidente pretenden ser de lo mejor en cuanto a sus conocimientos técnicos e idoneidad personal, merecen por tanto y por el bien de todos una cuota de confianza que garantice desarrollar un nuevo proyecto que solo el tiempo y los resultados hablarán por si solo de su efectividad. 

Cuando la violencia en el mundo se generaliza y las economías colapsan sin dar respuestas a las injusticias de nuestro tiempo, hay que aprender a cambiar sin hundirnos. La alternativa a la catástrofe como condición del cambio es la transformación de las ideas y de las instituciones.
Alguien dijo alguna vez que “El futuro es el único capaz de convertir nuestras vacilaciones en certezas y nuestras preguntas en respuestas”
Si así no lo hicieren, ¡que Dios y la patria os lo demanden!


Vicente Scordamaglia

miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿TODO VALE POR UN VOTO?

¿TODO VALE POR UN VOTO?

Ya no hay más secretos ni experimentos que valga la pena seguir “La fuerza de nuestra nación, radica en mantener en continuo desarrollo a su masa laboral y productivo”

“Lo que no ordenó la política lo ordenó la gente”. Esta no es una frase mía; esta frase, que es una de las pocas definiciones políticas que dejo la campaña electoral, la expresó Sergio Massa en una entrevista realizada por Marcelo Longobardi un día después de haber sido “derrotado” en la carrera presidencial, esto lo dijo, sin que pudiera advertir que esta definición también le cabía a él mismo. Esta verdad de Perogrullo a veces ignorada por la dirigencia política, muestra el enorme poder que va asumiendo la gente a la hora de las grandes definiciones políticas en nuestro país. En esta misma línea, deberíamos destacar la postura que asumió la tercera fuerza UNA que el mismo Massa lidera y que lo coloca en una inmejorable situación política que ni sus propios protagonistas hubieran imaginado después de la derrota electoral del 25 de octubre. La actitud republicana asumida por esa fuerza política en función de darle el mayor sentido posible a los 5.200.000 votos que apoyaron su propuesta política, apuntan a tres frentes estratégicos de cara al futuro de la nación.

En primer lugar, la postura asumida por ese frente electoral lo pone como el garante de la gobernabilidad, acompañando democráticamente al futuro Presidente de los argentinos ante las posibles embestidas de aquellos sectores que seguramente tratarán de impedir la consolidación del próximo gobierno. En segundo término el espacio que lidera Sergio Massa lo coloca en la línea de los futuros presidenciables de cara al futuro, como así también el mejor destino (“refugio”) del peronismo disidente que quizás, en caso de que pierda Scioli, también lo será de aquellos peronistas que comiencen un viraje estratégico dejando atrás al Kirchnerismo (que sin la caja no es nada) para alinearse en otro espacio que ofrece mejores perspectivas y menos contradicciones teniendo en cuenta sus realidades territoriales. Y en tercer lugar si bien garantiza el apoyo institucional al próximo gobierno, también le pone toda la presión a quien tiene la responsabilidad de  gobernar y dar respuestas a las demandas de la gente, condiciones estas consideradas estratégicas para este espacio que viéndolo en perspectiva puede convertirse en el verdadero jefe de la oposición de cara al futuro. 

Dicho esto, consideremos lo inmediato que son las próximas elecciones del 22 de noviembre.

Ya venía advirtiendo en artículos anteriores que la escalada de violencia venía in crescendo en la medida que se acercaba la definición presidencial. La radicalización de la campaña por parte del oficialismo (en donde todo vale por un voto) y su respuesta equivalente de la oposición, dejará heridas muy graves en la sociedad argentina si el triunfo de un candidato sobre el otro no es lo suficientemente contundente como para que no quede duda alguna de quien tiene la representación popular en este nuevo período que se inicia el 10 diciembre próximo. 
El peso de la legitimación que tiene que tener el próximo gobierno, debe ser equivalente al peligro que desea rechazar ya que es poco probable que una sociedad partida al medio (o en dos mitades como usted prefiera) pueda gobernar y prosperar en sus propuestas fundamentales de gobierno; pensemos entonces, ¿qué sucedería en una Argentina con la campaña lanzada desde las usinas del poder en cuanto a que solo puede existir uno u otro modelo con los consabidos argumentos (patria o entrega) y las cifras entre uno y otro no resulten significativamente amplias para que dejen al nuevo gobierno desarrollarse en su fase inicial de consolidación?. 

Ninguna democracia puede ser social, republicana o participativa (y se precie de serlo) si no permite que todas las expresiones organicen sus legítimas representaciones (y que falta que hace) construidas a partir de distintas creencias con formas de participación política y social y que no estén contaminadas por las calumnias permanentes, algunas de ellas falaces argumentos. 
Si para algunas expresiones políticas de nuestro país que solo ven lo que quieren ver y solo escuchan lo que quieren escuchar el modelo representa su versión más acabada de lo que puede ser una revolución en tiempos modernos, no sé porque, expresiones opuestas no pueden ver otras realidades y escuchar otras voces que indican lo contrario.

Democracia o Democracia Republicana (diferencias que se dieron entre La Grecia antigua y el imperio Romano) como así también se suele hablar de Democracia Social o Democracia Participativa (conceptos más modernos) lo cierto es que si pudiéramos conjugar los términos que suelen estar en conflicto (y a veces los utilizamos todos juntos omitiendo sus discrepancias) nos debería dar como resultado que: Democracia y República expresan la diferencia entre el poder del pueblo y la norma que lo instituye como tal, por consiguiente en sociedades como la nuestra (desiguales por cierto) los grupos dominantes se valieron de la “Institucionalidad Republicana” para inmovilizar las luchas democráticas de los sectores sometidos y el sentido de justicia en este conflicto, se da entonces, por cómo se relaciona República con Democracia, a través de la acción política que debe ser participativa para transformarse así en Democracia Social que no es otra cosa que el fortalecimiento de la lucha social que los sectores populares llevan adelante contra la dominación de cualquier signo.

VICENTE SCORDAMAGLIA


martes, 27 de octubre de 2015

UN NUEVO TIEMPO EN LA POLITICA ARGENTINA

UN NUEVO TIEMPO EN LA POLÍTICA ARGENTINA

Es curioso el fenómeno tan peculiar que ocurre en nuestro país, que deja contento a todos los participantes sean estos, ganadores o perdedores: cada vez que hay elecciones de cualquier tipo, terminan festejando todos. (Será como dice la letra de una canción?: “La alegría no es solo Brasilera”)

El inédito escenario de balotaje, auspicia grandes concesos en el entramado nacional que requiere (y es lo que así exige argentina) como punto de partida una gran unidad nacional de todos los sectores y fuerzas políticas que lleve a nuestro país a un destino diferente del que venía exhibiéndose en el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner. 
   
