lunes, 25 de noviembre de 2013

ESTABAN EVALUANDO LA LEY DE ACEFALÍA

ESTABAN EVALUANDO LA LEY DE ACEFALÍA
 CUANDO OCURRIÓ LO INESPERADO

Las especulaciones que se hicieron dentro y fuera del gobierno nacional ante la posibilidad  que la Presidenta no pudiera asumir en plenitud los dos años que faltan hasta el final de su mandato constitucional, quedaron sepultadas con su aparición pública sorprendiendo a todos, (propios y extraños) fue entonces cuando los acontecimientos tomaron un rumbo inesperado para la totalidad de la dirigencia nacional; dirigentes de ambos segmentos del escenario político argentino (oficialistas y opositores) habían comenzado a evaluar la posibilidad de aplicar la ley 20972, ley de Acefalía.  Pero ¿porque se evaluaba esta ley con tanta intensidad cuando existía todavía la sucesión presidencial en manos del vicepresidente?. Es que en este caso la línea sucesoria presidencial era tanta o más preocupante que la salud de la misma Cristina Fernández ya que la cartera principal de la presidencia de la nación, caería en manos de Amado Boudou quien está procesado en varias causas de corrupción y goza de la peor imagen dentro y fuera del gobierno nacional. 

45 días sin presidenta desnudó a un gobierno que solo se mantenía a flote con un relato producido por Cristina que argumentaba a favor de un “modelo”, falas en su contenido e ineficiente en su ejecución. No obstante a ello, debemos adjudicarle al oficialismo un significativo grado de imaginación para resolver problemas que ellos mismos generan con suficiente irresponsabilidad. En este sentido, el gobierno argentino no tomó en este impase (enfermedad de Cristina) ninguna decisión trascendental para el país desde que la presidenta se encuentra ausente por enfermedad; si lo han hecho otros poderes o sectores como la justicia que saco el fallo de la ley de medios o la iglesia que disparó en la sociedad argentina acerca del peligro que significa el flagelo de la droga en nuestro país; salvo estos dos temas que de por si son de suma trascendencia para los argentinos, la nación toda aguardó  con suma expectativa la presencia de la presidenta para saber con inquietud si finalmente se tomarán las medidas indispensables para emprender con orden institucional el desafío de la transición hasta el próximo mandato presidencial.

Su reintegro a las funciones institucionales, estuvo rodeado todo el tiempo por un hermético secreto de estado;  en este sentido, se destacaron dos líneas muy claras que definen la cultura Kirchnerista: la primera tiene que ver con el montaje de una producción casi cinematográfica; se la ve a una Cristina relajada, alegre y desenfadada con relación a la gravedad de sus dolencias, minimizando casi hasta la exageración, cualquier atisbo de perturbación con lo que hace a la continuidad de su mandato.
En segundo lugar, un rotundo esfuerzo por oxigenar a su gobierno produciendo una serie de cambios en su gabinete y equipo de trabajo, con la clara intención de cerrar las grietas por donde se ha comenzado a filtrar el ultimo porcentaje de poder disponible (perdido en las últimas elecciones) necesario para la transición y la continuidad institucional de nuestro país.

En un orden de necesidad, se desplegaron dos líneas de trabajo fundamentales; esto es, la política por un lado y la economía por otro que tienen que converger en un mismo objetivo.
En la política se privilegió a un hombre (Jorge Capitanich) del interior con excelente relación con los gobernadores y buen dialogo con los empresarios, pero que además tiene experiencia en el cargo como jefe de ministros con el valor agregado de tener perfil político propio. En este sentido se intentará suplantar la instalación de la agenda diaria presidencial hasta ayer en manos de Cristina con sus acostumbrados monólogos de su relato y argumentaciones en favor de su “modelo”.       

Finalmente en economía, se decidió ocupar la cartera económica (Axel Kicillof) no con un equipo descentralizado por cinco funcionarios sin decisión de gestión y compitiendo entre sí como lo fue el caso de Moreno, Kicillof, Lorenzino, Echegaray y Marco del Pont, sino con un funcionario estrella de Cristina centralizando todas las decisiones y subordinando al resto de los organismos que operaban en disparatado tandeen.   

Este nuevo esquema para el Kirchnerismo, le permite a la presidenta replegarse hasta el límite de lo tolerable por ella misma (tal fue el caso del día en que tomo juramento a los funcionarios) con el claro objetivo de tener la mínima exposición pública tal es la recomendación médica y mediática ya que con la ausencia forzada le permitió subir su imagen positiva unos puntitos más. 

Ahora bien, ¿Cuáles son las perspectivas de éxito de este esquema de trabajo?
Este plan se propone por lo menos tres objetivos centrales a saber: el primero desde la jefatura de gabinete, descomprimir la política generando ámbitos de discusión sobre la previsibilidad institucional y un estado de gobernabilidad que permita llegar al 2015 sin sobresaltos. En este sentido deberá conceder a los gobernadores provinciales por lo menos los fondos indispensables para que sus provincias no tengan sobresaltos y como consecuencia de ello, no acudan a otro espacio de poder en formación.

El segundo desde el ministerio de economía, evitar por todos los mecanismos técnicos la fuga de divisas que amenaza con demoler en el mediano plazo aquella virtud de Néstor Kirchner de cuidar las reservas económicas a ultranza; todavía recuerdo su comentario al respecto (seré desprolijo para vestirme pero soy prolijo para administrar los fondos del pueblo).

Y el tercero, coqui ¿será el delfín de Cristina?. Por lo pronto no les queda mucho margen, por ello creo que intentarán instalarlo desde la jefatura de gobierno con altas cuotas de poder, algo así como un primer ministro; ¿resultara el experimento?   

No soy economista pero presumo que dos frentes de tormenta se pliegan peligrosamente a la fuga de divisas, el alto índice de inflación y el deterioro del salario de los trabajadores que comienzan a impacientarse porque ven con impotencia como se les licua su salario hasta que se actualice en las próximas paritarias.  

Más allá de estos hechos puntuales, se desprenden un sin fin de problemas irresueltos por la necedad de este gobierno tales como la inseguridad, los carteles de la droga que actúan con total impunidad, la falta de inversión en energía, la corrupción instalada en los estamentos del poder y mientras todo esto sucede en nuestro derredor algunos viejos dirigentes juguetean con su prédica falas presumiendo ser revolucionarios (cuando la realidad indica que son lo contrario) atacados por el síndrome del infantilismo senil engañando una vez más con su maldita diatriba a miles de jóvenes que creen y luchan por un cambio verdadero. 

El maquillaje oficial se parece tanto más a si mismo que a una corrección a su gestión producto de haber perdido en las recientes elecciones algo más 1.000.000 de votos. ¿Cuál es la expresión que define claramente lo que intenta hacer el gobierno? A ya me acordé ¡¡¡gatopardismo!!! Si queremos que todo siga igual es necesario que todo cambie.

Vicente Scordamaglia