miércoles, 22 de junio de 2011

ANÁLISIS DE OPINIÓN: ELECCIONES 2011

ANÁLISIS DE OPINIÓN: ELECCIONES 2011

“Todo poder se deriva del pueblo, este sólo lo posee en el día de las elecciones; después se convierte en propiedad de sus gobernantes”
BENJAMIN RUSH

Descripción:
Definidas ya las candidaturas de los partidos políticos que presentarán para las próximas elecciones presidenciales, (hecho este absolutamente personalizado en unas pocas  figuras) se va dejando atrás la etapa de alianzas entre las distintas fuerzas que disputan el poder en Argentina. Esta etapa por lo general, está centrada en la elección de dirigentes con algún grado de representatividad, de manera que permita ofrecer a los votantes una oferta atrayente. Poco importan aquí las propuestas, sino que en la ingeniería electoral sólo cuentan los potenciales votos que cada candidato pueda aportar a su fórmula electoral. Entretanto, en esta etapa definitivamente necesaria para la vida interna de los partidos, la sociedad permanece expectante y ajena a esta alquimia electoral.  

De a poco, trabajosamente y con muchas dificultades resueltas sobre la marcha, se va entrando en la segunda etapa de este proceso electoral de 2011.
Cristina Fernández, Eduardo Duhalde, Ricardo Alfonsín, Hermes Binner, Elisa Carrió, Alberto Rodríguez Saá y Jorge Altamira son los que disputarán sus potenciales posibilidades el próximo 14 de agosto en internas abiertas obligatorias de todos los partidos políticos de Argentina con vistas a la elección presidencial del 23 de octubre. 
En contraposición con lo que se pensaba al inicio de este proceso; el escenario nacional fue cambiando y en vez de polarizarse en dos candidaturas fuertes, se atomizó en seis fórmulas electorales con posibilidades similares (exceptuando al partido Obrero), ofreciendo al electorado una variedad de nombres y propuestas, como no se había visto en ningún otro período de nuestra joven democracia; sin embargo, algo que fue pensado para favorecer al gobierno puede volverse en su contra al transformarse estas en una suerte de primarias abiertas obligatorias para la oposición, posicionando a partir de allí al candidato más votado y polarizando, ahora sí, la elección de octubre frente al gobierno.
De manera que esta próxima elección de agosto, (internas abiertas y obligatorias) se ha transformado en una previa con todos los condimentos necesarios como para definir allí  las dos fórmulas electorales más votadas, y sin duda una de ellas gobernará el próximo periodo electoral argentino.

A partir de aquí hagan los números que quieran entre las seis fórmulas en disputa y tendrán  una aproximación más o menos “exacta” con relación a los resultados electorales (para no dejarle esa respuesta a las encuestadoras nacionales que son poco creíbles para la población salvo algunas excepciones) ya que el 14 de agosto se ha transformado ya, en una verdadera y masiva encuesta nacional.  

Análisis:
Desde su inicio, este proceso electoral está marcado por la incertidumbre que impacta decididamente sobre la población por algunas razones fundamentales que conviene analizar: la primera sin duda, es el recuerdo presente de la crisis del sistema de partidos puesto en jaque en el desenlace que tuvo el conflicto del 2001 (que se vayan todos) que motivó la fragmentación de los partidos políticos debilitando aún más la democracia argentina como modelo institucional.
La falta de representatividad de los partidos políticos, la falta de credibilidad en la clase política y la corrupción como factor determinante de la crisis, han dejado una marca indeleble con la que tendrá que lidiar por mucho tiempo más toda la dirigencia nacional.   
Cabe agregar un dato más de la realidad de nuestro país ya que tanto el Radicalismo como el Peronismo, surgieron cada uno en su momento histórico de la vida nacional como movimientos políticos de amplia representación, constituyéndose así en representantes (por ausencia de un partido de derecha o de izquierda como referencias nacionales) de vastos sectores políticos y sociales abarcando tanto a la izquierda como a la derecha con poco arraigo por parte de éstos en la estructura política nacional. Aquí hay que señalar que el sistema político argentino, está configurado y determinado por partidos provinciales de fuerte arraigo provincial que confluyen en la coyuntura y en grandes alianzas cambiando de signo de una elección a otra. 

El tercer elemento, es la inesperada muerte de Néstor Kirchner y sus consecuencias políticas.
El liderazgo de Néstor se había transformado en un ordenador de las pasiones e intereses de los argentinos sean estos adherentes u opositores; justamente, es un emergente de la crisis de 2001 facilitado por la falta de liderazgos fuertes quien emerge como el nuevo perfil político con un discurso antiimperialista y de contenido nacional, factores estos que lo hacen atractivo para los sectores mas jóvenes y las masas populares quienes después de su muerte cobra aun mayor dimensión trasladando por carácter  transitivo las banderas de este movimiento a su esposa Cristina Fernández.  

Finalmente, la incertidumbre se traslada a la economía y las consecuencias que podría tener en el país si se desata un proceso inflacionario producto de la falta de información real con respecto a los índices oficiales y el levantamiento (en el próximo período) de las tarifas subsidiadas por el gobierno; estos ajustes pueden producir un desequilibrio inmediato en el bolsillo de sectores con menor poder adquisitivo y capas medias de la sociedad promoviendo conflictos sociales en un escenario de creciente malestar.
     
Conclusión
La conducta de los Kirchner ha estado atravesada desde su inicio por una disyuntiva en torno a su identidad. Según sus partidarios sostienen que se trata de un movimiento superador al peronismo histórico; sin embargo en la realidad y en su accionar concreto no muestra ruptura alguna con el peronismo tradicional. En esta “ambigüedad” manifiesta, no se sabe cuanto hay de estrategia o cuanto de continuidad; lo cierto es que Cristina Fernández de Kirchner está dispuesta a aprovechar esta “ambigüedad” (no definiendo las características del “modelo”) para aglutinar a sectores ideológicamente disímiles o antagónicos (sectores de izquierda, el caso de Sabbatella, Menem, o el caso de Saadi en Catamarca) con el único fin de sumar la mayor cantidad de votos posibles para evitar la segunda vuelta.
Así se conjuga un discurso “progresista”, “derechos humanos plenos” y lazos con el viejo sistema político, allí donde se está más necesitado de votos mostrando a las claras la contradicción del gobierno entre mensaje progresista y prácticas conservadoras.
Finalmente se debe señalar la metodología empleada por el gobierno que es la de saturar con propaganda oficial los medios públicos y privados, la de alterar los índices del INDEC o los números que muestran algunos encuestadores afines, (sumado a una presencia activa de su militancia) intentando crear en la opinión pública la inevitabilidad del triunfo de la presidenta Cristina Fernández.  
A todo esto la oposición deberá en pocos meses de campaña estructurar una fuerza política  capaz de lograr un proyecto superador al Kirchnerismo con propuestas claras que tengan un alcance más estratégico que la mera coyuntura de vencer al gobierno en la contienda presidencial si es que quiere tener alguna chance de gobernar los destinos de la nación toda.
Vicente Scordamaglia