POBREZA CERO
“Creíamos que estábamos muriendo por la patria. Pronto nos
dimos cuenta que lo hacíamos por las bóvedas de los bancos” Anatole France
La perspectiva que tiene la humanidad de librarse de la
pobreza y ser resuelta en el corto o mediano plazo, parece ser más una consigna
de campaña política (pobreza cero) que una propuesta responsable de quienes
tienen la posibilidad de saldar esta deuda moral que tiene el mundo hoy ya
globalizado.
Liberado del cepo a las cuales fue sometido el capital
financiero internacional en el pasado orden internacional (mundo bipolar y
posterior guerra fría) y la rápida globalización en la creciente economía
extraterritorial de nuestros días, la brecha que existe entre los ingresos de
los sectores más ricos comparados con el de los más pobres, asume en la
actualidad, ribetes escandalosos como nunca antes se ha visto en la historia
moderna del mundo civilizado. Además vemos con mayor celeridad, como grandes
segmentos de las poblaciones más pobres son desplazadas y arrojadas a una vida
sin destino convirtiéndolas en parias sociales en cualquier parte del mundo
donde vayan a parar.
Según un informe de las Naciones Unidas para el Desarrollo por
lo menos 1200 millones de personas son pobres y otro número similar apenas
alcanza el nivel mínimo de subsistencia, comida, agua potable, vivienda, salud,
trabajo digno y más. Frente a esta verdadera tragedia humanitaria que
avergüenza a la especie humana en su conjunto, es poco lo que realizan los que
más pueden, sobre todo observando como la concentración de la riqueza se sigue
acumulando en pocas manos y no se detiene en la acumulación de bienes
materiales y económicos dejando a la intemperie a millones de seres que claman
por una oportunidad de ser tratados como verdaderos hermanos y no como desechos
humanos descartados de toda planificación social y económica que incluya sus
expectativas de construir una vida digna de ser vivida.
En nuestro país en
particular las estadísticas realizadas por el nuevo Indec, nos deja perplejos y
no nos exime de la tragedia que recorren los pueblos menos desarrollados del
planeta: la brecha entre ricos y pobres se amplió al 2.500% en el tercer
trimestre.
El 10% más rico
de los argentinos gana más de $22.500 y el 10% más pobre menos de $2.500 al
mes.
El recuperado Instituto
Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la diferencia de ingresos
entre el 10% de la población más pobre y el 10 % más rico en el tercer
trimestre fue de 2.456,4%, en base a los números de la Encuesta Permanente
de Hogares.
Con estos datos de la
realidad es evidente que cuando el gobierno insiste en su discurso de pobreza cero no está
haciendo otra cosa que recitar una frase tan vacía de contenido que ya nadie le
cree y mucho menos cuando su proyecto político y económico está direccionado
para favorecer a los sectores de mayor concentración económica del país,
dejando a los más necesitados en la indigencia y el abandono total por su
condición social.
Siguiendo con algunas
estadísticas a las cuales no soy muy afecto, digamos que el sector más
favorecidos en el último año del gobierno del Ingeniero Macri han sido los
bancos; estos, se especula, aumentaron sus ganancias algo así como el 80% con
respecto al año anterior producido por las brutales devaluaciones que sigue realizando
este gobierno. Por estos datos de la realidad
que no dejan margen de error, el gobierno actual se encuentra en una
franca acción de incautación de los activos y o derechos adquiridos de la gente
de a pie con el único objetivo de transferir recursos del pueblo trabajador a
las arcas del Estado Nacional, con la única finalidad de mostrar a cualquier
precio que su gestión ha sido exitosa (solo en los números) escondiendo debajo
de la mesa a los verdaderos damnificados de
este brutal costo que tiene el ajuste
macrista desde el inicio de su mandato: ¡los trabajadores argentinos!.
Jubilados, desocupados,
trabajadores, maestros, médicos y sectores informales de la economía nacional todos
ellos son objeto pasible de incautación de sus bienes materiales o económicos
por parte de un gobierno insensible que eligió tener empresas y sectores de
élite rentables al costo de tener un pueblo pobre.
Solo se me ocurre para
terminar con esta verdadera desidia del gobierno actual una frase de un gran
luchador por los derechos humanos decía:
“Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; sólo
basta decir lo que se piensa” Martin Luther King
VICENTE SCORDAMAGLIA