jueves, 12 de octubre de 2017

ELECCIONES A LA CARTA; SABOREANDO EL FUTURO

Artículo de Opinión
ELECCIONES A LA CARTA; SABOREANDO EL FUTURO
Por: Vicente Scordamaglia

Nada original ofrece el segundo tramo de la campaña política que cierra el ciclo de las elecciones intermedias legislativas. Las perspectivas que manejan los principales espacios políticos son realmente escasas, a lo sumo sus dirigentes están atentos para ver si un traspié del contrincante los favorece para llevar agua a su propio molino y mejorar su performance. Como se vio en las PASO y ahora con mucho más énfasis en la elección definitoria, no solo son los mismos candidatos  que encabezan la campaña, sino que además lo hacen los principales referentes de las coaliciones que intentan garantizar un buen resultado, ya que de no ser así equivale a poner en riesgo el proyecto presidencial de 2019; y este imperativo vale tanto para el gobierno como para la oposición.
A decir verdad, quienes están a full con la campaña son los medios de comunicación que a la hora de ventilar las miserias de los candidatos de la oposición están desplegando todo su arsenal de información sucia proveniente de la cloaca de la Nación (servicios de inteligencia de por medio) con el propósito de esmerilar las chances de la oposición y blindar (por ahora) al gobierno, pasando por alto todos los infortunios que dejó su pobre gestión inicial a partir de los intereses que representan los cuestionados ministros de la Nación, a menos, se me ocurre, que los corruptos de este gobierno lo estén guardando  bajo siete llaves para futuras extorciones. Claro, los medios de comunicación de algo tienen que vivir y operan en consecuencia para lograr el mayor beneficio económico a través de las pautas oficiales y otros negocillos adicionales del cual el binomio Carrió-Lanata no dicen “ni mu”; esto es así, todavía los muchachos siguen investigando al gobierno pasado, no vaya a ser cosa que todavía les dé un buen susto y tengan que recalcular. Pero todo esto tiene un límite y es el que pone la gente cuando el nuevo relato llegue a su fin. Esto es, dicho en buen criollo, cuando el hartazgo comience a erosionar las bases de credibilidad del Macrismo en el poder y sus mentores; en todo caso, será cuando los sectores del capitalismo prebendario nacional (que viven de la teta del Estado) dejen de recibir los beneficios que subsidia a las élites de Argentina en vez de que ello le llegue a los sectores que más lo necesitan.
Ahora bien, si sumamos el tiempo en que tardó la democracia en construir una alternativa de poder al gobierno anterior con su autoalternancia (12 años de Kirchnerismo) tranquilamente podríamos estimar que el sistema democrático necesitará al menos ocho (8) años para reconsiderar alguna opción que permita construir una nueva alternativa que ocupe el poder político, sobre todo pensando en que las distintas variantes de Peronismo se encuentran en proceso  de renovación para garantizar el desarrollo del sistema democrático que todos los argentinos queremos fortalecer. Claro está que todo este apronte se dará en tanto el oficialismo no pretenda acelerar los tiempos forzando reformas que quizás necesiten de mucho más consenso del que tienen en la actualidad; así, las reformas que maneja el gobierno, orillaría un “modelo neoliberal” que pretende instaurar desplazando del centro de la agenda de gobierno las necesidades de los trabajadores y las clases medias argentinas y remplazarla por las condiciones que imponen las minorías financieras de La Nación; para ello el gobierno necesita avanzar sobre la reforma política y judicial, una transformación previsional y un cambio profundo en el campo laboral, estos cuatro elementos serían el andamiaje que busca el gobierno para sentar las bases de un “nuevo ordenamiento” institucional para construir (así dicen) una república fuerte, próspera y equitativa,  pero sin la participación de los trabajadores en las decisiones estratégicas de la Nación. Esto se puede leer más claro diciendo que unos pocos sectores afines al gobierno están sentados a la mesa y al nuevo reparto nacional.
Gabriel García Márquez solía decir que “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”; en este sentido el pueblo argentino recuerda perfectamente lo que vivió y tiene perfecto registro de lo sucedido cada vez que gobiernos de distinto pelaje intentaron avasallar las conquistas de los trabajadores y sus derechos.