Artículo de Opinión
LA ÚLTIMA CRISIS
Por: Vicente Scordamaglia
Desde aquel
discurso en el Congreso de la Nación (inauguración del periodo legislativo
Marzo 2018) cuando el Presidente le dijo a los argentinos: ¡lo peor ya pasó! Han pasado tan solo cinco meses y hoy en día,
revocando su propio diagnóstico le plantea a toda la sociedad que: ¡estamos en emergencia! No queda muy
claro si el Presidente debe seguir confiando en esa vocecita que le dice al
oído estamos mal pero vamos bien (no sé si le suena) o que alguien le diga que
no lo escuche más porque ese que le sopla al oído es Drácula.
La verdad es
que todos esperaban algo más del último discurso Presidencial, más allá de la
cosmética realizada de cambios de nombres de algunos ministerios pero que en
realidad ahora son Secretarías y para ello se crea la Secretaría de Gobierno,
para contener a los mismos funcionarios salientes, vemos con desagrado que
estas actitudes ayudan a que se siga desdibujando la emoción con la que intentó
revestir su relato y me pregunto: ¿fue
real o solo fue una sobreactuación del Presidente en el intento de calmar las
aguas y dar señales al FMI y o a los mercados para disponer ante el presente
acuciante, mangazos que estaban previstos a futuro?. Achicar los ministerios
sin achicar el presupuesto de los mismos es una falacia más por la que el
gobierno terminará pagando un importante costo político en el corto plazo; en
realidad, el recorte que pide Macri es para el resto del país pero poco
esfuerzo se está pidiendo a la propia estructura de su gobierno, el ejemplo
empieza por casa decían nuestros padres.
Retenciones
para todos puede ser a simple vista algo justo, pero si alguien pasó el santo
de cómo el gobierno lo implementaría y ese dato llegó como dicen a los muchachos
que exportan cereales que apuraron sus exportaciones y con ello se ahorraron
unos cuantos morlacos, pues entonces la medida arrancó mal desde su origen, ya
que conlleva una nueva ventaja para aquellos que poseen información
privilegiada, ¿algunos amigos del gobierno?, vaya a saber.
La situación
amerita evaluar con urgencia el relevo de un grupo de CEOs (gerentes)
convertidos en funcionarios que condujeron al país hasta este descalabro,
convocar a funcionarios un poco más experimentados en turbulencias económicas
políticas y sociales es imprescindible, por suerte después de tantas crisis
vividas, abundan en nuestro país.
En el medio
de una crisis semejante como la que dramáticamente informó el Presidente y
donde una de las causas es cargarle la responsabilidad a la oposición con los
episodios de los cuadernitos del señor Centeno me pregunto ¿Cómo pretende que
muchos (políticos y empresarios) que se sospecha están involucrados en esas
causas lo ayuden a salir del infierno? ¿Estamos frente a una ingenuidad más de
este gobierno?
Es increíble
pero el Presidente y sus funcionarios todavía actúan como espectadores, miran
desde afuera como si no tuvieran nada que ver con la presente crisis y se
apuran a victimizarse haciendo responsables a los opositores que no los dejan
avanzar con el plan de gobierno que es el mismo que requiere el organismo
internacional (FMI) que conoce una sola
fórmula: ajuste más ajuste y más ajuste.
Por ahora lo que se ve del nuevo orden
planteado por el gobierno nacional para salir de la última crisis como la denominó en su discurso, son todas medidas
recaudatorias y pocas o ninguna medida destinada a estimular la producción y el
trabajo. En este sentido la constante devaluación de la moneda argentina por
efecto de la evolución del dólar, impacta directamente sobre un sector clave en
la economía nacional: ¡la clase media!.
En los mil días de gestión de la administración gobernante, no se les ha
escuchado otras propuestas más novedosas que: si se puede seguir recortando, si
se puede seguir achicando si se puede seguir echando trabajadores a la calle,
si se puede seguir subiendo las tarifas de los servicios públicos, si se puede
seguir pidiendo esfuerzos a los trabajadores y sus familias. Hasta los mejor
intencionados se preguntan ¿Cuándo paran de ajustar muchachos?
A partir de
alguna información que se filtró en los medios de comunicación en medio de la
crisis que alcanzó su máximo clímax entre sábado y lunes pasado, el presidente
se hizo tiempo para jugar paddle, un partidito al fútbol y ver a su cuadro
favorito, estos actos de recreación legítimos por parte de un Presidente,
contrastan decididamente con el dramatismo que intenta interpretar el
Presidente en sus últimos discursos.
Es
importante que el ingeniero Macri deje de ser un Presidente ausente para asumir
decididamente el rol político que corresponde. Profundizar el ajuste como único
camino posible para resolver la presente crisis, no es el camino indicado para
un pueblo que viene soportando desde hace dos años y medio una sucesión de
recortes de su poder adquisitivo y falta de de trabajo; en realidad, frente a
la magnitud de la crisis económica que vive el país, todos esperaban una amplia
convocatoria del jefe de estado a todos los sectores más representativos del país
para buscar con sus aportes, nuevos consensos y con su participación, buscar juntos las medidas
indispensables para despejar el camino del enfrentamiento constante y avanzar
hacia la concordia nacional que ofrezca mejores condiciones para enfrentar el crucial
momento que vivimos los argentinos.
En este
sentido, el gobierno nacional, deberá desalentar de una buena vez a personajes
que lo único que aportan es nafta para apagar un incendio que se extiende
peligrosamente por todo el territorio nacional; si la Diputada Carrió busca
adrenalina para ser feliz no hace falta crear una crisis nacional: ¿no le
alcanza para ello con su propia crisis existencial?
Finalmente,
mientras la crisis está en pleno desarrollo y nadie la gobierna, los
principales referentes de la oposición incluidas las centrales de trabajadores,
ocupan la mayor parte de su tiempo en tupidas reuniones advirtiendo que si esta
crisis no es la última y no se corrige el rumbo de la política económica,
nuestro país sufrirá las consecuencias más dramáticas de su historia
democrática.
Para los
argentinos entonces, solo queda esperar que la dirigencia esté a la altura de
los acontecimientos para poner mesura en sus acciones y evitar así, un caos
generalizado en nuestro país.
Las crisis son oportunidades para corregir y
crecer, pero cuando son recurrentes y se vuelve una y otra vez sobre las mismas
complicaciones se transforman en una patología difícil de resolver.