viernes, 8 de mayo de 2009

EN BUSCA DE LA POLITICA

EN BUSCA DE LA POLÍTICA


Desde hacía unos cuantos días Juan se venía sintiendo mal de la cabeza. Sus dolores se agudizaban en el preciso momento en que pensaba: ¿a quién voy a votar el 28 de junio?. Su carácter había cambiado y se crispaba con suma facilidad desde aquel día en que el gobierno de los Kirchner adelantó las elecciones nacionales.
Se dijo a sí mismo, -esto así no puede seguir, tengo que tomar una decisión, voy a visitar a un psicólogo.
Un jueves templado de otoño, Juan salió de su casa con la alegría de un sujeto que se encaminaba a resolver todos sus problemas existenciales; tomó asiento en la sala de espera del consultorio y esperó pacientemente como le corresponde a un buen “enfermo”. Finalmente le llegó el turno, se sentó y mientras el Licenciado lo escudriñaba a través de sus lentes le mandó un primer disparador; -¿Qué lo trae por aquí amigo?.
El hombre sorprendido se tomó su tiempo y luego de un par de minutos se largó diciendo:
-Verá Doctor (todos le dicen Doctor al Licenciado) cada vez que intento pensar a quién voy a votar el 28 de junio mi cabeza parece estallar del dolor. No es para menos, pensó el ¡doc….! perdón el Licenciado.
-Y por qué cree que le pasa esto- (ellos nunca saben por eso le preguntan al paciente) repicó el psicólogo.
- Es que no se dónde están ubicados los políticos, estoy demasiado desorientado.
- Bueno, esto no debería ser un problema, tómese su tiempo y verá que ya va a encontrar la respuesta- pero en eso el licenciado puso cara de desconcierto y preguntó
-¿Por qué dice que no sabe dónde están los políticos?
-Mire, desde hace días que intento descifrar quién es quién, los Peronistas están por todas partes y no se quién de ellos representa verdaderamente los postulados de Perón y Evita, otro tanto sucede con los Radicales que están como en tres alianzas distintas ¡si los vieran Yrigoyen o Balbín!; hay como media docena de izquierdas diferentes y las pocas derechas que se ven, parecen revolucionarias y ajenas como si ellos no tuvieran que ver con lo que vivió nuestro pueblo los últimos cien años, con todo esto ¿cómo quiere que no me duela la cabeza?- y agregó para dejar al Lic. casi al borde del nocaut. --Los políticos quieren ser artistas, los artistas quieren ser políticos, los gobernadores Diputados y los Intendentes Concejales, hasta el mismísimo Moyano ahora quiere ser presidente y como si esto fuera poco solo me ofrecen personas o personajes y ningún proyecto a la vista, como si con eso el pueblo resolviera alguno de los tantos problemas que tiene, con todo esto ¿cómo quiere que me sienta?.
El facultativo se quedó observándolo por un largo rato sin emitir opinión, de repente sin que se cumpliera la hora de tiempo estipulado, le dijo en tono desconsolado, lo espero la semana que viene.
Luego de una semana en la cual Juan resistió como pudo, volvió a concurrir al Psicólogo con la esperanza de que el facultativo hubiera resuelto el grueso interrogante de su paciente.
La sorpresa fue mayor cuando acusando una fuerte transferencia del paciente hacia su terapeuta, le dijo sin consuelo:
-Juan, me siento impotente para resolver este problema ya que su caso se instaló de tal manera en mi persona que ya no logro, no solo descifrar este interrogante suyo, sino que ahora lo he asumido como propio.
Juan, se retiró desahuciado del consultorio y al cruzar por delante de la secretaria, ella lo observó con una mirada cómplice e hizo que inmediatamente Juan pensara.
–Ésta estuvo escuchando todo. (Las secretarias siempre lo hacen).
Con un gran cargo de conciencia llegó hasta la planta baja, allí se encontraba el portero que muy solícito le abrió la puerta de calle y su sonrisa llegó hasta el subconsciente de Juan, que a esa altura comenzaba a sentir una ansiedad persecutoria.
Mientras caminaba por la calle pensó que todo el mundo lo estaba mirando, y entonces Juan liberó su mundo interno y desató el infierno.
-Claro, el psicólogo le comentó a su familia, quien sabe si su mujer le contó a algún tachero y sabemos lo que pasa cuando se enteran de algo los tacheros ¿a cuánta gente le llegó mi relato?; lo mismo debe de haber ocurrido con la secretaria que le contó al portero y claro cuando se enteran de algo los porteros sabemos lo que pasa- Y así siguió elucubrando Juan creyendo que como un fatal virus su caso se iba contagiando de persona a persona hasta creerse él mismo como el caso cero.
Luego de deambular todo el día, llegó a la conclusión que lo mejor era apelar al suicidio para librar a toda la sociedad del terrible mal que la aquejaba.
Finalmente subió a la terraza de su casa ubicada en el quinto piso para consumar el acto al cual estaba decidido, y desde allí, en el borde de la cornisa visualizó al portero que comenzó a gritarle para que no se tire; éste llamó al 911 y en un rato nomás estaban la policía, los bomberos, defensa civil y Crónica TV. Un gentío se juntó en los alrededores para que Juan no se tire, hasta que de pronto en el tumulto apareció un amigo, un tal Ricardo dirigente político de la ciudad de Chivilcoy que cansado de lidiar en las roscas pueblerinas, decidió fundar su propio partido aquí en la ciudad; se abrió paso como pudo y alegando ser su amigo logró llegar hasta la terraza; una vez allí comenzó a convencer a Juan para que deponga su decisión:
-No te das cuenta lo que pasa, vos no estás enfermo, la gente se identifica con lo que te pasa, todos piensan igual, a todos les ocurre lo mismo.
Luego de un rato bajaron juntos, y Juan entre vítores y alabanzas era subido en andas, mientras con cartulinas y marcadores la gente improvisaba una consigna para que Juan sea propuesto como diputado por el partido de su amigo.
Que loco país tenemos, Juan había decidido morir y terminó siendo diputado.



VICENTE SCORDAMAGLIA