domingo, 26 de mayo de 2019

EL CAMINO A LA PRESIDENCIA ESTÁ PLAGADO DE BUENAS INTENCIONES

Artículo de Opinión
EL CAMINO A LA PRESIDENCIA ESTÁ PLAGADO DE BUENAS INTENCIONES
Por: Vicente Scordamaglia

El mensaje de los candidatos es mostrarse frente a la opinión pública seguros de que, si los ciudadanos los eligen, sacarán al país de la tremenda crisis que sacude las entrañas mismas de la economía nacional y por ende, aliviar las economías familiares que se encuentran al borde del colapso general. En realidad, hasta ahora, los candidatos esgrimen pocos argumentos cuando tienen que explicitar como realizarán semejante hazaña que los elevará, si lo logran, a la categoría de los nuevos dioses de la política argentina, máxime cuando quienes se proponen para el desafío ya pasaron por el gobierno y no les es ajeno que Argentina desde el punto de vista económico, se encuentra en banca rota.       
A esta altura de los acontecimientos, el gobierno de  Mauricio Macri es poco lo que puede ofrecerle a los argentinos después de gestionar durante casi cuatro años de mandato, este espacio ya ha agotado casi todos los recursos de una gestión fallida, el margen de confianza que le queda, otorgado por el electorado, es extremadamente estrecho y solo se aferra a un milagro que produzca una importante baja de la inflación a través del control de cambio manteniendo el dólar estable y  enfatizando aún más su consigna (devaluada) favorita: ¡este es el camino correcto! ¡SÍ se puede! mientras provoca en el resto de las variables económicas una sangría que afecta significativamente al conjunto de los argentinos.

Desde que asumió el gobierno de Mauricio Macri, las propuestas políticas en Argentina duran poco; se mueren antes de dar a luz. Desde la reciente puesta en escena de Sergio Massa convocando a todos los argentinos a trabajar mancomunadamente sobre la idea de desarrollar diez puntos (algo así como la tabla de los diez mandamientos) básicos para ser consensuado por todos los espacios políticos, sufrió en menos de un mes, una serie de mutaciones en la medida en que fue reformulada por otros sectores, el mismo gobierno comenzó a convocar con una serie de propuestas que la ciudadanía ya no sabe si son similares o si solo se trata de ganar tiempo para llegar hasta las próximas elecciones. Además, qué sentido tiene faltando tan poco ya nadie les cree. Recordemos que en medio de toda esta confusión el gobierno intentó un nuevo y malogrado control de precios que prácticamente, no solo que no se cumple (salvo en unos pocos productos) sino que además no llevó ningún alivio a la población y solo sirvió para promover nuevas incertidumbres
Las próximas elecciones en lo que respecta a los números y probabilidades proporcionados por los encuestadores no varían mucho de lo que fue la elección de 2015. Por ahora los pronósticos preliminares acerca de las preferencias ciudadanas para primera vuelta se reparten en tres frentes que por ahora no se sacan ventaja y ninguno consigue consolidar una posición efectiva en el electorado.
Lavagna que va y viene, agita sus laureles conseguidos en la crisis de 2001/2002 y exige que se lo proclame candidato por consenso y no por elecciones democráticas en las primarias PASO, lo hace porque es sabedor que la economía argentina está tan dañada que requiere una apoyatura política que exceda el marco de las formaciones políticas de la que dispone para el desafío que viene, es decir que pretende sumar a su propuesta a organizaciones sociales, empresarios y gremialistas para encarar la difícil tarea por venir. Algo así como fue el acuerdo económico y social realizado por Duhalde, Alfonsín y la Iglesia, solo así dice, se podrá emprender la tarea que por demás será gigantesca.

Massa es quizás el político mejor preparado para liderar el desafío y en base a ello no deja de rendir examen para hacerle ver a los argentinos que posee el liderazgo suficiente y el conocimiento de cada uno de los problemas, como así también la solución pero no logra perforar su propia marca de las últimas dos elecciones (presidenciales 2015 y legislativa 2017)

Macri se aferra a un imposible por llegar a las próximas elecciones antes que el plan pergeñado con el fondo monetario internacional le explote en la cara. La convocatoria a todos los actores de la sociedad más que un plan de emergencia se parece más a un manotazo de ahogado que en su desesperación, intenta camuflar con dádivas a los gobernadores y a algunos gremialistas que su gestión económica ha sido un rotundo fracaso llevándose puesto a casi todos los sectores productivos de la nación que reclaman medidas urgentes al tiempo que sectores de su propio espacio le piden al presidente que tenga un gesto de grandeza y convoque a sus partidarios a revisar su propia fórmula presidencial.

En medio de este desaguisado, la ex presidenta lanzó su fórmula presidencial. Ya todos sabemos el impacto que produjo la formula Fernández - Fernández obligando a propios y extraños a revisar sus estrategias de campaña. Desde de allí, el kichnerismo crece lento pero sin techo esperando que la estrategia de Napoleón le de los frutos esperados así enseñaba el estratega: “nunca molestes al enemigo cuando esté cometiendo tantos errores”; con solo dar algunas señales al gran número de indecisos (¿es en este caso el cuarto espacio en disputa?) para intentar dar el gran salto de ganar en primera vuelta, tarea que le cabe a Alberto Fernández en enfatizar de que ahora sí van a volver pero para ser mejores corrigiendo aspectos importantes de su modelo esbozado ya en el lanzamiento del libro de Cristina Fernández (Sinceramente) transformado en acto político; ese día delineó un par de propuestas interesantes desde donde va a construir un nuevo relato para seducir a las numerosas capas medias y trabajadores del país: construir entre todos un nuevo contrato social y una reactivación del mercado interno, base indispensable para reconstruir el tejido social.    
Quizás debamos reflexionar sobre nuestro pasado inmediato rescatando como aprendizaje que el futuro se construye necesariamente con la elaboración del pasado.
En este sentido lo acontecido y lo por acontecer se relacionan profundamente. Es muy conocida la frase popular que dice que ni siquiera Dios puede cambiar el pasado pero se cuenta que hace unos años, el rabino Joseph Soloveichik sorprendió y desconcertó a sus alumnos cuando les dijo en una clase que: "el ser humano es el único ser en la creación que tiene la capacidad de rectificar el pasado". Sus discípulos se quedaron atónitos ante lo que habían oído del maestro. Soloveichik serenó los ánimos y explicó sus palabras diciendo que: la visión que tenemos sobre el pasado es absolutamente subjetiva y cambia en la medida en que cambiamos nuestra visión del presente. La intención de rectificar nuestras conductas éticas futuras modifica nuestra perspectiva del pasado. ¿Será posible que así sea? El pueblo que todo lo sabe en unos pocos meses, dará su veredicto final.