En este nuevo escenario, después de que nadie tuvo la superioridad establecida por la ley electoral y quedando (ahora sí) solo dos candidatos para definir cuál de ellos será el próximo presidente de los argentinos (Scioli y Macri) las fuerzas políticas comienzan a re-alinearse en función de sus intereses de grupo o facción, independientemente de lo que después decida la gente a la hora de votar por uno o por otro candidato. Esta maniobra dirigencial en función de futuros acuerdos que se realicen de cara a la definición de las elecciones, puede no satisfacer al votante independiente cada vez más numeroso, lo cual como dato de la realidad vemos como ese voto se desplaza de un lado a otro del arco electoral a la hora de elegir candidato terminando con el histórico clientelismo político dejando definitivamente atrás al voto cautivo.
Se abre entonces para argentina, un nuevo balance de poder, en donde los nuevos agrupamientos como lo son el Massismo y otros, (tercera fuerza en la reciente disputa por el poder) pueden desarrollarse y cumplir un rol fundamental a la hora de la toma de decisiones en la construcción de consensos que el poder político del nuevo presidente requiere; apoyo fundamental para desmontar el viejo poder que acaba de terminar su ciclo histórico si es que no se quiere que este siga operando decididamente para obstruir o condicionar a lo nuevo que comienza a emerger con fuerza de legitimidad popular y que culminará por hacerse visible, el próximo 22 de noviembre fecha definitiva en que será consagrado el nuevo presidente de los argentinos.
Terminada ya la primera vuelta en donde el oficialismo más duro coloco a sus hombres en los diferentes lugares de privilegio, cabe preguntarse con legitimidad, Cristina ¿quiere que gane Scioli?
La importancia que tiene el congreso nacional es de vital importancia para el oficialismo ya que en ese recinto se darán las futuras batallas y es el lugar donde el Kirchnerismo pretende resistir y dar batalla a las leyes que consideren vaya en contra del “modelo” actual de gobierno. 

Los acuerdos pos electorales serán sin duda lo más importante que deje el actual proceso electoral. Esto es así ya que como todos los argentinos suponen (o en el mejor de los casos esperan) con el próximo gobierno sea el candidato que gane las elecciones presidenciales, terminará definitivamente con el personalismo político que hegemonizó gran parte de la historia democrática de nuestro país. Si esto es así, sin duda, será un avance definitivo hacia una mejor calidad institucional que redundará en una herramienta fundamental para elegir mejores y más probos dirigentes en nuestro país.
Como se viene manifestando y con razón, la demanda de la gente sobre este final de ciclo, no solo es el final de un gobierno para que lo suceda otro en su lugar, sino y fundamentalmente, será el final de gobiernos con sesgos autoritarios que impulsaron fuertes personalismos omnipresentes en gran parte de nuestra corta vida democrática.
A partir de aquí y por sus características personales, ninguno de los dos candidatos podrá por si solo mantener por mucho tiempo una masa crítica propia que le sea favorable a su gobierno si este (quien gobierne) no es capaz de lograr grandes consensos con otras fuerzas políticas existentes. Los votos cautivos que hasta ahora dominaron la escena política nacional (como decíamos anteriormente) y que capitalizaron los dos partidos históricos como lo fue el Radicalismo primero y el Peronismo después, serán reemplazados en la medida que se afiance la democracia representativa en nuestro país, por importantes segmentos de electores que orientarán su voto de acuerdo a los intereses que su dirigencia deberá interpretar y representar.
Esta nueva posibilidad que se avizora en el horizonte político nacional será la herramienta indispensable para que argentina pase de la etapa gregaria con liderazgos autoritarios y hegemónicos a liderazgos más democráticos en donde se privilegie el consenso, la propuesta, los proyectos y la gestión gubernamental.  
Siempre se creyó ( y debe de haber sido así) que si no teníamos un liderazgo fuerte en el poder no se podía gobernar a una argentina díscola y rebelde en un proceso democrático creciente; los últimos cien (100) años de la historia, argentina alterno su vida política entre gobiernos seudo democráticos condicionados por factores de poder o golpes de estado alentados por los mismos grupos de poder que apoyados por intereses internacionales realizaron su negocio sin importar costos, recursos y daños estratégicos que le produjeron a los intereses de nuestro país e impidieron el ingreso de nuevas generaciones de dirigentes a la vida democrática de nuestro país frenando la construcción de un estado de bienestar que mejore la calidad de vida de nuestra población.    

Es posible entonces, si el pueblo así lo decide, que los próximos periodos presidenciales, argentina comience a transitar el camino de la construcción de una democracia representativa más estable como tienen la mayoría de los países desarrollados del mundo.    
Por supuesto que esto no es todo, la calidad institucional deberá ser acompañada por una generación de dirigentes que crea fervientemente que esto es posible, convirtiéndose así, en una nueva generación de dirigentes no solo con vocación de servicio, sino también con valores morales y republicanos que trabajen por una argentina mejor para todos.       


VICENTE SCORDAMAGLIA

viernes, 16 de octubre de 2015

UNA CERTEZA Y DOS INTERROGANTES

UNA CERTEZA Y DOS INTERROGANTES

Es indudable que la disputa presidencial comienza a tomar aspectos definitorios de final de campaña. En este sentido, la dirigencia argentina, está mostrando la peor versión de sus propuestas disponibles; un rostro desencajado que muestra mezquindades en vez de gestos democráticos, devela la poca comprensión que expresa la política acerca de la demanda electoral de los argentinos a la hora de decidir su voto definitivo. La utilización de la descalificación permanente como método  de campaña con los más sucios argumentos para desautorizar al contrincante, (saturando los medios de comunicación y las redes sociales con acusaciones personales) que en el mejor de los casos son verdades a media o, en el peor de los casos, infundadas sin pruebas ni fundamento que la justifiquen, son operaciones destinadas a desacreditar a los candidatos de cualquier signo y someterlos a un esfuerzo descomunal para tener que demostrarle al electorado nacional (hipersensible a los temas de corrupción) que no solo cuentan con idoneidad personal para gobernar sino también, una inquebrantable integridad moral frente al complejo mundo del poder de la política y el dinero de las grandes corporaciones que la sustentan. 
Este método de la más baja estatura política, busca igualar para abajo al conjunto de la dirigencia nacional dejando al descubierto miserias y agachadas de nuestra clase política nacional para dejarlos a todos, “en el mismo lodo todos rebolcaos” (como dice Discépolo en Cambalache)
Es evidente que con estas prácticas de hacer política, en donde solo se destacan los defectos por sobre las virtudes de los candidatos, es bastante difícil suponer que lo que dicen pueda ser creído por el electorado nacional, ya que permanentemente se ven arrastrados por las operaciones de los pillos que operan en las sombras, y que a río revuelto sacan su mejor dividendo del proceso democrático y su clase política nacional; pero convengamos que si bien no es la mejor calidad democrática, tampoco se la puede calificar de desastrosa; obsérvese que por segunda vez en este tramo de la democracia argentina, un presidente que llega al final de su mandato le entrega el mando a otro presidente electo en elecciones libres y democráticas. (De Néstor a Cristina y de Cristina a ………)

