domingo, 25 de marzo de 2018

VERDADES VIRTUALES

Artículo de opinión
VERDADES VIRTUALES
Por: Vicente Scordamaglia

El escándalo que se acaba de producir en las redes sociales específicamente con Facebook sobre los datos de 50 millones de usuarios, pone en evidencia como se manipula la información (brindada voluntariamente por los mismos usuarios) a nivel planetario sean estos con fines sociales, políticos, comerciales o militares. Los motivos en este caso en particular de direccionar (manipular) la información con fines específicos, nos señala una vez más cómo a partir de una serie de hechos, se va construyendo con información ¿falaz o apócrifa? las “verdades” relativas que el común de los mortales de este mundo consumimos a diario.    

La gran influencia que poseen los medios de comunicación sobre la gente y en especial las redes sociales, está fundada sobre un par de semi verdades: por un lado el desprestigio que generó la pérdida de confianza en su clase dirigente (o referentes) en general, proveedores estos del análisis y las verdades relativas del acontecer del mundo y sus conflictos, y por otro el uso de la mentira como forma de vida, alterando todas las referencias (creencias) del hombre común para aferrarse a fetiches del mercado y la comunicación social realizando operaciones con abordajes falaces e intencionados de distintos episodios que acontecen en el mundo en general y en nuestro país en particular; en este sentido, las redes y los medios de comunicación están configurando un mapa del delito internacional más que un nuevo orden social, político, económico y cultural.  

Estos episodios ponen de relieve, la relación que tiene el hombre “moderno” entre la verdad y la mentira, es decir: aquellas cosas en las cuales muchos sujetos prefieren creer por la simplificación de una vida acomodada en vez del sacrificio que implica construir verdades más sólidas que redunden transitar por una vida más digna; a partir de aquí cabe que nos hagamos la siguiente pregunta: estas verdaderas herramientas que posee el hombre de nuestro tiempo ¿están al servicio de sus necesidades e intereses, o son las nuevas formas de dominio al servicio de los poderosos que combaten por controlar nuevos espacios de poder? A juzgar por los hechos que se van conociendo en distintas partes del mundo, pareciera que esto último es lo que viene aconteciendo; la colonización de las redes sociales por parte de empresas que se han dedicado a vender la información de personas que se supone debe ser confidencial, ha abierto una nueva puerta a la desconfianza generalizada que tiene el común de las personas que perciben que son vigiladas y manipuladas a voluntad.  

En este liberalismo económico que se ha desplegado por el mundo entero, en donde todo tiene precio y el valor de mercado de la información sensible que se maneja va de acuerdo al poder de daño que sustente, o en su defecto la invención de virtudes que sostenga dicha información proporcionada, como por ejemplo el regadero de corrupción que dejó la empresa Hodebrecht, primero para posibilitar el ascenso de determinados candidatos en distintos países del mundo y luego ante las denuncias de haber entregado dádivas, los mismos que solventaron sus campañas son los que propiciaron su caída, como es el caso de Brasil o Perú con sus presidentes,  o el caso que comienza a tomar notoriedad en Francia con el apoyo económico de Libia a la campaña de Sarkozy como así también la misma campaña en favor de Trump en contra de Hillary por operaciones encubiertas de Rusia y vaya a saber cuántas operaciones más que suceden en todo el mundo globalizado.

Ahora, como agravante de una crisis planetaria de valores referenciales, observamos con decepción como es utilizada la información de usuarios de Facebook por la empresa Cambridge Analytica para influir en las elecciones de EEUU que ponen definitivamente al hombre común de todo el planeta en la disyuntiva de dejarse arrastrar por las verdades virtuales vacías de contenido y llenas de corrupción que circulan en las redes consumiendo la información basura que se vende como pan caliente procesada por los medios de comunicación masiva sobre todo en las campañas electorales de todos los países del mundo, o buscar aquellas verdades que nos permitan la construcción de una civilización virtuosa, trascendente y libre que el tiempo en su transcurso fortalezca y ratifique.