lunes, 1 de diciembre de 2008

Procesos Políticos y Liderazgos Verdaderos

Procesos Políticos y
Liderazgos Verdaderos
Proceso es la acción de seguir una serie de cosas en el transcurso del tiempo que no tiene fin. Es un fenómeno natural inherente a la vida misma; aunque existan algunas diferencias entre la acción de la naturaleza, obra de Dios y la que ejerce el hombre sobre los procesos humanos en este caso procesos políticos, ambas tienen en común un aspecto peculiar, están consagrados a cumplir la regla por la cual fueron creados.

Un proceso, nace, se desarrolla y solo muere cuando es capaz de dar lugar a otro en un sinfín de acciones destinadas a alcanzar objetivos previamente diseñados.
Un proceso humano tiene por regla general a la inversa que la naturaleza, sujetos que comandan, conducen o lideran un proceso político al destino de sus objetivos, esto es, un líder o varios de ellos (según la empresa) que interpretan la voluntad de las mayorías contra aquellas minorías que imposibilitan su desarrollo hacia formas más justas de existencia social.

Cuando los líderes de un proceso no son capaces de advertir el desgaste de su gestión y admitir sus limitaciones, su accionar se convierte en una lucha imprecisa entre la continuidad y el cambio en términos nocivos, afectando a la totalidad de sus integrantes en una lucha por mantener el status quo dirigencial de un proceso que llega a su fin. Es así, como destinan ingentes recursos para impedir el surgimiento de lo nuevo transformando la lucha de ideas en asuntos personales o de sector.
Como vemos, una vez más el hombre llega mucho más lejos para evitar lo que teme que para alcanzar lo que desea.

Un verdadero proceso es revolucionario, cuando contempla la posibilidad de reemplazo de su clase dirigencial, porque caso contrario, se produce lo que se denomina, “atrofia del proceso virtuoso”; transformando a este en un “proceso vicioso”.
¡Esto es ciencia pura!; el proceso que en su momento contó con los atributos necesarios para resolver la problemática de los ciudadanos y los conflictos políticos existentes, se transforma ahora en un escollo mas para la gente que le dio su apoyo inicial, esta se ve obligada a combatirlo y buscar diferentes mecanismos junto a líderes que comandan las acciones para su desplazamiento ya que, no solo no resuelven los problemas actuales sino que por el contrario los fomentan, transformándose así en funcionales a las mismas fuerzas que profesan combatir. Así, el pueblo comienza con la construcción de un nuevo proceso virtuoso, dando lugar al surgimiento de líderes que conducen la acción hacia los objetivos supremos, quienes aceptando e incorporando las actuales demandas de la sociedad, posibilitan el nacimiento de un nuevo proceso político.

Los procesos políticos se construyen siempre con lo mejor de lo viejo y lo mejor de lo nuevo, en una perfecta simbiosis entre la necesidad de cambio y la salvaguarda de las conquistas adquiridas por toda la sociedad; por estos motivos, las sociedades que mejor han evolucionado en el tiempo, son aquellas que han sabido preservar sus valores culturales (identidad) junto a las necesidades surgidas por el devenir histórico en la búsqueda constante de mejores respuestas a los interrogantes que se le plantea al hombre en el acontecer de su historia personal, social, cultural y política.
Es por ello que, ejercer un buen liderazgo requiere no solo de conocimientos determinados sino fundamentalmente saber aplicar las experiencias de vida y manejar adecuadamente el sentido común para guiar a las personas en las tareas a cumplir. Entender sus motivaciones, estimular su labor cotidiana y ofrecer un sentido de proyecto donde el objetivo final sea producir efectivamente un cambio en la calidad de vida de aquellos a los que se intenta servir.
El líder no se reviste de una imagen superior, es líder porque es representativo del consenso, busca la cooperación de todos por igual, respeta todas las posiciones aunque no sean las propias y da un ejemplo de humanidad.
Ejercer humanidad en el liderazgo implicaría hacerlo no como algo sentimental, sino como algo vivido e incorporado como parte de la existencia. Todos necesitamos saber que lo que hacemos es valioso y experimentar el sentimiento de realización que surge del esfuerzo y del convencimiento del corazón.
El líder debe saber identificar a sus colaboradores para cada etapa del proceso en curso. Equivocarse en la elección, sea por amiguismo o por negligencia, implicaría fracasar en su propia gestión, poniendo en riesgo la totalidad de un proyecto en ciernes. Por ello es necesario verificar la calidad humana de quienes lo secundarán como así también su nivel técnico y profesional.
Es lógico y aceptable que cada integrante tenga aspiraciones personales, para ello los romanos utilizaban un sistema que todavía hoy la “modernidad” no ha podido superar: lo llamaban la “carrera de los honores”. El sistema consistía en los méritos que cada integrante acumulaba en las luchas que, “La Roma Imperial” libraba por el mundo; de allí por su lealtad y heroísmo se podía ascender, desde ser un campesino, hasta llegar a ser un “noble “.

Ahora bien, recién ahora, teniendo estas nociones elementales de los procesos políticos y de los liderazgos, podemos asegurar: que la realidad es un producto colectivo y de entidad superior al voluntarismo de una sola persona o las fantasías de una facción.
Por ende, la democracia electoral en una sociedad es un punto de partida para alcanzar los beneficios de una democracia institucional capaz de reconstituir el estado de derecho y de echar las bases de una democracia de ciudadanos con mejores niveles de equidad, justicia y solidaridad.

