jueves, 16 de febrero de 2017

EL CORREO NO TRAE BUENAS NOTICIAS

EL CORREO NO TRAE BUENAS NOTICIAS
El revuelo que se armó con la condonación de la deuda que tiene la familia Macri con el Estado Argentino en el caso del Correo, tiene más allá de las cifras (que suben y bajan según los intereses de quien las emite) que se barajan, profundas connotaciones políticas en las cuales el oficialismo se ve directamente involucrado en otro hecho sospechoso de manejos espurios que señalan directamente al presidente Macri y su familia; la ineficiencia de sus funcionarios frente a temas sensibles que requieren un tratamiento político que hasta ahora en este gobierno brilla por su ausencia son la otra pata del componente explosivo que se está cocinando a fuego lento.

Desmenuzar cada uno de los errores que viene cometiendo el gobierno (desde que asumió) con conflictos políticos emblemáticos sería redundante, para ello los medios de comunicación son los idóneos ya que cuentan con mayor información disponible; lo que sí me parece útil señalar es cómo el gobierno nacional en el afán de diferenciarse del gobierno Kirchnerista incurre sistemáticamente en actos de soberbia y de impunidad que redundan en la pérdida de confianza otorgada por la gente en general, pareciéndose cada vez más que lo que ellos creen al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Argentina no es una empresa, es una nación libre y soberana frente al mundo y como tal requiere funcionarios políticos debidamente formados para tal fin. Es una nación con gente de carne y hueso en su interior, que demanda soluciones concretas a sus reclamos, con gobernantes que estén al servicio de sus intereses y no (como muestra este gobierno) de las corporaciones financieras que siguen esquilmando a los pueblos en vías de desarrollo.
La sociedad argentina compuesta por segmentos de distinta extracción socioeconómica no es un producto comercializable que pueda ser manipulado a destajo por quienes lo administran temporalmente, en todo caso es el funcionariado de turno quien tiene que rendir cuentas de todos sus actos de gobierno, y su gestión será examinada por el pueblo en las próximas elecciones  del corriente año. Nunca un gobierno elegido por el pueblo ha perdido en tan poco tiempo (14 meses) los niveles de confianza otorgado por el pueblo desde su asunción hasta la fecha; tampoco nunca se vio en los treinta y cuatro años de democracia semejante volumen de ajuste que recaiga sobre las espaldas de la clase media y los trabajadores argentinos.

Esta voracidad por el control de las cajas manifestada por este gobierno desde sus inicios, se parece más a un ente recaudador y no a una administración de gobierno que con planes y proyectos representen las necesidades de todos los argentinos; solo les importa confiscar los activos del pueblo sin importar que le sucede a la gente objeto de esta sangría perpetrada por un gobierno que muestra la poca empatía con su accionar desprejuiciado y falto de apego por el destino del conjunto de los argentinos.

VICENTE SCORDAMAGLIA

lunes, 13 de febrero de 2017

LA DESMESURA EN EL PODER Y EL MUNDO SE HARÁ PEDAZOS

LA DESMESURA EN EL PODER Y EL MUNDO SE HARÁ PEDAZOS
Cada vez que los líderes mundiales agotan su capacidad para dar respuesta a los grandes problemas que la realidad global demanda, comienzan a sonar tambores de guerra entre los poderosos con el fin de tomar medidas extremas como último recurso de irracionalidad política. La guerra entendida como ultimo recurso, es fundamentada en la creencia  de que con ese fin ultimo se podrán remediar los graves problemas que padece el mundo “moderno”, dejando así con esta tendencia a la razón de lado para dar paso a las irracionales “soluciones” que dejan las guerras con consecuencias lamentables para todo el planeta y sus seres vivos. Estas medidas que amenazan aplicar sin medir las consecuencias, pone a prueba a unos pocos lideres con algún grado de predicamento y autoridad moral para exigir mesura en donde no la hay y en donde las acciones comienzan a superar a las palabras.
Los movimientos militares de los tres gigantes, armados hasta los dientes (EEUU, RUSIA Y CHINA) hacia áreas sensibles del mundo, comienzan a preocupar no solo por las graves amenazas efectuadas entre unos y otros sino por la falta de perspectiva que le ofrecen a la humanidad si estos decidieran tomar el camino equivocado.
La asunción del nuevo presidente de los EEUU Donald Trump con su impronta personal y un discurso provocador, encendió la alarma al desconocer la soberanía de CHINA sobre unas islas del mar oriental de ese poderoso país, situación esta que tenso las relaciones entre ambos países. Este hecho territorial que en otro contexto se podría resolver en una mesa de negociación diplomática entre ambos gobiernos, esconde el verdadero motivo del conflicto que todavía no se alcanza a visualizar con claridad. En este sentido, lo que aparece como un conflicto diplomático, esconde un problema mucho más grave que puede derivar en una guerra y arrastrar a toda la humanidad en una nueva aventura bélica de carácter planetario que “higienice” (según consideran algunos temerarios) las impurezas de la época, sean estas económicas, religiosas, raciales o los cada vez más escasos recursos materiales necesarios para el desarrollo de los pueblos.
Si el fondo de la cuestión es entonces la lucha por los recursos económicos y materiales necesarios para cualquier desarrollo de estos países avanzados, la pregunta que se desprende de este gran interrogante es la siguiente: ¿que no estarían dispuestos a hacer las potencias nucleares para conseguir lo necesario sin importar el costo que le hagan pagar al resto de la humanidad por ello?. Sin duda si esto es así, el daño mayor lo sufrirán los países más pobres del planeta ya que son ellos los que menos recursos tienen para explotar y defender su patrimonio natural del avance  incesante y brutal de las potencias que en este contexto se juegan su razón de ser.  
En este mismo orden, el capital financiero internacional llevo al mundo a un callejón sin salida y en su desmesura sin códigos ni moral, avanza sin control obedeciendo a sus  propias leyes a una fenomenal concentración de la riqueza en desmedro de las grandes mayorías del planeta, beneficiando en su devenir solo a las élites de las grandes ciudades del mundo que pueden acceder a los medios que el mundo global exige en su desbordante carrera consumista. Las necesidades superfluas que en la mayoría de los casos fueron creadas por este mismo capitalismo salvaje que abrió paso a la especulación financiera, no para de acumular riquezas y poder aniquilando las esperanzas (y esfuerzos) de los pueblos que luchan por su supervivencia y por la necesidad de acceder a los requerimientos elementales en una carrera imparable y desigual por obtener los medios necesarios para su desarrollo.
El provocador presidente de los EEUU Donald Trump, ha fijado (aunque muchos no estén de acuerdo) un nuevo rumbo para el desarrollo de los estadounidenses, este cambio en su frente interno tiene consecuencias directas que son proyectadas a la política exterior de ese país y sus aliados en el mundo; todos los acuerdos realizados por la administración de Barack Obama están pasando por una revisión pormenorizada por los nuevos administradores de la casa blanca provocando un sisma global que obliga a cambios muy drásticos en el resto del mundo. Lo que hasta ahora solíamos llamar el nuevo orden global puede derivar en un nuevo desastre internacional si es que la desmesura se apodera de las decisiones de quienes tienen la responsabilidad de alejarnos del abismo y no como pareciera hoy encaminarse el mundo (sin freno) a consecuencias dramáticas e irreversibles.

VICENTE SCORDAMAGLIA