lunes, 26 de octubre de 2009

ALTERNATIVA DE PODER, DESDE UN MODELO NACIONAL



Treinta años de lucha política por el país,
en el pensamiento, la acción y la reflexión,
me han suscitado la convicción de que nuestra
Argentina necesita definir y escribir un Proyecto Nacional.
Este Proyecto tiene que ser verdaderamente “nacional”;
vale decir, realizado por el país

Juan Domingo Perón




Se ha instalado fuertemente en la sociedad argentina, que la falta de liderazgo mostrada por la oposición, es la que renovó con más fuerza la iniciativa en todos los frentes políticos por parte del oficialismo luego de la derrota en las últimas elecciones parlamentarias.
Esta percepción que empieza a auscultarse por lo bajo, tiene como consecuencia inmediata, algunos interrogantes que la opinión publica en general se debe estar preguntando por estas horas.

Si esto es así, ¿quién será la dirigencia política que reemplazará a los Kirchner en el 2011?. Luego de recorrer hombres y mujeres que conforman el arco opositor al oficialismo, la pregunta se hace más tangible y a la hora de evaluar posibilidades la falta de respuesta se transforma en desazón y luego en desesperanza.

El interrogante ya ha comenzado a rodar por todo el escenario político y se detiene por ahora en uno solo de los actores, el Dr. Duhalde; llamado a silencio desde hace algunos años por voluntad propia en una espera activa del surgimiento de nuevos dirigentes que renueven los partidos democráticos de la Nación.
La realidad testigo implacable del quehacer de los humanos, nos muestra que esa apreciación del Dr. Duhalde no se daría en el corto plazo, por ello su nombre comienza a optimizarse por estas horas en la consideración de los argentinos.
Protagonista principal de los últimos años de democracia en Argentina e impulsor de los grandes acuerdos con fuerzas políticas y sociales como el Peronismo, Radicalismo y la Iglesia fundamentalmente, con el objetivo de pacificar a una argentina sublevada, intenta impulsar a los dos grandes partidos (Peronismo y Radicalismo) como columna vertebral de la recuperación de una democracia asfixiada como en el pasado, por enfrentamientos internos.

La carencia de verdaderos líderes no es solo una problemática nacional. Desde hace ya algunos años desde la muerte de los grandes estadistas que con su sabiduría daban respuestas a la problemática de sus respectivos países y además eran capaces de pensar los destinos del mundo, dejaron a la humanidad huérfana de conductores y un vacío existencial de referencia en cuanto a concebir una vida política de trascendencia llena de valores morales y éticos.

Argentina no escapó a esta realidad visible e incuestionable, es más, la realidad en nuestro país todavía es más exagerada que en otras partes del mundo que por lo menos han logrado que su dirigencia concensuara algún modelo a seguir, en cambio en el nuestro, todavía se confronta y se debate por un modelo político inexistente.

Todos los países se integran al mundo desde una identidad propia y un modelo político. En los últimos años en toda Sudamérica, se vienen consolidando dos modelos de integración al mundo; un modelo es el que integran los países de Centroamérica, Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua que lo hacen desde la lucha abierta en contra del Imperialismo y otro es el que se viene conformando en el Conosur; estos son, Brasil, Chile y Uruguay que lo hacen exitosamente desde su propia identidad basado en un modelo creado por todos los partidos políticos; como vemos no hay muchas opciones para nuestro país salvo que sepamos construir nuestro propio modelo argentino.

Nuestra próxima dirigencia deberá resolver con premura a qué bloque se suma, ya que nuestro país no puede perder otra década de esfuerzos estériles en pos de lograr un crecimiento sostenido que devuelva a todos los argentinos una mejor calidad de vida.
La realización de un modelo nacional que articule un programa obtenido por todos los sectores de nuestra comunidad, se hace imperioso para no caer nuevamente en el vacío de confrontaciones perimidas y avanzar junto a las grandes naciones del planeta que luchan por dar respuestas cada uno desde su propia identidad a los nuevos desafíos que afectan a todos por igual.

A juzgar por el resultado de las últimas elecciones parlamentarias, ya todos saben qué es lo que hay que hacer en nuestro país, el interrogante que aún permanece en nuestras mentes es, quién se hará cargo de la realización.





Vicente Scordamaglia