viernes, 26 de septiembre de 2014

ACTUALIZACIÓN POLITICA

ACTUALIZACIÓN POLITICA

LOS GOBIERNOS SON JUZGADOS POR SUS REALIZACIONES Y NO POR SUS INTENCIONES

El momento político que vive nuestra nación, permite dejar de lado por un momento el análisis de la realidad con el formato que requiere un artículo periodístico y proponer que este análisis se haga a la usanza de los documentos que circulaban en la década del sesenta-setenta, entendiendo que para aquella época una actualización política (dirigida a los militantes) se realizaba en el marco del avance de un movimiento nacional en lucha por su liberación en contra del imperialismo y sus títeres: las fuerzas militares de ocupación golpistas y genocidas. Y digo esto no porque el contexto político, económico y cultural sea equivalente a aquel proceso histórico, sino todo lo contrario, este es radicalmente diferente y por consiguiente antagónico, ya que finalmente nuestro pueblo, logró instaurar el sistema democrático como modo de hacer política por el que tanto luchó.

El escenario entonces, exige que todo análisis político se haga en el marco actual, es decir en el sistema democrático que lleva ya 30 años de existencia sin alcanzar todavía los grandes logros que reclama una democracia plural, representativa, republicana y federal; de manera que siguiendo este patrón de análisis tomaremos este último paradigma como  el objetivo fundamental de todo un pueblo que desea alcanzar los valores más altos de las democracias universales que rigen el progreso social, político, económico y cultural de sus pueblos que construyen una sociedad (y aspiran vivir) en un estado de derecho y libertad.
 
Comenzaré con una afirmación inequívoca; el sector político con mayor preponderancia (el frente para la victoria) de los últimos diez años, ha consumido sus fuerzas entre prácticas antidemocráticas y quimeras sin sentido. Al día de hoy el oficialismo carece de las respuestas que le exige la ciudadanía que le otorgo el poder de administración y conducción del conjunto de la nación. Infinidad de factores influyen decididamente en el estado actual del gobierno, fundamentalmente la política y la economía, pero es imprescindible comprender que la falta de disenso ha dejado una huella profunda en la relación entre esta y la ciudadanía generando el actual  estado de “parálisis”, hartazgo y desconfianza generalizada.

El disenso entonces, se transforma en una herramienta imprescindible dentro de la práctica política ciudadana que necesariamente opera virtuosamente tanto hacia dentro como hacia fuera de las formaciones políticas, tal es así, que de ninguna manera el partidismo democrático se beneficia conformando un bloque rígido que tiene univocidad de palabra y pensamiento como lo que plantea el poder actual, por el contrario la fuerza de una agrupación política se halla en la multiplicidad de voces y pensamientos, en los cuales el ciudadano encuentra la representatividad necesaria dentro de un Estado de Derecho.

Este y otros factores han provocado en la actualidad un descreimiento hacia los partidos políticos y sus dirigentes que aferrados a viejos conceptos organizativos políticos y anclados en errados motivos de lucha, comienzan a antagonizar una vez más entre las necesidades de la gente y sus intereses personales.
En este sentido, lo primero que se reciente es el sistema de partidos, debilitando y “poniendo en crisis” la democracia ya que sin estos (los partidos) el sistema se vacía de contenido por la  falta de participación ciudadana y como consecuencia de ello florece un escenario político con escasa representatividad en donde el ciudadano  descree de cuanto dice y propone la dirigencia en general.  
La falta de participación ciudadana implica un peligro constante para la democracia ya que es quien ejerce el control sobre la política; en este contexto y a lo largo de estos años de democracia, vemos como ciertos sectores políticos han substituido a la oligarquía histórica de la Argentina para erigirse ellos mismos como representantes de ese sector (“nueva oligarquía”) en la cual están directamente asociados a poderosos sectores económicos descomponiendo aun más los objetivos de una democracia representativa.

Hoy la clase política goza de Derechos propios de una autarquía, el ciudadano ante tan grotesca ostentación ha abandonado la confianza otrora otorgada para entregarse al descredito.
La crisis del sistema político argentino trae asociado el encadenamiento de la crisis de valores morales que se instala sin permiso en el entramado del tejido social en especial en los sectores más vulnerables de la sociedad, diezmando a generaciones de argentinos sin oportunidades de progreso o al menos que puedan satisfacer lo elemental para subsistir dignamente.  

El ideal político democrático sería que el votante responda a cuestiones de afinidad ideológica y su voto fuera dirimido por sus necesidades y expectativas; en cambio  hoy en día el voto es emitido como  premio o como castigo; tal es así que los poderes políticos comienzan a sentir los efectos de la crisis de desconfianza puesto que la ciudadanía opera en consecuencia y ha comenzado a imitar las formas de esos  “representantes”; digámoslo de esta forma: en un contexto (extorsivo) en el cual los gobernantes reparten dadivas económicas y empleos como premios o en su defecto los quitan aplicando castigos o correctivos cuando no logran el apoyo necesario, la ciudadanía ha comenzado a emitir su voto aplicando la misma metodología a la hora de emitir su voto.  

Las nuevas generaciones de dirigentes políticos no solo tendrán que resolver los grandes problemas que los argentinos demandan, sino que además, deberán cambiar de raíz las practicas prebendarías y clientelares que la vieja política utilizó hasta aquí para perpetuarse en el poder. Un nuevo acercamiento entre el ciudadano y la política es posible, planteando bases más genuinas para la construcción de nuevos espacios de participación basados en la virtud y no en el engaño como una construcción permanente que enriquezca  la práctica y la acción política. La consolidación de la democracia y la construcción de la política como modo de representación social, deberá plantearse como una edificación colectiva, donde todas las ideas y miradas tengan su espacio de representación, política, social, económica y cultural.

VICENTE SCORDAMAGLIA