Los escasos días que restan hasta el 25 de octubre, día del comicio, más que ser la fecha de llegada, comienza a transformarse en la medida de su cercanía, el día de largada; esto es, se termina el relato de campaña y comienza el nuevo ciclo presidencial que con sus mas y sus menos será el gobierno que los argentinos sabremos darnos para el próximo período presidencial. 
Van quedando así en este escenario político, pocas alternativas para elegir candidato frente a la creciente escalada de embestidas verbales entre quienes serán los protagonistas principales que, finalmente, deberán persuadir al electorado que sus propuestas están destinadas a cambiar (más allá de las cuestiones de fondo que nuestra sociedad demanda con insistencia) definitivamente las reglas de juego que imperan hoy en la democracia argentina. Pero debo decir en este punto con un dejo de desconfianza, que con este nivel de violencia y acusaciones sistemáticas, parece ser difícil que así suceda ya que en la mente dirigencial de nuestro país prima más el impacto de la denuncia que la propuesta útil, franca y llana. Con la importancia que se le da a los carpetazos anónimos, herramienta favorita de estos tiempos, entre políticos mediocres estimulados por medios de comunicación que solo intentan hacer su negocio, quieren disfrazar las pocas ideas que manejan a la hora de enfrentar los problemas existentes (en el ámbito político, social y económico) que nuestra sociedad espera se resuelvan en la próxima gestión gubernamental, constituyéndose así un verdadero dilema que deberán resolver los argentinos a la hora de emitir su voto para elegir con libertad de conciencia y sin aprietes psicológicos a sus mejores representantes.

La política, es la forma de interpretar los ciclos sociales, políticos y económicos que se producen en un mundo cada vez más globalizado que solo distribuye desde los centros de poder, los desperdicios de un modelo global cada vez más injusto. Con el avance de la tecnología, sus métodos de dominio se han sofisticado extraordinariamente de manera tal que, en vez de que podamos usufructuar los beneficios que produce el mundo global, solo recibamos los desechos de un sistema diseñado para pocos.
La complejidad del mundo, y en especial de los países excluidos del modelo global, requiere rediseñar proyectos alternativos que incluyan al conjunto de los países del mundo globalizado, aplicando para ello conceptos morales elementales de equidad como los expresados por el Papa Francisco, basados en una humanidad cada vez más justa, libre y solidaria.
Estos conceptos olvidados por el hombre de la “modernidad”, están íntimamente relacionados con los procesos democráticos de los países que tienen que lidiar con las peores lacras de nuestro tiempo como son: la corrupción, el narcotráfico, el subdesarrollo y la pobreza extrema, que la humanidad entera ya debería de haberla hecho desaparecer de la faz de la tierra.

Finalmente, en este contexto mundial hostil (para países emergentes) nuestro país elige presidente para el nuevo período gubernamental, consciente de que le espera por delante realizar un supremo esfuerzo para revertir una tendencia propia de nuestra idiosincrasia  que nos pone siempre al límite del conflicto innecesario, por encima del desarrollo de las virtudes personales y colectivas de nuestra nación; la incertidumbre que señalan las encuestas con respecto al resultado electoral, muestran la delicada línea que existe entre el éxito o el fracaso de la próxima gestión presidencial, esto es, que la lucha por el poder entre cualquiera de los candidatos incluyendo al propio Scioli (candidato oficialista) con los restos de un gobierno que no se resigna a aceptar que su ciclo histórico ha caducado, arrastre nuevamente a nuestro país a una confrontación sin precedente condenando al atraso y la ignominia a millones de compatriotas que aspiran dejar atrás los viejos conflictos nacionales y construir un destino común que nos contenga a todos por igual.  

Finalmente y sin el principal candidato del gobierno, se realizó el primer debate presidencial; no quiero rebajar la importancia del hecho en sí, pero poco tuvo de debate y no dejó (a mi modo de ver) más que un conjunto de propuestas que no dejan de parecerse a los spot publicitarios.
Así, los argentinos venimos siendo bombardeados (¿manipulados?) por el gigantesco aparato de publicidad que posee el gobierno (y sobre todo desde que decidiera que Scioli sea su candidato) sin perder de vista ningún resquicio posible para instalar en la opinión pública una tendencia difícil de revertir y es que su candidato ganaría en primera vuelta.
Los datos de las últimas primarias (PASO) revelaron esa idea y hoy es una certeza, por cuanto que Scioli tiene entonces tres chances concretas: la primera es ganar por más del cincuenta (50%) por ciento, algo que parece improbable; la segunda que supere al segundo por más de diez puntos teniendo en su haber el cuarenta (40%) por ciento algo posible y la tercera que no llegue a ninguna de las dos y dirima su suerte en segunda vuelta.

Para los otros dos candidatos en cuestión, Macri y Massa, quedan todas las incertidumbres posibles ya que deberán dirimir entre ellos para ver quien acompaña al oficialismo a la segunda vuelta electoral que por lo que se ve, promete ser un acontecimiento histórico que seguramente se resolverá casi al filo del comicio, en donde una particularidad se destaca de los tres candidatos en cuestión y es que a esta altura de la campaña los tres prometen lo mismo, entonces ¿cómo resolver la paridad existente? Solo por un aspecto personal del candidato, aquel que le brinde mayor confianza a la gente.

Pero no se deprima, no son todas pálidas para los argentinos; nunca tuvimos como hoy tanta cantidad de calificativos sobre la forma de votar: voto a Scioli, a Massa, a Macri, voto en blanco, a cualquier candidato que no esté en el podio de tres, voto cuota, voto útil, voto castigo, voto vergüenza, voto estrategico y no sé cuantos más; lo cierto de todo esto es, que como nunca, el porcentaje  de indecisos parece ser excesivamente alto, y para el lado que se vuelque esa tendencia definirá la próxima elección; tamaña responsabilidad recae sobre ellos ya que una minoría (valga la paradoja) definirá los destinos de los argentinos por los próximos veinte años.


