lunes, 1 de marzo de 2010

Una Creencia Nefasta


“Levantar el papel donde escribimos y revisar mejor debajo.
Levantar cada palabra que encontramos y examinar mejor debajo.
Levantar cada hombre y observar mejor debajo...
Y si miramos bien siempre hallaremos otra huella.
No servirá para poner el pie ni para aposentar el pensamiento,
pero ella nos probará que alguien mas ha pasado por aquí”.

ROBERTO JUARROZ
Poesía Vertical


UNA CREENCIA NEFASTA QUE IMPIDE CRECER


Los argentinos poseemos una autoestima que nos distingue en todo el mundo y que en algunos casos extremos se exterioriza rayana en la soberbia.
Somos fundadores de todo lo cotidiano sin miramientos de pasado, presente y futuro.
Herederos del pensamiento de aquel boxeador Ringo Bonavena que pensaba que “la experiencia es un peine que te regalan cuando vos estás pelado”; los argentinos olvidamos la idea de que todo ser humano crea sobre lo ya creado, desconociendo así, el conocimiento que aportan otros hombres y mujeres producto de su experiencia personal.
Estamos convencidos de que nuestra intervención en las cosas de la vida o en el ámbito político, es obra y gracia de nuestra originalidad por el cual hemos sido divinamente elegidos a la hora de aportar respuestas a los problemas presentes, sin aceptar que nuestra “sabiduría” se nutre mediante distintas formas de aprendizaje, conocimientos e instrumentos que son transferidos sistemáticamente a lo largo de la historia por otros que transitaron el mismo camino antes que nosotros.
Esta certeza de creernos únicos en el mundo y en la historia, es hija de la soberbia y a su vez, heredera de las grandes frustraciones (esto es potencia e impotencia) ya que nos pasamos todo el tiempo como los perros dando vueltas sobre sí mismos mordiéndose la cola por no reconocerla como parte de su cuerpo.
Algunos autores reconocen el concepto de experiencia relacionado con el conocimiento procedimental es decir el cómo hacer algo, en lugar del conocimiento factual (qué son las cosas). En cambio la filosofía trata el conocimiento basado en la experiencia como "conocimiento empírico" o "un conocimiento a posteriori".
De aquí se desprende que si un sujeto se pasa la vida rechazando de plano lo que han hecho otros actores, adquiriendo conocimientos mediante su esfuerzo personal, estaremos desechando una de las tantas formas de aprendizaje que poseen los hombres y los pueblos en el trayecto de la construcción social de la nación.
Quizás, si el popular Ringo hubiera asimilado la experiencia del no menos popular Nicolino Loche, habría aprendido a esquivar los golpes de sus contrincantes y se hubiera ahorrado unos cuantos dolores de cabeza en su carrera deportiva.
Estas reflexiones no pasarían de ser una anécdota más en el conglomerado y diverso mundo de los humanos si no fuera que también en ese mundo habita la clase dirigencial de nuestra nación, que ante la dimensión de los problemas y desafíos que enfrentamos los argentinos en estos tiempos tan convulsionados, la certeza de creerse únicos, resulta nefasta a la hora de encontrar las respuestas adecuadas para conducir los destinos de los argentinos.
Las ideas son en definitiva instrumentales de las creencias y si creemos que ellas son las únicas capaces de salvar al mundo, pues entonces habremos caído en la soberbia de pensar que fuera de nuestro sistema de ideas nada existe.
Los residuos ideológicos del mundo bipolar imperante en el siglo pasado, son en la actualidad barreras que nos impiden avanzar sin prejuicios hacia soluciones que mejoren la calidad de vida de nuestro pueblo.
Aprovechar la experiencia exitosa de otras personas con ideas diferentes a las nuestras, no es traicionar nuestros principios ideológicos sino más bien, es reconocer que alguien ha pasado por aquí antes y que su paso ha dejado una huella; “No servirá para poner el pie ni para aposentar el pensamiento, sino para probarnos que alguien mas ha pasado por aquí”.



VICENTE SCORDAMAGLIA