martes, 10 de enero de 2017

POBREZA CERO

POBREZA CERO
“Creíamos que estábamos muriendo por la patria. Pronto nos dimos cuenta que lo hacíamos por las bóvedas de los bancos”  Anatole France

La perspectiva que tiene la humanidad de librarse de la pobreza y ser resuelta en el corto o mediano plazo, parece ser más una consigna de campaña política (pobreza cero) que una propuesta responsable de quienes tienen la posibilidad de saldar esta deuda moral que tiene el mundo hoy ya globalizado.

Liberado del cepo a las cuales fue sometido el capital financiero internacional en el pasado orden internacional (mundo bipolar y posterior guerra fría) y la rápida globalización en la creciente economía extraterritorial de nuestros días, la brecha que existe entre los ingresos de los sectores más ricos comparados con el de los más pobres, asume en la actualidad, ribetes escandalosos como nunca antes se ha visto en la historia moderna del mundo civilizado. Además vemos con mayor celeridad, como grandes segmentos de las poblaciones más pobres son desplazadas y arrojadas a una vida sin destino convirtiéndolas en parias sociales en cualquier parte del mundo donde vayan a parar.

Según un informe de las Naciones Unidas para el Desarrollo por lo menos 1200 millones de personas son pobres y otro número similar apenas alcanza el nivel mínimo de subsistencia, comida, agua potable, vivienda, salud, trabajo digno y más. Frente a esta verdadera tragedia humanitaria que avergüenza a la especie humana en su conjunto, es poco lo que realizan los que más pueden, sobre todo observando como la concentración de la riqueza se sigue acumulando en pocas manos y no se detiene en la acumulación de bienes materiales y económicos dejando a la intemperie a millones de seres que claman por una oportunidad de ser tratados como verdaderos hermanos y no como desechos humanos descartados de toda planificación social y económica que incluya sus expectativas de construir una vida digna de ser vivida.

En nuestro país en particular las estadísticas realizadas por el nuevo Indec, nos deja perplejos y no nos exime de la tragedia que recorren los pueblos menos desarrollados del planeta: la brecha entre ricos y pobres se amplió al 2.500% en el tercer trimestre.
El  10% más rico de los argentinos gana más de $22.500 y el 10% más pobre menos de $2.500 al mes.
El recuperado Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la diferencia de ingresos entre el 10% de la población más pobre y el 10 % más rico en el tercer trimestre fue de 2.456,4%, en base a los números de la Encuesta Permanente de Hogares.

Con estos datos de la realidad es evidente que cuando el gobierno insiste  en su discurso de pobreza cero no está haciendo otra cosa que recitar una frase tan vacía de contenido que ya nadie le cree y mucho menos cuando su proyecto político y económico está direccionado para favorecer a los sectores de mayor concentración económica del país, dejando a los más necesitados en la indigencia y el abandono total por su condición social.

Siguiendo con algunas estadísticas a las cuales no soy muy afecto, digamos que el sector más favorecidos en el último año del gobierno del Ingeniero Macri han sido los bancos; estos, se especula, aumentaron sus ganancias algo así como el 80% con respecto al año anterior producido por las brutales devaluaciones que sigue realizando este gobierno. Por estos datos de la realidad  que no dejan margen de error, el gobierno actual se encuentra en una franca acción de incautación de los activos y o derechos adquiridos de la gente de a pie con el único objetivo de transferir recursos del pueblo trabajador a las arcas del Estado Nacional, con la única finalidad de mostrar a cualquier precio que su gestión ha sido exitosa (solo en los números) escondiendo debajo de la mesa a los verdaderos damnificados de este  brutal costo que tiene el ajuste macrista desde el inicio de su mandato: ¡los trabajadores argentinos!.  
  
Jubilados, desocupados, trabajadores, maestros, médicos y sectores informales de la economía nacional todos ellos son objeto pasible de incautación de sus bienes materiales o económicos por parte de un gobierno insensible que eligió tener empresas y sectores de élite rentables al costo de tener un pueblo pobre. 
Solo se me ocurre para terminar con esta verdadera desidia del gobierno actual una frase de un gran luchador por los derechos humanos decía:
“Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; sólo basta decir lo que se piensa” Martin Luther King

VICENTE SCORDAMAGLIA


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