VICENTE SCORDAMAGLIA

jueves, 3 de septiembre de 2015

MIGRAR O MORIR

MIGRAR O MORIR
El fuerte impacto que produjo la foto del niño Sirio (ahogado) en las playas Turcas, en el fallido intento de migrar junto a su familia escapando del horror de la guerra en la tierra que lo vio nacer, estremeció la fibra humana, aún hasta la de los más indiferentes, que se preguntan, cómo la especie humana puede permitir que se cometan tales atrocidades hasta permitir que ocurran sucesos tan dolorosos de sobrellevar sobre  la conciencia humana que se jacta de haber alcanzado el punto más alto de la “civilización” de toda la historia de la humanidad.
Las atrocidades que se cometen contra la especie humana y que las imágenes muestran con elocuente realismo, develan a un mundo en constante conflicto; personas escapando de las guerras, hambre y persecuciones políticas, abruman nuestra conciencia que no consigue librarse de pecados concebidos por tolerar la insensibilidad de quienes tienen la responsabilidad de evitar que semejantes atrocidades se sigan perpetrando contra la especie humana, provenga de donde provenga.
Verdaderas organizaciones que se dedican al tráfico de personas como en los comienzos del siglo XIX, con la complicidad de gobiernos que miran para otro lado mientras se cometen verdaderos genocidios de personas en estado de extrema necesidad. La infamia, que resume todo el horror y el drama humano que se vive en las costas europeas, está dando cuenta de la parálisis que todavía impera en gobiernos, muchos de los cuales son los que han provocado estas crisis producto de la lucha de intereses que mantienen en esos focos de conflicto.
La actitud de Europa frente a los refugiados, debe cambiar inmediatamente dando solución a la grave crisis migratoria que amenaza con desbordarse provocando un verdadero éxodo a nivel internacional de difícil solución.
Según las estimaciones de La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) la cifra de migrantes que podrían morir en el intento de salvar sus vidas puede llegar a las 30.000 personas en el curso de 2015 convirtiéndose así en el mayor genocidio de estas características de episodios mundiales. A su vez la Agencia de la ONU para los Refugiados- ACNUR informa que los movimientos masivos totalizan en lo que va de 2015 mas de 60.000.000 de personas refugiadas o desplazadas y que más de la mitad son niños.
Los gobiernos que tienen a su alcance la solución de tamaña barbarie humana, deben reaccionar para poner fin a episodios que ofenden la dignidad humana y lesionan seriamente la conciencia del mundo “civilizado”.

VICENTE SCORDAMAGLIA

martes, 1 de septiembre de 2015

LA UTOPÍA DEMOCRÁTICA

LA UTOPÍA DEMOCRÁTICA
El gran desafío de los Argentinos

Los acontecimientos que se están produciendo en el país (cercanos al recambio presidencial) entre oficialistas y opositores, muestran a las claras a una Nación escindida en el nervio más íntimo del ser nacional, y anuncia con anticipación el futuro inmediato que está por venir. El descontento del pueblo tucumano por el resultado de las elecciones en un marco de violencia y sospechas de fraude, han puesto a todos los contendientes en alerta máxima ante la posibilidad de que las elecciones nacionales del 25 de Octubre sean manipuladas en favor del oficialismo ante el temor que estos tienen de tener que resolver la elección en una segunda vuelta electoral.  
En este contexto de creciente conflictividad, (ya que se juega el poder político y económico del cual dependerá el destino de los argentinos por los próximos 20 años) la inmensa mayoría del pueblo argentino, ha comenzado a advertir que no puede permanecer en silencio y ha comenzado  a hacerse escuchar.

En este sentido, nuestro pueblo, sabe mejor que cualquier dirigente, que un gobierno insuficiente de legitimidad no podrá gobernar el próximo período constitucional con la independencia que otorga el mandato popular y en consecuencia, comienza a dar señales para instalar en la agenda electoral la necesidad de generar mecanismos institucionales para consensuar un acuerdo de largo plazo (post electoral) que incluya a todos los frentes opositores, incluyendo al oficialismo de Scioli, en un gran acuerdo nacional que garantice la gobernabilidad indispensable para el día después.
Dicho acuerdo se deberá realizar dentro de los plazos electorales que, a pesar del poco tiempo que resta para su finalización, existe aún el margen suficiente para que, así como se unieron para garantizar y proponer una reforma electoral de emergencia que garantice la legitimidad de los próximos comicios, también se podrá garantizar, gane quien gane, las bases necesarias para un futuro gobierno de unidad nacional.

Deberían saber a esta altura de los acontecimientos que el aparato oficialista no se irá a su casa el 10 de diciembre y que Cristina en este sentido pretende ser la gran guardiana de su propio modelo. Ni el oficialismo con Scioli en el gobierno, ni los opositores Massa o Macri según la eventualidad de su suerte en los comicios, podrán por sí solos gobernar los próximos cuatro años con la seguridad necesaria que implica avanzar hacia las reformas que requiere nuestra Nación, para que los argentinos estemos prestos para enfrentar los desafíos que implica consolidar una democracia plena con todos sus derechos y obligaciones, que en este caso, no solo el candidato del oficialismo estará condicionado por el gigantesco aparato Kirchnerista (Senadores, Diputados, medios de comunicación recursos financieros y movimientos sociales con capacidad de ganar la calle que permanece intacto), sino así también,  los opositores Massa o Macri, correrán con la misma suerte de ser condicionados y obstruidos sin compasión por un animal político que solo sabe alimentarse del poder para seguir subsistiendo.  

¿Será posible realizar La Unidad Nacional para garantizar una democracia sana, fuerte y solidaria? ¿O será una falsa utopía más de las tantas que movilizaron a generaciones de argentinos?
La forma en que nuestros dirigentes dilapidan los recursos fundamentales de confianza que le otorga nuestro pueblo a la clase dirigente actual, son producto de una fenomenal miopía con relación a lo que nuestro pueblo viene construyendo sin descanso; con su continuo accionar, paciente pero seguro del destino que desean construir, los argentinos se encaminan a garantizar con su voto la salvaguarda ante todo, el sistema democrático que tanto le costó conseguir y en este mismo orden no está dispuesto a entregárselo a nadie que no le garantice los derechos fundamentales de vivir en una Nación libre que permita a sus ciudadanos realizarse en su vida con su proyecto personal  junto a su familia en la tierra que lo vio nacer.  


