NI VENCEDORES NI VENCIDOS… CRISIS DE
REPRESENTATIVIDAD
¡En democracia el único
que gana cuando elige libremente es el pueblo!
Si usted creía que este era un país perdedor, amargado y
aburrido, el domingo pasado, en el cierre de las elecciones nacionales, la
clase política de nuestro país demostró lo contrario; todos festejaron
alegremente como legítimos vencedores, y no porque hayamos tenido una jornada
democrática ejemplar, y en verdad ese es nuestro mayor activo a futuro, sino
porque todos los candidatos mejor posicionados creen haber ganado las
elecciones primarias de medio término.
El Presidente Macri y los suyos ganaron porque creen que la
gente votó la continuidad de las medidas de gobierno sin importar el costo que
esto tiene para los sectores más vulnerables de la sociedad; en otro orden
Cristina ganó porque cree que el pueblo le vuelve a dar la oportunidad de
retornar al poder y restituir todas las medidas fallidas de su gobierno pasado,
solo que los Macristas le armaron un escenario para que no aparezca en las
primeras planas de los diarios locales y del mundo como la ganadora de las
elecciones; y Massa ganó porque cree que es él quien le pone límites a los
intereses de Cristina y se siente competitivo a la hora de esperar el desgaste
del gobierno porque cree que en el 2019 será el elegido de la gente.
La verdad, es que ningún dirigente político ganó las
elecciones del domingo pasado convertidas en un plebiscito nacional, no solo de
la gestión del gobierno actual, sino en
la misma línea también lo hizo con la actitud y el rol que debe tener la
oposición; a lo sumo, lo que podemos decir en términos de ganadores y perdedores
es que lo que aquí hubo, es un categórico empate electoral. En realidad el
único ganador en todo este desaguisado explotado hasta el cansancio por los
medios de comunicación, es el pueblo que se expresó libremente para otorgarle
al gobierno una cuota más de confianza; al mismo tiempo la gente le dijo a
Cristina que todavía falta tiempo para corregir los errores cometidos durante
doce años de gobierno Kirchnerista y sanar las heridas abiertas que dejó su última
gestión, y finalmente en el mismo orden, ¿“resguardó” a Massa de un desgaste
prematuro? señalando que debe seguir trabajando con su proyecto de 1pais porque
si el diablo no mete la cola puede ser la alternativa de gobierno en las
elecciones presidenciales de 2019. Todo esto lo veremos de aquí en adelante
porque todo esto es información en desarrollo como dice el periodismo.
Ahora bien, si como dicen todos los analistas (y en esto
coinciden) 2 de cada 3 ciudadanos le dijeron que no al gobierno y del mismo
modo 2 de cada 3 le dijeron que no a Cristina y el tercero en discordia Massa
sacó menos votos que nunca ya que Margarita le aportó un 7 % a su haber pues
entonces, el escenario que tenemos por delante no es que tenemos una amplia
oferta electoral sino más bien se trata de una profunda crisis de representatividad
política y de complejo tratamiento inmediato.
Pero metamos un poco más la cuchara en el desaguisado. Como
vimos en la campaña electoral estos tres dirigentes realizaron actividades
idénticas para llegar al voto de la gente; casi la misma escenografía, el mismo
discurso sobre las cosas que faltan realizar resaltando las deficiencias de sus
oponentes para tal fin y bajando al territorio para escuchar los problemas de
la gente. ¿Pero si los tres hicieron lo mismo quién marcó la diferencia? Y la
respuesta es muy simple: fue aquel que le dio mayores certezas al pueblo y aquí
cambiemos sacó una leve ventaja. La certidumbre de la gobernabilidad expresada
en votos es quizás el elemento más significativo que están dejando las
elecciones de medio término, más allá de la conformación de las dos cámaras
esto es, Senadores y Diputados herramienta indispensable para conseguir quórum
propio o consensuar con la oposición si fuera necesario; en este sentido el
resultado siempre será seguir consolidando estratégicamente la democracia
argentina de cara al futuro, como así también construir espacios de consensos
necesarios que nos lleven a reformar todos los instrumentos institucionales que
la democracia necesita para obtener una
Argentina más plena enriquecida por la diversidad, la pluralidad y la
tolerancia.
Quizás (para terminar con este escueto análisis) lo que resta
de aquí a las elecciones definitivas de octubre próximo es que todos nos demos
cuenta (no solo los políticos) que allí afuera de nuestras fronteras nos espera
un mundo hostil dispuesto a hacernos pagar caro todos nuestros errores y
nuestras bajezas si es que no asumimos con responsabilidad la empresa de
construir una gran nación sólida y duradera que nos incluya a todos.