Nuestro país no ha sido capaz aún, de dar este salto cualitativo (nuestros dirigentes tampoco) que permita a la Nación toda incorporarse definitivamente a la verdadera democracia que es aquella “donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”.


Vicente Scordamaglia


jueves, 13 de noviembre de 2008

Crisis Dirigencial


CRISIS DIRIGENCIAL


EN LA BUSQUEDA DE UN LUGAR
EN LA SOCIEDAD

Tratando de comprender la realidad que nos rodea y nos determina cotidianamente, estamos obligados casi como un ritual impostergable, a asumir la responsabilidad de analizar críticamente los acontecimientos políticos y sociales que acontecen en nuestro país y en el mundo.

Este mecanismo es una de las tantas formas que tenemos, las gentes de todas las latitudes en la “búsqueda de un lugar en la sociedad” y de apropiarnos de la realidad para que a su vez ésta, en su acontecer de cambio recíproco entre el sujeto y el medio nos beneficie de alguna forma con nuestra inclusión.
Decía críticamente porque los gobiernos a través de sus dirigentes tienen la obligación de facilitar, cambiar o transformar aquellas causas que impidan que se cumpla con las demandas sociales y el cometido para que un mayor número de personas mejore su calidad de vida, satisfagan sus necesidades, alcancen sus expectativas y proyecten sus sueños en la construcción de una sociedad cada día mas justa y equitativa.

Ahora bien, como ideal alcanzan unos cuantos párrafos para poder explicarlo, pero la realidad es un poco distinta a lo idealizado en cuanto a cómo quisiéramos que fuera y en consecuencia, sabemos que la realidad a través del medio social se nos expone, pero a su vez también se nos opone a nuestros deseos, por ello es que debemos confrontar al medio todo el tiempo, operar sobre él, con el fin de promover los cambios necesarios en interacción recíproca con otros, creando adaptaciones activas necesarias para vivir y desarrollarnos en la sociedad compleja y convulsionada de nuestro tiempo.


CRISIS DIRIGENCIAL

Esta introducción viene a cuento de la tan mentada crisis dirigencial en la cual la gente ha descargado la furia de todos los males sufridos en todos los tiempos. Digo de todos los tiempos porque creo que el estado natural de cualquier dirigencia, su espacio de trabajo legítimo, es la crisis. Su naturaleza no puede ser otra que operar en situaciones de crisis permanente, es más, hasta diría yo que toda dirigencia verdadera opera en situaciones de caos, decía Michel Onfray al respecto que: “Todo caos es un nuevo orden por descifrar”. Y añade “el mundo es diverso y solo se aprehende en el caos, el desorden y la efervescencia”.

La sociedad presiona y pone en crisis el orden instituido, lo cual la primera manifestación de ese acontecer es el caos. Esta situación configura entre la dirigencia y la gente una crisis de representatividad que a su vez obliga a que la dirigencia se movilice generando los cambios necesarios.
Una frase significativa al respecto, encabezaba un documento de Juan Domingo Perón que circuló allá por el año 1968 preparando su regreso a la Argentina, decía así: No hay nada en el horizonte directivo; “o avanzamos con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.

En toda actividad Política (como así en la vida) confrontan dos factores sistemáticamente, continuidad o cambio. En estos dos grandes espacios se agrupa casi la mayoría de la población; están los que promueven una acción resistencial siendo funcionales a la continuidad y otros que se organizan en función de promover el cambio. Estos verdaderos factores de poder, confrontan por llegar al poder generando una tensión en toda la sociedad generando crisis y a veces caos generalizado.

La dirigencia entonces en este contexto, se transforma en el sujeto de presión por excelencia, es el blanco preferido de toda la sociedad que reclama por sus “derechos” y lo hace mediante sus representantes ya que no podría ser de otra manera, así de esta forma, se preservan las instituciones de las permanentes embestidas de la sociedad por reivindicar sus demandas.


Si esto es así, deberíamos preocuparnos ya no de la crisis dirigencial sino de aquella dirigencia que definitivamente ha claudicado a dar solución a los males que aquejan a nuestra sociedad. Esta dirigencia es la que debemos cambiar porque es una dirigencia que está en crisis con relación a su concepción de ser sujeto del cambio social, político y cultural de nuestra sociedad.
En definitiva cuando se califica peyorativamente a la clase dirigencial por su condición existente de “crisis”, debemos agregar que esto es saludable para la sociedad, en tanto la dirigencia a la que se alude asuma el compromiso del cambio que la sociedad reclama.

Para finalizar debo aclarar que esta no es una defensa de la clase política en particular, sino sólo comenzar a diferenciar a los dirigentes con verdadera vocación de servicio, de aquellos que ven en el espacio político la posibilidad de sacar provecho a su ambición personal.



VICENTE SCORDAMAGLIA

domingo, 26 de octubre de 2008

Los tres Demonios que Asolan al Planeta y el Tiempo de la Política

LOS TRES DEMONIOS QUE ASOLAN AL PLANETA
Y EL TIEMPO DE LA POLITICA

LOS TRES DEMONIOS

En las últimas dos décadas ya son muchos los avisos que nos viene dando la naturaleza producto de las heridas mortales que le viene produciendo la mano del hombre, en la creencia de que el bienestar y el progreso del mundo, solamente está ligado al sometimiento de las riquezas no renovables del planeta.