VICENTE SCORDAMAGLIA

lunes, 17 de agosto de 2015

LA GRANDEZA DE CINCINNATUS

LA GRANDEZA DE CINCINNATUS

Las recientes elecciones realizadas en nuestro país, arrojaron un resultado ciertamente complejo de descifrar para el común de los mortales de esta parte del fin del mundo (como le gusta decir al Papa Francisco). Las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias vienen resultando ser desde su inicio, un filtro para muchos partidos y sus dirigentes que, desde la debacle de los partidos políticos sufrida en el 2001, dejaron de tener una representación genuina que desató escenarios impensados para el presente y futuro de la democracia en Argentina. Sin partidos, proliferan en el contexto actual, dirigentes sin pertenencia partidaria ni ideológica sujetos a su popularidad personal, e imbuidos solamente de su impronta personal.  En este sentido, en donde la política pasa por una escenificación virtual de la realidad a través de los medios de comunicación, se va degradando sistemáticamente el valor de los grandes temas nacionales que se visibilizan o se ocultan de acuerdo a los intereses económicos de quienes nunca pierden en este tipo de disputa, las corporaciones financieras que verdaderamente son quienes digitan el rumbo de los acontecimientos nacionales e internacionales. 

En este devenir de la política, se desarrollaron las primarias abiertas en nuestro país; los resultados ciertamente, fueron los esperados para muchos que como yo, vaticinamos que no habría polarización entre los dos candidatos más votados, esto es Scioli y Macri. Massa, el tercero en discordia, sacó los suficientes votos como para seguir con la expectativa de ser él quien dispute junto a Scioli la casi segura segunda vuelta de las próximas elecciones nacionales en nuestro país.
A partir de que se conocieron los resultados definitivos, comenzó una avalancha de operaciones para influir sobre Massa, como lo fue para Loustou en la elección que disputó con Larreta, para que tenga un gesto de grandeza y se baje de la candidatura presidencial de manera que facilite el camino al candidato opositor más votado (Macri). Si esto fuera incuestionable, todos los opositores implorarían que Massa se baje, pero los datos que surgen de la realidad indican otra cosa.
Adentrémonos un poco más en el dilema; si Massa se baja, le es funcional a los intereses de Scioli y el gobierno saltaría de contento ya que, de seguir linealmente la proyección de los votos de las PASO ganarían en primera vuelta sacándole los suficientes votos al segundo más votado; al sacar mas de 10 puntos de ventaja resolvería definitivamente el pleito, esto es así, porque ya no existen (por suerte) los votos cautivos, es decir, los votos se van a dirigir a quien garantice la gobernabilidad del próximo gobierno y consolide el sistema democrático, que en paralelo deberá emerger con el liderazgo suficiente para avanzar sobre los temas pendientes que los argentinos esperan se realicen con la próxima gestión del gobierno nacional.

Si esto es así, Massa con su participación, estaría garantizando una vez más (como lo hizo cuando evitó con su decisión una hipotética reforma electoral) que el oficialismo no se salga con la suya, ya que sus votantes eliminan la posibilidad de que ninguno gane en primera vuelta y entonces la elección se dirima en el segundo turno o ballotage.  En este sentido, los acuerdos posibles no implican que alguno de los dos opositores más votados se baje antes de que se vote en la primera vuelta (hecho que se dará fatalmente para uno de los tres) sino más bien, los dos opositores más votados deberían competir entre sí y polarizar la elección entre ellos haciendo participar de este modo a todo el arco opositor, prescindiendo de lo que realice el propio Scioli para dilucidar quién va a ser el que compita en la segunda vuelta electoral.
Pero si se quiere tener éxito en esta propuesta, existe todavía una última posibilidad de acuerdo entre los dos opositores al gobierno, este acuerdo deberá ser explícito antes de competir en primera vuelta, esto es: realizar un gran acuerdo nacional de manera que, quien llegue a la segunda vuelta entre Massa o Macri y obtenga eventualmente el triunfo, este realizará una convocatoria al tercer competidor que quede afuera para que se sume con todos sus equipos y realizar un gobierno de unidad nacional que potencie definitivamente el éxito del gobierno por venir. ¡A!, no deben olvidarse de Margarita y De La Sota.               

Por supuesto que todos nos preguntamos si es posible que la dirigencia asuma una actitud y un compromiso semejante por el bien de La Nación y la de todos sus habitantes, la respuesta la tendremos al momento en que se acerque la definición de la compulsa, los especialistas ajusten las encuestas y los argentinos vayamos votar.
Mientras tanto exhorto a nuestros dirigentes que mediten sobre el significado que tiene la palabra grandeza, yo elegí uno:
Lucios Quinctius Cincinnatus, patricio Romano (siglo V a. C.) transformado en agricultor por decisión propia luego de haberse retirado disgustado a su finca negándose a intervenir en la política (debido a que su hijo Caeso había sido exiliado por usar un lenguaje violento contra los tribunos) fue nombrado dictador Romano para defender la ciudad contra los ataques que sufría en ese entonces; tras derrotar a los enemigos, voluntariamente dejo el poder y regreso a la vida campesina. Catón el Viejo y otros republicanos Romanos hicieron de él un arquetipo de rectitud, honradez, integridad y otras virtudes Romanas, como frugalidad rústica y falta de ambición personal, virtudes que supo combinar con una capacidad estratégica militar y legislativa notables. Cincinnatus, se ha convertido en un símbolo tanto del uso del poder político al servicio del interés público como del valor de limitar e incluso renunciar al poder individual por el bien de todos los ciudadanos. 

VICENTE SCORDAMAGLIA


jueves, 6 de agosto de 2015

DECISIÓN 2015

DECISIÓN 2015
Como creo que ha llegado el momento de definiciones políticas que determinarán la vida de la Nación, y como consecuencia de ello, la de todos los argentinos por los próximos veinte años, creo que todos los ciudadanos habilitados para emitir su voto, debemos hacerlo sin presiones, miedos o prejuicios ideológicos que menoscaben nuestro derecho de seguir trabajando por construir una sociedad más justa y un estado de derecho que garantice el libre albedrío de todos los argentinos por igual.
Comenzaré diciendo que lo hago a título personal, así que este texto, más que un artículo se trata de una confesión testimonial de lo que realizaré con el nuevo proceso político que se iniciará a partir del 10 de diciembre del corriente año como consecuencia del resultado que arrojen las próximas elecciones Presidenciales de la Nación.

