Artículo de opinión
Por: Vicente Scordamaglia
“Antes de que te
diagnostiquen depresión o baja autoestima, primero asegúrate de no estar
rodeado de idiotas”
Sigmund Freud
Muy a menudo y en el transcurso de
nuestra existencia, en los distintos campos que debemos desempeñarnos, nos toca
en suerte estar rodeados de personajes que no representan nada importante para
nuestra vida, sin embargo y por solo el hecho de no cometer alguna injusticia
con nuestro prójimo, tenemos que lidiar
con ellos (con respeto y cordialidad) aun sabiendo que su influencia es
absolutamente negativa para nuestro crecimiento personal y social;
desgraciadamente y mal que nos pese, en nuestro fuero íntimo, allí donde anidan
nuestros sentimientos más profundos,
los calificamos despectivamente con el vocablo “idiotas”.
De todos los significados que se le
puedan dar al término “idiotas”, hay uno que mejor calza para lo que intentamos describir; y
viene a cuento porque es el que tiene mayor
representación en la actualidad, este calificativo se empleaba en la Antigua
Grecia para señalar a una o más personas que no se preocupaban por los asuntos
políticos de su sociedad, es decir aquellos personajes que les da lo mismo
quien administra o gobierna el destino de su
nación; sea por desinterés personal, desconfianza hacia los políticos o
la política en general o simplemente por no querer involucrarse con la
responsabilidad que implica defender los intereses propios y la de sus
compatriotas en el transcurso de una construcción social junto a sus semejantes,
esto es una sociedad más justa, más solidaria y que dé oportunidades a todos los
integrantes de su comunidad; estos personajes, son la base que alimenta en
nuestros días lo que se ha dado por calificar como: “la anti política”.
Durante años de democracia, viene calando muy fuerte, una
serie de campañas amplificadas por los medios de comunicación, destinadas a
socavar las bases de la política y profundizar el desprestigio de sus
representantes por parte de grupos de poder financiero, facciones empresariales
con grupos de presión que estimulan y promueven con personal especializado y
recursos económicos abundantes, para deformar la realidad tal cual es, llevando
a cabo desde programas de televisión, radio y prensa escrita muy bien montados
para blindar y promover a sectores con discursos que apuntan a fortalecer la
anti política en detrimento de sectores provenientes de la política, los
partidos políticos y los sectores gremiales; en ambos casos y por los medios que sea, no
tuvieron ningún prurito en utilizar las
mentiras necesarias para conseguir el objetivo de suplantar las decisiones del
pueblo a través de sus legítimos representantes por otros de su entero beneficio
personal y económico. Así, adormecieron la capacidad que tiene el pueblo para
desarrollar un pensamiento crítico y lo remplazaron por otro pasivo y
sumiso siéndole funcional para avanzar
con todas las reformas que apuntan a desmontar las conquistas laborales
alcanzada por los trabajadores argentinos.
A través de esta herramienta, los medios de comunicación y
sus pares, las redes sociales, quieren convertir a grandes sectores de la
población en una metamorfosis masiva de militantes activos por idiotas útiles
pasivos al servicio del sistema que nos gobierna y en contra de los intereses
de la mayoría de nuestro pueblo.
La política es la única herramienta de transformación social
que existe en países con democracias fuertes y transparentes. Ningún otro
sistema la ha podido reemplazar; conociendo sus limitaciones y el uso de
prácticas perversas de algunos dirigentes sin escrúpulos que no dudan en llevar
adelante políticas que benefician sus
propios intereses, la democracia y la dirigencia política, son parte de una
herramienta insustituible para el desarrollo de los pueblos y el bien común de
todos sus ciudadanos. Cabe preguntarse entonces ¿donde están aquellos que en
nombre de la transparencia la ética y la conformación de los mejores equipo de
toda la historia le prometieron al pueblo la moralización del sistema
democrático, empleos de calidad, pobreza cero, baja inflación, inserción en el
mundo y una economía sustentable para atraer inversiones extranjeras y promover y desarrollar la producción nacional
y por ende el crecimiento de nuestra calidad de vida? En lugar de lo prometido enriquecieron a unos
pocos con la timba financiera, dólar a futuro despidos a mansalva y eliminar
gran parte de los programas de ayuda social que contienen a los más vulnerables
de la sociedad y todo esto para terminar nuevamente en las garras del Fondo
Monetario Internacional.
Lo peor de este gobierno es haber rifado la confianza
otorgada por los argentinos en creer que un cambio mejor es posible. El abuso,
hasta el hartazgo de la anti política y las mentiras realizadas por el gobierno
de los gerentes, saturó la capacidad de tolerancia del pueblo que ve como un
gobierno solo construye herramientas para fortalecer a los sectores más ricos y
concentrados de la sociedad, postergando las necesidades de las grandes
mayorías que ya no están dispuestas a seguir esperando pasivamente por sus
reclamos.
El gobierno argentino no está confundido, es lo que en verdad
vino a realizar, su compromiso y su proyecto para (10 millones de argentinos)
no es con el pueblo sino con unas cuantas empresas que manejan el poder en
argentina el resto, los otros 35 millones de compatriotas seguirán esperando a
una dirigencia política que incluya y no que elimine personas como si fueran
paquetes. La gente, comienza a ver el
fraude, y como consecuencia de ello restringe la confianza otorgada (que no es
un valor adquirido) ocasionándole una herida mortal a la política y al sistema
democrático, por eso viene a cuento recordar un viejo dicho popular que dice: “lo malo no es que me hayas mentido, lo
peor de todo es cómo voy a hacer para volver a creerte”.