Los cambios climáticos y las grandes catástrofes naturales de los últimos tiempos son, sin duda, producidas por el agotamiento de los suelos húmedos, la deforestación de árboles en las selvas estratégicas pulmón del universo, el desarrollo industrial sin límites, el agotamiento del petróleo, la explotación agropecuaria con sus pesticidas que contaminan la tierra dejándola inservible, y la expansión demográfica anárquica entre otros males; son algunos de los elementos que dieron lugar a la aparición de emisiones y residuos que constituyen una creciente amenaza para el medio ambiente y todo lo que en él se halla. Estos daños se traducen en drásticos cambios en nuestra naturaleza que afectan la calidad de vida y la salud de los seres que habitan la tierra, debido a alteraciones en el aire, el suelo, las aguas y el conjunto de los ambientes urbanos y rurales.
Las formas contaminantes del medio ambiente que afectan el hábitat terrestre, constituyen en la actualidad un peligro de proporciones universales.
Por consiguiente, los recursos no renovables utilizados hasta ahora, se acercan peligrosamente a su extinción. La escasez del oro negro, como se lo llamó al petróleo, el carbón y el gas, con los altos costos actuales, promovieron la presente crisis energética que obligó a los países industrializados a una traumática peregrinación en busca del sustituto adecuado que permita, en el mediano plazo, reemplazar al combustible que movió hasta la fecha los motores de la humanidad.

Como siempre todo lo que no se previó antes, carece de planificación adecuada y por consiguiente la atropellada desesperada en busca de soluciones inmediatas no son remedios que curen al enfermo en estado de gravedad extrema, sino más bien son generadores de otros males tan peligrosos en el corto y mediano plazo como la contingencia de la cual intentamos escapar.

La energía que se está promoviendo, derivada de la caña de azúcar como la alcohonafta o el etanol producido por el maíz y otras posibles alquimias, está todavía en período de investigación y estudio desde hace unos cuantos años. Estos productos sustitutos del petróleo, amenazan por convertir a la humanidad en grandes campos productores de esta energía renovable, con el agravante, de promover en el corto plazo una escasez aun mayor: los alimentos indispensables para alimentar a toda la humanidad.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU, relacionó la escalada de los alimentos como un verdadero “tsunami silencioso” que amenaza a millones de personas con la desnutrición. Asimismo y en este orden de análisis, grupos de asistencia a países en situación de riesgo como Oxfam, estiman que en la actualidad 967 millones de personas sufren de hambre en todo el planeta; estadísticas hechas antes de que los altos precios de la energía y de los biocombustibles sufrieran un alza desmesurada impulsando los precios de los alimentos a niveles inusitados.

La crisis financiera mundial, que acaba de anunciar su llegada mostrando su faceta más dramática de la economía, está pasando factura de los años de negocios financieros especulativos montados por encima de la economía real. El crecimiento ficticio de unos pocos países por encima de las mayorías pobres, o como se los llama ahora “países emergentes” está dando cuenta de la peligrosidad de la situación actual que vive el mundo por estas horas.

La desconfianza se instaló en las gentes del mundo, verdadero sustento del sistema capitalista, haciendo peligrar el accionar de todos los mercados existentes con consecuencias imprevisibles para todos los países.
Millones de seres humanos en el mundo se preguntan ¿cuál es el camino a seguir?. La confusión parece haberse instalado también en los economistas y técnicos que solo intentan parar la catástrofe con paliativos que poco ayudan en la emergencia, más bien confirma la gravedad presente. Cabe preguntarse entonces. Ante la falta de respuestas que avizore una solución creíble ¿habrá llegado el tiempo de la política?.




EL TIEMPO DE LA POLÍTICA


En una nota publicada hace un tiempo por el diario La Nación, titulada “El tiempo es el corazón de la existencia” y escrita por Mario Eduardo Cohen, reflexiona sobre lo que dice Mario Benedetti sobre la necesidad de hacer un alto en la vida cotidiana para: "... Examinar el pasado rubro por rubro / etapa por etapa / baldosa por baldosa / y no llorarse las mentiras / sino cantarse las verdades".
Y dice: “es lo que hace el caminante, luego de haber avanzado un largo trecho, toma asiento y mira para atrás para ver la senda recorrida y reflexionar sobre la que le falta recorrer”.
Es que el futuro se arma, necesariamente, con la elaboración del pasado.

Lo acontecido y lo por acontecer se relacionan profundamente, es más, hasta podríamos decir que entre ambos, existe un hilo conductor. Es muy conocida la frase popular que dice que ni siquiera Dios puede cambiar el pasado. Pero, se cuenta que hace unos años, el rabino Joseph Soloveichik sorprendió y desconcertó a sus alumnos cuando les dijo que: "el ser humano es el único ser en la creación que tiene la capacidad de rectificar el pasado". Sus discípulos se quedaron atónitos ante lo que habían oído del maestro. Soloveichik serenó los ánimos y explicó sus palabras diciendo: “la visión que tenemos sobre el pasado es absolutamente subjetiva y cambia en la medida en que cambiamos nuestra visión del presente. La intención de rectificar nuestras conductas éticas futuras modifica nuestra perspectiva del pasado”.
(pido perdón a los autores por descontextualizar su texto, pero creo que sus reflexiones son de categoría universal)

La pregunta que me surge entonces a partir de estas dos reflexiones es si para la política, ¿el tiempo es el corazón de su existencia?. Y en todo caso pregunto, ¿el dirigente es el único ser en la creación que tiene la capacidad de rectificar el pasado político?