Por supuesto que esta decisión requiere de un análisis profundo de las fuerzas que allí disputarán el poder, dada la importancia que tiene tal evento para nuestro país, por ello comenzaré repitiendo una frase de Edward Snowden cuando se refiere al valor de las personas y las creencias que las sustentan: “La verdadera medida del valor de una persona no es aquello en que dice que cree, sino lo que hace para defender esas creencias” y en este sentido todos, digo el conjunto de los argentinos, debemos poner lo necesario para resguardar el sistema democrático de todo intento de subvertir su valor principal que es el de la defensa de la liberad, los derechos individuales y colectivos de todos los argentinos. Al menos creo que la inmensa mayoría de los argentinos, así pensamos.
Creo en la política como un proceso ininterrumpido de sucesos producidos por un pueblo en la búsqueda y la lucha por el bien común; la grandeza de la patria, entendida la misma no como una entelequia vacía de contenido, sino colmada de argentinos que, construyéndola, viven en una comunidad libre de ciudadanos hermanados por un mismo destino. Es de esperar entonces, que el próximo gobierno utilice estos inmensos recursos de los que dispone nuestra Nación, para convocar definitivamente a un gran acuerdo nacional, que, por otra parte, es un hecho esperado largamente por todos los ciudadanos que anhelamos construir definitivamente una gran Nación. 

Los acontecimientos que se producen en el mundo así lo requieren, ya que se avizora un sinfín de dificultades e interrogantes que han puesto a las naciones libres del mundo en estado de alerta por la defensa de sus recursos vitales, los que utilizan para su subsistencia cotidiana y su posterior desarrollo estratégico. El porvenir, desde este punto de vista, puede aparecer en el horizonte inmediato, sombrío y peligroso para aquellos países que no hayan construido una organización nacional sólida, que los proteja de la voracidad de los poderosos de turno, que no se detendrán ante nada cuando vean peligrar la estabilidad de sus economías y la escasez de los recursos necesarios que garantizan su confort y su alto nivel de vida.

Hasta ahora, debo confesar con alguna tristeza, no he escuchado a ningún candidato hacer referencia alguna a estos temas, para mí, estratégicos para el futuro de la Nación; “solo se trata de vivir” dice la letra de una canción popular y en ese devenir se deleitan con promesas que no hay que cumplir diría el español (“las mejores promesas son aquellas que no hay que cumplir”). Desde  esta mirada, lo cotidiano, es de muy escaso valor cuando se lo compara con el destino que pueden tener al menos, dos generaciones de argentinos si seguimos pensando que la resolución de los grandes problemas nacionales se pueden remediar por separado del pueblo y sus necesidades; me pregunto, alcanza con la honestidad de Stolbizer?, con las denuncias de Carrió?, con la ética Radical de Sanz?, con la gestión de Macri y su lluvia de dólares?, las incongruencias discursivas y el seguidismo de Scioli? o con el cambio justo que Massa promete?; creo que todas estas cualidades separadas unas de otras no alcanzan ni para empezar. Sin embargo, cabe la esperanza de que a partir de la decisión que tome el pueblo promueva un nuevo escenario político capaz de señalar con fuerza el camino adecuado para que nuestra dirigencia transite sin desvíos y sin flaquezas.

Debo confesar, ya lo dije, frente a esta incertidumbre, que jamás pensé vivir, que me siento hoy parte de esa masa de indecisos que estoy seguro esta vez, son más de lo que creen los especialistas en intención de votos; lo cual, me parece que la tan ansiada polarización que describen los analistas de moda, todavía no se visualiza claramente, provocando aun una incertidumbre mayor.

Las próximas elecciones nacionales se encaminan a un difícil dilema para los argentinos que según mis cálculos, será de triple empate entre los  candidatos que postula el Frente para la Victoria (Scioli) el frente Cambiemos (Macri) y el Frente Renovador (Massa), si esto es así, los votantes argentinos estarán forzando un nuevo escenario para nuestra democracia y señalando una imperiosa necesidad de que aquellos políticos que estén a la altura de los acontecimientos logren, después de las PASO, el consenso necesario para gobernar un país que tiene la tendencia a entrar en conflictos innecesarios y a la dispersión de sus esfuerzos más que a la valoración de sus virtudes.     

VICENTE SCORDAMAGLIA


viernes, 24 de julio de 2015

ELECCIONES 2015

ELECCIONES 2015
La política argentina adquirió una dinámica absoluta. En la medida que se vallan terminando las elecciones locales en distintas provincias de nuestro país (favorables estas a distintas fuerzas políticas sin definir nada para las presidenciales) de aquí, hasta las próximas elecciones nacionales, asistiremos a acciones de alto impacto destinado a captar la atención de los medios de comunicación y por intermedio de ellos llegar a la gente para “ensordecer” en cierta medida las verdaderas propuestas que la gente ansía escuchar. Los centros de campaña de los distintos frentes electorales no cesan en su empeño para hallar la alquimia precisa que les  permita encontrar la formula numérica para sacar alguna ventaja por sobre sus adversarios para obtener los votos necesarios y así llegar a tener la oportunidad de “representar” a todos los argentinos en el próximo periodo gubernamental. 
Pero convengamos que lo más importante de esta ingeniería electoral es para el oficialismo evitar la segunda vuelta y para la oposición, llegar a ella.

En este incesante desfile de figuras del espectáculo y el deporte por las PASO  que por lejos superan en conocimiento popular a las figuras de los alicaídos partidos políticos, (aquellos con alguna formación política) se vieron desplazados de su rol histórico para el cual se han preparado gran parte de su vida; en este caso, estos nuevos “representantes” del pueblo, con escasos argumentos ideológicos, utilizando el sentido común y con el apoyo de alguna encuestadora, se ven beneficiado y son catapultados rápidamente al escenario político nacional.

Otro tanto sucedió con la incorporación de los vicepresidentes a las formulas presidencial que se anunció con todas las pompas, (como si en nuestro país hubieran significado algo mas que para tocar la campanita del senado o reemplazar al presidente en alguno de los viajes que este realiza al exterior) este echo que en si mismo debería ser sumamente significativo y tener alguna trascendencia para cualquier país normal, para el nuestro en cambio, careció de poco significado y de muy poco interés para la gente como para que esta decisión modifique el tablero nacional de los candidatos más encumbrados electoralmente, salvo, la designación de Zannini a la fórmula presidencial de Daniel Scioli; esta decisión de la presidenta, significo una señal inequívoca de los intereses del Kirchnerismo después del 10 de diciembre, dejando en claro que seguirá presente en la política nacional.

