lunes, 13 de febrero de 2017

LA DESMESURA EN EL PODER Y EL MUNDO SE HARÁ PEDAZOS

LA DESMESURA EN EL PODER Y EL MUNDO SE HARÁ PEDAZOS
Cada vez que los líderes mundiales agotan su capacidad para dar respuesta a los grandes problemas que la realidad global demanda, comienzan a sonar tambores de guerra entre los poderosos con el fin de tomar medidas extremas como último recurso de irracionalidad política. La guerra entendida como ultimo recurso, es fundamentada en la creencia  de que con ese fin ultimo se podrán remediar los graves problemas que padece el mundo “moderno”, dejando así con esta tendencia a la razón de lado para dar paso a las irracionales “soluciones” que dejan las guerras con consecuencias lamentables para todo el planeta y sus seres vivos. Estas medidas que amenazan aplicar sin medir las consecuencias, pone a prueba a unos pocos lideres con algún grado de predicamento y autoridad moral para exigir mesura en donde no la hay y en donde las acciones comienzan a superar a las palabras.
Los movimientos militares de los tres gigantes, armados hasta los dientes (EEUU, RUSIA Y CHINA) hacia áreas sensibles del mundo, comienzan a preocupar no solo por las graves amenazas efectuadas entre unos y otros sino por la falta de perspectiva que le ofrecen a la humanidad si estos decidieran tomar el camino equivocado.
La asunción del nuevo presidente de los EEUU Donald Trump con su impronta personal y un discurso provocador, encendió la alarma al desconocer la soberanía de CHINA sobre unas islas del mar oriental de ese poderoso país, situación esta que tenso las relaciones entre ambos países. Este hecho territorial que en otro contexto se podría resolver en una mesa de negociación diplomática entre ambos gobiernos, esconde el verdadero motivo del conflicto que todavía no se alcanza a visualizar con claridad. En este sentido, lo que aparece como un conflicto diplomático, esconde un problema mucho más grave que puede derivar en una guerra y arrastrar a toda la humanidad en una nueva aventura bélica de carácter planetario que “higienice” (según consideran algunos temerarios) las impurezas de la época, sean estas económicas, religiosas, raciales o los cada vez más escasos recursos materiales necesarios para el desarrollo de los pueblos.
Si el fondo de la cuestión es entonces la lucha por los recursos económicos y materiales necesarios para cualquier desarrollo de estos países avanzados, la pregunta que se desprende de este gran interrogante es la siguiente: ¿que no estarían dispuestos a hacer las potencias nucleares para conseguir lo necesario sin importar el costo que le hagan pagar al resto de la humanidad por ello?. Sin duda si esto es así, el daño mayor lo sufrirán los países más pobres del planeta ya que son ellos los que menos recursos tienen para explotar y defender su patrimonio natural del avance  incesante y brutal de las potencias que en este contexto se juegan su razón de ser.  
En este mismo orden, el capital financiero internacional llevo al mundo a un callejón sin salida y en su desmesura sin códigos ni moral, avanza sin control obedeciendo a sus  propias leyes a una fenomenal concentración de la riqueza en desmedro de las grandes mayorías del planeta, beneficiando en su devenir solo a las élites de las grandes ciudades del mundo que pueden acceder a los medios que el mundo global exige en su desbordante carrera consumista. Las necesidades superfluas que en la mayoría de los casos fueron creadas por este mismo capitalismo salvaje que abrió paso a la especulación financiera, no para de acumular riquezas y poder aniquilando las esperanzas (y esfuerzos) de los pueblos que luchan por su supervivencia y por la necesidad de acceder a los requerimientos elementales en una carrera imparable y desigual por obtener los medios necesarios para su desarrollo.
El provocador presidente de los EEUU Donald Trump, ha fijado (aunque muchos no estén de acuerdo) un nuevo rumbo para el desarrollo de los estadounidenses, este cambio en su frente interno tiene consecuencias directas que son proyectadas a la política exterior de ese país y sus aliados en el mundo; todos los acuerdos realizados por la administración de Barack Obama están pasando por una revisión pormenorizada por los nuevos administradores de la casa blanca provocando un sisma global que obliga a cambios muy drásticos en el resto del mundo. Lo que hasta ahora solíamos llamar el nuevo orden global puede derivar en un nuevo desastre internacional si es que la desmesura se apodera de las decisiones de quienes tienen la responsabilidad de alejarnos del abismo y no como pareciera hoy encaminarse el mundo (sin freno) a consecuencias dramáticas e irreversibles.

VICENTE SCORDAMAGLIA

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