lunes, 24 de julio de 2023

 Artículo de opinión

La zona de la muerte

Por: Vicente Scordamaglia

 

Si hubiera que elegir una misión para perjudicar a un candidato, en donde la política se juega a todo o nada y más, diría,  la carrera política de este, es la que le tocó a Sergio Massa. Asumir el doble desafío de encauzar la economía (previa negociación con el FMI)  de nuestro país en crisis y ser el precandidato a presidente de la Unión por la Patria (UP) implica sacar en las PASO, los votos suficientes que le den la base indispensable para aspirar a ganar en primera vuelta en las próximas elecciones antes que se junten todos los opositores cada uno con los matices que agitan en la campaña más controvertida que se ha visto en nuestra joven democracia.

Esta muestra de coraje que hay que tener para manejarse en la que yo llamaría: ¡la zona de la muerte! lo tiene a Sergio Massa como protagonista principal en un país que no para de deglutirse a sus figuras políticas más destacadas y que no alcanzan a hacer pie en la expectativa de la gente.

Esta ecuación (entre candidato y ministro de economía) que el candidato oficialista conoce lo “suficientemente bien” sabe de los riesgos que debe enfrentar con carácter prioritario, esto es: sacar a la Argentina de las puertas del infierno hecho que le valdría, de ser así, quedarse con el premio mayor de gobernar la Argentina por los próximos cuatro años; digamos entonces que la contraria puede ser que Massa no logre el objetivo principal de bajar la inflación hecho por otro lado necesario para consolidar los acuerdos con el FMI y a partir de allí podría obtener el apoyo necesario para gobernar nuestro país que no consigue la estabilización necesaria para avanzar en un programa de gobierno que se sustente en el corto y mediano plazo.  

Frente a este despliegue de audacia que muestra el oficialismo en pos de la unidad, la oposición también juega todas sus fichas a ganar la interna entre los distintos sectores que lo componen y apuestan a quedarse también con el premio mayor de acceder a la candidatura presidencial. Sin embargo estos en vez de buscar la unidad eligieron la confrontación lo cual está visto que en donde no hay unidad los gobiernos locales son derrotados.

La virulencia instalada en la campaña entre los opositores al gobierno nacional muestra una vez más que no existen amigos confiables cuando se lucha por el poder; las zancadillas entre los opositores dan cuenta de ello que no paran de agredirse sin demasiadas sutilezas a la hora de rapiñar en medio de algún episodio desfavorable para sacar un puntito de más ventaja.  

Una vez definida las candidaturas en las PASO el oficialismo avanza (desprolijo como suele ser su identidad y gran parte de su movimiento nacional) sin prisa pero sin pausa hacia su objetivo principal que no es otro que mantener el poder por los próximos cuatro años. Una vez más el Peronismo deberá lidiar entre la polarización del escenario político y sus propias contradicciones que le provoca las distintas corrientes que la componen, sin embargo lo que tiene enfrente lo obliga a concentrar todo su esfuerzo en una unidad que aunque sea endeble por lo menos le será útil  para enfrentar a esta derecha radicalizada que no se detiene ante nada tirando en el camino si fuera necesario, su honra a los perros.. Mientras todo esto acontece y más: un rumor se impone en el acontecer cotidiano  la frase que inmortalizara Bill Clinton: “es la economía estúpido”.