Ahondemos un poco más en el asunto. La política, tiene su correlato conceptual en un contexto puntual, concreto y preciso, de manera que al analizar la conducta ética de un dirigente político, es necesario tener en cuenta el contexto en el cual el dirigente fue tomando sus decisiones políticas.
Las respuestas que los hombres damos en cualquier orden y en el rol que nos toque desempeñarnos en nuestras vidas, tiene que ver con la problemática que debamos resolver, en la cual fundamentalmente esa respuesta, estará determinada por el contexto político, social y cultural de la época; es allí donde va a jugar decisivamente su “ideología” es decir su sistema de ideas y creencias que necesariamente articularán la respuesta adecuada según “su buen saber y entender”.

Ahora bien, si como se dice habitualmente en política “las grandes verdades que se dicen hoy pueden llegar a ser las mentiras del futuro”, debemos advertir en este caso que se trata de una media verdad ya que en el medio está faltando algo, está faltando el contexto que es el único capaz de convalidar el texto.


¿EL CONTEXTO NOS DETERMINA?
(Del libro de mi autoría en elaboración “El hombre y el medio social una compleja relación)

Según dicen algunos autores el texto solo se convalida en el contexto, o si usted quiere es el contexto quien le da validez al texto. De ahí surge que, todo episodio vivido por el hombre se da inexorablemente en un tiempo y espacio determinado, con características y modalidades particulares que hacen que ese episodio se configure en un contexto inigualable.
Entremos en este tema para pensar juntos y equiparemos para llamar a partir de este momento, (aunque cometamos algunas transgresiones idiomáticas) al contexto (medio-social) y al texto (producción del hombre) entendiendo aquí que la producción del hombre son todas aquellas manifestaciones destinadas a humanizar la naturaleza sometiéndola a sus propias necesidades.

El acontecimiento más importante según el análisis de Arnold Toynbee (autor de El Estudio de la Historia) no es ni el desarrollo de un determinado rasgo anatómico, ni una determinada realización material; el hecho histórico decisivo es el despertar del hombre a la conciencia. Desde ese despertar a su conciencia, de ahí en adelante el hombre se configura como un ser social que construye ininterrumpidamente la sociedad que habita. Por ello produce y determina a ese contexto social. Este contexto social producido y determinado por el hombre ejerce su misma acción devolviendo al seno de su creación produciendo y determinando al hombre por sus mismas leyes.

Es decir que todo lo que hacemos en la vida debería tener su correlato social, éste aspecto es quien le da una legitimación a su acción y su conducta, es el medio social en el cual operamos, en donde realizamos nuestra tarea cotidiana, en donde satisfacemos nuestras necesidades vitales, por ello es allí donde vamos a centrar nuestro análisis, para conocerlo, entenderlo, aprender cuales son sus leyes, qué hace que tengamos una conducta determinada y equivalente según interactuemos con el medio social.

Siguiendo esta línea de pensamiento observemos que en cualquier sociedad humana, el hombre es un valor social, ya que el individuo es el producto de dos factores: la herencia y la educación. La herencia nos provee de los órganos y las funciones mentales que se transmiten a lo largo de las generaciones precedentes; la educación es el resultado de las múltiples influencias del medio social en que el sujeto está obligado a vivir.
La acción educativa será la encargada de promover una adaptación de las tendencias hereditarias a una mentalidad colectiva, que será en definitiva la “aclimatación” del individuo en la sociedad, y su correspondiente institucionalización.

El contexto es el que marca las normas y las reglas a seguir, por consiguiente nos quedan dos opciones, o nos adaptamos a él en forma pasiva sin ningún tipo de cuestionamiento (lo que se parece más a adecuarse a él) o tenemos una adaptación activa cambiando al medio, lo que implica una acción del hombre que a su vez le promoverá un cambio en sí mismo. (Sólo podrá el hombre cambiar al medio, en una acción recíproca y equivalente con el medio) Se cambia al medio en la medida que se promueva un cambio en sí mismo.

Ahora bien, decíamos que para poder cambiar el medio, primero se debe conocer la raíz sobre la cual está cimentada su estructura básica, por lo menos entender las fuerzas que allí operan, cuál es su sistema de creencias, desde lo político, lo cultural, lo económico y lo social, porque tanto la interacción, como así también la lucha por el poder que estos sectores promueven sobre la sociedad, y esa tensión producida por esa lucha, son los elementos que nos determinan cotidianamente teniendo una influencia decisiva sobre nuestras vidas y sobre todos los hombres de este planeta.

En una clase dictada en 1981. “La Psicología Social Como Crítica de la Vida Cotidiana”. Ana P. De Quiroga se pregunta:

¿qué es lo más inmediato, lo más concreto y lo más esencial para nosotros, sujetos del comportamiento, sujetos de los procesos psíquicos?
Que somos seres vivos, y en consecuencia seres de necesidades en un intercambio permanente con el medio. La característica del ser vivo es estar incluido en una unidad indisoluble con el contexto o medio. Esta es una ley general para todo organismo vivo, ya sea una ameba o un mamífero. Pero al hablar de los sujetos, de esos muy complejos procesos a los que llamamos psiquismo, al hablar del sujeto de la representación, del sujeto del pensamiento o del sujeto del lenguaje, al hablar de aquel que construye su subjetividad, su interioridad, como un mundo, como un sistema que reconstruye fantaseadamente la realidad externa, al hablar de aquel ser que puede elaborar teorías científicas, que puede conocer y transformar la realidad externa e interna, es decir al hablar del sujeto humano, estamos hablando de un ser que posee una organización biológica particular a la que llegó en un proceso evolutivo.

