Artículo de opinión
POBREZA
Por: Vicente Scordamaglia
El constante debate que se
recicla cada vez con mayor intensidad en la cultura nacional acerca de los
pobres y las consecuencias que esta realidad representa, tiene un nuevo
capítulo con las declaraciones de la inefable (corista) Susana Giménez, sus
dichos llenos de eufemismos acerca de la pobreza (según sus creencias) ofenden
a los argentinos, tanto a los que
padecen este flagelo como así también a quienes tenemos conciencia de lo que
significa para un país que sabe que mientras exista este nivel de pobreza no
habrá paz social.
Es evidente que muchos
sectores de nuestra sociedad no han podido librarse de los prejuicios que los
persiguen a lo largo de toda la historia, y sobre todo se manifiesta en el
debate cada vez que tenemos que afrontar la responsabilidad de elaborar algún
proyecto o plan de emergencia que ayude a mitigar el castigo de la pobreza que
hoy tenemos y lamentablemente tenemos que adicionarle el rótulo del hambre que
padecen (como una estigma) cientos de miles de compatriotas. Es evidente que no
es nada fácil el desafío que tienen por delante los gobernantes ya que como
decía el genio Albert Einstein: “Es más fácil desintegrar un átomo que un
prejuicio”; de manera que la pobreza, caracterizada últimamente por muchos
personajes de la política como el senador Pichetto o de la farándula la vedette
Susana Giménez y opinólogos ligeros que habitan los medios de comunicación que
descreen de la veracidad de ello y afirman que solo es producto del resultado
de múltiples especulaciones políticas electorales en beneficio de intereses
espurios con el fin de mantener cautivo a importantes segmentos de la
población. Este significativo hecho ha
provocado con su ocultamiento que el flagelo de la pobreza (que no es exclusivo
de la Argentina )
sea reconocida y tratada por prestigiosos analistas y o economistas como Thomas
Piketty, Anton Costas, Carlos Arias y otros en donde todos ellos desde
distintos abordajes afirman que la pobreza representa el 40% de la población
mundial. La pobreza, caracterizada como la falta de elementos básicos y
necesarios para el desarrollo de cualquier ser vivo de nuestro planeta ha sido
históricamente encubierta por un prejuicio básico que tiene que ver con la
pérdida de dignidad, y como consecuencia de ello tanto el que la padece como
así también el que la oculta establecen un pacto de silencio siniestro acerca
de la pesadilla que significa este flagelo socialmente.
Una
región convulsionada, una economía de quebranto una sociedad devastada por años
de esfuerzos ilógicos e inútiles que nos llevaron nuevamente a la debacle
nacional y un aparato productivo obsoleto que costará años y mucho sacrificio
poner en condiciones para que vuelva a ser la locomotora de la producción nacional
será este el único esfuerzo legítimo para que nuestra nación encuentre el
camino de la reconciliación y el crecimiento sostenido; pero muy a pesar de
esta realidad que avergüenza, todavía en nuestro país persisten algunos
personajes que creen que el fenómeno de la pobreza se soluciona con un
gallinero, o sacándolos de la vista cotidiana, escondiéndolos en los confines
de nuestro vasto territorio para apaciguar sus conciencias llenas de
prejuicios, culpas y negación de una realidad que interpela a nuestra condición
de ser sujetos sociales que construyen juntos el ideal de una gran nación.
Ser
pobre habla de carencias y oportunidades, si a una persona que tiene carencia
de alimentos, de salud, de educación y oportunidades de trabajo y no se lo
margina por ello, este sujeto puede volver de esa realidad denigrante e
integrarse socialmente, pero si en su defecto la sociedad lo margina
culturalmente, jamás podrá integrarse y ser parte de su comunidad.