Artículo de opinión
UNA COMPLEJA TRANSICIÓN
Por: Vicente Scordamaglia
Las respuestas más
buscadas días después del acto eleccionario que desvela tanto a la prensa
argentina (y foránea) se desarrolla en tres planos fundamentales: el primero
tiene que ver en cómo el presidente electo resuelve el atolladero en el cual se
encuentra la economía argentina después del irresponsable manejo que tuvo el presidente Macri junto a sus
colaboradores en donde dilapidaron los recursos financieros provenientes del
Fondo Monetario Internacional, destinados estos a equilibrar la balanza de pagos
y en su defecto fueron utilizados a discreción para la campaña electoral y
otros menesteres poco ventilados todavía. Quizás si este punto, que es el más
importante y una vez resuelta en parte la economía de los argentinos, el resto
comience con el devenir, a disiparse por añadidura.
El
segundo punto no menos importante tiene que ver con el armado que el nuevo
gobierno que se instale después del 10 de diciembre próximo pueda contar con la
base suficiente de poder político y margen de tiempo como para poder
realizar las mínimas reformas necesarias
para conformar las expectativas de la gente por un lado y las exigencias del
FMI por el otro, hecho este no menor, ya que si la economía no está encuadrada
en un plan estratégico de gobierno comenzará su gestión corriendo atrás de las
urgencias tapando agujeros y perderá de vista la oportunidad de capitalizar el
margen de tolerancia que todo gobierno tiene en el comienzo de su gestión.
El
tercer punto que se debe tener en cuenta y sobre todo como una peculiaridad por
tratarse de un gobierno que si bien ganó las elecciones todavía no asumió su
mandato constitucional, es que en el trasfondo de este hecho singular de la
política y en tiempo de transición, encubre una peligrosa operación de desgaste
prematuro. Obsérvese como una serie de editorialistas de algunos medios de
comunicación intentan abordar sus análisis de la realidad política por demás
compleja, planteando que en realidad no es que el gobierno saliente perdió las
elecciones por sus desmanejos y falta de proyecto político sino más bien fue
porque la gente no se bancó el sacrificio de construir con su esfuerzo una
sociedad para pocos.
Es
notable ver la actitud agresiva con la que se persigue mediáticamente a los
candidatos electos y con la minuciosidad con la que se analiza el pasado de
posibles integrantes del próximo gobierno (recuérdese que todavía no asumió)
con el único propósito de dejar entrever el resquicio por donde construir ahora
desde la oposición, un relato que le permita al Macrismo mantener la cuota de
poder necesaria para que no se diluya en
el tiempo el apoyo de los diferentes segmentos sociales que sirvieron de base
de apoyo para que este gobierno realizara (a mi modo de ver) en nombre de un republicanismo
mentiroso, el peor gobierno de toda la historia democrática de nuestro país.
Esto está debidamente fundamentado y solo alcanza con ver como se han expresado
sectores adversos al peronismo para explicar en pocas palabras los prejuicios
que se mantienen vivos cada vez que un gobierno popular se acerca al poder.
Todavía
se mantiene presente el efecto Cristina cuando esta de una sola jugada, le
arrebató al oficialismo (otorgándole a Alberto Fernández para encabece la
formula) el argumento falaz de tener que enfrentar nuevamente al Kirchnerismo
(llámese en otros tiempos aluvión “zoológico”); Cristina, con esa estratégica
decisión, expuso al gobierno frente a toda la sociedad su falta de logros y le
quitó el argumento y la figura tenebrosa
del “enemigo” tan temido.
Argentina
se complejizó en el mismo momento en que: en las elecciones primarias quedó
sellada la suerte del gobierno actual; cuatro meses es mucho tiempo para una
transición, mucho más para un país que se encuentra sumido en una crisis
económica y al borde del default con sus acreedores, pero la situación es más
dramática aun cuando el país carece de una conducción tangible.
Cabe entonces preguntarse:
¿hasta cuándo los argentinos seguiremos haciéndonos zancadillas sin percibir el
daño que se le hace a la república?
Es natural que ahora sí
con los resultados electorales a la vista y a sabiendas quienes gobernarán los
próximos cuatro años se produzcan una serie de reacomodamientos, tanto en los
que dejan el poder como así en los que asumen el mismo, pero más allá de todas
las especulaciones políticas y
económicas que se barajan a diario amplificadas por los medios de comunicación,
existe un pueblo que espera con grandes expectativas respuestas perentorias que
traigan un poco de alivio a toda la sociedad para enfrentar así los grandes
problemas que afligen a todos los argentinos por igual.