Y se pregunta nuevamente para dar una definición final ¿qué determina esa organización biológica que nos es propia como seres humanos? Que nuestra vida, nuestra existencia material depende de que establezcamos relaciones con otros hombres y con la naturaleza.

He aquí a mi entender el nudo fundamental de la cuestión.
Recordemos una vez más el interrogante planteado inicialmente; ¿el tiempo es el corazón de su existencia?, ¿el dirigente es el único ser en la creación que tiene la capacidad de rectificar el pasado político?.

La respuesta debería surgir entonces desde este marco referencial y lo dejo librado a la libertad de cada uno para que la puedan responder. Sin embargo quiero esbozar mi opinión. La definición de riesgo que dan los ecologistas dice que: Algo está en riesgo cuando las amenazas son mayores que los recursos que se tienen disponibles para la defensa de esa amenaza.
La falta de liderazgos políticos en el mundo es un valor agregado a la crisis internacional que nos deja expuestos frente a “los tres demonios que asolan al planeta, “crisis energética, crisis alimentaria y crisis financiera”. Sin embargo la humanidad entera todavía cuenta con inmensos recursos humanos, naturales y tecnológicos como para encontrar las mejores respuestas a la situación actual. Lo cierto es que a partir de este temblor planetario, el mundo no debería ser el mismo. Es sabido que ponerse de acuerdo entre los hombres, sin duda ha sido la cuestión mas compleja que afrontó la humanidad a lo largo de toda su historia.
En su escarpado camino por la construcción social de la humanidad, lo que para unos eran aciertos y logros trascendentes, para otros eran mentiras imposibles de admitir.

Así la humanidad continuó su camino de confrontación hasta nuestros días, debatiendo su razón de ser, su concepción de la vida y de la muerte, de la moral, de la ética y la justicia dejando como resultado la enorme brecha entre naciones ricas y naciones pobres.

Hoy ya en el tercer milenio transitamos un punto de inflexión que todos percibimos y tememos, ya que somos concientes que en la destrucción de uno está la destrucción del otro.
La naturaleza en su expresión más cruel y dramática, nos advierte de los riesgos que deberemos afrontar en el futuro, por el despilfarro de sus riquezas. Las pandemias amenazan a la humanidad por la indiferencia hacia los más pobres del planeta y las guerras terminan por diezmar las energías que son necesarias para construir un mundo mejor para todos.

Esta es la problemática actual de un mundo que no consigue encaminar sus logros y creaciones hacia la evolución y la síntesis del hombre dando una nueva cultura, sino que se encamina inexorablemente hacia su propia destrucción. Lo que sucede nos está dando cuenta de la veracidad de estas afirmaciones que puede pagar con un costo muy alto en el corto o mediano plazo según prime en el hombre su sensatez o su estupidez.

En este contexto globalizado y “apocalíptico” por cierto, es donde se debaten todos los problemas que enfrentan los hombres y su sociedad, es hora que aprendamos a llegar antes y no después para lamentarnos.

martes, 14 de octubre de 2008

La televisión y el medio social

LA TELEVISIÓN Y EL MEDIO SOCIAL


Autor: Vicente Scordamaglia


Comenzando por advertir que la televisión es uno de los fenómenos de nuestra civilización y que por tanto es preciso alentarla en sus tendencias más válidas, como así también estudiarla en sus manifestaciones, es que se propone el presente trabajo de investigación.

Todos sabemos la enorme influencia que tienen los medios masivos de comunicación en la vida cotidiana de las personas, pero en especial se distingue uno como hegemónico del resto, la televisión, por su importancia, su influencia y su llegada, casi podríamos decir que involucra a la totalidad de los seres humanos de todas las edades, desde un bebé hasta un anciano pasan cotidianamente horas frente al televisor, transformando a éste en un objeto incorporado a la subjetividad y al quehacer cotidiano del hombre.

Desde su creación en adelante, la televisión se encargó de mediar entre el mundo real y el sujeto casi todos los aspectos del mundo exterior. Esto terminó por darle a este medio en particular la autoridad de proporcionar los hechos reales y verdaderos, sin distinguir entre lo verídico y la fantasía. He aquí la gran responsabilidad entonces que deberían tener empresarios, productores y directores de televisión a la hora de difundir su programación.

Los acontecimientos reales que se entremezclan con la ficción de las series y la publicidad obturan la posibilidad de discriminar entre ambas situaciones conflictuando la sensibilidad del hombre y su capacidad analítica. Ya no se asombra, no se emociona y no se entristece por los episodios que suceden a su alrededor. La mediatización ejercida por la televisión aumenta los temores de que este medio provoque escapismo, pasividad y dependencia, como así también que inculque hábitos de violencia y delincuencia en algunos sectores de nuestra comunidad.

Nos dice un análisis de Leonardo Mindez en “Canal 7 medio siglo perdido”. La televisión no sólo ha conquistado el primer lugar como medio de comunicación masiva a escala planetaria, sino que se ha constituido en elemento central de las sociedades modernas.
La evolución tecnológica es apabullante. Desde el analizador de imágenes, hasta las pantallas instaladas en teléfonos celulares que reciben imágenes vía satélite, desde los aparatos blanco y negro, hasta la televisión digital de alta definición.
Pero para las ciencias sociales, resulta aún más sorprendente la manera en que la utilización de estos dispositivos tecnológicos modificó la vida en sociedad. Como había ocurrido antes con la radio, pero esta vez con la fuerza deslumbrante de la imagen, la televisión ingresó a la intimidad de los hogares para transformar la vida familiar. Pero no se quedó allí, pues se consolidó como una poderosa herramienta de socialización capaz de desplazar a la escuela como educadora, los espectáculos masivos como entretenimiento y el debate público de ideas como fundamento de la democracia.”

