lunes, 1 de octubre de 2018

BAILANDO PARA LOS MERCADOS

Artículo de Opinión
BAILANDO PARA LOS MERCADOS
Por: Vicente Scordamaglia

La gente está enojada, se percibe en cada lugar de trabajo, en el hogar o en cada establecimiento educativo; la calle está que arde, con el blanqueo de las cifras de la pobreza en un acto de sincericidio gubernamental, el dato ofició como un baño de realidad para la población que al ver la verdad de las estadísticas de un INDEC saneado y confiable comienza a tomar contacto con la verdadera dimensión de la crisis económica causada por el gobierno del Ingeniero Macri.

Así y todo, el gobierno trata de vender previsibilidad, esto importa para los mercados como así también para la gente que busca desesperadamente encontrar el rumbo de un camino que hasta ahora ha sido regido por reglas cambiantes imposibles de decodificar en cuanto a las señales que debe dar el gobierno para que la economía empiece a funcionar.

Para ello, el gobierno debe desmontar con urgencia todos los servicios públicos que desde el comienzo de su mandato se propuso dolarizar: servicios básicos, luz, gas, agua, trasporte y control de la canasta básica de precios cuidados que hasta ahora se cotizaron al ritmo de la subida del dólar. Esta medida daría un poco de alivio al ya difícil momento que vive en especial la clase trabajadora y sus familias arrinconadas por constantes aumentos de precio de los insumos básicos indispensables aunque más no sea, al menos para subsistir.

Doce millones de pobres (12.000.000) y 19,06% de hogares están en la frontera entre la pobreza y la indigencia, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios en lo que va del mes ronda el 6 %  y todavía no se conoce el tiempo que va a durar la profundidad de la crisis. 

A todo esto, el gobierno sigue obstinado en sostener un plan político de desintegración social. No es verdad que este sea el único camino como sostiene el presidente y nos quiere hacer creer a todos los argentinos, en todo caso, es el único camino que conoce el gobierno y su equipo de gobierno ya que solo habla para los mercados porque sabe que este plan económico solo produce más desigualdad y requiere de muchos dólares para parar el drenaje de las exiguas reservas que hoy dispone el banco central: allí es donde cobra sentido la puesta en escena y la sobreactuación del presidente argentino convertido en un seductor latino y bailantero con proyección internacional que no logra (a pesar de haber puesto en juego estos malabares y sus atractivos personales) dar la previsibilidad que requieren los inversores.

Una mirada rápida de este desorden económico alcanzado por el gobierno actual, tiene que ver con un alto grado de soberbia por parte del jefe político de esta coalición, desde su campaña presidencial Mauricio Macri creyó y (por lo visto) sigue  convencido que con solo acceder al gobierno dispondría del favor de los mercados internacionales  eligiendo a la Argentina como el destino ideal para sus inversiones. No tuvo en cuenta jamás el viraje que estaban dando las naciones con capacidad de invertir en países emergentes, economías estas más protegidas por sus gobiernos teniendo en cuenta que ya se insinuaba, con la fuerte penetración de China a los mercados internacionales, una feroz guerra comercial que desestabilizaría economías frágiles como la nuestra sin capacidad de intervención ni decisión en el concierto internacional.

Sin entender este contexto por demás complejo de resolver incluso para economías mucho más fuertes que la nuestra, solo nos queda el mote de mangadores seriales y a lo sumo que venga algún inversor desprevenido que convine inversión improductiva con especulación financiera tanto sea para estos que necesitan mover sus divisas de un mercado a otro solo con fines de lucro.


Finalmente, solo quedan dos semestres para que el gobierno junto al Fondo Monetario Internacional (FMI) acierten en las políticas adecuadas que dinamicen la producción en nuestro país ya que, si este gobierno naufraga, no solo le irá mal en las próximas elecciones a quienes administran en la actualidad sino que además, el nuevo gobierno que ingrese, cargará en su mochila el fracaso de toda la clase política por su incompetencia a la hora de gobernar.