martes, 27 de octubre de 2015

UN NUEVO TIEMPO EN LA POLITICA ARGENTINA

UN NUEVO TIEMPO EN LA POLÍTICA ARGENTINA

Es curioso el fenómeno tan peculiar que ocurre en nuestro país, que deja contento a todos los participantes sean estos, ganadores o perdedores: cada vez que hay elecciones de cualquier tipo, terminan festejando todos. (Será como dice la letra de una canción?: “La alegría no es solo Brasilera”)

El inédito escenario de balotaje, auspicia grandes concesos en el entramado nacional que requiere (y es lo que así exige argentina) como punto de partida una gran unidad nacional de todos los sectores y fuerzas políticas que lleve a nuestro país a un destino diferente del que venía exhibiéndose en el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner. 
   
En este nuevo escenario, después de que nadie tuvo la superioridad establecida por la ley electoral y quedando (ahora sí) solo dos candidatos para definir cuál de ellos será el próximo presidente de los argentinos (Scioli y Macri) las fuerzas políticas comienzan a re-alinearse en función de sus intereses de grupo o facción, independientemente de lo que después decida la gente a la hora de votar por uno o por otro candidato. Esta maniobra dirigencial en función de futuros acuerdos que se realicen de cara a la definición de las elecciones, puede no satisfacer al votante independiente cada vez más numeroso, lo cual como dato de la realidad vemos como ese voto se desplaza de un lado a otro del arco electoral a la hora de elegir candidato terminando con el histórico clientelismo político dejando definitivamente atrás al voto cautivo.
Se abre entonces para argentina, un nuevo balance de poder, en donde los nuevos agrupamientos como lo son el Massismo y otros, (tercera fuerza en la reciente disputa por el poder) pueden desarrollarse y cumplir un rol fundamental a la hora de la toma de decisiones en la construcción de consensos que el poder político del nuevo presidente requiere; apoyo fundamental para desmontar el viejo poder que acaba de terminar su ciclo histórico si es que no se quiere que este siga operando decididamente para obstruir o condicionar a lo nuevo que comienza a emerger con fuerza de legitimidad popular y que culminará por hacerse visible, el próximo 22 de noviembre fecha definitiva en que será consagrado el nuevo presidente de los argentinos.
Terminada ya la primera vuelta en donde el oficialismo más duro coloco a sus hombres en los diferentes lugares de privilegio, cabe preguntarse con legitimidad, Cristina ¿quiere que gane Scioli?
La importancia que tiene el congreso nacional es de vital importancia para el oficialismo ya que en ese recinto se darán las futuras batallas y es el lugar donde el Kirchnerismo pretende resistir y dar batalla a las leyes que consideren vaya en contra del “modelo” actual de gobierno. 

Los acuerdos pos electorales serán sin duda lo más importante que deje el actual proceso electoral. Esto es así ya que como todos los argentinos suponen (o en el mejor de los casos esperan) con el próximo gobierno sea el candidato que gane las elecciones presidenciales, terminará definitivamente con el personalismo político que hegemonizó gran parte de la historia democrática de nuestro país. Si esto es así, sin duda, será un avance definitivo hacia una mejor calidad institucional que redundará en una herramienta fundamental para elegir mejores y más probos dirigentes en nuestro país.
Como se viene manifestando y con razón, la demanda de la gente sobre este final de ciclo, no solo es el final de un gobierno para que lo suceda otro en su lugar, sino y fundamentalmente, será el final de gobiernos con sesgos autoritarios que impulsaron fuertes personalismos omnipresentes en gran parte de nuestra corta vida democrática.
A partir de aquí y por sus características personales, ninguno de los dos candidatos podrá por si solo mantener por mucho tiempo una masa crítica propia que le sea favorable a su gobierno si este (quien gobierne) no es capaz de lograr grandes consensos con otras fuerzas políticas existentes. Los votos cautivos que hasta ahora dominaron la escena política nacional (como decíamos anteriormente) y que capitalizaron los dos partidos históricos como lo fue el Radicalismo primero y el Peronismo después, serán reemplazados en la medida que se afiance la democracia representativa en nuestro país, por importantes segmentos de electores que orientarán su voto de acuerdo a los intereses que su dirigencia deberá interpretar y representar.
Esta nueva posibilidad que se avizora en el horizonte político nacional será la herramienta indispensable para que argentina pase de la etapa gregaria con liderazgos autoritarios y hegemónicos a liderazgos más democráticos en donde se privilegie el consenso, la propuesta, los proyectos y la gestión gubernamental.  
Siempre se creyó ( y debe de haber sido así) que si no teníamos un liderazgo fuerte en el poder no se podía gobernar a una argentina díscola y rebelde en un proceso democrático creciente; los últimos cien (100) años de la historia, argentina alterno su vida política entre gobiernos seudo democráticos condicionados por factores de poder o golpes de estado alentados por los mismos grupos de poder que apoyados por intereses internacionales realizaron su negocio sin importar costos, recursos y daños estratégicos que le produjeron a los intereses de nuestro país e impidieron el ingreso de nuevas generaciones de dirigentes a la vida democrática de nuestro país frenando la construcción de un estado de bienestar que mejore la calidad de vida de nuestra población.    

Es posible entonces, si el pueblo así lo decide, que los próximos periodos presidenciales, argentina comience a transitar el camino de la construcción de una democracia representativa más estable como tienen la mayoría de los países desarrollados del mundo.    
Por supuesto que esto no es todo, la calidad institucional deberá ser acompañada por una generación de dirigentes que crea fervientemente que esto es posible, convirtiéndose así, en una nueva generación de dirigentes no solo con vocación de servicio, sino también con valores morales y republicanos que trabajen por una argentina mejor para todos.       


VICENTE SCORDAMAGLIA