“Un ingeniero construye de piedra y
arena, un ingeniero social desarrolla vidas y las hace satisfactorias” Luis Gabriel Carrillo Navas
El gobierno del Ing.
Macri comienza de a poco a tener una densidad que no tenía en los primeros días
de gobierno. Las idas y venidas de un gobierno dubitativo que parecía
trastabillar con cada medida que tomaba, hacían pensar que nos encontrábamos
con un gobierno de extrema debilidad. Sin embargo, solo estaba tomando impulso
para arremeter con las medidas más emblemáticas. Da la impresión que Macri y su
entorno más íntimo no confían ni en su sombra y como consecuencia de ello
operan sin buscar apoyos del resto de las fuerzas “aliadas”, salvo en algunos
gestos de apertura como la visita a Davos junto a Sergio Massa, el resto solo
fue para la foto. Esta metodología puede ser efectiva en los primeros días
cuando el romance con la sociedad todavía está intacto, pero en el mediano
plazo el gobierno debería construir un sólido apoyo y una masa crítica en
función de consensuar medidas a tomar que pueden ser todavía más rigurosas de
las que ya se tomaron y que pueden ocasionarle costos políticos irreversibles.
El frente externo para Argentina, comienza a mostrar signos
de recuperación con relación a restituir la confianza perdida; esta operación
está en manos exclusivas del Presidente Macri y su canciller Susana Malcorra.
Las visitas del primer ministro Italiano Matteo Renzi, el Presidente de Francia
François Hollande y la próxima visita del Presidente de EEUU Barack Obama,
tienen ese valor simbólico para destrabar el acceso al crédito internacional
hoy vetado por el default aplicado por el Juez Griesa en el conflicto con los
fondos Buitres; pero mientras todo esto sucede a una velocidad pocas veces
vista en la política internacional, el frente interno paradójicamente se
enrosca cada vez más en las discusiones con los trabajadores (por paritarias,
impuestos al trabajo y despidos masivos del Estado) y no encuentra la ecuación
perfecta que permita transitar con equilibrio hasta que llegue el alivio de
divisas frescas que oxigenen la economía nacional.
En este mismo orden cabe preguntarse, ¿es necesaria la reforma
del Estado? sí, quién puede dudarlo? es oportuno hacerlo en este momento tan
sensible? no. La tan meneada reforma del Estado no pasa por expulsar gente a la
calle sin destino, gobierne quien gobierne, para eso se debe convocar a todas
las fuerzas políticas y consensuar una reforma que nos lleve a tener un Estado
más eficiente en los tres niveles de la Nación : Ejecutivo, Legislativo y Judicial; no
solo en lo que respecta a los recursos humanos sino también los económicos que
emplean estos tres sectores para que brinden un servicio más eficiente y menos
corrupto.
Finalmente debo decir que es de esperar que este Gobierno que
tiene el apoyo de grandes sectores de nuestra comunidad, nivele el costo de la
crisis para que no recaiga sobre los que menos tienen, construyendo día a día
un estado de bienestar más justo para todos los argentinos.
VICENTE SCORDAMAGLIA