En el caso del cierre de listas con lo que respecta a la distribución de los diputados nacionales, en este caso sí se observó una disputa mucho más política ya que estos son verdaderamente quienes van a protagonizar los futuros debates en cuanto que lo que se espera haya cambios significativo si es verdad que se quiere transformar definitivamente a la nación, en una verdadera democracia representativa.                 
En el contexto social, político y económico, el clima es de una tensa tranquilidad comparado con otros finales de ciclo; por primera vez en tiempos democráticos un presidente se va a retirar en la fecha estipulada por el calendario electoral y lo que la constitución determina, no es un dato menor si lo comparamos con otras experiencias electorales en la reciente historia democrática de nuestro país, esto ya es un paso adelante para consolidar definitivamente el proceso democrático de nuestro país. La oferta electoral es amplia pero poco variada ya que en líneas generales los tres candidatos  tienen una misma impronta, (Scioli, Massa y Macri) es decir que la única diferencia la sigue teniendo el gobierno de Cristina que con la incorporación de Zannini a la fórmula electoral da señales muy claras de seguir condicionando la política del próximo  gobierno sea este del signo que sea. En este escenario peculiar de nuestra sociedad, todos los candidatos saben lo que reclama la gente, en consecuencia en esta elección, la disputa fundamental no se dará tanto en las propuestas (ya que son todas parecidas) sino en la confianza personal que cada candidato logre instalar en la gente.

Ahora bien, hasta aquí es más o menos lo que todos conocemos, lo publico, lo que esta expuesto ante la vista de todos, pero ¿qué está sucediendo de puertas adentro de los bunquers electorales? ¿Cuál es la estrategia que esta pergeñando el gobierno en particular y sus opositores?.
Convengamos que ya no es una novedad que el oficialismo quiere mantener el poder aun fuera del poder. Las recientes medidas tomadas por Cristina (la incorporación de Zannini como vice de la fórmula presidencial, los nuevos diputados afines a la agrupación Camporista que seguramente llenaran las bancas el año próximo el reemplazo de Milani en el mando del ejército y la fragrante intromisión en la justicia) apuntan fundamentalmente a garantizar la continuidad del modelo, la “impunidad” de sus medidas y el pronto regreso al poder si fuera esto necesario. Frente a esta verdad de Perogrullo la oposición titubea en el armado de un frente común única posibilidad de derrotar al oficialismo, que se ha dado cuenta que los candidatos de la oposición no logran consolidar un liderazgo que aglutine a la parcialidad opositora dejando la responsabilidad de decidir al electorado que ambiciona un cambio para garantizar una mejora en el orden institucional por los próximos cuatro años.  Las paso de Capital disminuyeron las expectativas del Massismo por su baja competitividad en el distrito más importante de la nación, pero las elecciones de la segunda vuelta entre Larreta y el asenso de Lousteau ambos del mismo frente confundió el rol y las expectativas que tenían los dirigentes de ese frente electoral que si no están a la altura de lo que esperan las grandes mayorías de nuestro país pagarán caro el error de creer que su vanidad está por encima de los intereses del conjunto de los argentinos.  

Cualquiera sea el resultado de las próximas elecciones, la dirigencia argentina debe prepararse con seriedad ante la eventualidad de tener que cogobernar los destinos de la Nación; los argentinos sabemos de antemano que lo que decidan nuestros dirigentes repercutirá por los próximos veinte años en un mundo que produce cambios drásticos y no espera a los rezagados de la historia; el destino está en nuestras manos: o avanzamos con decisión hacia  el futuro o el futuro vendrá por nosotros para convertirnos una vez más en pasado.


VICENTE SCORDAMAGLIA

jueves, 18 de junio de 2015

SOLO SE TRATA DE COMPRENDER

SOLO SE TRATA DE COMPRENDER
¿Comprender es justificar?

Pese a quien le pese Cristina Fernández de Kirchner se dispone a retirarse del gobierno (al menos así parece) con todo su poder intacto. Es más, hasta se podría decir que conserva niveles de aprobación más altos que los propios candidatos que aspiran a sucederla. La demostración de poder realizada en la semana de mayo, la obcecada decisión de seguir aprobando leyes en  beneficio propio, sumado a los últimas anuncios de transformar en ley el derecho universal por hijo, (reclamado hasta por la oposición) muestran al oficialismo, con una capacidad intacta de movilización (como en los albores de su dinastía) y una vocación para conservar la iniciativa política en todos los niveles de decisión de su gobierno, demostrando así, que todavía es capaz de hacerlo en pleno ejercicio de todas sus facultades.

