lunes, 9 de mayo de 2016

TIEMPO Y ESPERA


TIEMPO Y ESPERA
El tiempo no rehace lo que perdemos; la eternidad lo guarda para la gloria y también para el fuego.
Jorge Luis Borges

Resulta casi ridícula la queja de los funcionarios macristas cuando consideran que es injustificado el reclamo o peticiones que realizan los gremialistas y sectores políticos de la oposición con el argumento de que es poco el tiempo de gestión que tiene su gobierno. ¿Es que acaso hay algún tiempo estipulado para que el pueblo pueda formular sus legítimos reclamos? Y del mismo modo ¿cuál es el tiempo que necesitan para continuar cometiendo tantos errores?     

Los meses transcurridos desde el triunfo de la alianza Cambiemos el 22 de noviembre de 2015 hasta la fecha, es a mí entender, el tiempo suficiente para que todos los sectores de la Nación sepan ya, con lujo de detalles, el rumbo que emprendió este gobierno. Más allá de que el gobierno anterior haya dejado el país en ruinas y culpáramos a los que se fueron por el desastre encontrado, este argumento se va desdibujando cada día más perdiendo su contenido en el tiempo real en que sucedieron los hechos; además, señalan con insistencia, que con cinco  meses de gestión no se puede hacer milagros; esto es una verdad a medias, la otra mitad de la verdad es el insuficiente margen de tolerancia (a la espera) que le queda a la gente para resolver sus problemas. Podríamos decir entonces que si el gobierno anterior cometió una serie de desaciertos políticos y económicos sobre el final de su mandato,  el gobierno actual no debería creer por ello, que los ciudadanos le extendieron un cheque en blanco para hacer lo que quieran y posterguen las demandas de los argentinos. Así como están las cosas el argumento de que con la llegada de capitales comenzará el ciclo virtuoso de la economía y el éxito de su gestión, comienza a transformarse en una quimera.
Pareciera que la dirigencia del gobierno actual no percibe que la realidad es tan dinámica que se los está llevando por delante. Quizás, sería bueno recordarles que apenas ganaron en segunda vuelta por 680.000 votos y ese hecho y no otro es el que los hace frágiles frente a la compleja realidad que vive nuestro país y las urgencias de la gente.
En todo caso, para darle la derecha al gobierno que literalmente bien le cabe, se le podría conceder que todavía es poco el período de su gobierno y es necesario que la sociedad le dé un plazo más prolongado de tiempo para mostrar resultados de su gestión, pero es aquí donde está el nudo de la cuestión, imaginemos que nuestro hijo de tan solo cinco meses lo viéramos gatear hasta el balcón de su casa con el propósito de descolgarse por la baranda rumbo a la calle ¿Cómo procederíamos? ¿Lo dejamos que realice su propósito arguyendo que como todavía es muy niño no comprende que no debe hacerlo? o en su defecto ¿procedemos a evitar que lleve adelante su propósito con las consecuencias trágicas que ello implica?

La sociedad argentina votó al actual gobierno convencida de que la nueva administración resolvería sus problemas y no que los nuevos administradores le transfieran los suyos con los costos del desbarajuste de la gestión anterior. El Estado es quien está provisto con dos recursos que son necesarios para gestionar mejor y ser más eficiente: el poder, que es la capacidad de emprender las máximas resoluciones y la política, que es la capacidad de decidir cuál es el orden de prioridades a seguir. Estas dos condiciones son indispensables para realizar un gobierno triunfante. Pero el Gobierno Nacional no solo decidió mal porque no tiene política (reniega de ella) sino que además no tiene poder (poder hacer) para conducir adecuadamente las urgencias que les plantean sus Ministros. En este sentido, el Ingeniero Macri y su gobierno, comienzan a sentir la presión de la crisis que no han sabido dimensionar adecuadamente al confiar solamente en que la salida del default, resolvería  los problemas económicos y el resto, se acomodaría por añadidura.

Hay funcionarios que se enamoran de sus propuestas sin preguntarle a la gente cuáles son sus necesidades, esta obsecuencia de algunos dirigentes argentinos por los mercados puede transformar la realidad y convertirla en un volcán a punto de reventar.  Si el gobierno actual no modera los ajustes económicos que recaen sobre las espaldas de los argentinos asfixiando las economías familiares, el descontento crecerá en la misma proporción en que no lleguen las soluciones básicas para nuestro pueblo, alumbrando nuevos y mayores conflictos que nos alejaran una vez más de un estado de bienestar duradero.

VICENTE SCORDAMAGLIA