Artículo de opinión
LO PEOR DE LA HISTORIA
Por: Vicente Scordamaglia
ANTONIO GRAMSSI
Casi 100 años en
tiempos de interregno una situación en la que lo viejo está perdiendo
rápidamente su fuerza y su potencia para actuar, mientras que lo nuevo; que supuestamente
podría ocupar su lugar, no ha nacido o bien es todavía demasiado pequeño como
para llamar nuestra atención.
La humanidad toda está pasando por el
peor período de su historia. Está exponiendo a la luz del día las infames miseria
de cada época que marcaron a sangre y fuego la evolución del hombre y la
sociedad a través de episodios despiadados
producidos por el hombre que comienzan a visibilizarse a partir de la
incertidumbre que provoca una enfermedad que amenaza con diezmar a cientos de
miles de personas en todo el planeta, y que por ahora solo le podemos oponer un
aislamiento social preventivo y obligatorio. Crisis social, económica,
financiera y laboral, crisis humanitaria, sanitaria y moral, tráfico de
personas, drogadicción y explotación del ser humano en todos los niveles como
nunca antes habíamos conocido, racismo extremo, discriminación explícita contra
refugiados inmigrantes que son sometidos a condiciones de existencia brutales
de una segregación dramática y descontrolada y un sinfín de calamidades más,
son, sin duda, alguna de las complejidades que nos esperan por delante, no ya
como naciones sino como raza humana, ¡como sociedad toda!. Esta escueta
descripción es la peor síntesis de un mundo que crece en desigualdades y carece
de personalidades representativas que interpreten, orienten y corrijan el rumbo
que ha tomado el mundo globalizado en su peor versión de la historia de los
hombres; es como si el joven siglo que hasta hace poco lo llamábamos el nuevo
milenio, hubiera concentrado y hecho emerger en estos pocos veinte años, lo más
nefasto de toda la historia de la existencia humana.
Sociedades
despedazadas entre un capitalismo financiero que solo le importa la evolución
de los mercados basada en el único fin de acumular riquezas en forma
desmesurada contra otro que se le opone (resiste) y sostiene que el capital
solo es legítimo cuando es productivo y está al servicio de la gente y sus
necesidades, es sin duda la indiscutible fisura que tiene el mundo globalizado
al que deberá abocarse para encontrar pronta solución.
Desde que la
Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó la pandemia y ante la
incertidumbre que provoca la falta de conocimiento acerca del corona virus, el
mundo se debate qué hacer y cómo protegerse del contagio inesperado y en el
peor de los casos, los más agravados: ¡la muerte!. Mientras todo acontece en un
caos sin control, en donde las sociedades debaten formas de atenuar la crisis
sanitaria y económica y sus daños colaterales, las naciones experimentan múltiples
formas posibles para salir de ella con el menor daño posible.
La pandemia,
sin duda, está mostrando la peor cara de la humanidad en donde los sectores
sociales pelean (y reclaman) para que los gobiernos realicen una cuarentena a
su medida y sus necesidades sin importar las necesidades ajenas. Desde el
inicio de la pandemia los canales de televisión, radio y prensa escrita no han
hecho otra cosa que llenar sus programaciones con números de infectados,
muertos o recuperados. Esta suerte de campeonato mundial siniestro y perverso
poco ayuda a los especialistas a encontrar alguna salida a la dramática
situación, que por el contrario, se dedican a hostigar a las únicas personas
que por su especialidad pueden darnos alguna solución posible a tan angustiante
situación. Los opositores al gobierno de Alberto Fernández se han dedicado con
exclusividad a desgastar a su gobierno que debe dar respuesta a dos pandemias:
el corona virus y la deuda externa; la primera imposible saber cómo se originó
y cuál es la solución posible por ahora y la segunda la monumental deuda
externa creada por los mismos funcionarios del gobierno anterior que hoy
critican sin cesar con Macri a la cabeza. Esta nueva falacia instrumentada por estos personajes siniestros
apoyados por una caterva de intelectuales antidemocráticos hoy se rasgan las
vestiduras (dando cátedra de republicanismo) explicando cómo resolver los groseros
problemas que nos han dejado sin dicimular su intento desestabilizador para con
un gobierno que asumió tan solo hace seis meses intimidando a la población con
el argumento sedicioso que La Argentina se encamina a imitar el modelo
Venezolano.
Nada más
lejos de la realidad y cada vez más expuestos ante toda la sociedad por las
operaciones de las escuchas clandestinas y tantas otras mentiras estrafalarias
instrumentadas desde el estado que ellos mismos destruyeron, mientras el
gobierno de Alberto Fernandez trabaja denodadamente para paliar la crisis
extenuante, la oposición sigue desgastando al gobierno nacional con cualquier
artilugio que tenga a mano creyendo que de esa forma podrán recuperar en nombre
de “la república perdida” una nación para pocos en detrimento de la mayoría de
los argentinos. La gente y la historia juzgará tan miserable proceder.