SUJETO, SOCIEDAD Y
ESTADO
Proponerse cambiar una sociedad de cuajo no es cosa de flojos
y mucho menos para dirigentes sin coraje ni empatía por el prójimo,
especialmente por los que menos tienen. Los pueblos a través de los tiempos
evolucionaron en la construcción de sus sociedades cambiando todos los aspectos
negativos de su devenir para remplazarlos por normas comunes de convivencia que
permitieron en un orden de prioridades avanzar hacia la solución de sus
necesidades, proyectar sus expectativas y finalmente cumplir con sus sueños de
prosperidad e igualdad. Claro que, no siempre las decisiones tomadas por
algunos fueron las que beneficiaron al conjunto, por el contrario, les sirvió a
algunos sectores de la sociedad en detrimento de otros. Este conflicto de la
historia entre sujetos, sociedad y estado que se proyectó indefinidamente a
través de la historia de los pueblos, se reprodujo en ciclos de crisis,
revolución, evolución e institucionalidad de los logros alcanzados. Este
fenómeno es un proceso que se da en forma continua (hasta el infinito) con
características propias de cada país, es decir: que nace, se desarrolla y
sucumbe en el mismo instante en que nace un proyecto superador que lo remplaza.
La sociedad es un conglomerado de tres componentes: la
condición jurídica que es la que confiere derechos y obligaciones a una
colectividad política, la sociedad que asume un conjunto de funciones sociales
y por último las cualidades morales que son las que garantizan que se alcance un funcionamiento del sistema social
ético, justo y solidario.
Traducido a lo institucional entonces: el Estado se define
como una comunidad de seres humanos que se expresa en un proceso político con
la finalidad de alcanzar el bien común, sobre la base de una organización
jurídica dentro de la construcción de nuestra sociedad. Esta organización incluye
como elementos: la población, el territorio y la organización jurídico política
del poder y el gobierno que además, tiene una vida propia como una persona
jurídica moral independiente; por ello como
ejemplo alguien dice habitualmente que le va a hacer “juicio al Estado”, como
si se tratara de una persona, o en el caso que se suele decir: “esto es una obligación
del Estado”. En este sentido lo común es la idea del Estado –Nación, es decir, el
Estado como una personificación de la
Nación , vendría a ser algo así como una nación jurídicamente
organizada.
El Estado no puede convertirse en una entidad propia (personal)
como intentó hacer el Kirchnerismo, pero tampoco lo puede hacer el actual
gobierno (Macrismo) como si fuera una sociedad anónima o empresarial, las dos
versiones son falaces ya que si no existe una Nación a la que responder por ser
su legítima propietaria (del estado argentino) el estado argentino sería como
ha sucedido en nuestra joven democracia un coto de caza de las distintas
facciones políticas, económicas o militares.
El ejemplo más claro es que cuando se organizó el Estado
Constitucional Argentino se instituyó con el proceso revolucionario de 1810 y
se formalizó con la sanción de la Constitución Nacional
en 1853, en cuyo preámbulo se reconoce la existencia de un Pueblo, las
provincias, el territorio y la
Nación. La Constitución Nacional dice muy claro cuando se
refiere a ¡Nación! porque hace referencia a la existencia de una comunidad
unida por lazos socioculturales que impulsan la organización del Estado.
Ahora bien, la política no es una ciencia exacta, sino por el
contrario es una ciencia social, de manera que los números duros a los que se
refiere la economía y las estadísticas referidos a una sociedad son solo
instrumentos que sirven a la política para tomar las mejores decisiones por el
bien común de la sociedad.
En los países de nuestro continente no se ha dado una
estrecha asociación entre las políticas de ajuste y los resultados económicos,
más bien los estudios indican que las
medidas de ajuste no solo no pueden garantizar que nuestros países superen los
efectos de las convulsiones externas, ni siquiera a largo plazo, a menos que
superen sus conflictos internos creando nuevas condiciones de existencia. Las
mejoras que experimentan nuestras naciones con gobiernos de cualquier signo son
solo temporales, ya que no realizan reformas estructurales que garanticen que
la economía llegue a todos los sectores de la sociedad creando un estado de
bienestar. El actual gobierno de Macri por lo visto solo confía en lo que
puedan hacer las grandes empresas dejando marginadas a las pequeñas y medianas
que se han visto perjudicadas por el tipo de cambio y las medidas de
liberalización del comercio exterior. El resultado de este rumbo económico
implementado por el actual gobierno son políticas restrictivas que producen
cierre de fábricas con la consecuente recesión de los sectores mas postergados
de la sociedad, creando un creciente malestar social, caldo de cultivo para
cualquier tipo de estallido producido por las medidas de ajuste con altos
costos y sacrificios humanos desgarrando el tejido de la sociedad argentina que
tanto costó reconstruir.
VICENTE SCORDAMAGLIA
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