UNA VEZ MÁS: REPENSAR LA POLÍTICA
El vértigo al que se ve sometido el ciudadano argentino solo
es comparable con la adrenalina que genera nuestro organismo cuando está a
punto de ser sometido a una operación de alto riesgo. La sucesión de
acontecimientos vividos en los últimos meses operados por el gobierno del Ing.
Macri, con el sinceramiento de la economía, tarifazos de los servicios
públicos, eliminación de subsidios al transporte, devaluación e inestabilidad
laboral, provocó con este brutal paquetazo de medidas dolorosas, la consecuente
sensación de vulnerabilidad en donde los trabajadores y los sectores más
vulnerables de la sociedad, son los que sobrellevan la mayor parte de la
incertidumbre ante el temor cierto de perder sus trabajos, único medio posible que
tienen estos, para conservar su modo de vida en sociedad y elemento central de
su orden social y familiar.
Si a todo esto le
sumamos los acontecimientos delictivos que se vienen ventilando en la justicia
con relación a la corrupción vinculada con la política, la fragilidad del sujeto
se torna insostenible. En este punto es donde el conflicto desatado se torna
enmarañado ya que la relación entre partidos políticos y electorado nacional,
agudizan su estado de desconfianza haciendo insostenible la falta de
representatividad de los partidos políticos.
Desde finales del
siglo pasado, los partidos políticos vienen perdiendo credibilidad frente al
incesante avance de los movimientos sociales, fundaciones y organizaciones
intermedias de tipo filantrópica con claras intenciones de agrupar a ciudadanos
con el único interés de ayudar al semejante; los sujetos más activos de la
sociedad que fueron dejando atrás las formaciones partidarias, encontraron en
este tipo de organizaciones sin fines de lucro, no solo un modo para encausar
su empatía personal sino que además (al encontrar aquí nuevas formas de
organización social) pudieron tener la certeza de que los fines perseguidos son
honestos y transparentes. La proximidad
de estas organizaciones y sus voluntarios (distinción necesaria con la del militante
partidario) con la problemática cotidiana de la gente, las transformó en el
reservorio de miles de voluntarios con la vocación suficiente para encarar también,
en otro orden de cosas, proyectos vinculados con la política ya que, por sus
valores personales, la sociedad los promueve rápidamente con la posibilidad irrefutable
de convertirse en nuevos liderazgos tal cual la gente demanda para afrontar las
nuevas realidades existentes.
El avance de estas
organizaciones en la vida de los pueblos es inversamente proporcional al
retroceso y a la pérdida de representatividad de las organizaciones políticas
que, al contrario de las ONGs, dilapidaron la capacidad de gestionar soluciones
para las problemáticas actuales, convirtiendo a los partidos políticos en meros
espacios de amigos para organizar tranzas espurias y aguantaderos para
delincuentes. Sin perjuicio de ello, los procesos electorales de la democracia
exigen herramientas idóneas para su funcionamiento y en este sentido, los
partidos políticos y su ideología son su instrumento principal, de manera que
repensar la política partidaria con relación a su contenido y el rol
institucional que deben cumplir, resulta indispensable; esto es reformular su
formato en el actual proceso democratico.
Toda esta reforma no
será posible realizarla en tanto no comprendamos la confusa situación
internacional que día a día nos sorprende por su espectacularidad, son procesos
que nos inquietan por la escasa comprensión que tenemos de ellos mismos. Saber hacia
dónde se dirigen los conflictos que se producen en un mundo globalizado y cómo
evolucionan las tendencias en las que se referencia gran parte de la humanidad,
es vital para no caer en el desaliento que
nos crea una mayor incertidumbre al no saber si estos episodios traerán
prosperidad para toda la humanidad o seguiremos transitando el espiral
destructivo de nuestras propias realizaciones.
Para las cabezas pensantes
que hay en el mundo, estos interrogantes todavía son un misterio; las economías
que hasta hace muy poco eran las más poderosas del planeta, hoy todos saben,
también pueden colapsar y con ellas derrumbar a todo el sistema capitalista
como si este fuera un castillo de naipes a la espera de un viento intenso que
socave su frágil resistencia y las obligue a caer. Es preciso entonces recordar
que ninguna otra ciencia como lo es la política (entendiendo que esta lo sea)
está la respuesta a los grandes interrogantes de nuestra época, por ello es indispensable
que esta irremplazable herramienta de los pueblos libres del mundo no caiga en
manos de sujetos perversos con designios aun más siniestros empeñados en llevar
a la humanidad toda a un caos generalizado con consecuencias lamentables para
todos los pueblos del mundo.
VICENTE SCORDAMAGLIA