Artículo de opinión
UN MONSTRUO CON CORONA (DE REY) ANDA SUELTO
Vicente Scordamaglia
Mientras el mundo asiste
desconcertado a lo que parece ser una crisis humanitaria total (pandemia) un
virus con “corona” de rey, está “exterminando” a los humanos provocando
estragos impensados a través de infectar su sistema inmunológico y su aparato
respiratorio integral. Las consecuencias están siendo catastróficas en la
medida en que todavía no se ha podido encontrar ni el antídoto, ni la vacuna
para prevenir su contagio, ni mucho menos detener su avance vertiginoso con un
poder de exterminio que preocupa y ocupa a toda la comunidad científica
mundial.
Hasta
ahora todas las medidas que han tomado los países afectados por el coronavirus,
han sido defensivas e infructuosas, en tanto que este virus se propaga mucho
más rápido que otros de su clase y no da tiempo a que el ser humano desarrolle
los anticuerpos necesarios para su defensa inmunológica, en este sentido el
aporte de la ciudadanía para disminuir sus efectos destructivos son:
¡decisivos!
Los
especialistas nos han enseñado de mil formas que el coronavirus (covid 19) solo
se contagia a través del contacto humano, es decir de persona a persona y se
propaga a través de su huésped, el humano en contacto estrecho con otro humano.
Se aloja en nuestro interior y solo contagia a otros por vía aérea, mucosa
nasal, saliva, lágrimas y cualquier otro fluido que expulse nuestro organismo
hacia el exterior de nuestro cuerpo. Podríamos decir que el virus covid 19 es
un perfecto virus social ya que necesita otros seres vivos para seguir
“existiendo” y así seguir infectando todo a su paso. Yo no soy médico pero
tengo una aguda percepcion y he comprendido con claridad que el punto
emblemático de esta batalla que está librando toda la humanidad, es cortarle el
paso al virus disolviendo temporalmente todos los vínculos sociales que hasta
ahora mantienen unido (a pesar de las diferencias) a todos los humanos de esta
tierra. Evitar toda interacción física entre personas es por ahora el arma más
efectiva que tenemos.
Las
consecuencias colaterales de esta pandemia ya comienzan a insinuarse en tanto
que la economía mundial comienza a trastrabillar frente a la incertidumbre que
provoca la crisis humanitaria. Los mercados mundiales que ven perder el valor
de sus activos no saben donde refugiarse hasta que pase el temblor y los
gobiernos de los países desarrollados comienzan a echar culpas (para saber quien
le abrió el portón al monstruo) de que este pudo haber sido un acto deliberado
para equilibrar posiciones de poder comercial, militar o alguna operación de
geopolítica estratégica internacional; sin embargo, cuesta pensar que una
nación o algún grupo de poder pudo haber pergeñado semejante plan de
exterminio, aunque nunca nadie podrá saber cuál es el límite capaz de la mente
humana en defensa de intereses espurios.
Lo
cierto es que frente a la encrucijada en la que se encuentra toda la humanidad,
requiere del esfuerzo y el compromiso de todos; contraer la enfermedad que
provoca el coronavirus, es un hecho del azar, provocar su contagio por
negligencia humana, es un acto de perversidad insolente.
Este
es el mayor desafío de la raza humana, o trabajamos todos mancomunadamente para
ganar esta batalla comun o como dice el libro SNOWDEN no habrá un lugar donde
esconderse.