lunes, 13 de marzo de 2017

LAS CICATRICES DE LA HISTORIA

LAS CICATRICES DE LA HISTORIA
A fuerza de andar buscando los orígenes acaba uno convirtiéndose en cangrejo.
El historiador mira hacia atrás, y termina creyendo también hacia atrás.
Friedrich Nietzsche
La inusual trascendencia que le están dando algunos sectores de la política, medios de comunicación y comunicadores en general a la participación del Peronismo y su historia, vinculándolo con la corrupción, el populismo y todos los males que la Argentina tiene en general desde que este movimiento nació a la vida política allá por el año 1945, me hace pensar que el actual sistema neoliberal que se intenta instalar en nuestro país no tiene la fortaleza de un modelo político que supere los logros transformadores del peronismo en las distintas instancias que le tocó gobernar, por ello, este plan fallido apoyado por un frente político electoral carente de arraigo popular (lo mismo que critican) no tiene cabida en la mayoría del pueblo argentino y como consecuencia de ello está destinado al fracaso, ya que suplanta con calumnias poco verosímiles la falta de proyecto político que alcance a representar los intereses de las grandes mayorías de nuestro país. El constante repiqueteo de supuestos episodios por parte de algunos medios de comunicación no alcanzan para transformar una calumnia en verdad, ni siquiera una media verdad en una verdad completa, solo deja al descubierto (de tanto repetirlas) una serie de maniobras espurias para confundir a la opinión pública contraria a los intereses de las mayorías. Quien emplea este tipo de metodologías tan conocidas en todo los regímenes de la historia política de la humanidad, esgrimiendo historias falaces y armadas a la sombra, con personajes siniestros de nuestra sociedad y con el claro objetivo de detener el desarrollo de proyectos políticos que incluyan a todos los sectores del país como forma de obtener una mejor distribución de las riquezas y mejores oportunidades para los más necesitados está contribuyendo claramente a dividir a la Argentina entre ricos y pobres. Los constructores de relatos que se han puesto de moda con el advenimiento de la política informacional, necesitan la presencia continua de un Frankenstein para encuadrar a sectores de la sociedad contrarios a los intereses de las mayorías del pueblo argentino. Sin proyecto político, filosófico ni social, el actual gobierno navega a la deriva en una maraña de presiones e intereses de distintos actores de la economía nacional que lo están llevando a un desgaste prematuro de su efímero poder y a un callejón sin salida para el “modelo” de economía que intenta instalar en el país encarnado por las grandes corporaciones que aspiran a diezmar nuevamente el esfuerzo de todos los argentinos. Así, mientras los sectores de la élite de nuestra sociedad (vinculados a los grandes negociados) que dominan el país se siguen enriqueciendo sin control ni explicación, dejando rezagados a la mayoría de los argentinos  y descargando todo el peso de la crisis en un supuesto “cambio” que hasta ahora es contrario a las necesidades e intereses de los argentinos.
El vacío de conducción política que muestra el gobierno nacional, alarma a los argentinos que se preguntan quién nos gobierna, en consecuencia se ve al Ing. Macri intentando maniobrar entre las presiones de la fiscalizadora nacional Elisa Carrió, los Radicales reclamando mayor espacio de poder en el gobierno de cambiemos, las presiones de las corporaciones mediáticas, las grandes empresas que exigen una devaluación a través de la suba desmesurada del dólar que les licue sus déficits (el campo es una excepción ya que negoció el primer día de gobierno) y los trabajadores a través de los gremios junto a los movimientos sociales que expresaron masivamente sus demandas en las marchas del 6M, 7M y 8M; todos estos sectores reclamando por sus intereses en el marco de las próximas elecciones, están produciendo un caos ascendente del conflicto (como vimos en las tres últimas marchas masivas que concluyeron con algunos desmanes) que de radicalizarse, puede superar la contención que ejerce una dirigencia seriamente cuestionada asumiendo la lógica de la anarquía y no la de la institucionalidad democrática (para resolver los conflictos) arrasando con las expectativas de los argentinos que creyeron y estuvieron dispuestos a construir un país mejor para todos. 
Ya el establishment internacional le ha hecho saber al presidente argentino que sin paz social no habrá inversiones de empresas que exigen garantías tangibles para traer sus capitales, si a esto le sumamos los datos proporcionados por la UCA 1.500.000 pobres más en los últimos quince meses de gobierno y el alarmante número que indica que uno de cada tres argentinos es pobre, pues entonces tenemos que pensar que nos encaminamos rápidamente a un nuevo fracaso de la política argentina postergando una vez más la utopía de construir un mejor país para todos.
Las heridas pueden servir para recordar lo malo de nuestra historia común, pero también para curarlas y protegernos de la gangrena que nos extirpa el futuro de nuestro país.  
VICENTE SCORDAMAGLIA