LAS CICATRICES DE LA HISTORIA
A fuerza de andar
buscando los orígenes acaba uno convirtiéndose en cangrejo.
El historiador mira
hacia atrás, y termina creyendo también hacia atrás.
Friedrich Nietzsche
La inusual trascendencia que le están dando algunos sectores
de la política, medios de comunicación y comunicadores en general a la participación
del Peronismo y su historia, vinculándolo con la corrupción, el populismo y
todos los males que la Argentina tiene en general desde que este movimiento nació
a la vida política allá por el año 1945, me hace pensar que el actual sistema neoliberal
que se intenta instalar en nuestro país no tiene la fortaleza de un modelo
político que supere los logros transformadores del peronismo en las distintas
instancias que le tocó gobernar, por ello, este plan fallido apoyado por un
frente político electoral carente de arraigo popular (lo mismo que critican) no
tiene cabida en la mayoría del pueblo argentino y como consecuencia de ello está
destinado al fracaso, ya que suplanta con calumnias poco verosímiles la falta
de proyecto político que alcance a representar los intereses de las grandes
mayorías de nuestro país. El constante repiqueteo de supuestos episodios por
parte de algunos medios de comunicación no alcanzan para transformar una
calumnia en verdad, ni siquiera una media verdad en una verdad completa, solo
deja al descubierto (de tanto repetirlas) una serie de maniobras espurias para
confundir a la opinión pública contraria a los intereses de las mayorías. Quien
emplea este tipo de metodologías tan conocidas en todo los regímenes de la
historia política de la humanidad, esgrimiendo historias falaces y armadas a la
sombra, con personajes siniestros de nuestra sociedad y con el claro objetivo
de detener el desarrollo de proyectos políticos que incluyan a todos los
sectores del país como forma de obtener una mejor distribución de las riquezas
y mejores oportunidades para los más necesitados está contribuyendo claramente
a dividir a la Argentina
entre ricos y pobres. Los constructores de relatos que se han puesto de moda
con el advenimiento de la política informacional, necesitan la presencia
continua de un Frankenstein para encuadrar a sectores de la sociedad contrarios
a los intereses de las mayorías del pueblo argentino. Sin proyecto político,
filosófico ni social, el actual gobierno navega a la deriva en una maraña de
presiones e intereses de distintos actores de la economía nacional que lo están
llevando a un desgaste prematuro de su efímero poder y a un callejón sin salida
para el “modelo” de economía que intenta instalar en el país encarnado por las
grandes corporaciones que aspiran a diezmar nuevamente el esfuerzo de todos los
argentinos. Así, mientras los sectores de la élite de nuestra sociedad
(vinculados a los grandes negociados) que dominan el país se siguen enriqueciendo
sin control ni explicación, dejando rezagados a la mayoría de los argentinos y descargando todo el peso de la crisis en un
supuesto “cambio” que hasta ahora es contrario a las necesidades e intereses de
los argentinos.
El vacío de conducción política que muestra el gobierno
nacional, alarma a los argentinos que se preguntan quién nos gobierna, en
consecuencia se ve al Ing. Macri intentando maniobrar entre las presiones de la
fiscalizadora nacional Elisa Carrió, los Radicales reclamando mayor espacio de
poder en el gobierno de cambiemos, las presiones de las corporaciones
mediáticas, las grandes empresas que exigen una devaluación a través de la suba
desmesurada del dólar que les licue sus déficits (el campo es una excepción ya
que negoció el primer día de gobierno) y los trabajadores a través de los
gremios junto a los movimientos sociales que expresaron masivamente sus
demandas en las marchas del 6M, 7M y 8M; todos estos sectores reclamando por
sus intereses en el marco de las próximas elecciones, están produciendo un caos
ascendente del conflicto (como vimos en las tres últimas marchas masivas que
concluyeron con algunos desmanes) que de radicalizarse, puede superar la
contención que ejerce una dirigencia seriamente cuestionada asumiendo la lógica
de la anarquía y no la de la institucionalidad democrática (para resolver los
conflictos) arrasando con las expectativas de los argentinos que creyeron y
estuvieron dispuestos a construir un país mejor para todos.
Ya el establishment internacional le ha hecho saber al
presidente argentino que sin paz social no habrá inversiones de empresas que
exigen garantías tangibles para traer sus capitales, si a esto le sumamos los
datos proporcionados por la UCA
1.500.000 pobres más en los últimos quince meses de gobierno y el alarmante
número que indica que uno de cada tres argentinos es pobre, pues entonces
tenemos que pensar que nos encaminamos rápidamente a un nuevo fracaso de la
política argentina postergando una vez más la utopía de construir un mejor país
para todos.
Las heridas pueden servir para recordar lo malo de nuestra
historia común, pero también para curarlas y protegernos de la gangrena que nos
extirpa el futuro de nuestro país.
VICENTE SCORDAMAGLIA