Si esto que dice Míndez es así, creemos pues que la TV no es la clase de medio que provee a la gente de un contexto, lo que provee constantemente son fragmentos. La TV se preocupa todo el tiempo por proyectar una imaginería dinámica atractiva.

La cantidad de información que este medio proporciona al hombre moderno, produce en la construcción de su subjetividad, complejos trastornos que todavía no podemos medir ya que su influencia es día a día mayor. Para verlo desde una concepción dialéctica y que sirva a modo de ejemplo la TV propone un sujeto pasivo, ya que cuanto mayor acción hay en el aparato de televisión menor acción hay en la vida de ese sujeto. Cambió el rol de protagonista, de hacedor de la historia, por el de espectador.

Este hecho altamente significativo, es una muestra del desorden psíquico que puede proporcionar en nuestras mentes si dejamos que la televisión ocupe el rol protagónico por nosotros.

Lazarsfeld y Merton se refieren en su libro La Comunicación de Masas a la “disfunción narcotizante” de los medios de masas y consideran la posibilidad de que la exposición a un bombardeo de información pueda servir antes para narcotizar que para estimular al lector o al auditor promedio, que llega a ignorar los problemas inmediatos y nada puede hacer entonces acerca de ellos. Es posible incluso que la función narcotizante de los medios de masas sea tan eficaz, que le impida al adicto el reconocimiento de su propio mal. Además, los medios de masas, particularmente aquellos en los que prevalece el elemento comercial, pueden promover una especie de conformismo social, una lealtad irreflexiva a nuestra estructura social. “El grado en que los medios de comunicación de masas tienen influencia en su audiencia, depende no solo de lo que se dice, sino, aún mas significativamente, de lo que no se dice. Porque estos medios no solo siguen afirmando el statu quo sino, en la misma medida, no estimulan interrogantes esenciales acerca de la estructura de la sociedad. Por lo tanto, como que conducen al conformismo y procuran escasa base para una apreciación crítica de la sociedad, los medios de masas apadrinados comercialmente restringen indirecta pero eficazmente el desarrollo convincente de una perspectiva genuinamente crítica”

Es entonces, que la TV se caracteriza por emitir mensajes que rozan la incoherencia y la impotencia al mismo tiempo. Cuando nos enteramos de una cantidad de cosas que escapan a nuestra posibilidad de influir sobre ellas nace el sentimiento de impotencia.


Los riesgos que corre el sujeto moderno al no tener una adaptación activa al medio (esto es plena interacción con el medio) son que otros tomen las decisiones por él.

Debemos prestar atención a cómo las formas de la comunicación humana afectan nuestros hábitos de conocimiento, nuestras relaciones sociales, nuestras ideologías políticas etc. En otras palabras, no lo que la gente ve en TV, sino el simple hecho de que mire TV es lo que importa.

En otro orden de cosas podemos decir que la televisión se constituyó en la herramienta preferida de los sistemas de producción; al advertir tempranamente el poder de penetración que ésta tiene, comenzaron a invertir en publicidad y grandes producciones siendo el principal sustento de la misma. De esta manera se fue conformando un nuevo factor de poder.

A partir de aquí no se detuvieron, la moral que la sociedad y las familias reservaban para los niños y jóvenes a la espera de su adultez, en la actualidad ya no lo es tal. Hoy los sistemas de producción, amplificado por la televisión unificaron la franja de consumo, se vende para todos por igual, desde un niño hasta una persona madura según estas nuevas pautas morales están en condiciones de consumir alcohol, tabaco, sexo, “droga y rock and roll”.

Como vemos en este caso estamos en presencia de “fines” y no de “medios”
de comunicación.
Pero, aunque esto tenga su historia y sus antecedentes, es un fenómeno que está creciendo fuertemente hoy. Nos referimos a la valorización del receptor en el proceso de la comunicación, a la reivindicación de sus posibilidades de creación, de selección, de reformulación o de negación sobre lo que recibe.

De alguna manera nuestra cultura revalorizó siempre al emisor: como si el que emitiera un mensaje estuviera llenando una vasija vacía o escribiendo una página en blanco, algo que sigue estando presente aún en nuestra vida cotidiana.

Ahora bien, ¿qué sucede con los niños y los jóvenes?
Para ellos toda la publicidad es subliminal.

Los mismos motivos que hicieron que se prohibieran las técnicas de propaganda subliminal, porque manipulan la conducta sin que las personas puedan defenderse conscientemente, son aplicables a cualquier tipo de publicidad expuesta a la mente abierta e inadvertida de los niños y jóvenes.



El común de los niños, saben más jingles que canciones infantiles por ejemplo.
Este hecho obliga a reflexionar sobre el tipo de educación que la publicidad y en general la programación de la TV está dándoles, pues los transforman en difusores inconscientes de mensajes comerciales (gaseosas, automóviles, golosinas, pañales, juguetes etc.

Los niños también son “usados” como vendedores de productos hablándoles en segunda persona como en los casos en los que se indica “ decile a tu papá que te compre...”.

Pero no podemos olvidar que un gran porcentaje de la población, no puede consumir la mayoría de los productos que se le ofrecen con los consecuentes sentimientos de frustración que esto genera. Y esto es porque en el medio de este mensaje, la TV omite algo muy importante, no dice y lo que es peor no muestra como se consiguen las cosas, da por supuesto que la forma de acceder a estas necesidades creadas por la TV son legítimos y no ilegítimos. Y nos preguntamos ¿Quién lo puede asegurar?.

