Artículo de opinión
CIVILIZAR
Por: Vicente Scordamaglia
Después de un largo
año (en especial los últimos seis meses) en que tuve una serie de
complicaciones vinculados con mi salud, recién hoy puedo decir que comienzo un
período de recuperación y con ello las ganas de retomar una actividad que en
los últimos años me resultó sumamente placentera; me refiero a la modalidad de
construir vínculos a través de hacer llegar mi comprensión de los
acontecimientos sociales, políticos y económicos que se van sucediendo no solo en nuestro país sino
también en el resto del mundo.
Hoy el Homero Manzi (mi lugar en el mundo) estaba imposible.
Un grupo de personas estaba filmando una
propaganda. No pude ver específicamente de qué se trataba pero lo cierto es que
ocupaban todo el emblemático bar. Buscar inspiración e intimidad en esas condiciones fue
verdaderamente imposible así que decidí copiar un texto de un libro que me
interesaba: Daniel Innerarity Grau“UN MUNDO DE TODOS Y DE NADIE”. El mismo da
cuenta de cómo podemos apropiarnos del mundo y a su vez percibir que a otros
también les pertenece; dice así: “Transitamos un mundo multipolar en donde
proliferan los asuntos que a todos nos afectan, pero que a su vez al mismo
tiempo nadie puede o quiere hacerse cargo. ¿Cuál es la diferencia entre lo
común y lo privado entre la
responsabilidad compartida y la irresponsabilidad generalizada? En un mundo en
el que la economía está en buena medida desterritorializada y las
interdependencias agudizan nuestra común vulnerabilidad, no hay otra solución
que avanzar hacia una desnacionalización de la justicia y una gobernanza
global. Los bienes públicos comunes_ la mutua exposición a los riesgos globales
en materia de seguridad, alimentación, salud, financiera o medio ambiental_
requieren una correspondiente política de la humanidad. Lo que podríamos llamar
civilizar la globalización que no es otra cosa que reinventar la política a
escala global de manera que el mundo deje de tener propietarios y pase a ser un
espacio de ciudadanía”.
Genial síntesis de una verdad irrefutable pero no menos
cierta que también es una verdad operativa que nos interpela y nos obliga a
reconocer que así como vamos, hemos fracasado; a su vez debemos
preguntarnos ¿Cómo se hace para llegar a
este estado de cosas si apenas podemos con nuestras realidades y contamos con
míseros gobiernos locales entre oficialismos y opositores que no hacen otra
cosa que tirarse excrementos todos los días por la cabeza?
La tendencia de las gentes parece orientada a resucitar
viejas antinomias del pasado para expresar a través de ello sus necesidades e
intereses. Izquierda y derecha, comunistas o libertarios y en medio de esta
“nueva” melange gobiernos populares con intenciones de realizar el viejo sueño
de una mejor distribución de las escasas riquezas. A cada uno de ellos le
corresponde su posición extrema: a la izquierda democrática le corresponde la
ultra izquierda, a la derecha financiera le
son los libertarios revoltosos y a los gobiernos populares le sigue su
versión populista.
Ahora bien, ¿cómo construir un mundo con un escenario en
donde pacíficamente en los países quepamos todos? No tengo la respuesta.
Erróneamente creí que al término de la campaña electoral los
hombres de la política confluirían en un espacio común para resolver los
grandes temas que aquejan a todos los argentinos por igual, por el contrario y
muy a pesar mío, persisten y alientan el conflicto con expresiones altisonantes
a rebuscar soluciones extremas en un mundo que está demostrando ser volátil en
sus decisiones políticas, jurídicas y ejecutivas transformando a
El escenario político
de nuestro país no solo es confuso sino que además está lleno de
irresponsables que por encaramarse en
posiciones de poder están dispuestos a todo sin importar los costos sociales
que provocan. Por otro lado la situación en el mundo no está para bollos y poco
ayuda para encontrar algún atajo y con
ello alguna solución que minimice la grave crisis internacional. Tras las
complicaciones que trajo la pandemia exponiendo la insuficiencia de los
recursos para enfrentar problemas globales, debemos sumarle una guerra absurda
entre Rusia y Ucrania (que puede llevarse puesto al mundo en una tercera guerra
mundial) que da cuenta de la volatilidad que hoy tienen las respuestas políticas
dejando expuesta la fragilidad del sistema de representaciones de las
democracias en todo el planeta desnudando la volatilidad de las decisiones
políticas.
Si los problemas son globales las soluciones (como
consecuencia de ello) también lo son. Las respuestas que nos lleven a la
solución de gigantesca crisis mundial no están escondidas en algún arcón de los
recuerdos, hay que crearlas sabiendo de antemano que debemos promover
instrumentos que nos ayuden inexorablemente a civilizar la globalización.