viernes, 9 de agosto de 2019

UN PASO ATRÁS PARA REVISAR LO ANDADO

Artículo de opinión
UN PASO ATRÁS PARA REVISAR LO ANDADO
Por: Vicente Scordamaglia

Mario Benedetti escribió sobre la necesidad de hacer un alto en la vida cotidiana para "... Examinar el pasado rubro por rubro / etapa por etapa / baldosa por baldosa / y no llorarse las mentiras / sino cantarse las verdades".
Es lo que hace el caminante, luego de haber avanzado un largo trecho: toma asiento y mira para atrás para ver la senda recorrida y reflexionar sobre la que le falta recorrer.
Es que no se me ocurre otra forma posible para construir el futuro sino es con la elaboración del pasado, reservorio este de lo bueno y lo malo que nos ocurrió.
No siempre suele ser infalible el relato que dice que no debemos volver atrás como intenta instalar el oficialismo para torcer la voluntad del electorado nacional, sobre todo aquellos que todavía están indecisos. Quizás, cuando los gobiernos no dan las respuestas esperadas los pueblos tengan que retroceder un paso atrás y revisar lo andado. Tampoco es cierto que el proceso de crecimiento implica ir hacia delante de cualquier manera para dejar atrás aquello que suponíamos era “nocivo” para nuestro presente y futuro, máxime cuando lo que se tenía a mano como instrumento para el cambio terminó siendo un elemento al servicio de un programa de ajuste, que en la práctica no solo sirvió para fortalecer a algunos pocos sino que demandó un esfuerzo a la mayoría de los argentinos sin recibir ningún beneficio a cambio.

Allá por el 2015 los ejes de la campaña del Frente Cambiemos y sus propuestas de desarrollo fueron sin duda atractivos, en especial para las capas medias y medias bajas de los argentinos que en verdad creyeron que se venía un tiempo nuevo y sobre todo  se vislumbraba en el horizonte un cambio en las viejas prácticas políticas, aquellas que habían llevado a los argentinos casi a las puertas de la falta de credibilidad en su clase dirigente y todo el sistema democrático, pero a poco andar, el gobierno y sus adláteres, mostraron su verdadero rostro. Avanzaron frenéticamente hacia la destrucción de todo aquello que tuviera valor reivindicativo para nuestro pueblo en especial de la masa de trabajadores. Esto tiene una explicación, el plan concebido (así dicen) es el de “modernizar” el país y vincularlo con el mundo globalizado, para ello se requiere de una nación para pocos con un estado benévolo que instrumente leyes que permitan la entrada y salida de capitales hasta vaciar las arcas del mismo Banco Central, si así fuera necesario. Para ello la Nación Argentina debe demoler dos baluartes para la inmensa población de argentinos, uno es la reforma previsional y la consecutivamente reforma laboral, ambas leyes de las más revolucionarias y progresistas que tienen los argentinos, entorpece los planes que tienen las élites que estarían dispuestas a invertir en nuestro país, o en su defecto ellos mismos quienes nos gobiernan, estarían dispuestos a traer sus capitales que tienen resguardados  en el exterior.   
Dos connotaciones tiene el plan destinado para los argentinos al cual debe sumar su esfuerzo sin beneficio de ganancias: uno son los intereses comerciales de los EEUU y el otro tiene que ver con la estrategia (geopolítica) de desarrollo militar en todo el continente americano implementado por EEUU en su lucha comercial con China y consecutivamente con el gigante Ruso. Es evidente que en este contexto los jubilados y los trabajadores que dependen de un desarrollo productivo ¡sobran! Y para ello solo alcanza con una “burguesía” asentada en los centros urbanos de las provincias argentinas.
 Para ello conviene hacer un poco de historia: tres modelos dominaron nuestra economía a lo largo de toda la historia  argentina, estos fueron en su tiempo y a grandes rasgos, los organizadores de toda la actividad social, política y cultural que con el tiempo, construyó una matriz institucional que modeló la mente y dio forma a los instrumentos de la economía de los argentinos; sin ello, entre idas y vueltas, nuestro país no hubiera podido alcanzar la condición de una nación independiente, que a partir de allí comenzó a germinar la semilla de una república naciente que permitió que Argentina se exhibiera ante el mundo (de esa época) a través de fortalecer un Modelo ganadero exportador.
Este modelo básicamente estaba en manos de las élites criollas (terratenientes) que con el desarrollo y la expansión de la economía, se fue convirtiendo en un modelo agro exportador. La  conversión agrícola ganadera posibilitó un desarrollo superior al incorporar a grandes contingentes de inmigrantes que básicamente se volcaron a la actividad agropecuaria complementaria de la ganadería y sus derivados. Con el valor agregado de nuestros productos primarios y su expansión, Argentina comenzó un desarrollo ininterrumpido hasta conformar un modelo industrial productivo y exportador que alcanza, entre la primera y la segunda guerra mundial altísimos índices de crecimiento que posibilitó el surgimiento de una vigorosa clase media vinculada con las élites asentada fundamentalmente en las grandes ciudades de Buenos Aires y las principales provincias de nuestro territorio nacional. Cabe destacar aquí que hasta entonces, el modelo en desarrollo, no  tenía en cuenta la incorporación de la clase trabajadora que luchaba por incorporarse al modelo en crecimiento y conquistar los mismos niveles y beneficios que exhibía la clase media especializada de la república (Maestros, médicos, abogados contadores, pequeños comerciantes y otros) lo que generó los primeros conflictos.   
Hasta allí, la república convertida en granero del mundo (como se la llamaba) aprovechó y desplegó todo su potencial, que insumía cada vez más mano de obra (escasa en nuestro país en esa época) que posibilitó el ingreso de grandes contingentes de inmigrantes para suplir esa falencia transformándose en una de las economías más prósperas de la época. Pero este modelo económico, no contemplaba obtener mecanismos de redistribución lo que originó con el tiempo una profunda inequidad social y cultural que se hizo visible ni bien los obreros comenzaran a organizarse a través de sus peticiones laborales y una mejora en la distribución de la riqueza.
Hizo falta la llegada del peronismo para corregir dicha anomalía que arrastraban los modelos económicos desde su origen para conformar un modelo industrial productivo, que como consecuencia desplegó para la inmensa mayoría de los argentinos un nuevo contrato social que dio origen a una profunda reforma laboral y económica con justicia social.

Finalmente cuando se habla de la disyuntiva que tienen los argentinos en las próximas elecciones entre volver al pasado o encaminarse al futuro, es claro lo que se dice pero más claro aun es lo que se juega: es la elección de un contrato social que desarrolle un modelo productivo de pleno empleo que promueva la equidad como valor fundamental entre todos los argentinos de bien o en su defecto seguir encadenados a un modelo (para pocos) financiero, improductivo y especulativo que siga dejando jirones de miseria en todo el territorio nacional.