jueves, 21 de julio de 2011

QUE EL ÁRBOL NOS DEJE VER EL BOSQUE

QUE EL ÁRBOL NOS DEJE VER EL BOSQUE

Hay años que rompen la continuidad histórica. La prolongan y la proyectan, pero permanecen como años clave en los acontecimientos que parecen confabularse para significar, en el presente, pasado y porvenir.
CARLOS FUENTES

El ruido electoral mezclado con las heridas provocadas por la confección de las listas para las próximas elecciones nacionales, amenaza por convertir el escenario electoral, en una caja de sorpresas con distintas variantes, hasta llegar a la tan mentada elección abierta de candidatos del 14 de agosto próximo. Así, la nacionalización de las elecciones locales se va transformando de a poco y sin pausa en un muestreo constante de posibilidades entre oficialismo y oposición con un correlato difícil de predecir dejando para otra oportunidad las legítimas demandas de las distintas provincias.

En un artículo reciente publicado en este mismo blog decía que: “cuando a los pueblos le cierran todos los canales de la libre expresión, suelen recurrir a la originalidad para desarticular todas las maniobras destinadas a montar las mentiras expresadas por sus detractores”. Es en este contexto que habría que analizar el voto reciente de los porteños y la posibilidad de que se den los mismos guarismos en Santa Fe y Córdoba eligiendo  las distintas alternativas para desarmar el supuesto que invoca (instalado a fuerza de saturar a la opinión publica por medio de la publicidad) la invencibilidad de Cristina Fernández de Kirchner.  

Y esto sucede necesariamente así, porque los argumentos que da cotidianamente el oficialismo para justificar su acción de gobierno, son falaces desde todo punto de vista; desde el discurso ideológico, el relato histórico del movimiento nacional y su lucha, hasta las manifestaciones conceptuales vertidas por su dirigencia que se escabulle solapadamente por los márgenes doctrinarios del ideario del Gral. Perón y la lucha que emprendiera junto a los trabajadores desde hace ya más de 60 años. 

Esta falsa realidad histórica narrada por el kirchnerismo y sus seguidores, hace necesaria una acción correctiva a tales desviaciones del pensamiento nacional por cuanto su relato, no sólo no se ajusta a la verdad del conjunto de los argentinos y su historia, sino que solo refleja la realidad parcial de un sector minoritario que se atribuye el consentimiento de las mayorías y que debo confesar con absoluta claridad, en lo personal, no me siento representado.

El gigantesco aparato de publicidad y de divulgación ideológica, montado por parte del actual estado argentino, corroe el libre pensamiento crítico de su sociedad, que se ve avasallada por la propaganda oficial ocupando todos los espacios públicos posibles de propaganda y difusión, con el objetivo de mostrar la ausencia de alternativas políticas a su gobierno y la falta de propuestas válidas de todo el arco opositor.

De tanto batallar en contra de los medios de comunicación, el gobierno logró  controlar a discreción gran parte de su difusión masiva (se apropiaron e hicieron de ello su herramienta fundamental) pretendiendo “torcer” así la voluntad de los disidentes;  desconociendo una vez más las leyes de las ciencias de la comunicación social que a través de la brillante formulación de Mc Luhan (“el medio es el mensaje”) nos dice que: en el medio social de los argentinos, se está revelando un nuevo mensaje y éste, está recorriendo sin pausa el camino de su exposición definitiva (que claman por su libertad de pensamiento sin ser etiquetados) hecho éste inadvertido por el gobierno convencido de que su relato es la única expresión de la verdad.

Las recientes declaraciones de algunos “ilustrados” adherentes al gobierno, revela un alarmante rasgo de intolerancia con respecto a la voluntad de las mayorías en nuestro país. La creencia de que lo único verdadero y “revolucionario” son las ideas, intereses,  o acciones que ellos profesan, son una lógica inmadura y maniquea de la historia; por el contrario, fue el propio Perón quien clausuró definitivamente la etapa de enfrentamientos  entre hermanos convocando a todos los argentinos (el 1º de Mayo de  1974) a la elaboración de un proyecto nacional incluyendo aún a los que no pensaban igual que él.

Finalmente, mientras espero los resultados de las próximas elecciones (y me reconcilio con Borges leyéndolo por primera vez) con la serenidad que me da el haber participado (desde 1984) en todas las instancias del proceso político histórico de nuestro pueblo, que culminó con el advenimiento de la democracia, una última reflexión me sugiere que lo que decida el pueblo en octubre, deberá ser para todos los habitantes de este país, el plan estratégico que resguarde definitivamente los intereses de todos los argentinos por igual.

JORGE LUIS BORGES
 “El tiempo no rehace lo que perdemos; la eternidad
lo guarda para la gloria y también para el fuego”

VICENTE SCORDAMAGLIA