LA DESMESURA EN EL
PODER Y EL MUNDO SE HARÁ PEDAZOS
Cada vez que los líderes mundiales
agotan su capacidad para dar respuesta a los grandes problemas que la realidad global
demanda, comienzan a sonar tambores de guerra entre los poderosos con el fin de
tomar medidas extremas como último recurso de irracionalidad política. La
guerra entendida como ultimo recurso, es fundamentada en la creencia de que con ese fin ultimo se podrán remediar
los graves problemas que padece el mundo “moderno”, dejando así con esta tendencia
a la razón de lado para dar paso a las irracionales “soluciones” que dejan las
guerras con consecuencias lamentables para todo el planeta y sus seres vivos.
Estas medidas que amenazan aplicar sin medir las consecuencias, pone a prueba a
unos pocos lideres con algún grado de predicamento y autoridad moral para
exigir mesura en donde no la hay y en donde las acciones comienzan a superar a
las palabras.
Los movimientos militares de los tres
gigantes, armados hasta los dientes (EEUU, RUSIA Y CHINA) hacia áreas sensibles
del mundo, comienzan a preocupar no solo por las graves amenazas efectuadas entre
unos y otros sino por la falta de perspectiva que le ofrecen a la humanidad si
estos decidieran tomar el camino equivocado.
La asunción del nuevo presidente de
los EEUU Donald Trump con su impronta personal y un discurso provocador,
encendió la alarma al desconocer la soberanía de CHINA sobre unas islas del mar
oriental de ese poderoso país, situación esta que tenso las relaciones entre
ambos países. Este hecho territorial que en otro contexto se podría resolver en
una mesa de negociación diplomática entre ambos gobiernos, esconde el verdadero
motivo del conflicto que todavía no se alcanza a visualizar con claridad. En
este sentido, lo que aparece como un conflicto diplomático, esconde un problema
mucho más grave que puede derivar en una guerra y arrastrar a toda la humanidad
en una nueva aventura bélica de carácter planetario que “higienice” (según
consideran algunos temerarios) las impurezas de la época, sean estas económicas,
religiosas, raciales o los cada vez más escasos recursos materiales necesarios
para el desarrollo de los pueblos.
Si el fondo de la cuestión es entonces
la lucha por los recursos económicos y materiales necesarios para cualquier desarrollo
de estos países avanzados, la pregunta que se desprende de este gran interrogante
es la siguiente: ¿que no estarían dispuestos a hacer las potencias nucleares para
conseguir lo necesario sin importar el costo que le hagan pagar al resto de la
humanidad por ello?. Sin duda si esto es así, el daño mayor lo sufrirán los
países más pobres del planeta ya que son ellos los que menos recursos tienen
para explotar y defender su patrimonio natural del avance incesante y brutal de las potencias que en
este contexto se juegan su razón de ser.
En este mismo orden, el capital financiero
internacional llevo al mundo a un callejón sin salida y en su desmesura sin
códigos ni moral, avanza sin control obedeciendo a sus propias leyes a una fenomenal concentración de
la riqueza en desmedro de las grandes mayorías del planeta, beneficiando en su
devenir solo a las élites de las grandes ciudades del mundo que pueden acceder
a los medios que el mundo global exige en su desbordante carrera consumista. Las
necesidades superfluas que en la mayoría de los casos fueron creadas por este
mismo capitalismo salvaje que abrió paso a la especulación financiera, no para
de acumular riquezas y poder aniquilando las esperanzas (y esfuerzos) de los
pueblos que luchan por su supervivencia y por la necesidad de acceder a los
requerimientos elementales en una carrera imparable y desigual por obtener los
medios necesarios para su desarrollo.
El provocador presidente de los EEUU
Donald Trump, ha fijado (aunque muchos no estén de acuerdo) un nuevo rumbo para
el desarrollo de los estadounidenses, este cambio en su frente interno tiene
consecuencias directas que son proyectadas a la política exterior de ese país y
sus aliados en el mundo; todos los acuerdos realizados por la administración de
Barack Obama están pasando por una revisión pormenorizada por los nuevos
administradores de la casa blanca provocando un sisma global que obliga a
cambios muy drásticos en el resto del mundo. Lo que hasta ahora solíamos llamar
el nuevo orden global puede derivar en un nuevo desastre internacional si es
que la desmesura se apodera de las decisiones de quienes tienen la
responsabilidad de alejarnos del abismo y no como pareciera hoy encaminarse el
mundo (sin freno) a consecuencias dramáticas e irreversibles.
VICENTE SCORDAMAGLIA
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