La TV crea valores en los jóvenes. Pero difiere de otros sistemas creadores de valores porque ha profundizado exhaustivamente las reacciones de la mentalidad, sus técnicas y sus motivaciones. Sabe como cambiar una idea, transformar un gusto o despertar una necesidad.
Esta concepción satura permanentemente al sujeto. Como resultado, cada individuo toma casi todos los valores de la saturación publicitaria.

La complejidad de condiciones en que tienen que vivir y que tienen que enfrentar los hombres en una sociedad nueva en permanente y vertiginoso cambio los lleva a buscar en todo momento el marco de referencia de los valores, sin importarle si estos son auténticos o falsos, valores o pseudo-valores. Lo esencial es el marco de referencia que estos dan.

La TV a través de la venta del producto trae y crea un nuevo estilo de vida. Este estilo de vida se constituye sobre la idea de la vida fácil, liviana, juvenil, sin que exija mucho trabajo y mucho esfuerzo. Muestra permanentemente el límite entre el éxito y el fracaso dejando un vacío en el medio que pertenece a la cultura del trabajo, la formación y la construcción de instrumentos legítimos que dignifiquen al sujeto en el logro de sus objetivos.

No podemos olvidar que el estilo de vida tiene íntima relación con los valores.
La publicidad y la TV en general no solo crean su propio estilo de vida, sino los valores que lo sustentan y lo mantienen. Este estilo de vida está basado sobre los siguientes valores: placer, facilidad, juventud eterna, deseos, sueños, ilusiones, esperanzas, belleza, éxito, indiferencia.
Están ausentes estos valores: trabajo, esfuerzo, conflicto, adversidad, fracasos, fealdad, sentido de sacrificio, dolor, empatía, ideales.

¿Qué ofrece la TV a niños y jóvenes?.
¿Cómo debemos intervenir los adultos ante este desafío?.

¿Hacia dónde debe apuntar la educación?.

¿La TV es facilitadora de los procesos de aprendizaje?


La sociedad es una masa indistinta de reaccionadores inertes en espera de ser alterados de manera predeterminada por manipuladores todopoderosos de la publicidad y la persuasión oculta. Lo que ignora esta imagen es la capacidad tremenda del organismo humano para seleccionar, ampliar y manipular las señales que acometen sus sentidos.
Ignoran, entre otras cosas, la posibilidad que tiene el hombre de “poner la cara” “bajar la cortina” términos por algo acuñados por la cultura popular.

Con esto afirmamos la capacidad del hombre para bloquear, desviar, reelaborar o invertir lo que recibe, para crear propuestas a partir de sus necesidades políticas, económicas, culturales, humanas y sociales, para leer hechos y no palabras, para defender su identidad aún bajo las condiciones más precarias o adversas.

En este sentido la televisión, debería aportar a la educación, el trabajo y la salud mensajes unívocos promoviendo con sentido sociocultural instrumentos que le permita al receptor ver a la TV como a un auxiliar para su necesidades.
Es precisamente en este orden que la televisión del estado cumple su rol más importante ya que se distinguiría de las emisoras privadas cumpliendo con el fin social y cultural por la que justifica estar en manos del estado argentino.

Continuando con el análisis de Leonardo Mindez nos dice al respecto “ ante este instrumento poderoso, y desde el momento en que los diferentes organismos internacionales concordaron en que cada país ejercería la soberanía sobre el espectro radiofónico dentro de su territorio, le toca a los Estados establecer las condiciones que rigen su funcionamiento. Aquí entran en juego las dimensiones políticas, sociales, estratégicas, económicas y culturales que cada país le asigna a sus medios de comunicación. Todas las cuales quedan plasmadas en un determinado marco regulatorio.
Así, desde un comienzo, algunas naciones optaron por entregar en concesión las frecuencias a particulares para su usufructo comercial, otras prefirieron dejar la gestión de un área tan sensible en manos de corporaciones públicas sin fines de lucro con mayor o menor injerencia del Estado, y, por último, algunos países se inclinaron por distintas formas de sistemas mixtos.
En la Argentina, la mayoría de las estaciones pasaron alternativamente por la propiedad estatal o privada, pero el canal pionero de la televisión nacional fue el único que se mantuvo bajo administración estatal a lo largo de toda su historia. Este hecho constituye per se al Canal 7 en un objeto de estudio privilegiado para tratar de comprender qué tipo de política comunicacional siguió el Estado argentino para regular la radiodifusión en general y la pública en particular, sino verificar cómo actuaron en la práctica las diferentes autoridades que tuvieron a su cargo el Canal 7”.

Quizás en este punto deberíamos interrogarnos sobre si nuestro país alguna vez tuvo una política de comunicación. La respuesta es rotundamente “NO” como así no la hay en otras áreas consideradas estratégicas de nuestra Nación.
Una serie de leyes y decretos promovido por los gobiernos de turno no solo no conformaron un proyecto de comunicación estratégico para la nación, sino que hicieron de la comunicación social un coto de caza de las disputas por el poder.
Los marcos regulatorios de la andanada de leyes y decretos que se efectuaron sobre las comunicaciones y en particular las destinadas a la radio y la televisión, mostraron más o menos la fragmentación imperante en nuestro país, ya que cada interventor del área de comunicaciones expresaba la ideología del poder político de turno. Tomando palabras de Mindez, nunca se tuvo en cuenta las dimensiones políticas, sociales, estratégicas, económicas y culturales que nuestro país le asigna a la política comunicacional en general y en particular al canal oficial.

