lunes, 20 de agosto de 2018

¿QUIEN NOS DICE LA VERDAD? ¿ SOLO ES PAN Y CIRCO?

Artículo de opinión
¿QUIEN NOS DICE LA VERDAD?
¿ SOLO ES PAN Y CIRCO?
Por: Vicente Scordamaglia

El país entero está sumergido en la desazón por el escándalo de los cuadernos del señor Centeno. La olla a presión que destapó el entramado entre el empresariado argentino y la clase política (negocios y coimas) en estas, las dos puntas de la trama, en el que uno paga y otro cobra, se va descubriendo un camino que no se sabe bien a dónde conduce ya que, a medida que se involucran nuevos actores se hace cada vez más incierto el alcance y las consecuencias legales que pueda acarrear la causa de las coimas, no solo para los implicados sino para el país todo.

Pero siguiendo esta misma línea de sentimientos adversos que experimenta nuestra sociedad, mucho más angustiada está por el rumbo errático de la economía y el daño irreparable que esto significa para el futuro de la Argentina.
Los medios de comunicación y en especial un sector del periodismo han transformado este verdadero drama nacional (las coimas y sobornos) en un teatro de operaciones circense en el cual tiene un doble propósito: uno es político y el otro comercial; en el primero, se trata de extraer las medias verdades que la clase dirigencial expone en argentina para después rellenar el faltante con una necesaria cuota de escándalo, hecho este que después se vende y se consume como verdad absoluta.

La falta de representatividad de la clase dirigencial les ha otorgado a los medios de comunicación el crédito suficiente para llenar el espacio vacío de la incredulidad popular: ¿Son los medios de comunicación el verdadero poder?  ¡No! a todas luces no son los titiriteros que mueven los piolines de la marioneta universal pero son el brazo ejecutor de un plan diseñado por la elite que opera a nivel global y muchos de ellos son dueños de las corporaciones mediáticas que han crecido como flores silvestres en el jardín del olvido. Este sector, es sin duda la única empresa que florece por estos tiempos de profunda crisis que vive la Argentina. Son los medios quienes  investigan, son ellos los que aportan pruebas, son ellos los que juzgan, son ellos los que sentencian y son ellos los que instalan candidatos ¿algo más? ¡Sí¡ también son los únicos que han crecido y mantienen sus fuentes de trabajo con ganancias siderales mientras el resto de la sociedad viene perdiendo poder adquisitivo a mano de la brutal crisis económica que subyace en nuestro país. La prueba de lo que digo es ver cómo se han multiplicado los programas políticos y de chimentos que analizan la realidad nacional. 

Mientras todo esto sucede y continua el revoleo de bolsos y arrepentidos que ahora cantan mejor que Gardel y esposas despechadas que denuncian por su falta de participación en las ganancias, cabe aquí una sola pregunta, y al pueblo qué?: “pan y circo”; frase que se remonta a los tiempos de los Césares del Imperio Romano y es la que mejor describe a lo que están sometidos el conjunto de los argentinos.
Pero entonces ¿cuál es la verdad?; ¿quién le dice la verdad a la gente? No hay respuesta para esa pregunta de fondo; son todas verdades relativas, es decir, cada uno cuenta la verdad que más le conviene y la que mejor representa a sus intereses de sector, o de clase. 
A este ritmo y con la gimnasia que están adquiriendo los argentinos en materia legal, comercial, financiera, movimiento bursátil, cambio flotante, letes, bonos y letras del tesoro lebacs y no sé cuantas más, nadie se explica cómo nuestro pueblo se encuentra en crisis económica y grandes sectores de nuestra sociedad en estado de emergencia.

La desconfianza está matando a la dirigencia nacional, pero también está matando las esperanzas del pueblo que ve como los que están en la cúspide del poder disputan sus lugares de privilegio a expensas de los trabajadores, de sus familias y los que menos tienen. Y la verdad, viendo a personajes del empresariado nacional (con proyección multinacional de sus empresas), coimear para ganar licitaciones, sobrefacturar los costos de la obra pública para seguir esquilmando el patrimonio de los argentinos asociados a políticos sin escrúpulos, solo me queda una respuesta de indignación: ¡que vayan todos los culpables presos, que se vayan todos, que no quede ni uno solo!    






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