EMPRESARIOS EN EL PODER
¿La visión empresarial de la política que tiene el gobierno
de Macri lo ayuda en su gestión de gobierno o lo perjudica?:
La lucha por los recursos y los negocios en un mundo
globalizado exige, por parte de las
naciones, impulsar a líderes que tengan una visión del mundo que esté en
armonía con las reglas de juego imperantes en un escenario global altamente
complejo, hostil y competitivo. Esta conjetura en regla general no implica que
el gobernante subvierta su sistema de normas y valores (si es que las tiene)
por las reglas del mercado que conciben al mundo solamente como un gran
negocio, dejando a un costado valores universales que deben estar muy bien
asentados en gobernantes que se precien de serlo. Cuando digo que el liderazgo
debe estar en armonía con las exigencias del mundo y de la época me refiero
específicamente al conocimiento integral acerca de cómo se desarrollan los
procesos económicos políticos (y la
incidencia que estos tienen en los países) para operar sobre ellos y no
para subordinarse a sus designios.
Si el mundo fuera tan solo un gran negocio en donde poco
importa el contenido que habita en él, entonces la política poco a poco se iría
transformando en una gerenciadora del capital financiero internacional, que es
quien impone con sus recursos económicos las reglas de juego en un mundo cada
vez menos proclive a atender las cuestiones de las personas, fabricando grandes
guetos para las mayorías pobres y paraísos cerrados y aislados (del común de
las masas laborales) para unos pocos privilegiados, siempre y cuando estos
estén al servicio de los intereses de quienes dominan los mercados financieros,
cada vez más desprovistos de valores sociales y proyectos políticos destinados
a alcanzar mejoras que impliquen prosperidad para los pueblos.
Desde este punto de vista, la interpelación debe servir para
que los líderes que gobiernan los destinos de millones de seres humanos y
conservan una serie de valores humanos, encabecen políticas que privilegien las
demandas y necesidades de la gente por sobre los negocios del capital
financiero, multiplicando así el esfuerzo para que países con mayor progreso
económico y tecnológico contribuyan a un desarrollo sostenido en la
construcción de sociedades más justas y solidarias.
Si la historia de los pueblos (según la versión del Marxismo clásico) es la lucha de los pueblos en contra
de los imperios que intentan sojuzgarlo y la misma sigue teniendo vigencia en
la actualidad desde el momento en que fue formulada hace ya más de 160 años, es
porque la sociedad mundial no ha podido resolver las viejas categorías en las que se dividió a las
sociedades (división de clases) y que sustentaron las grandes luchas de la
humanidad por los derechos humanos en todos los tiempos. Si este dato de la
realidad es el que más se acerca a la verdad que viven las grandes mayorías,
vale reformular entonces la pregunta inicial; ¿en qué beneficia a los argentinos
que el gobierno tenga una visión empresarial de la política si hasta ahora se
lo ve tratando de hacer buenos negocios? En nueve meses de gobierno todavía no
se ven mejoras que beneficien a las grandes mayorías de nuestro país y por el
contrario, solo se le sigue exigiendo esfuerzos desmesurados en la mayoría de
los casos o abandonar conquistas ya adquiridas por las masas laborales. Si esto
es así y el gobierno sigue sin atender los requerimientos de su pueblo,
favoreciendo a los sectores vinculados con la economía y dejando a los sectores
medios y la clase trabajadora afuera del reparto, el gobierno del Ingeniero
Macri estará fomentando una nueva grieta que anuncia múltiples enfrentamientos
por venir entre una casta minoritaria “rica” ahora en el poder y una mayoría
empobrecida en lucha por sus derechos.
Frente a esta realidad incontrastable la gente se pregunta:
¿para qué sirve todo este despliegue de nuestro país frente a los países ricos
y sus negocios si yo no puedo acceder a ellos?. Este experimento de querer
seducir a los capitales financieros para que vengan a invertir en La Argentina
tiene una parte de servil y otra de ingenuidad, comencemos por esta última; los
capitales a los que se intenta convencer solo les interesa tener buenos beneficios
económicos y eventualmente traerán capitales a un país como el nuestro en tanto
tengan jugosos dividendos con el menor riesgo posible sin importar las demandas
del pueblo trabajador, ese es (así dicen) un problema del gobierno de Macri y
no de quien viene a invertir. En segundo lugar y como consecuencia del primer
interrogante, el gobierno que no puede resolver las demandas laborales, se
transforma rápidamente en un socio minoritario de un nuevo espejismo financiero
destinado a esquilmar a millones de trabajadores que son el verdadero motor de
la economía nacional.
VICENTE SCORDAMAGLIA