Ya me he ocupado extensamente a través de distintos artículos de ser un crítico implacable de este gobierno y su modo de construir poder, señalando yerros u atropellos en su acción de gobierno, desafiando o ignorando al resto de los poderes de nuestra precoz democracia que se encuentra en un punto de inflexión, al elegir en apenas unos meses, un recambio presidencial que puede cambiar el escenario nacional por los próximos veinte años; es hora entonces, de hacer con la misma severidad, un balance de aquellas cosas realizadas por este gobierno y que nadie  hasta ahora las ha realizado (salvo el propio Perón en su tiempo) en beneficio de vastos sectores de nuestra sociedad necesitados de elementos básicos insatisfechos.
Pese a quien le pese, el argentino medio sabe que este gobierno se ocupó de algunos de sus principales problemas, como son, el trabajo y sus paritarias, el derecho universal por hijo, planes  para los sectores más postergados de la sociedad, políticas de derechos humanos y derechos para las minorías postergadas, jubilaciones un poco más dignas y para los que tienen mejores ingresos como los sectores medios de la sociedad: el auto cero kilómetro, dos vacaciones por año en nuestro país o en el extranjero, equipamiento tecnológico personal y familiar como los teléfonos móviles, computadoras, televisores de última generación y artículos de la llamada línea blanca (cocinas, lavarropas, heladeras) además, estos sectores, gozan de una buena capacidad de ahorro que muestran porcentajes récords de compra de dólares para atesorar (495.277.677 millones de dólares según la AFIP) en el mes de mayo, y así podríamos seguir un rato largo enumerando muchas cosas que hacen al mejoramiento de la calidad de vida del pueblo en su conjunto. Todo esto y otras, se ha dado en llamar por los críticos, como el efecto consumista de la sociedad argentina, sin advertir que nuestro pueblo (y en especial las numerosas capas medias de nuestra sociedad) tiene una alta expectativa de vida que no es lo mismo, lo cierto es que, objetivamente, Argentina muestra todavía niveles de vida altos con respecto a otros pueblos de la región y mucho más si se lo compara con el pasado inmediato de nuestro país (año 2001); en este sentido, si analizamos desprendidos de intereses ideológicos nos daremos cuenta también que el alto porcentaje de adhesión que tiene este gobierno por parte de los jóvenes de entre veinte y treinta y cinco años es debido a que cuando intentaron incorporarse al mercado laboral, no conseguían trabajo o si lo había, se trataba de trabajo precarizado, en ese entonces, esta generación, tenía apenas veinte años, como vemos, ese recuerdo es muy fuerte a la hora de defender intereses legítimos ya que muchas parejas jóvenes que se constituyeron como familia en los últimos doce o quince años tienen al respecto una vivencia mucho más fuerte que una comprensión teórica de los acontecimientos.
Es verdad que priorizar todos estos logros y este despliegue fenomenal de recursos económicos (mucho de ellos a través de subsidios) se fueron realizando a expensas de postergar otros problemas no menos serios que padece nuestra sociedad como la inseguridad, el narcotráfico, la corrupción, crisis energética y otros males endémicos que no se los podemos endilgar todos a este gobierno ya que tienen larga data en nuestra sociedad, en todo caso, si usted quiere, el gobierno es responsable de no haber hecho nada por resolverlos.
Este conglomerado de medidas que pueden ser cuestionadas por cierto, es el núcleo central de la política de un gobierno que priorizó contener primero a los sectores más vulnerables de la sociedad que venían siendo golpeados y abandonados (por los sucesivos gobiernos de todos los signos) a su suerte por las distintas crisis económicas del pasado; recordemos, que el conjunto de estos sectores, deambulaba por las calles de la ciudad y rutas argentinas en demanda de solución a sus necesidades básicas insatisfechas haciendo peligrar en todo momento, la incipiente gobernabilidad. Al mismo tiempo, el gobierno de los Kirchner, eligió fortalecer el mercado interno estimulando a la gran clase media que posee nuestro país, con el claro objetivo de que se produzca un despliegue de recursos económicos en el mercado interno para favorecer (a través de la demanda) a la industria, el comercio y la producción, generando nuevos puestos de trabajo que redundaron en un círculo virtuoso de la economía en general del cual, todos los sectores de nuestra sociedad, fueron alcanzados por alguno de estos beneficios.    
Ahora bien, como síntesis de un escueto e imperfecto análisis, diremos que el gobierno nacional posee un plus por sobre el resto de las fuerzas políticas, esto es, un fuerte liderazgo político, sectores que apoyan incondicionalmente su conducción y sus manejos con una fuerza de movilización territorial e institucional organizada con capacidad decisoria a la hora de implementar políticas o realizar  operaciones destinadas a imponer sus decisiones por sobre las del resto de las fuerzas políticas en pugna que disputan el poder en nuestro país, por lo que no es de esperar, que este gobierno y su gente se vayan a su casa después del recambio presidencial y así solo esperar; mucho más aún, si lo que se espera que suceda, la presidenta tendrá una participación decisiva en el armado del próximo gobierno que en su defecto condicionará al próximo, sea éste del  signo que sea. Quizás, deberíamos agregar aquí, que los Kirchner mantuvieron a raya a todos aquellos factores de poder (militares, sindicales, económicos y medios de comunicación) que históricamente ejercían una hegemonía absoluta en favor de sus intereses de facción o sector. 
Mientras escribía este artículo, fui sorprendido por el anuncio de la incorporación de Zannini a la fórmula presidencial de Daniel Scioli ; la sorpresa no fue que Scioli tuviera un vicepresidente en la formula(obvio)  sino que la sorpresa era quien sería ese personaje y en este caso se me ocurre que la figura de Zannini representa, en caso de que gane esta fórmula presidencial, la presencia de Cristina  en el próximo gobierno y en el poder. Todo este acontecer, no hace otra cosa que ratificar mis dichos en los distintos artículos de los últimos dos años cuando venía diciendo que alguna de estas situaciones posibles podía prosperar.   
En el otro extremo del tablero político, (el espacio opositor) y en el transcurso de los últimos  meses, los candidatos mejor posicionados para “representar” las distintas expectativas de los votantes opositores e independiente, se ven sometidos al ataque especulativo de algunas operaciones de desgaste producido por operadores del gobierno y por la acción incisiva de las encuestas (con una población sensible a ellas que los mantiene en el sube y baja) para impedir acuerdos entre ellos que posibiliten presentar un frente único como alternativa para oponer al gobierno nacional. Todo este armado debería de haberse logrado consensuando una única fórmula que obligue a los candidatos del gobierno a una segunda vuelta donde seguramente perderían las elecciones venideras.  En este sentido, las encuestadoras vienen cumpliendo un rol decisivo al instalar en tiempo preciso y real, a aquellos  candidatos que de por sí solos no hubieran podido visibilizarse en el poco tiempo que resta hasta el cierre de acuerdos partidarios.
Los intereses de la política y sus dirigentes de cara a las próximas elecciones, están configurando un escenario difícil de definir para el ciudadano de a pie. A decir verdad, en el tiempo que resta de aquí a las próximas elecciones, no se ve un solo candidato que privilegie los intereses de los ciudadanos que aspiran a representar por sobre los intereses personales de estos; en ese devenir, se los ve como nunca antes se ha visto, moverse de un espacio a otro sin ningún tipo de prejuicio moral, ideológico o partidario que le impida cerrar acuerdos en busca de una mejor performance para mantener su nivel competitivo con el claro objetivo de perpetuarse en el poder. 
Esta metodología hasta ahora encubierta de la política argentina, nos muestra descarnadamente una ruptura profunda de valores que unos pocos venían sosteniendo con mucho esfuerzo a través de lealtades personales que por lo menos conservaba algunos signos de recuperación del nivel moral y ético de la política argentina; sin embargo, el espectáculo cotidiano de la vida nacional nos muestra lo contrario, el todo vale es la regla, la deslealtad su mejor herramienta y el dinero su único valor. En este cambalache de la modernidad que se ventila cotidianamente por las pantallas de la televisión, los personajes que más se destacan son aquellos que rompen con las barreras morales  sintiéndose “libres” de toda atadura moral, avanzando sin cesar hacia la conquista de su único objetivo, el dinero y el poder.   
Para concluir digamos que el futuro inmediato de Argentina no se visualiza con la suficiente claridad que debería faltando tan poco para el recambio presidencial. En una dispersión de la voluntad de los votantes luego de las PASO entre el frente para la victoria, el frente renovador y el pro (dicen los más optimistas del gobierno) los dejaría ante la posibilidad de ganar en primera vuelta si consiguen sacar el 10% más por sobre los otros dos contrincantes. Si el próximo gobierno, cualquiera sea este, no alcanza una contundente legitimidad, Argentina puede quedar atrapada en una descomunal lucha por el poder convirtiendo a la democracia Argentina en un laberinto sin salida.
Lo cierto de todo esto es que una preocupación se instaló en la conciencia de los argentinos; ¿qué ocurriría si el triple empate de Santa Fé  se repitiera a nivel nacional?   


VICENTE SCORDAMAGLIA