martes, 7 de enero de 2020

POBREZA


Artículo de opinión
POBREZA
Por: Vicente Scordamaglia

El constante debate que se recicla cada vez con mayor intensidad en la cultura nacional acerca de los pobres y las consecuencias que esta realidad representa, tiene un nuevo capítulo con las declaraciones de la inefable (corista) Susana Giménez, sus dichos llenos de eufemismos acerca de la pobreza (según sus creencias) ofenden a los argentinos, tanto  a los que padecen este flagelo como así también a quienes tenemos conciencia de lo que significa para un país que sabe que mientras exista este nivel de pobreza no habrá paz social.
Es evidente que muchos sectores de nuestra sociedad no han podido librarse de los prejuicios que los persiguen a lo largo de toda la historia, y sobre todo se manifiesta en el debate cada vez que tenemos que afrontar la responsabilidad de elaborar algún proyecto o plan de emergencia que ayude a mitigar el castigo de la pobreza que hoy tenemos y lamentablemente tenemos que adicionarle el rótulo del hambre que padecen (como una estigma) cientos de miles de compatriotas. Es evidente que no es nada fácil el desafío que tienen por delante los gobernantes ya que como decía el genio Albert Einstein: “Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”; de manera que la pobreza, caracterizada últimamente por muchos personajes de la política como el senador Pichetto o de la farándula la vedette Susana Giménez y opinólogos ligeros que habitan los medios de comunicación que descreen de la veracidad de ello y afirman que solo es producto del resultado de múltiples especulaciones políticas electorales en beneficio de intereses espurios con el fin de mantener cautivo a importantes segmentos de la población. Este significativo  hecho ha provocado con su ocultamiento que el flagelo de la pobreza (que no es exclusivo de la Argentina) sea reconocida y tratada por prestigiosos analistas y o economistas como Thomas Piketty, Anton Costas, Carlos Arias y otros en donde todos ellos desde distintos abordajes afirman que la pobreza representa el 40% de la población mundial. La pobreza, caracterizada como la falta de elementos básicos y necesarios para el desarrollo de cualquier ser vivo de nuestro planeta ha sido históricamente encubierta por un prejuicio básico que tiene que ver con la pérdida de dignidad, y como consecuencia de ello tanto el que la padece como así también el que la oculta establecen un pacto de silencio siniestro acerca de la pesadilla que significa este flagelo socialmente.   
Una región convulsionada, una economía de quebranto una sociedad devastada por años de esfuerzos ilógicos e inútiles que nos llevaron nuevamente a la debacle nacional y un aparato productivo obsoleto que costará años y mucho sacrificio poner en condiciones para que vuelva a ser la locomotora de la producción nacional será este el único esfuerzo legítimo para que nuestra nación encuentre el camino de la reconciliación y el crecimiento sostenido; pero muy a pesar de esta realidad que avergüenza, todavía en nuestro país persisten algunos personajes que creen que el fenómeno de la pobreza se soluciona con un gallinero, o sacándolos de la vista cotidiana, escondiéndolos en los confines de nuestro vasto territorio para apaciguar sus conciencias llenas de prejuicios, culpas y negación de una realidad que interpela a nuestra condición de ser sujetos sociales que construyen juntos el ideal de una gran nación.
Ser pobre habla de carencias y oportunidades, si a una persona que tiene carencia de alimentos, de salud, de educación y oportunidades de trabajo y no se lo margina por ello, este sujeto puede volver de esa realidad denigrante e integrarse socialmente, pero si en su defecto la sociedad lo margina culturalmente, jamás podrá integrarse y ser parte de su comunidad.