miércoles, 19 de septiembre de 2012

IDEOLOGISMO RECARGADO

IDEOLOGISMO RECARGADO

“Cuando no se consigue esclarecer el contenido estratégico de las acciones, cuando éstas aparecen como un medio que solo sirve a fines determinados y son la expresión de una creencia de grupo o facción político, recién allí es preciso preguntarse por la ideología de los actores”

Y si, parece que Cristina quiere que todo el día los argentinos estemos hablando de ella; no para de echarle leña al fuego para mantener la llama ardiente de un discurso en el que su dialéctica (no porque no sepa o no pueda, sabe como hacerlo mejor) tiene la profundidad de un charco.

Luego de que la Presidenta termina con su monólogo cotidiano existen en Argentina una cantidad de repetidoras (a favor y en contra) que se dedican a reproducir y multiplicar sus palabras en cuanto programa existe de: política, opinión, fútbol para todos y noticieros de nuestro bendito país que asiste absorto ante este exceso de diatriba patológica. Claro que con este fastidioso acto de verborrea la Presidenta le marca la agenda política a toda la Nación, obligando a la oposición y críticos a su gestión, a permanecer dentro de un corralito del cual todavía nadie consiguió más que manifestar críticas a sus dichos ligeros de contenido.

Su palabra llega como si fuera el mensaje de un profeta que viene a bendecir a los buenos Cristinistas que practican su dogma a ciegas y a maldecir a aquellos herejes que cuestionan su decir, como si fuera este la llegada de la palabra revelada del nuevo credo kirchnerista que cambiará nuestro país y el mundo en su conjunto.

En esta metodología, nada se pierde todo se transforma en una acción revestida de épica ¿revolucionaria? encaminada a fortalecer el “modelo” del siglo XXI que “enseñará al mundo de la política cuál es el camino para construir un país progresista con libertades plenas y derechos para todos los argentinos, sean estos de cualquier condición social”.

Así como los antiguos conquistadores de nuevos territorios que estaban en manos de sus legítimos dueños (los originarios del lugar) los invasores borraban todo vestigio cultural a su paso, (quemando todos sus rastros escritos, simbólicos, religiosos, culturales e históricos del pasado que les otorgaba su identidad) así hoy el Kirchnerismo intenta borrar el pasado de los argentinos construyendo un relato sesgado de nuestra historia sin medir ningún riesgo por parte de los autores del relato, cuando deciden ir por todo y desconocer una ley elemental de la comunicación que dice: “todas las lecturas épicas cuando son mezquinas, tienen grietas que los constructores de leyendas no pueden ocultar” por más que lo intenten manipulando todos los medios a su alcance.

En la política concebida como ciencia o como arte (para el caso tanto da) siempre coexisten dos planos: relaciones por el poder y relaciones por las ideas. Algunas personas se conectan con la política atraídas por el poder, otras lo hacen por las ideas.

En este mismo sentido, la política tiene lo bueno de compartir el destino con tipos geniales que entregan todo por ideales para construir un mundo mejor para todos, pero tiene también lo peor de la escoria humana que anida dentro de ella, sujetos miserables que no se detienen ante nada para sacar provecho en beneficio propio.

Todo dirigente conoce esta regla de antemano (allí cuando se ve aguijoneado por el bichito de la política) con la que tendrá que lidiar a lo largo de toda su militancia activa.

La obsesiva persistencia de transitar el camino de la confrontación para dirimir nuestros conflictos, nos retrotrae a un pasado que como demuestra la realidad cotidiana, todavía no fueron saldados; hay quienes se dedican (como diría en su libro Vicente Palermo) a echarle “sal en las heridas” para mantener la llaga lacerante; la provocación y la respuesta agraviante es el menú preferido de quienes no entendieron que la mayoría de los argentinos aspiramos a construir una sociedad unida, en paz y mejor cada día a pesar de los desafíos que nos depara el futuro. Tomar conciencia de esta voluntad compartida por la inmensa mayoría de los argentinos, es comprender definitivamente que cuanto mayor sea el grado de desarrollo de la conciencia alcanzado por los integrantes de nuestra sociedad, así será la vida colectiva en ella.

Los recientes acontecimientos verbales entre oficialismo y sectores que están disconformes con la gestión de gobierno, alarman sobremanera por su inusual agresividad. Los tiempos institucionales que faltan hasta las próximas elecciones ameritan que todos los sectores reflexionen sobre los perjuicios que podrían infligirle a la Nación si la escalada verbal traspasara los límites de la intolerancia generadora de aterradores males en otros tiempos.

La marcha realizada por una expresión de la sociedad ha comenzado a establecer un punto de inflexión entre el poder político y la sociedad que no encuentra canales de representación en el arco opositor; mientras que en el oficialismo los sectores que marcharon son catalogados como destituyentes u otros calificativos ofensivos por parte de sus funcionarios que no hacen otra cosa que estimular el odio entre sectores produciendo una peligrosa división en nuestra sociedad promoviendo viejos enfrentamientos.

Si el hombre es como decía Maquiavelo: “el egoísmo es el motivo más poderoso de la conducta humana, el deseo de ventajas personales sería mas fuerte que toda consideración moral y el hombre preferiría ver morir a su padre a perder su fortuna” entonces estaremos una vez más frente al abismo; si por el contrario nuestra sociedad se empeña en incorporar a su patrimonio cultural el conjunto de nuestra historia y las luchas por su emancipación sin importar el tinte ideológico de sus impulsores entonces podremos aspirar algún día a creer en un futuro mejor.

VICENTE SCORDAMAGLIA