lunes, 22 de agosto de 2011

ELECCIONES PRIMARIAS

ELECCIONES PRIMARIAS
Maquiavelo: Cuando cambian las circunstancias, solo el príncipe que se adapta rápidamente al cambio, contradiciendo sus propios antecedentes, consigue perdurar.

Analizar objetivamente un episodio tan cercano como las elecciones primarias del 14 de agosto, puede convertirse en una visión mezquina por lo familiar y cercano de los hechos, de las personas y las cosas que se pusieron en juego en esa jornada llena de trascendencia política para el futuro del país.
Para poder ser objetivo debemos mirar en perspectiva y aprovechar las enseñanzas que nos brinda el tiempo en su transcurso. El tiempo suficiente (que en este caso no lo tenemos, pues nos corre la urgencia) para que este sea capaz de revelar sus secretos y despojar a los hombres de pasiones y a la verdad de crueldades.

La verdad, es que no soy muy entusiasta de los números sobre todo si se trata de analizar los acontecimientos políticos y sociales que ocurren en nuestro país en su largo camino de la construcción social y grandeza de nuestra patria. Es mas adecuado hacerlo con instrumentos provenientes de la filosofía, la sociología, las ciencias políticas y hasta la psicología ; sin embargo en este caso bien vale la pena meterse con ellos ya que los votos se cuentan de a uno y como resultado de ello dan un resultado que refleja una realidad insoslayable.

Penetremos pues en el campo de las ciencias duras y veamos la primera fotografía que nos muestra la inédita elección primaria de argentina.
Frente a la evidencia del 50% de los votos obtenidos por el oficialismo, solo se puede decir que la sociedad decidió mayoritariamente que la actual presidenta Cristina Fernández, sea la próxima candidata de los argentinos por el Frente Para la Victoria. Este hecho de por si solo ya es una verdad de Perogrullo sino fuera que en el mismo episodio el otro 50% se atomizó haciendo añicos sus chances para la elección de octubre. Los tres candidatos más cercanos a Cristina Fernández son: Eduardo Duhalde, Ricardo Alfonsín y Hermes Binner que apenas han sacado sumando sus votos, un escaso 35% dejando muy lejos al segundo pelotón de los precandidatos que expusieron su candidatura el domingo 14 de agosto, estos son: Rodríguez Saa, Elisa Carrió, Alcira Argumedo y Jorge Altamira. En la hipótesis de que algunos de estos candidatos se juntaran para derrotar al gobierno, matemáticamente, no les alcanzaría la suma, ni siquiera, “forzar” una segunda vuelta.

Ahora bien, esto es lo que refleja la suma sorpresiva de los números ya que los sectores en pugna no esperaban estos guarismos, a lo sumo un 40% para el oficialismo y un 20% para el opositor que ocupara el segundo puesto, pero veamos con atención que dicen esos números porque como todos sabemos, los números también hablan y construyen un relato interesante de descifrar.

La primera reflexión es metodológica, nadie sabe a ciencia cierta si estos resultados se trasladarán matemáticamente a la elección del 23 de octubre, habida cuenta de que las primarias abiertas fueron diseñadas para ver quienes tienen mayor consenso en la población para ser candidatos en los partidos políticos partiendo de un supuesto que dice: en las internas partidarias siempre hay trampas y ganan los que están entongados en ellas; para que esto no suceda de aquí en adelante los candidatos los elige el pueblo y de esta forma se transparenta el sistema político hasta ahora bastante desprestigiado.

La segunda es de contexto, frente a un mundo incierto, peligroso y con amenazas de grandes cambios económicos con posibilidades ciertas de una recesión mundial, la gente voto certezas. Certezas de un gobierno cohesionado con liderazgo y conocimiento de los peligros que acechan a los pueblos que ignoran la realidad de un mundo globalizado.
En lo interno, priorizó los aciertos exhibidos por el gobierno por encima de las demandas que persisten como una asignatura pendiente (inseguridad, inflación, veracidad de los índices económicos, los focos de corrupción cercanos al poder y hasta algunas prácticas con sesgos “autoritarios”) por encima de estas demandas también legitimas se votó por el crecimiento económico, recuperación del empleo, asignación universal por hijo, aumento de las jubilaciones, recuperación de la autoridad presidencial y estatal con la autoridad suficiente para poner en caja cualquier desborde de las corporaciones (el pueblo sabe que cuando no están en el poder y no se les asigna un rol conspiran) política de derechos humanos y un discurso de esperanza en el futuro que ha sido capaz de penetrar la desconfianza de los jóvenes en la política seduciéndolos a construir el futuro con una clara identidad nacional.

La tercera es histórica, cada vez que el pueblo participó en la vida política, sea esta a través de elecciones libres o en la calle por desobediencia civil, terminó poniendo en crisis el sistema vigente, para cambiar o ratificar el rumbo histórico, en este caso lo hizo para ratificar la continuidad del gobierno que ofreció planes tangibles por encima de las incongruencias presentadas por la oposición que ofrecían un retorno al pasado o el miedo a lo siniestro.

Todo este escenario puede gustar o no pero lo que si es cierto es que la mayoría de los argentinos le asignó a la presidenta Cristina Fernández la autoridad suficiente para ejercer un nuevo mandato en Argentina, falta saber que rol le asignará a la oposición el próximo 23 de octubre, en un mundo que amenaza con encaminarse peligrosamente más hacia el abismo que a la ruta que nos lleve a un nuevo orden social, político y económico mundial más justo.

Por estas razones, es indudable que quien mejor leyó y aprendió de lo que el pueblo estuvo diciendo en las elecciones previas a la consulta del 14 (elecciones de Capital, Santa Fé y Córdoba) es el propio gobierno confirmando lo aquello que decía Maquiavelo: Cuando cambian las circunstancias, solo el príncipe que se adapta rápidamente al cambio, contradiciendo sus propios antecedentes, consigue perdurar.

Cerrando estas primarias reflexiones; nuevamente aparecen algunas voces de ultratumba para recordarnos que los muertos vivos andan sueltos, la intolerancia del presidente de la sociedad rural argentina Hugo Biolcati es uno de ellos; la gente ya no les teme, poco a poco el pueblo va demostrando que está dispuesto a enterrar para siempre a los cucos de un lado y del otro definitivamente.
Las victorias otorgan derechos y en forma equivalente establecen obligaciones, quiera Dios que en este mismo orden cada vez haya menos dirigentes que se dediquen a hurgar en los cementerios del pasado.

VICENTE SCORDAMAGLIA