lunes, 3 de diciembre de 2012

LA CERTIDUMBRE DEL FUTURO ARGENTINO

LA CERTIDUMBRE DEL FUTURO ARGENTINO

 Cuenta la, leyenda que Alejandro Magno está a punto de tomar una vez más, una decisión cuyas consecuencias son incalculables. Le han contado que existe una mujer que puede predecir el futuro con certidumbre. Entonces hace que se presente ante él para que le enseñe su arte. Ella le dice que hay que encender un fuego y leer el futuro en el humo que provocará el fuego, como si leyera en un libro. Pero pone en guardia al conquistador. Mientras mires el humo no tendrás que pensar de ninguna manera en el ojo izquierdo de un cocodrilo; si acaso en el ojo derecho, pero nunca en el izquierdo.
Así entonces luego de meditar la advertencia de la adivina, Alejandro renuncia a conocer el futuro. -¿Por qué- -porque una vez que alguien te ha metido en la cabeza que no tienes que pensar en algo, piensas solo en eso. La prohibición crea una obligación. Imposible pues a esa altura, no pensar en el ojo izquierdo del animal. La conclusión es que: el ojo del cocodrilo se ha apoderado de tu memoria y de tu mente. 

Adivinar el futuro ha sido el desvelo de grandes personajes que dominaron el mundo a través de toda la historia de la humanidad. Pero ¿como adivinar el futuro de la política argentina sin pensar en la sucesión (el ojo izquierdo del cocodrilo) de Cristina Fernández? Hagamos el intento a ver qué sale.

Las claras señales de Daniel Scioli, Juan Manuel De La Sota, Sergio Maza y otros dirigentes del Justicialismo dispuestos a reemplazar a la presidenta Cristina Fernández en el poder, son el resultado de dos hechos fundamentales producidos por la contundente movilización de sectores que anteriormente apoyaron la gestión de la presidenta y hoy son claros opositores al gobierno nacional, estos son los sectores medios y profesionales de la población y los trabajadores agrupados por los gremios más representativos del espacio laboral.

El Justicialismo, sujeto político necesario del actual gobierno y de Argentina junto a su dirigencia, empiezan a advertir que algo ha comenzado a cambiar en el humor de la gente y sus decisiones, procediendo como consecuencia de ello a alistar sus filas con dos claros objetivos en el corto plazo; encontrar al nuevo jefe político que contenga a vastos sectores que se hallan en el poder y ofrecer una nueva versión política que contenga las expectativas expuestas en la movilización del 8N y la demanda que promovió el paro del 20N, ambos hechos respectivamente, apoyados por una inmensa mayoría de la población.
En este contexto debemos sumar al cuadro de situación los episodios más ruidosos que protagonizan Macri por la derecha del gobierno y De La Sota por dentro del PJ; dejando al mesurado Binner a la izquierda de Cristina.

Faltando once meses para las elecciones legislativas y casi tres años para las presidenciales, el escenario político argentino ha comenzado a subir de temperatura peligrosamente. Las capas medias decía, junto a los trabajadores marcaron la cancha para lo que resta del año y parte del año que viene dejándole al gobierno de Cristina la resolución de los confusos episodios  externos (bonistas, fragata y otros)

Pero hagamos un esfuerzo por un momento, sustrayéndonos de la problemática de la gente para entender los tiempos y la agenda que maneja la política argentina y que se está jugando dentro de ella.
En los próximos once meses los argentinos estaremos votando a los nuevos legisladores, que, según queden conformadas las mayorías y minorías en las dos cámaras (senadores-diputados), nuestro país se encaminará hacia la posible reforma constitucional habilitando la continuidad de Cristina para otro mandato o caso contrario la búsqueda de su sucesor.
-Pero entonces ¿cuál es el apuro?-
- Es que la interna partidaria, la que antecede a la elección nacional,  cobra en este caso un valor crucial para la supervivencia del “modelo”  Kirchnerista.
Si el gobierno consigue con sus huestes, ocupar la mayor cantidad de cargos de decisión política, la mayor cantidad de legisladores nacionales y provinciales y lugares dentro mismo del partido Justicialista, podría entonces en caso de que no pueda con la re-reelección aspirar a un plan de mínima; esto es, negociar una salida concensuada con Scioli u otro y condicionar así a su eventual gobierno con consecuencias nefastas como sucedió en la historia reciente de nuestro país. Es decir que el apuro entonces radica en que dentro de once meses se decide la continuidad del gobierno y no en el 2015.

Si esto es así, los argentinos nos encontramos en una encerrona de la historia con consecuencias riesgosas para nuestra gobernabilidad.
El desafío de la dirigencia argentina será en este escenario transitar el camino de la mesura construyendo espacios de coincidencia que permitan transitar los tiempos democráticos sin lesionar la institucionalidad alcanzada.   

Como vemos, nuestro país se debate una vez más entre Shakespeare (ser o no ser) y Pastichoti el célebre personaje de Luis Sandrini que cuando lo llamaban ¡Pastichoti! el contestaba ¡vengo! (Observará el atento lector que nunca decía voy, decía ¡vengo! siempre para atrás)

Con este panorama estaba pensando en llamar a una adivina como hizo Alejandro Magno, pero saben qué, él tenía razón al desistir de adivinar el futuro, Argentina no puede dejar de mirar el ojo izquierdo del cocodrilo.

VICENTE SCORDAMAGLIA