lunes, 31 de marzo de 2014

MAMA MIA!!!

MAMA MIA!!!

Argentina se ha convertido en los últimos tiempos en una ficción; algo parecido a una obra de teatro con actores  mediocres  (lo más parecido a las telenovelas de Andrea del Boca), en la cual la actriz protagónica con gestos, voces y actitudes aniñadas, actúa su personaje (¿perverso?) persiguiendo un único fin: ¡el de seguir embaucando  a los argentinos!. 
El artilugio de la seducción, entre su verba ligera de contenido, abundante en anécdotas personales, lejano e impropio (su discurso) al de una jefa de estado hablando al país en cadena nacional, sumado a su casting argumentativo, son   métodos tan evidentes que convierten a la titular del poder ejecutivo, en una chiquilla de barrio de clase media con sueños de estrella televisiva.
En este contexto de dislate generalizado, la señora presidenta (como le gusta que la llamen) intenta convertir a La República Argentina en un escenario más allegado a un parque de fantasías, que a una Nación seria que intenta avanzar hacia la igualdad, la justicia y la prosperidad de todos sus integrantes.

El raro invento Kirchnerista, entre actriz de telenovela y primera mandataria de los argentinos (que obnubiló a una gran parte de ellos) comienza a transitar la última escena de esta obra  llamada “modelo”, con la notable capacidad  de adaptar su discurso (el relato), argumentando con énfasis, los beneficios de un ajuste neoliberal como pocas veces se ha visto en toda la historia económica de nuestro país.

Mientras la “madre Cristina” habla de banalidades y nos orienta una vez más en los difíciles enigmas de nuestra intrincada historia, en nuestro país: se roba, se mata y se delinque impunemente mientras el gobierno mira para otro lado sin hacer nada al respecto, dejando al país indefenso para que los narcos maten a nuestros viejos, nos roben el futuro de nuestros hijos y dispongan de nuestras vidas impunemente.

Inexplicablemente (por lo menos para nosotros) el gobierno nacional, dejó a los docentes y a la provincia desangrarse mientras cientos de miles de maestros sostenían una lucha por sus legítimos reclamos salariales sometiendo a cientos de miles de alumnos al retraso del inicio de su ciclo electivo (diecisiete días ya son demasiados) valla a saber con qué fines: en este mismo orden, sumándose a los conflictos existentes, la dura disputa por las paritarias amenaza en convertir una vez más a los trabajadores en variable de ajuste del “modelo” propuesto por el Frente para La Victoria y su jefa política  ahora convertida en “la madre de todos y de todas”.

El jueves 10 de abril, la CGT de Moyano, junto a la CGT de Barrionuevo sumando la adhesión  de la CTA de Micheli, ¿ferroviarios? y colectiveros, realizarán  un paro nacional con un claro objetivo,  digámoslo así como es, el de presionar a las partes haciéndole saber al gobierno que  si no es satisfecha la pretensión de los gremios, desarrollarán un plan de lucha que en el actual escenario de conflicto se sabe donde empieza pero se desconoce cómo termina.  

En esta argentina de ensueño, que convierte las dudas en certezas y a los engaños en virtudes, no se sabe muy bien hasta cuándo durará la camuflada estabilidad del dólar, por cuanto se ignora cuál es el plan para frenar el ascendente proceso inflacionario que puede echar por tierra todos los pronósticos realizados hasta la fecha temiendo por sus consecuencias. 

Las pésimas perspectivas económicas avizoran un futuro incierto y se asoma en el horizonte inmediato, negros nubarrones de tormenta, esto es: una vez finalizado el sueño mundialista de Brasil, Argentina se verá inmersa en el acelerado proceso presidencial del 2015, que lanzará a los candidatos de todos los frentes electorales a conseguir una plaza para sustituir al actual gobierno nacional, lo que hará más descarnado el impacto que sufrirán todos los argentinos al comenzar a desvestir las falacias de este gobierno en retirada.  

Para finalizar recordaba que con frecuencia se solía evocar la descripción que Marx hiciera de Napoléon III como copia grotesca de Napoleón I.
La historia se repite una vez como tragedia y luego como farsa.
¿Será este el destino del Kirchnerismo?

VICENTE SCORDAMAGLIA

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