lunes, 22 de abril de 2013

EN BUSCA DE LA REPRESENTACIÓN PERDIDA

EN BUSCA DE LA REPRESENTACIÓN PERDIDA
Una vez más los argentinos nos destacamos por nuestra originalidad del resto de las protestas que se realizan en el mundo. Fíjese que argentino, significa entre otras cosas, el sonido que produce el roce de dos metales, como en el caso de la plata, pues bien, nuestros indignados no poseerán ollas de plata, pero aunque más no sean de aluminio o teflón para el caso da lo mismo, ya que cuando son manipulados por cientos de miles de manifestantes tienen un brillo particular al igual que un sonido peculiar; este señores, es el sonido argentino de la protesta.

Una nueva movilización auto convocada por obra y gracia de las redes sociales, volvió a desfilar por las calles porteñas y ciudades del interior del país. Como tantas veces, un día después, en vez de analizar el episodio como fenómeno político muchos nabos se prestan a la tan trillada disputa de las cantidades movilizadas para ver cómo influye en el proceso político argentino.  (Cuando el filósofo señala La Luna, el tonto se fija en el dedo)
Tanto da el número cuando la conciencia de un pueblo se fortalece a través de una constante, hacer visible sus reclamos a través de expresar en la calle lo que por otros medios la clase política verticalista (oficialista) le viene mezquinando realizar. A la larga lista de reclamos ahora se le suma La Reforma Judicial, a esta nueva arbitrariedad que presupone un nuevo avasallamiento a los poderes republicanos, la sociedad respondió masivamente en las calles que no está dispuesta a tolerar que un gobierno se siga llevando por delante los derechos elementales de un pueblo para vivir en democracia.

Una masa crítica irrumpe en la vida política nacional, cada vez que pierde la confianza en sus representantes o cuando percibe que  son manipulados por ellos. Si la sociedad es una masa indistinta de “reaccionadores” inertes en espera de ser alterados de manera predeterminada por manipuladores todopoderosos a través de la publicidad y la persuasión oculta, también no es menos cierto de la tremenda capacidad que tiene el organismo humano para seleccionar, ampliar y bloquear las señales que acometen contra sus sentidos.

Con esto quiero afirmar la capacidad que tiene un pueblo para crear propuestas a partir de sus necesidades políticas, económicas, culturales, humanas y sociales, cuando sabe leer hechos y no palabras para defender su identidad (cuando esta se vea amenazada) aún bajo las condiciones más adversas. Esto sucede por lo general, cuando carece de dirigencia política genuina que la represente.

Así como las cosas de la vida no aparecen por sí solas (ni son propiciadas por algún prestidigitador) y sólo son duraderas cuando se construyen con tiempo y esfuerzo, lo mismo sucede con una representación política que construya una alternativa al actual modelo que gobierna nuestro país; los tres vienen juntos, son parte de una misma cosa, dirigentes políticos renovados, nuevas representaciones políticas y un proyecto de país son todavía la deuda que los argentinos tenemos con la nación.  

Decía en anteriores artículos que seguramente tendríamos muchas movilizaciones de este estilo, y que ninguna de ellas significaría un punto de inflexión que haga peligrar el desarrollo de los tiempos electorales, ya que en cada una de ellas el pueblo dará un paso adelante en la reconstrucción de su sistema de valores democráticos severamente dañado por años de (des) manejo arbitrario y discrecional. Sin embargo la falta de un liderazgo que aglutine a la oposición y dé curso a las demandas que se van expresando con mayor continuidad, pueden producir una mayor ruptura entre la gente y la política, retrocediendo una vez más en la conquista de los valores democráticos participativos necesarios para construir el bien común.
Por ahora el pueblo solo tiene el tiempo que es: “la esperanza de lo que está por venir” 

VICENTE SCORDAMAGLIA