lunes, 15 de junio de 2020

LO PEOR DE LA HISTORIA


Artículo de opinión
LO PEOR DE LA HISTORIA
Por: Vicente Scordamaglia

ANTONIO GRAMSSI
Casi 100 años en tiempos de interregno una situación en la que lo viejo está perdiendo rápidamente su fuerza y su potencia para actuar, mientras que lo nuevo; que supuestamente podría ocupar su lugar, no ha nacido o bien es todavía demasiado pequeño como para llamar nuestra atención.

La humanidad toda está pasando por el peor período de su historia. Está exponiendo a la luz del día las infames miseria de cada época que marcaron a sangre y fuego la evolución del hombre y la sociedad a través de episodios despiadados  producidos por el hombre que comienzan a visibilizarse a partir de la incertidumbre que provoca una enfermedad que amenaza con diezmar a cientos de miles de personas en todo el planeta, y que por ahora solo le podemos oponer un aislamiento social preventivo y obligatorio. Crisis social, económica, financiera y laboral, crisis humanitaria, sanitaria y moral, tráfico de personas, drogadicción y explotación del ser humano en todos los niveles como nunca antes habíamos conocido, racismo extremo, discriminación explícita contra refugiados inmigrantes que son sometidos a condiciones de existencia brutales de una segregación dramática y descontrolada y un sinfín de calamidades más, son, sin duda, alguna de las complejidades que nos esperan por delante, no ya como naciones sino como raza humana, ¡como sociedad toda!. Esta escueta descripción es la peor síntesis de un mundo que crece en desigualdades y carece de personalidades representativas que interpreten, orienten y corrijan el rumbo que ha tomado el mundo globalizado en su peor versión de la historia de los hombres; es como si el joven siglo que hasta hace poco lo llamábamos el nuevo milenio, hubiera concentrado y hecho emerger en estos pocos veinte años, lo más nefasto de toda la historia de la existencia humana. 
Sociedades despedazadas entre un capitalismo financiero que solo le importa la evolución de los mercados basada en el único fin de acumular riquezas en forma desmesurada contra otro que se le opone (resiste) y sostiene que el capital solo es legítimo cuando es productivo y está al servicio de la gente y sus necesidades, es sin duda la indiscutible fisura que tiene el mundo globalizado al que deberá abocarse para encontrar pronta solución.
Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó la pandemia y ante la incertidumbre que provoca la falta de conocimiento acerca del corona virus, el mundo se debate qué hacer y cómo protegerse del contagio inesperado y en el peor de los casos, los más agravados: ¡la muerte!. Mientras todo acontece en un caos sin control, en donde las sociedades debaten formas de atenuar la crisis sanitaria y económica y sus daños colaterales, las naciones experimentan múltiples formas posibles para salir de ella con el menor daño posible.
La pandemia, sin duda, está mostrando la peor cara de la humanidad en donde los sectores sociales pelean (y reclaman) para que los gobiernos realicen una cuarentena a su medida y sus necesidades sin importar las necesidades ajenas. Desde el inicio de la pandemia los canales de televisión, radio y prensa escrita no han hecho otra cosa que llenar sus programaciones con números de infectados, muertos o recuperados. Esta suerte de campeonato mundial siniestro y perverso poco ayuda a los especialistas a encontrar alguna salida a la dramática situación, que por el contrario, se dedican a hostigar a las únicas personas que por su especialidad pueden darnos alguna solución posible a tan angustiante situación. Los opositores al gobierno de Alberto Fernández se han dedicado con exclusividad a desgastar a su gobierno que debe dar respuesta a dos pandemias: el corona virus y la deuda externa; la primera imposible saber cómo se originó y cuál es la solución posible por ahora y la segunda la monumental deuda externa creada por los mismos funcionarios del gobierno anterior que hoy critican sin cesar con Macri a la cabeza. Esta nueva falacia  instrumentada por estos personajes siniestros apoyados por una caterva de intelectuales antidemocráticos hoy se rasgan las vestiduras (dando cátedra de republicanismo) explicando cómo resolver los groseros problemas que nos han dejado sin dicimular su intento desestabilizador para con un gobierno que asumió tan solo hace seis meses intimidando a la población con el argumento sedicioso que La Argentina se encamina a imitar el modelo Venezolano.
Nada más lejos de la realidad y cada vez más expuestos ante toda la sociedad por las operaciones de las escuchas clandestinas y tantas otras mentiras estrafalarias instrumentadas desde el estado que ellos mismos destruyeron, mientras el gobierno de Alberto Fernandez trabaja denodadamente para paliar la crisis extenuante, la oposición sigue desgastando al gobierno nacional con cualquier artilugio que tenga a mano creyendo que de esa forma podrán recuperar en nombre de “la república perdida” una nación para pocos en detrimento de la mayoría de los argentinos. La gente y la historia juzgará tan miserable proceder.