Valdría la pena detenerse a reflexionar con un poco más de esmero, sobre el fenómeno de los medios de comunicación en general, ya que como fenómeno social es relativamente nuevo, su decisivo protagonismo en la construcción de nuestra sociedad y su incidencia en la subjetividad del sujeto de la “modernidad” hace una tarea obligada para entender las relaciones de los seres humanos.

Es necesario comenzar aclarando en este caso que el hombre desde su misterioso comienzo de los tiempos no hace otra cosa que manifestar sus emociones, para ello utilizó primero la comunicación simbólica (gestos, ruidos, olores etc.) pero a partir de la incorporación del habla y la escritura no solo pudo comunicar sus emociones sino también sus necesidades.

Para reforzar nuestro análisis veamos que dice al respecto Néstor Sexe
Lic. en Ciencias de la Comunicación UBA Profesor Titular de Comunicación y Crítica FADU UBA.

Cuando hoy decimos la palabra comunicación casi inmediatamente la asociamos a Medios Masivos. Es más, se le da tanta importancia al desarrollo tecnológico de los Medios que pensamos que la Comunicación constituye una problemática antes inexistente. Esto es incorrecto. Las nuevas tecnologías solamente han expandido una característica humana, la de comunicarse.
La interesante formulación de Mc Luhan “el medio es el mensaje”, hace de la Comunicación una problemática dependiente de la tecnología. Debemos distinguir entonces entre el concepto de aparato, capaz de extender las facultades naturales del hombre e instrumento, que permite detectar datos que escapan a la capacidad natural del hombre. Un micrófono es un aparato y un microscopio un instrumento.
Las nuevas tecnologías son tanto aparatos como instrumentos, algunas veces amplían una facultad, otras, logran efectos que escapan a la capacidad natural.

Sabemos con claridad que el consumo de la televisión en particular, varía según la edad, la inteligencia, el sexo, la educación, la clase social, los hábitos y las relaciones sociales, por lo tanto el efecto de la televisión sobre las personas depende de estas variables. Debemos entonces analizar en esta investigación no solo que hace la televisión con las personas sino también que hacen las personas con la televisión lo cual nos amplia mucho más el marco de referencia.
Por ello entonces no se justifica en términos de investigación hablar de una televisión buena o mala, porque tenemos que tener en cuenta la relación que se da entre cierto tipo de publico y una situación, es decir que lo que es necesario saber con que tipo de necesidades se acercan las personas a la TV, que satisfacción deriva de sus formas particulares y recién entonces ver cuales son sus consecuencias.

En este orden, estudiamos y analizamos algunos aspectos relacionados con la televisión y el medio social, su incidencia en la educación, el trabajo y la salud pero fundamentalmente sabiendo que este fenómeno de la comunicación, o los llamados medios de comunicación de masas, tan peculiar por cierto, merece dejar abierto un permanente debate de todos los sectores involucrados en mejorar día a día nuestras relaciones de comunicación social.

lunes, 29 de septiembre de 2008

“Fraseando la Vida”

La fraseología, según un diccionario de la Real Academia Española, es el modo peculiar de ordenar las frases de cada escritor o de cada idioma, como ser un conjunto de modismos o locuciones.
Las frases bien elaboradas, pueden representar una síntesis de grandes pensamientos o la brillantez de una gran idea. De manera que lo que pretendo al crear este espacio, ( “Fraseando la Vida” ) es contribuir a mejorar la comunicación entre los seres humanos tan proclives hoy a sumergirse en la paradojal tendencia de vivir incomunicados con sus semejantes en el auge de las comunicaciones.

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¿Qué es la historia?
¡La historia es un sinfín de semiverdades!
Algunas cosas son ciertas, otras hay que imaginarlas.
Y el resto hay que inventarlas.
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La lucha del hombre
"La lucha del hombre consiste en hacerse un lugar digno en este mundo y ser reconocido por ese esfuerzo"
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El hombre y la paradoja del cangrejo
El ser humano se parece al cangrejo, avanza hacia adelante mirando siempre para atrás.
Avanza mirando para atrás, rompiendo todo el tiempo sus viejas estructuras, aun aquellas que lo vieron nacer.
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Rótulos
Tengo un rechazo categórico por los rótulos. Solo son limites a nuestra capacidad de investigar, de imaginar, de soñar.
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Los años
La vida de los hombres debería medirse por los hechos producidos socialmente y no solo por los días o los años que solo sirven como marcas para identificar su decadencia
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Mirar la Vida
Mirar la vida como un proceso ininterrumpido de aprendizaje y descubrimiento de los verdaderos motivos por los cuales los hombres habitamos este hermoso planeta.
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Sujeto de comunicación
Para sentirme vivo, me valgo de una poderosa obsesión, tengo un irrefrenable impulso de comunicarles a aquellas personas que amo, mis necesidades, mis expectativas y mis sueños; sin esa obsesión, seguramente estaría en el cementerio.

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Tres pilares
Cubrir satisfactoriamente las necesidades, es elemental para poder vivir.
Atender las expectativas de vida, es el impulso necesario de progreso y crecimiento.
Velar por los sueños es imprescindible para proyectarse en la vida



Los limites
Los límites en la vida son como el ángel de la guarda que de todos los males nos protege. Cuando los límites no son aprendido con nuestros padres, nuestros maestros, o no supimos aprenderlos por si mismos; los limites los pondrá implacablemente la vida o la justicia.

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