martes, 17 de julio de 2012

ES LA LUCHA POR EL PODER LO QUE EXPLICA ESTA LOCURA


ES LA LUCHA POR EL PODER LO QUE EXPLICA ESTA LOCURA

La escalada de conflictos que vive nuestra Nación tiene la turbulencia del viento que (al igual que una gran tormenta) obedeciendo a sus propias leyes, desparrama en el ambiente, aquellos elementos (desprovistos de resguardo) que no están bien afirmados sobre la tierra. Así sucede con los viejos aliados del gobierno nacional (desprotegidos por el poder) apurados por los tiempos de crisis que corren, no reciben los fondos necesarios para administrar sin sobresaltos sus economías provinciales, altamente deterioradas y dependientes del poder central. Por otro lado, tampoco se puede distribuir lo que no se tiene como patrimonio propio, (o lo que se escamotea con fines de extorsión política), por ello el gobierno nacional prefiere instalar tropa propia en lugares estratégicos antes que seguir negociando con aliados, que, a la hora de entregar su apoyo incondicional cobran un importe elevado por una “prestación” que tiende cada día a ser mas escasa; es que los mismos sujetos del servicio de la vieja alianza que viene sosteniendo al gobierno desde hace nueve años, comienzan a rendir cuentas ante el soberano, del dispendio que significó el “modelo” Kirchnerista.

La larga lista de ex aliados que la implosión Kirchnerista viene dejando afuera del “reparto” de favores, tiene su correlato en la actual embestida que realiza la Casa Rosada sobre dos dirigentes que otrora fueron un puntal para el ascenso y armado del poder de Néstor y Cristina: Scioli y Moyano, considerados estos como los mas peligrosos oponentes que debería enfrentar el oficialismo el año entrante (año electoral) si es que estos decidieran proponerse como alternativa al poder actual.

Reflexionemos sobre esta hipótesis:
El camionero podría ganarles la calle (sumando masa crítica), convocando a los distintos sectores enfrentados con el gobierno argumentando una abultada lista de reclamos, en cambio Scioli, exhibe una alta consideración en la expectativa de la gente que lo transformaría casi inmediatamente en una alternativa válida en la actual orfandad dirigencial que no acierta a construir un espacio de coincidencias comunes con miras al reemplazo institucional del 2015.
Estos dos componentes podrían transformarse en una nueva alianza electoral; si a esto le  sumamos el impedimento institucional que tiene Cristina para presentarse a una nueva candidatura presidencial y la carencia de relevos en sus filas que continúen con el proyecto presidencial, le dejaría al gobierno una sola posibilidad, ganar por un amplio margen las elecciones legislativas del 2013 con el único objetivo de modificar la Constitución Nacional.

Así como los estrategas militares que eligen donde y cuando dar la batalla final, el gobierno en este caso con la certeza de que Scioli- Moyano son los próximos enemigos, decidió acelerar los tiempos de confrontación en un año (2012) no electoral para desgastar (mezquinando los recursos a la provincia y dividiendo a la CGT) al único frente posible que podría capitalizar el creciente descontento social dejando el camino libre de posibles opositores.
En cambio el Sciolismo, decidió esperar (aguantando la embestida) al 2013 pensando poner en aprietos al gobierno antes de romper definitivamente la sociedad con el claro objetivo de ser la opción presidencial en el 2015.

Sin embargo, esta ingeniería política puede tener un correlato impensado para ambos contendientes incluso en algunos casos con peligrosa proyección nacional.
En el primero de los casos surgen algunos interrogantes que el gobierno podría estar evaluando en caso de seguir con esta operatoria de desgaste y sus posibles riesgos:
¿Creerá el gobierno que esta embestida contra uno de sus principales apoyos (Daniel Scioli) en una provincia  repleta de necesidades y con una compleja trama política de intendencias puede dejar al gobierno indemne de responsabilidades en la hipótesis de un eventual estallido social en esa provincia?
¿Especulará el gobierno con la posibilidad de que eliminando a Scioli, y en caso de que no le alcancen los diputados propios para la reforma constitucional que habilite a la presidenta a un nuevo periodo presidencial podrá instalar algún otro candidato que no sea Cristina?
¿A cuántos gobernadores con la misma situación parecida a la de Scioli puede arrastrar esta turbulencia impensada faltando 3 años para el recambio institucional?

En el segundo de los casos las dudas no son menos complejas para resolver, echémosle una mirada:
¿Cuánto tiempo le queda a Scioli antes que la opinión publica lo catalogue de tibio (frente al intenso castigo y provocaciones que recibe a diario de Cristina y sus funcionarios) y comience a retirarle el apoyo?
¿Cuánto tiempo le queda a Scioli antes de que el PJ disidente comience a encolumnarse de nuevo frente a la incertidumbre política de no poder armar una alternativa de poder?
¿Qué margen político le quedaría a Scioli si en su provincia la situación se torna ingobernable y lo obligan a romper lanzas antes de tiempo?

Hasta aquí me he planteado alguno de los interrogantes que se desprenden de una hipótesis de pensamiento que con el correr de los acontecimientos tienen día a día mayor verosimilitud, lo cierto es que en el medio de esta lucha por el poder que se ha desatado en Argentina se encuentra el pueblo con un sinfín de conflictos y demandas insatisfechas y bien podría una vez más como en el pasado, descreer de los políticos agregando un acelerador al conflicto que suele potenciar la incertidumbre de los pueblos.
Así como está planteado el escenario, "es la lucha por el poder la que explica lo que sucede en Argentina".
Al gobierno nacional ya no le alcanza con los discursos cotidianos de la presidenta ante el futuro incierto que comienza a configurarse.
Y a la oposición la realidad le corre una carrera contra reloj si es que quiere ser alternativa en el 2015. 
Toda la dirigencia debería saber a esta altura de nuestra historia política, que el derecho a representarla se dirime en la calle y la legitimidad se gana en las urnas.

Me parece que esta historia ya la viví.
Decía Einstein para definir la locura:
“Loco es aquel que realiza siempre lo mismo y espera resultados diferentes”
¿Estaremos todos locos? 

VICENTE SCORDAMAGLIA