domingo, 17 de diciembre de 2017

LA ANTESALA DEL INFIERNO

Artículo de Opinión
LA ANTESALA DEL INFIERNO
Por: Vicente Scordamaglia

El ambiente que se fue generando los días previos al tratamiento de la ley previsional que el gobierno intentó sancionar, tuvo su correlato final con un desmesurado aparato represivo el día del tratamiento en la Cámara de Diputados. Fuerzas de la Policía Federal, Policía de la Ciudad, Gendarmería, Prefectura y fuerzas civiles de infiltración, perfectamente equipadas para cualquier contingencia que sucediera en las inmediaciones del Congreso Nacional configuraron a la hora de intimidar, su efecto contrario; a medida que los militantes de los distintos agrupamientos, los medios de comunicación y la gente en general advirtieron semejante operativo nunca visto en tiempos democráticos, creció la indignación. Si el tratamiento de una ley emblemática para los sectores más pobres de la cadena social, (los jubilados, las asignaciones familiares por hijo y pensiones para discapacitados) depende de un gigantesco operativo militarizado por las distintas fuerzas de la Nación para sesionar, es porque sus mentores saben que están cometiendo un acto de injusticia en la cara misma de los damnificados.
Es evidente que dos componentes estimularon al gobierno que venía envalentonado por el aval de las últimas elecciones y el consentimiento de los gobernadores (beneficiarios de nefasta medida) que creyeron que solo se trataba de una simple transferencia de recursos de un sector a otro; estos inútiles insensibles no fueron capaces de medir las consecuencias que provocaría la baja (literal) de sus magros haberes en un diciembre que trae groseros aumentos en todos los servicios públicos (nafta, luz, agua, gas, salud y otros) generando un episodio que de haber habido muertos en la brutal represión ejercida por el gobierno nacional nos hubiera puesto al borde del precipicio y en la antesala del infierno como en el 2001. 
¿Qué le pasa al gobierno? ¿Por qué quiere arrebatar cuánto dinero encuentre en las arcas públicas?
La economía argentina está enferma, depende exclusivamente de que entren capitales extranjeros para reactivar su economía y este hecho en sí mismo se ha transformado en una quimera para el gobierno que no disimula su fracaso y que no ha encontrado mejor fórmula que desembolsar recursos de cuanta caja tenga a mano en el estado argentino con el fin de que le cierren las cuentas antes de fin año.
La brutal represión pensada y ejecutada por la tristemente célebre Ministra de Seguridad Patricia Bullrich así lo demuestra, descargando toda su violencia sobre los sectores dignificados que van a reclamar por sus derechos, dejando al descubierto la mentira oficialista que necesita de la represión para imponer sus leyes.
El gobierno argentino comienza a balancearse peligrosamente de un lado al otro de la realidad nacional como un trapecista temerario en busca del impulso necesario para saltar por encima de las presiones que ejercen los sectores financieros en busca del oxígeno suficiente para sobrellevar una crisis que, de colapsar nos puede retrotraer a los episodios de 2001.
Cuando a los gobiernos los asiste la verdad y la justicia no necesitan de la violencia para tratar y legislar sus leyes ya que  se considera que: (como dijo el General) “la fuerza es el derecho de las bestias”;  por el contrario, cuando los gobiernos utilizan el derecho de la fuerza que le otorga la Constitución Nacional, y esa fuerza se convierte en violencia ejercida contra su pueblo ese gobierno ha perdido toda legitimidad para convertirse  en una dictadura.  
Es necesario alertar a todos los sectores de nuestra sociedad que la violencia política desatada en nuestro país nos lleva por el camino equivocado y sus consecuencias van a ser letales, porque si esta asume su propia lógica ya nadie podrá detenerla hasta terminar por convertir a nuestro país en un nuevo caos de características desconocidas.  

Responsables somos todos culpable es uno solo, el gobierno, que se pavoneó los últimos meses pensando que los trabajadores argentinos entregarian mansamente las conquistas adquiridas con luchas, sufrimiento y solidaridad con los que menos tienen.