domingo, 17 de octubre de 2010

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE LA IDEOLOGÍA DE QUIEN GANARÁ LAS PRÓXIMAS ELECCIONES?

Se ha instalado en la opinión pública una “falsa problemática” que mientras se proyecta hacia el próximo período electoral, se generaliza día tras día; y es la supuesta “incertidumbre” que subyace en el pueblo argentino acerca de quién será el candidato que ganará las próximas elecciones presidenciales.
El debate centrado solamente en la continuidad de los Kirchner o quienes puedan reemplazarlos en el ejercicio del poder, es a mi modo de ver, un sofisma preelectoral destinado a mostrar que la oposición, no está en condiciones de gobernar.

Debería saberse ya, que todos los “logros” producidos por un gobierno democrático, pasan a ser un valor adquirido del conjunto de la población, que no agradece, sino que, exige constantemente que se realicen sus demandas, no constituyéndose por ello en un apoyo incondicional que se le “debe” al gobierno de turno para que acceda a un próximo mandato presidencial.

En el supuesto de que la estabilidad económica sea la correcta, que el crecimiento supere los límites esperados, que la desocupación haya bajado a índices razonables, que las reservas garanticen la tranquilidad en el mercado cambiario y la inflación sea una patraña de los empresarios para subir precios injustificadamente; ¡ah! y lo más importante, que los sueldos alcancen para que la gente pueda “arrogarse una vida decorosa” despreocupada de la inflación, debemos decir que todo esto y aún más es lo que el pueblo espera de cualquier gobierno constitucional sea este de derecha o de izquierda ya que ninguna de estas razones evidenciarían que los esposos Kirchner se encaminen a un tercer mandato en el poder.

Como vemos es indudable que si se quiere montar un escenario preelectoral favorable para que el gobierno de turno aparezca como el más dotado para el ejercicio del poder, sólo alcanza con exponer todas las variables trastocadas hasta la fecha para mostrarle a la opinión pública la conveniencia de su continuidad; sin embargo y por mucho que tergiversen los números y mientan al respecto, la ciudadanía ha comenzado a barajar otras variables que el gobierno parece no reconocer.

Siguiendo en el terreno de las hipótesis, si todo está tan bien como se quiere mostrar ¿cuál es la razón por la cual no se resuelve la problemática de la inseguridad y la criminalidad que viene devastando la moral de los argentinos sin distinción de clases sociales?. Existe más de una razón, en este caso me ocuparé de una sola de ellas:
El gobierno de los Kirchner, no desea entrar en colisión con ninguno de los sectores más activos de la sociedad (movimiento de piqueteros de izquierda y organismos de derechos humanos) que mantienen cautivas las calles argentinas ya que éstos cumplen un doble rol en el esquema Kirchnerista, por un lado “controlan” los espacios públicos a discreción para que otros sectores sociales no se expresen y por otro, mantienen “amedrentados” a empresarios, gobernadores e intendentes por igual para que no saquen los pies del plato (excluyo de esta caracterización a organizaciones sociales que luchan legítimamente por los que menos tienen)
A cambio de ello, el gobierno entrega los planes sociales que estos grupos controlan con plenitud de derechos y sin obligación de rendición de inventario, para emplearlos activamente en movilizaciones, aprietes y otras actividades que les son funcionales al gobierno de los Kirchner.
Un discurso seudo revolucionario completa el argumento que hace falta para que aparezca en nombre de un “modelo” político el maquillaje necesario para disfrazar planes y alquimias que sólo sirven para mantenerse ilimitadamente en el poder.

Asimismo, los activistas piqueteros que son funcionales a los Kirchner, descreen que la solución del problema de la inseguridad, radique en el avance de la justicia y la modernización de las fuerzas de seguridad, en la creencia de que finalmente, ambos sectores arremetan contra ellos mismos y las prácticas que emplean.
Digámoslo de una buena vez y sin vueltas, los luchadores sociales no son delincuentes, luchan (mientras lo hagan en el marco de ley) para que el sistema los incluya y para mejorar legítimamente la condición de vida de los que menos tienen, a ellos si les cabe la consagración de los derechos humanos, en cambio, a quienes salen a delinquir por elección propia y no por necesidad, los que le pegan un tiro a mujeres desarmadas, o golpean brutalmente a personas mayores indefensas y matan sin piedad a nuestros jóvenes, (y me pregunto ¿estos son revolucionarios?) a éstos, sólo les cabe todo el peso de la ley y nuestro repudio unánime.

Es claro ver entonces que si los Kirchner reprimieran a los sectores que hicieron de la manifestación callejera su metodología más eficaz de los últimos tiempos, estarían renunciando al apoyo de éstos y a mostrar el retrato desgastado de un gobierno “revolucionario” imagen que desean proyectar a toda la sociedad y en especial a los países que les sirven de techo político y le brindan su apoyo incondicional sin el cual terminaría siendo un gobierno híbrido, como lo que verdaderamente es.

Finalmente quiero manifestar con énfasis, que Brasil, Chile y Uruguay son gobiernos inmensamente más “revolucionarios” que el nuestro, (en su contenido y en sus realizaciones) estos países hacen las cosas sin necesidad de recitar insistentemente sus ideologías ni caracterizar demoníacamente a quienes piensan distinto.
El gobierno de los Kirchner debería saber también que la mayoría de los argentinos decidieron dejar de pelearse con fantasmas de un pasado tenebroso que sólo debe estar en los anales de la historia argentina.

Someter a los argentinos a una confrontación ideológica permanente (entre derechas e izquierdas) es hoy en día tan anacrónico, como discutir si nuestra sociedad debe ser libre o laica; nuestra sociedad superó con éxito ambas disyuntivas y no sin pagar caro esas manifestaciones de intolerancia, hoy, los argentinos, quieren avanzar hacia una sociedad unida y con objetivos comunes, tolerante, diversa, próspera y justa para no regresar, ya nunca más, a un pasado de fragmentaciones idiotas que sigan retrasando la digna tarea de nuestro pueblo por trabajar activamente en la construcción social de nuestra Nación.

Quizás ayude un poco saber lo que pensaba José Ortega y Gasset en 1930 cuando publicó por primera vez La Rebelión De Las Masas:

“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil”


Vicente Scordamaglia