Artículo de opinión
COMO FUNDIR UN PAÍS EN CUATRO AÑOS
Por: Vicente Scordamaglia
Es evidente
que la economía nacional no tiene ninguna fortaleza, siendo presa así de
múltiples especulaciones financieras que borraron de raíz la posibilidad de
algún desarrollo productivo. La timba financiera que instaló el gobierno del
Ing. Macri por la necesidad de conseguir dólares fáciles del mundo (o de donde
sea) desde el inicio de su gestión, benefició a unos pocos llevando a la
mayoría de la gente y a empresas argentinas al borde de la quiebra y de un
peligroso estallido social. La dolarización y la consecuente inflación en la
que se encuentra sometida la economía argentina se está llevando a la rastra a
todos los precios de la canasta alimentaria y con ello, las pocas esperanzas de
los argentinos que ya descreen de la arenga presidencial que le reclama a la ciudadanía
que aguanten un poco más que hay que seguir tirando del carro por este mismo camino.
Este Presidente
ha transitado tres años y medio de gobierno sin entender que el que tiene que
hacer el esfuerzo para comprender como se gobierna una nación es él junto a todo
su equipo de ignorantes que lo acompañan (CEOs) que creyeron que un proyecto de
nación es lo mismo que un plan de negocios; si así fuera (tan solo un plan de
negocios) no han mostrado muchas habilidades que digamos ya que también fracasaron estrepitosamente en el
plano comercial desarrollando esa misma concepción que los deslumbra fundiendo literalmente
al país al llevar a su economía al colapso total.
Es
archisabido que Argentina, como cualquier país emergente, está expuesta a las
variables de los mercados internacionales que en su voraz competencia descargan
todo su lastre sobre países que no han desarrollado ninguna protección que
proteja su frágil moneda. No se trata aquí de voluntarismo ingenuo y creer que
porque nos visitan personas “ilustres” del mundo ese solo hecho nos pondrá en
una mejor posición para comerciar con el mundo globalizado. Quizás Macri (el
presidente) todavía no ha tomado conciencia que los reiterados errores que
viene cometiendo su gobierno los paga dolorosamente la gente, como consecuencia, no han hecho otra cosa que dilapidar
las esperanzas de todo un pueblo que creyó poder encontrar una salida al
estancamiento económico financiero de años de fallidos intentos de buscar el
bienestar común y creer ingenuamente que el liberalismo financiero nos
proporcionaría la solución. Hoy, el gobierno se encuentra en una encrucijada
con un presidente devaluado, con aliados descontentos y un pueblo indispuesto a
no renovarle el crédito para que siga rifando la confianza de la gente por otros
cuatro años más. La prueba de la impotencia de este equipo gobernante está a la
vista, el gobierno en vez de buscar soluciones a la grave crisis en la que se
encuentra nuestro pueblo, optó por desplegar una violencia inusitada sobre
dirigentes de la oposición, apela a las peores prácticas políticas que dijeron
que venían a cambiar, hecho que confirma la incapacidad para salir de la crisis
ante el temor manifiesto de perder las elecciones nacionales en primera o en
segunda vuelta con cualquier fórmula que la oposición pueda presentar.
Como
consecuencia de esta realidad que muchos intentan esconder, el gobierno ha
desatado una violencia institucional amplificada desde los medios de
comunicación adictos, deformando los hechos en la búsqueda de episodios en los
que se hubieren metido los candidatos de la oposición para ventilarlos frente a la opinión pública y
someterlos a un desgaste inusual de acusaciones y desmentidas desalentando a
toda la sociedad acerca de la conducta de la oposición.
Estos
personajes siniestros, que se especializan en deformar la realidad tal cual es,
algún día tendrán que rendir cuentas frente a la sociedad por haber sometido a
los argentinos a la permanente duda infundada, creando altos niveles de
incertidumbre y forzándolos al consumo diario de mentiras que los mantiene en un
estado de anímico de máxima tención reñidos entre sí.
Es indudable
que el gobierno no tiene otra cosa que mostrar (después de cuatro años de
gestión) más que una serie de episodios confusos en los que se pueden encontrar
algunos candidatos de la oposición, lo que no se dan cuenta es que con la misma
vara, la gente evaluará la gestión oficialista y los episodios de corrupción
que el gobierno mantiene silenciados por el favor ¿qué les dispensan? la
mayoría de los medios de comunicación.
La campaña
ya está lanzada, lo mismo que la agresión: golpe por golpe solo contribuyen aun
más a la confusión reinante promovida de un lado y del otro del arco
dirigencial, el ataque artero es la moneda corriente que suplanta a la
propuesta, a la verdadera lucha por la idea, a las mejores ideas que les permita
a los argentinos una salida democrática plural y solidaria para que así en un
marco de unidad responsable, poder abandonar definitivamente la mediocridad en
la que se encuentra postrada la nación toda.