Artículo de Opinión
NUEVO ARMADO PARA LA REGION:
LA MILITARIZACION
Por: Vicente Scordamaglia
¿Qué pasa cuando a los pueblos los
une el mismo padecimiento?
¿Existe un intento de militarización
de nuestra democracia?.
Inicio este abordaje desde un
interrogante observando “objetivamente” los acontecimientos que día a día se
producen en nuestra región. Los episodios de intromisión por parte del gobierno
de Donald Trump consentido por el gobierno argentino, son señales de una
política activa de dominación más que de cooperación sobre nuestro territorio nacional. Las razones son unas cuantas y varían según se
van produciendo los acontecimientos.
Un poco de historia para ver la
contracara de esta historia nos refrescará la memoria para ver con un poco más
de objetividad sobre lo que se viene.
Ni bien asumía Néstor Kirchner (25 de
Mayo de 2003) el país estaba literalmente quebrado, la economía defolteada y sin un peso de crédito internacional;
mientras esto ocurría en nuestro país, en el continente Sudamericano se venía
gestando un profundo cambio de regímenes inspirados ideológicamente por una
vieja utopía de los patriotas de nuestra independencia y en este caso renovada con
una consigna de construcción colectiva de la ambicionada Patria Grande; este
hecho, visto desde una perspectiva de un socialismo aggiornado en las ideas y asentado
territorialmente con fuertes matices nacionalistas en su ejecución.
En el vértice de este movimiento se
encontraba Fidel Castro (Cuba) como el inspirador ideológico y Chaves (Venezuela)
como el ejecutor del armado de un movimiento de países que darían una nueva
versión de la lucha de los pueblos contra el imperialismo; esta avanzada se da en
un contexto histórico de un mundo unipolar (EEUU) que se hallaba en franca decadencia. Hasta ese
entonces, se habían sumado Daniel Ortega (Nicaragua) Rafael Correa (Ecuador) Lula
Da Silva (Brasil) Evo Morales (Bolivia) Tabaré Vázquez y luego José Mujica (Uruguay)
y un poco más distante o mejor dicho un poco más independiente Michel Bachellet
(Chile) pero en el caso de Argentina ya con Néstor Kirchner, todavía observaba
desde afuera. Claro que Chile o Brasil no tenían los apremios financieros que
arrastraba a la Argentina. Un hecho curioso y a la vez trascendente se produce
cuando Hugo Chaves le ofrece a Néstor Kirchner la asistencia económica (con intereses
exorbitantes para un “aliado”) necesaria para salir de la crisis arrastrada del
2001 en la que se encontraba nuestro país, es a partir de allí donde este movimiento de países no alineados con los EEUU,
comienza a fortalecerse como bloque continental que, entre otras cosas, no hubiera
podido consolidarse sin la integración de argentina que ni bien tuvo signos de recuperación
se sumó como miembro activo para comenzar a desplegar sus ideas y su poder
territorial de naciones que rezan un mismo Dios hablan una misma lengua y
construyen una misma cultura desde su propia idiosincrasia.
A este núcleo de países se le fueron
sumando otros como Chile, Uruguay y Paraguay que desde su independencia
territorial y económica ejercieron la defensa de este movimiento garantizando plenamente
sus derechos y principios ideológicos, fortalecidos por dos tratados: el
Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
Allí se destacaban los valores culturales, la asistencia económica, el
intercambio comercial e incluso la asistencia militar si fuera necesario. Este
movimiento fue el tratado de integración de países más grande de toda la
historia de la región sudamericana desde la creación de nuestra independencia.
Por supuesto que este proceso
histórico se dio en un contexto en donde los EEUU peleaban por mantener su
hegemonía en otros territorios mucho más convulsionados y estratégicos para la
geopolítica de ese país del norte. Una vez asumido que el mundo ya no es el de
la posguerra con el ingreso de China a los mercados internacionales y la
recuperación de Rusia en todos los niveles, (mundo multipolar) EEUU intenta
contrarrestar el avance de ambos gigantes reiniciando un nuevo proceso en todo
el continente americano iniciado por el presidente Obama con el claro objetivo
de fortalecer su patio trasero e impedir que los dos gigantes (ahora renovados)
construyan nuevas reglas de juego económicas no solo para el mundo sino también
para el estratégico continente americano. Todos estos episodios se fueron dando
a espaldas de los EEUU y sus aliados históricos, Alemania, Francia e Inglaterra
fundamentalmente.
El recambio presidencial de Obama por
Trump y las urgencias del país del norte, eliminaron toda posibilidad de
mejores entendimientos por vía diplomática (recuérdese apertura diplomática de
EEUU hacia Cuba)
A partir de Trump, EEUU desconoce
todos los acuerdos anteriores y los datos de la realidad comienzan a ponerse en línea para encaminarse a una nueva militarización de los
conflictos en nuestra región; de nuevo el argumento es el mismo: la lucha
contra el narcotráfico el terrorismo internacional y la corrupción, pero lo
cierto es que en México ya costó 200.000 muertos y 35.000 desaparecidos y otro
tanto sucede en Colombia y Brasil.
Todo este despliegue encubre el
verdadero objetivo: aislar a Cuba, estrangular a Venezuela y cortarle el paso a
todos aquellos movimientos populares Incluyendo a la Argentina e incorporar a Macri
al nuevo proceso (que otra vez vuelve a ser clave como venimos señalando) junto
a Brasil con Temer y Piñera en Chile para garantizar un nuevo proceso en
nuestro continente, esta vez neoliberal con el claro objetivo de alinear a la
región sudamericana en un armado territorial bajo los intereses estratégicos de
los EEUU.
Para finalizar con este escueto
abordaje, digamos una vez más que el mundo se está reconfigurando
vertiginosamente en manos de una élite que
gobierna el mundo, este hecho global e irreversible no se dará sin conflictos
sociales, políticos y económicos, así
podemos inferir al ver cómo van cayendo gobiernos elegidos legítimamente por
el voto popular bajo pretextos grotescos que generan grandes dudas e
incertidumbre para el destino de los pueblos libres del Sur; lo cierto de todo
esto es que los cambios que se anuncian con grandes discursos no son tales y están
generando profundas desigualdades en los trabajadores de nuestra región que ven
como nuevamente son la moneda de cambio para que unos pocos (una élite)
conserven sus privilegios; si las políticas destinadas a disuadir a los pueblos
fracasaran, las reformas pretendidas se tornan inviables, la militarización de
la región ya está lista para garantizar por la fuerza si así fuera necesario.