miércoles, 25 de enero de 2012

¡LA SIESTA DE LOS CONTENDIENTES!

¡LA SIESTA DE LOS CONTENDIENTES!

Desde las últimas elecciones presidenciales hasta la fecha, se produjo entre medio un espacio de “tiempo muerto” (como en el básquet) con algunas escaramuzas entre gobierno y oposición de escaso valor político para el interés de la gente, y mucho menos para la vida nacional, que merezca ser analizado. Yo llamaría a este período de absoluta intrascendencia, ¡la siesta de los contendientes!.
Solo se trató, por ahora, de una suerte de movimientos telúricos que pueden anticipar, un gran terremoto o tan solo puede tratarse de un acomodamiento de sus capas geológicas.

La política argentina se parece a esos finales de guerra en donde las fuerzas ganadoras actúan con magnificencia (creyendo que su victoria es eterna y gastando a cuenta), atropellando todo a su paso; el gobierno se encuentra abocado a producir con urgencia los cambios impopulares en el eje mismo de su “plan de gobierno”, preparándose para cuando llegue el fin del estado de bienestar Kirchnerista  y las posibles confrontaciones que conllevaría  el paso abrupto de algo parecido a lo que fue “la distribución de la riqueza” actual, a un ajuste que retrotraiga el status alcanzado por la clase media a un pasado reciente todavía demasiado fresco en el recuerdo con valores adquisitivos superados por este mismo gobierno.

¡Es la clase media, estúpido!, (diría algún iluminado) quien concedió semejante victoria y no la ideología. Una verdad de perogrullo ilustra con precisión este espíritu de las capas medias argentinas: “Al que le va bien, no quiere que cambien las cosas; al que no le va tan bien, pero es indiferente, prefiere que nada cambie, total así está todo más tranquilo y al que le va mal y no cree en este gobierno, no encuentra una alternativa para que las cosas cambien, así que mejor prefiere que siga todo como está, a ver si lo que viene todavía empeora las cosas”.   

Del otro lado del río (diría Jorge Drexler: “Clavo mi remo en el agua; llevo tu remo en el mío; creo que he visto una luz al otro lado del río”) unos pocos derrotados resisten hurgando entre medio de las muchas deficiencias que tiene el gobierno nacional, tratando de convertirse solo por defecto a esos mismos errores (elaborando una propuesta superadora) en alternativa válida de recambio político con vistas a futuras elecciones, pero falta tanto que de solo pensar, desanima un poco. Así con tan poca creatividad hay que avisarle a Drexler que por ahora no se ve la luz del otro lado del río.

Suele decirse con razón, que las ideas tienen la vigencia que le da la llegada de otras ideas que  mejor se adecuan a la época y a la problemática que están destinadas a resolver; Hannah Arendt decía al respecto: “Cuando una vieja verdad ha dejado de tener vigencia, nada se gana con darle la vuelta”; y la verdad, es que algunas ideas han comenzado a gastarse como el parche del bombo de tanto darle con el mismo palo.

Un estado de bienestar, depende exclusivamente de capitales genuinos que lo sustenten en el tiempo, sino, solo será un espejismo que durará lo que duren eso fondos que lo producen; y en verdad por lo que podemos observar es que se vienen meses complicados al respecto: habrá recorte de salarios, negociación condicionada de los gremios en las paritarias, caída de la recaudación del campo por la sequía y un aumento de tarifas por la quita de subsidios, todo esto en un contexto general de crisis internacional sin precedente; este combo puede ser explosivo si no se tiene a mano fondos que apacigüen los efectos del ajuste que el gobierno intenta camuflar por todos los medios a su alcance. La decisión de avanzar con el control absoluto de Papel Prensa ¿formará parte de la matriz del poder?  La guerra con los medios en este contexto ¿es funcional para distraer a la militancia ante un clima de ajuste?. Pero cuidado, porque hasta la soberbia a veces anda camuflada con el disfraz de la humildad, así hasta las enfermedades (legitimas en cualquier humano) servirán para retener el poder y disfrazar el entierro de algunas convicciones que se enarbolaron como bandera.

Es indudable que todo este clima creado por las usinas de comunicación que mantiene aceitado el gobierno, han creado una cierta inquietud en los trabajadores y sus organizaciones gremiales ya que los movimientos y gestos del gobierno hacia la dirigencia empresarial han sido puntuales para ponerle límites a las expectativas de los trabajadores en seguir avanzando con sus reivindicaciones salariales.

Los trabajadores argentinos, mayoritariamente componentes de la clase media baja y clase media alta como personal jerárquico sumado al amplio sector de profesionales de nuestro país, ostenta expectativas de un alto confort de vida, cimentado esto, por dos grandes pilares político y económico de nuestra historia; esto es, la argentina agroexportadora por un lado y la justicia social por otro, ambos en su tiempo, fueron los grandes organizadores de inclusión social de nuestra sociedad al promover el ingreso social de importantes masas de trabajadores, con derechos políticos, reconocimiento cultural y un nuevo status económico, creándose así un estado de bienestar que rápidamente se instituyó  como clase media con expectativas de un alto confort de vida en continuo ascenso.

Es allí donde se debe custodiar la armonía política de nuestra democracia para que las contradicciones y los intereses antagónicos que subyacen en nuestra sociedad no obstruyan el crecimiento de quienes la componen, ya que todas las veces que se intentó alterar este complejo equilibrio trasladando el ajuste de las crisis hacia los trabajadores, la nación entera sufrió las consecuencias de daños irreparables. Ya no quedan secretos por debelar al respecto ni experimentos foráneos que valga la pena intentar “La fuerza de nuestra Nación, radica en la necesidad de mantener en continuo desarrollo y bienestar a su masa laboral y productiva”.
   

Vicente Scordamaglia