lunes, 20 de mayo de 2019

LA CENTRALIDAD DEL PODER

Artículo de opinión
LA CENTRALIDAD DEL PODER
Por: Vicente Scordamaglia

Mientras los editorialistas profesionales se aprestaban a dar cuenta en sus relatos de lo que ocurriría el día martes en Comodoro Py con el juicio a Cristina Fernández, una noticia que cayó como un rayo en medio de la tormenta electoral, impactó de lleno en el corazón mismo de la política obligando a todos los interpretadores de la realidad a trabajar horas extras.

La noticia del día sábado que la misma Cristina daba a conocer sobre secundar la fórmula presidencial de su espacio, esto es: Alberto Fernández presidente y Cristina Fernández vice, sacudió todo el escenario nacional y por carácter transitivo también en el plano internacional. Tres pasos de estrategia política le bastaron a la ex presidenta para retomar la centralidad del escenario electoral y poner a todo el oficialismo y los oficialistas al borde del colapso total: el primer acto fue el lanzamiento del libro Sinceramente, en el cual, recuérdese, instaló a su candidato con una mención especial en un marco donde se especulaba acerca de su propia candidatura, el segundo acto se trató de una jugada fundamental allí mismo en el centro del corazón del partido nacional Justicialista  que le garantiza la hegemonía partidaria vacante hoy de conducción real a nivel nacional, y la tercera, lanzar su fórmula presidencial para acompañar a Alberto Fernández como Vice presidenta a pocos días de “ser juzgada” por la obra pública.
Hasta aquí la descripción de los hechos encadenados que obligaron a todos los medios de comunicación a hablar de este acontecimiento relevante y sin exclusión por sobre el del juicio a su persona a realizarse el día martes 21/5 que seguramente no durará (por más que quieran) los medios oficialistas más de un par de días a lo sumo. Pero más allá de la relevancia de los acontecimientos que nos exige reflexionar, lo cierto es que la profundidad de los acontecimientos interpela a toda la sociedad y obliga a su sistema de representación a barajar y comenzar de nuevo por la singularidad de lo que acabamos de describir.

La ex presidenta en su alejamiento forzoso del gobierno luego de que perdiera su candidato (Daniel Scioli) no perdió nunca la gimnasia del poder, y como tal para bien o para mal estuvo en el centro de la escena,  es más, me animaría a decir que manipuló los acontecimientos que se fueron sucediendo a discreción obligando a todos los actores sociales, políticos, económicos y judiciales a jugar su propio juego. Los medios de comunicación afines al gobierno y los mayores interesados en su destrucción (literal) en su afán destructivo, contribuyeron a mantener su imagen viva ya que no tienen ni tuvieron otro proyecto más que el de sacarla definitivamente del escenario político olvidándose de aquel axioma que dice: “no importa si hablan mal o bien de mí, lo importante es que hablen”; es decir que la plena vigencia que tiene hoy la ex presidenta mucho se la debe a lo que los medios quisieron hacer de ella y no pudieron produciendo el efecto contrario. Mientras los medios de comunicación procedían sistemáticamente a la destrucción de su imagen y al proyecto Kirchnerista, el gobierno quiso pero no pudo convencer a los argentinos de las bondades de un proyecto de exclusión permanente y   destrucción del aparato productivo junto al saqueo de la economía nacional.

Créanme, ya es tarde para intentar algún otro experimento en contra de la ex presidenta, los sorprendió a todos y todas y los dejó sin reacción en las puertas de las elecciones. La andanada de basura exhibida por los medios en los tres años y medio en general y los últimos dos días en particular es directamente proporcional al poder que acumula la ex presidenta. La falta de legitimidad que alcanzaron todos los instrumentos de la nación llámese, poder ejecutivo, poder legislativo y poder Judicial, en ser parte de numerosas operaciones armadas para desacreditar a la principal opositora al actual modelo Macrista, se les volvió en contra y ahora están pagando la mayor falencia de su  gobierno que, en vez de gobernar para el pueblo lo hicieron para unos pocos empresarios destruyendo lo poco que quedo en pie del intento de construir un estado de bienestar que con todos los errores era incipiente en el gobierno anterior. 
Para finalizar (ya que estimo que por la singularidad de los acontecimientos aquí se abre una nueva etapa de nuestra historia) permítanme apuntarles a aquellos que dicen que todo sigue igual, se equivocan, sean estos oficialistas u opositores deberán revisar sus posiciones políticas si no quieren quedar en el ostracismo de la historia en donde los pueblos en esa instancia suelen ser particularmente crueles con los insensatos. Para aquellos actores que hegemonizan la atención pública de estos días (Fernández, Fernández) habrá que ver si cumplen con el mandato que espera la mayoría de los argentinos, esto es, que un Fernández nos saque definitivamente de la grieta y junto al otro convoquen a todos a aunar esfuerzos compartidos para construir un modelo de república para todos los argentinos sin exclusión.