Artículo de Opinión
Por: Vicente Scordamaglia
Argentina
está en una coyuntura peligrosa en la cual el gobierno puede no llegar a las
próximas elecciones o, en el mejor de los casos, llegar demasiado desgastado
para ser competitivo. El deterioro de la economía y la intranquilidad de la
gente sumados a los sectores productivos en quiebra, que ven asomar una
hiperinflación en el horizonte (si no dominan las corridas del dólar) son la
suficiente razón para que el país entre en un colapso generalizado. Esto es,
claro, si no se implementan medidas urgentes que contengan a los millones de
argentinos que padecen los rigores del rumbo económico que este gobierno está
empeñado en profundizar pareciéndose cada vez más (con otro signo ideológico) a
una Venezuela de Macri.
¿El
gobierno tiene una bala de plata frente a esta situación tan desfavorable?
Según los datos de algunos economistas tiene una combinación de dos salidas posibles
de la coyuntura desfavorable en la cual se encuentra entrampado, una es
económica: usar las reservas del Banco Central para evitar las corridas
especulativas por fuera de las restricciones del fondo (FMI) y la otra medida es
política algo que se ratificó en estos días por el círculo rojo que viene pidiendo
(con insistencia) cambiar de candidato, esto es, el llamado plan V es decir el
recambio de Macri candidato por la gobernadora Vidal. La medida económica
presupone nuevos riesgos, en la medida que la incertidumbre se profundice aun
más, se corre el riesgo de que se licuen rápidamente las reservas del Banco
Central acelerando la crisis aún más y que ésta, a su vez, sea ingobernable, de
allí que se busque restablecer con la medida política, la confianza perdida en
la gestión actual apostando por una candidata (María Eugenia Vidal) mejor
ponderada que el actual Presidente dando un poco de certidumbre a los mercados
y generar a partir de ello alguna expectativa en los sectores medios de la
población allí donde se encuentra el mayor número de indecisos que son quienes
definirán la próxima contienda electoral.
No
está demás insistir en que Argentina atraviesa una situación dilemática, los
proyectos de quienes encabezan las encuestas y que se presupone serán los más
votados Cristina o Macri (ambos) arrastran densas falencias en su gestión de
gobierno: el proyecto Kirchnerista si bien produjo importantes reformas
dirigidas a solucionar problemas que padecían importantes segmentos de la
población más necesitada todavía requieren la asistencia del estado nacional
para encontrar alguna solución a sus demandas incrementadas por la mala gestión
del gobierno actual; todavía subyacen, sobre todo, aquellas de carácter
estructural como la pobreza extrema y la marginalidad que se han incrementado
con las políticas implementadas por el gobierno actual, sin embargo y a pesar
de la gran problemática social, política y económica importantes segmentos de
la población está dispuesta a votarlos aun con la carga de corrupción y
falencias que sobrellevan en sus mochilas los dos actores principales que
confrontarán en el próximo acto eleccionario nacional. Es evidente entonces que
el festival de denuncias vertidas de un lado y otro de la grieta actual, no logran mellar la
confianza de quienes todavía conservan una cierta confianza de vastos sectores
de la población sobre aquellos que lideran la intención de votos para el
próximo acto electoral.
Si
esto es así, la desconfianza puede no ser para este caso un elemento
determinante a la hora de otorgar el voto para encarar un programa de gobierno
en tanto y en cuanto el candidato encarne un objetivo superior a todas las
bravatas de mentiras vertidas para conseguir votos y obtenga así un porcentaje
de confianza relativa para favorecer intereses sectoriales. Cabría preguntarse
entonces, ¿existen los límites? Claro que existen los límites, yo tengo muchos
y no estoy dispuesto a hacer ninguna transacción con ellos en tanto y en cuanto
el beneficio de la salida de la crisis sea mayor al daño que esta pueda
ocasionar, por ello los medios de comunicación terminan siendo una herramienta
decisiva a la hora de definir el voto de los indecisos.
A
pesar del espacio ocupado por las redes sociales en detrimento de los medios
tradicionales de comunicación, siguen siendo ellos un núcleo duro de
periodistas estrella, quienes instalan la agenda nacional convirtiéndose en los
grandes influenciadores de la opinión pública para “arrear” el voto del
electorado.
La
verdad es inentendible lo que nos pasa; Argentina con su enorme potencial para
producir alimentos para millones de personas y siendo uno de los países con mayor número de
cocineros per cápita tiene a la mitad de su población infante sumida en la
miseria y otras tres cuartas parte de los niños mal alimentados; la misma
contradicción la tenemos al observar la cantidad de economistas que
circulan por los medios de comunicación
(cada uno con sus verdades relativas) sin poder acertar con algún programa económico
o medida de gobierno que resuelva (como lo han hecho otros países) el creciente
deterioro financiero de nuestro país.
Cada vez que se
habla de coyuntura política o económica
nos referimos a una etapa del desarrollo estructural de un proyecto o de un
plan de gobierno. La coyuntura a
la cual nos referimos es la descripción de un momento de la historia en
la cual los actores sociales asumen un rol decisivo en dicha coyuntura.
Las
últimas siete elecciones provinciales en donde el oficialismo salió tercero,
comienzan a marcar una tendencia peligrosa para el gobierno que desespera a
distintos sectores afines al gobierno nacional que no dudan en tomar partido y
amedrentar a los ciudadanos desde distintos mecanismos de persuación, lo
patético de estos días lo protagonizó la señora Mirtha Legrand insuflando su
miedo para que toda la sociedad tome nota del riesgo que corren los argentinos
si deciden votar a Cristina Fernández. Lo cierto es que con todo lo que puedan
decir de los gobiernos populares, estos sectores cercanos al liberalismo
financiero son y fueron los que en mayor medida se han beneficiado de sus
políticas económicas. Los ricos siguieron siendo ricos, las capas medias
tuvieron acceso a mejoras que permitieron obtener una clara posición ascendente
y los sectores más postergados de la sociedad obtuvieron una mejora en su calidad
de vida, lo que equivale a decir un poco de justicia social. La coyuntura
política que vive la
Argentina entonces, exige un compromiso mayor de todos los
sectores activos de la sociedad ya que lo que decida la población en Octubre
nos tiene que permitir salir de la mediocridad y el fracaso perpetuo. Las
sociedades inmaduras crean una serie de “monstruos” para combatir a otros, la
actual crisis terminal que nos muestra la coyuntura actual ¿nos permitirá
madurar y construir un mejor porvenir para todos?