martes, 28 de febrero de 2012

LA DEMOCRACIA RENGA

LA DEMOCRACIA RENGA

¿La Argentina termina siempre rendida a las internas del peronismo? ¿O es como decía el General? ¡Peronistas son todos!
Veamos de qué se trata:

Si bien la pulseada recién empieza y el iceberg (parece ser lo suficientemente grande como el que hundió al Titanic) solo nos deja ver su punta temible, todas las señales indican  (por más que materialmente falta mucho para el 2015) que la ingeniería del gobierno maneja con precisión de relojería los tiempos de la política mostrando sus necesidades por adelantado; parafraseando a Pascal, "el poder tiene sus razones que la razón desconoce”. Así Argentina nos muestra la realidad con crudeza, en donde la oposición carece de líderes, imaginación y propuestas para construir alternativas al poder actual, dejando solo al gobierno la difícil responsabilidad de “salvaguardar” una democracia renga  que le cuesta consolidarse en el tiempo promoviendo a nuevos dirigentes políticos que la proyecten como la herramienta indispensable de la construcción social de todos los argentinos. Como consecuencia de esta anomalía, al igual que cualquier organismo vivo, todo lo que no se puede expresar en el afuera se vuelve inexorablemente hacia adentro; así, la disputa por construir alternativas, se produce adentro del peronismo y más precisamente en las entrañas mismas del poder.

No es azaroso entonces que desde algunos sectores del gobierno nacional, surja ahora la idea de debatir e instalar en la opinión publica, la necesidad de una reforma constitucional. Esto obedece a una premisa fundamental del oficialismo ya que sin reforma, el Kirchnerismo no tiene candidato genuino (que garantice la continuidad del modelo) para el próximo período presidencial, recordando una vez más que en las cosas del poder, la sucesión es uno de los temas más serios y no se debe dejar que el azar lo resuelva.   

Si esto es así, pues entonces los tiempos no se adelantaron sino que están en armonía  con el objetivo que ha comenzado a trazar el gobierno de Cristina.
Una posible reforma constitucional, requiere el voto de dos terceras partes del Congreso Nacional que hoy en día el gobierno no posee; esto no quiere decir que no pueda negociar con la oposición para alcanzar el número deseado, pero en política nunca se sabe como reaccionará la oposición y mucho más si ésta, está siendo sometida a la mirada severa de la opinión pública que se encuentra expectante sobre su razón de ser; por lo tanto, todo apunta dentro del gobierno a querer garantizar por sus propios medios (aunque sea riesgoso en medio de importantes ajustes) el número necesario (si es que no se puede este año) en el próximo recambio legislativo que se llevará a cabo el año entrante (2013). 

El gobierno Kirchnerista se ha caracterizado por tener una metodología que recorre  permanentemente los umbrales  de los límites de la confrontación; es como el andar del cangrejo que avanza hacia adelante mirando para atrás rompiendo con sus viejas estructuras. En el frente interno avanza así, cuestionando a sus viejos aliados transformándolos en adversarios: primero lo hizo con Duhalde (su mentor) luego con el “viejo aparato peronista”, le siguió en la nómina el grupo Clarín, siguió con los aliados transversales, volvió con el “viejo aparato peronista” y la emprendió contra Moyano y grandes sectores del gremialismo y finalmente pareciera que caerán en la volteada, todos aquellos dirigentes que intenten tener la osadía de proyectarse hacia el futuro como posibles candidatos presidenciables que no sean de su signo ideológico; de esta manera, su discurso se configuró en línea con su objetivo inmediato: fue contra el imperialismo, contra el menemismo, los militares, la iglesia y sus representantes, la burguesía agraria, los medios de comunicación y los malditos periodistas, hoy la soberanía. 
Pero en esta impetuosa serie de confrontaciones se esconde la lógica del Kirchnerismo; el gobierno de Néstor y el de Cristina después, han sabido construir en este camino nuevos espacios de militancia que le son propios y ha cosechado otros tantos apoyos de sectores que están más acordes con su pensamiento político (que el que fue dejando en el camino) tal es el caso de numerosos segmentos de juventud que adhieren fervientemente a su “modelo político”; la vieja consigna tan esgrimida en los años 70 de que “el fin justifica los medios”  en este caso fue utilizada por los Kirchner para construir poder propio en su largo camino de confrontaciones hasta lograr un aparto propio que permita al gobierno depender lo menos posible de otros espacios políticos que no le son tan afines.
Sin embargo a este “movimiento” todavía le falta una última fase más que importante para serlo; un verdadero movimiento político es aquel que tiene la capacidad de mantenerse en el tiempo garantizando la continuidad de sus políticas sin sobresaltos ni alquimias; esto es la formación de un segmento dirigencial propio y leal que garantice la continuidad de las principales políticas iniciadas por el Kirchnerísmo (hoy el gobierno no lo tiene)
Por el contrario, la preocupación es tal que quienes tienen hoy alguna consideración electoral entre la gente y están adentro del propio gobierno nacional como es el caso de Scioli o el mismo Boudou (que ya no es Amado) hoy cuestionado por sus manejos poco claros  (que el propio gobierno intenta desgastar) no son precisamente quienes le ofrecen al gobierno la mejor garantía de sucesión al poder; es más, hasta diría que tanto el gobernador como el vicepresidente representan a sectores antagónicos al gobierno.
Esto explica la voracidad de ocupar espacios de poder de decisión y económicos en la extensa complejidad del estado nacional para condicionar a futuro cualquier contingencia desfavorable que el gobierno deba enfrentar (¿habrán decidido tirar a los viejos por la ventana? ¡Aunque algunos ya se están tirando solos!.  

Finalmente me quiero referir brevemente para destacar lo que me pareció más asombroso y que recién comienza. Este episodio se produce en el frente externo con amplia repercusión interna y es la escalada belicosa entre Inglaterra y Argentina por lo que nuestro país considera la militarización del atlántico sur en nuestras Islas Malvinas. Es indudable que ningún argentino bien nacido puede estar en contra del reclamo y devolución de nuestro territorio usurpado, (discusión mediante si se respeta o no la autodeterminación de los Kelpers) pero cuidado con estimular con excesivo énfasis sentimientos patrióticos si no se tiene la certeza de lograr algún resultado favorable en el largo camino de la recuperación de las islas ya que un nuevo fracaso en temas tan sensibles pueden despertar en mentes afiebradas sentimientos encontrados.
Si esto es solo una cortina de humo o el status de las negociaciones empeoran o retroceden, el gobierno puede pagar muy caro la osadía de haberse metido esta vez con las pasiones y sentimientos más caros de los argentinos.

VICENTE SCORDAMAGLIA